Han pasado cuatro años desde la tormenta que lo cambió todo. Cuatro años desde aquella noche donde las balas, los gritos y el fuego separaron lo que parecía indestructible. Megan sobrevivió. Pero no salió ilesa. No cuando la persona que más amaba, Bill Kaulitz, la miró después del accidente... sin reconocerla.

El golpe le robó sus recuerdos. A ella, su vida entera.

Desde entonces, Megan desapareció del mapa. Cruzó fronteras, cambió de país, de idioma, de rutinas. Se convirtió en un fantasma, alguien que observa desde lejos, alguien que aún sueña con una voz que la llamaba "mi tormenta". Vivió en Europa, trabajó de lo que pudo, y cada noche trataba de convencerse de que había hecho lo correcto al irse. Porque si él no la recordaba... ¿qué sentido tenía quedarse?

Pero el destino nunca deja historias a medias.

Florian, su mejor amigo, está por casarse con Georg, y la boda será en Berlín. Megan acepta regresar. No por Bill. No por lo que fueron. Sino porque ya no es una adolescente y ha aprendido que la vida no siempre ofrece segundas oportunidades... pero si alguna vez lo hace, hay que estar lista para tomarlas.

La banda Tokio Hotel sigue en lo alto. La gira Humanoid fue un éxito, Bill volvió a los escenarios, a las entrevistas, a la música. Todo parece perfecto desde fuera. Pero detrás del maquillaje, los focos y las cámaras, hay algo vacío. Algo que él no puede explicar. Una especie de nostalgia sin nombre. Un rostro sin historia que aparece en sueños.

Y entonces la ve. A ella. A Megan.

Ya no es la chica nerviosa de 17 años. Ahora es una mujer segura, con mirada fuerte y heridas que ha aprendido a ocultar con sonrisas. Pero en sus ojos sigue viva la misma ternura, la misma luz que alguna vez lo enamoró.

Él no la recuerda. Pero su corazón sí.

Ahora Megan deberá decidir si luchar por un amor que parece perdido... o dejarlo ir del todo.
Después de todo, ¿cómo se reconstruye lo que ni siquiera se puede recordar?