03
Era una bestia insaciable.
Wakasa se estaba volviendo un adicto al sexo con él alfa, ya no se trataba solo del celo y su estado animal, ya era algo que tenía él chico.
Luego de tantas sesiones, nuevamente estaba encima del peli negro, apoyando sus manos en el abdomen del alfa para dar sentones profundos, disfrutandolo con muchas ganas como la primera vez. Estando un poco cansado su destinado se dio la tarea de hacerlo él mismo.
Pronto tuvo su orgasmo corriendose en el pecho del contrario, logrando sentir como era llenado hasta el borde soltando un gemido; se acostó a un lado de Shinichiro respirando agitado, pero fruncio el ceño y le dio la espalda al alfa.
Una parte del Sano se sentía utilizado pero no dijo ni una palabra dejando que el omega dominante.... Pues, lo domine. No le molestaba ni un poco pero sentía esa inseguridad, algo casí imposible en un alfa, pero para uno que fue constantemente rechazado era entendible.
Giro la cabeza para ver la espalda de Wakasa con unas marcas de chupetones y mordidas, pero ninguna cerca de su cuello. Estaban unidos pero no por la marca del alfa. Beso la nuca del peli blanco y se sentó sacudiendo su cabello, se encontraba exhausto y sasaciar a su compañero no es sencillo, sin embargo, quedó dormido luego de todo el sexo y ser llenado en su interior.
Teniendo la responsabilidad de su taller por lo que se levantó buscando su ropa por toda la casa, le gustaría quedarse un rato más con él chico pero ya había cerrado la tiendo casí una semana y media, debía volver a casa y ver como andaban sus hermanos menores y abuelo.
Con pena uso la ducha y el shampoo del omega, tenían olores sutiles y casi neutros, ya había venido antes al departamento del Imaushi pero ahora se daba cuenta de las señales que marcaban en grande que era un omega.
Se cambió con la ropa que le trajo Takeomi y dejó las demás prendas alrededor de Wakasa para que se sintiera seguro, se tomó el tiempo para recoger un poco el desastre que hicieron, y antes de irse dejó un vaso de agua junto unas pastillas en el mueve que estaba a un lado de la cama. Se despidió dejando un beso en la frente del joven.
—Volveré, te lo prometo—le susurro en el oído acariciando el cabello blanco, saliendo por fin del departamento para ir a su taller
Una vez se fue Shinichiro, Wakasa abrió los ojos tocando su cuello con pésame. No importaba cuantas veces lo hacían, nunca logró que lo marcara aunque le mostrará la piel de su cuello y se lo suplicara.
Necesitaba un trago con un buen amigo.
Con fuerza de voluntad se levantó de su cama, teniendo todo el cuerpo al desnudo y luces apagadas sin pasar ni un solo rayo de luz gracias a las obscuras cortinas de la habitación, camino hasta su baño y abrió la llave para calentar el agua, antes de entrar regreso a su cuarto buscando ropa.
—Vacío...—susurro para sí mismo. Ahí metido en la tina con unas cuantas burbujas por el jabón, sin mover ninguna parte de su cuerpo—Si tan solo... —se hundió en el agua con los ojos cerrados, esperando quien sabe que de su acción.
Sin aire salió para poder respirar, escupiendo el agua que entró por su boca.
Teniendo la misma rutina se cambió mandándole un mensaje a su amigo Benkei para reunirse a tomar, guardo el celular en su pantalón junto a su billetera y ahí vió desde la puerta el vaso de agua junto a la pastilla.
....
Estar sentado en una cantina mayormente de alfas reunidos no era la mejor idea para un omega, es uno de los peores lugares ya que podrían drogarlos o hacerles daño, pero para Wakasa le era indiferente.
Le gustaban las bebidas.
Acariciaba la manga de la chaqueta que pertenecía de Shinichiro, ahora con su aroma impregnada de tanto que la usaba por ser su favorita; en la barra se encontraban unos vasos de cristal sin una gota de líquido.
—No pareces estar en tus mejores condiciones—exclamó una gruesa voz a sus espaldas, tomando asiento a su costado—Es grave, parece que llevas tiempo aquí.
Sonrió de mala gana, moviendo perezoso sus ojos para ver al chico moreno que le entregaban su primer bebida.
—Oye, Benkei, ¿crees que soy lindo como omega?—pregunto directo, dando ligeros giros a su vaso. Conocía al chico y su sinceridad, si habría invitado a Takeomi este le diría que siguiera intentando tener algo con el Sano, pero esta vez dudaba de que podría lograrlo apesar de esas noches juntos.
—¿A que viene esa pregunta Waka?—alzó la ceja confundido, no esperaba para nada eso pero tenía la sospecha.
—¿Un alfa sería capaz de querer a un omega que no puede tener hijos?—insistió a que respondiera.
—Tú.....
En ese momento él más bajo saco unos papeles doblados y se los entregó a su compañero, este simplemente los tomó y los leyó.
—No puedo tener hijos—completo lo que quizo decir el moreno, dejando impactado a este que leía cada palabra de una hoja específica—Las posibilidades son nulas, una en un millón.
Se quedaron en silencio.
Por respeto creyó él Imaushi, bebiendo lo último de su vaso, perdido y con una mirada pacífica sin notarse afectado... O eso quería mostrar desde que salió del hospital en la mañana cuando se enteró de la noticia.
En realidad solo iba para ver si podían confirmar si estaba embarazado, tenía las esperanzas de que si y no que le soltaran esa noticia tan de golpe, la doctora parece que no le importó mucho decirlo ya que no tenía marca de algún alfa, bueno, ser más empática hubiera sido más agradable.
—Omega, alfa o beta, tú no conoces la palabra de fealdad ni rechazo—trato de animar al peli blanco, regresando los papeles médicos—Vamos a comer, aquí la comida es horrible—murmuro por lo bajo levantándose y pagando.
Wakasa agradeció que Benkei no tocará el tema, o talvez si quería saber si un alfa lo amaría sabiendo que no podría tener hijos, sin embargo, siguió a su gran compañero aún sin apetito.
.....
Luego de pasar toda la tarde con su amigo, de muchas bebidas y estar al borde de vomitar llegó al taller del alfa, arrastrando los pies mientras toca la puerta, tambaleándose de izquierda a derecha un poco desorientado sin estar del todo consiente a donde había ido, solo dejándose guiar por instinto o necesidad.
Beber con Benkei era lo mejor para olvidar cosas, el hombre podría tomar litros de alcohol y se veía lúcido, no como él que tras unas cuantas botellas ya tenía las mejillas rojas y mucho sueño.
Tenía que mandarle un mensaje después a su amigo por dejarlo sólo. Sabía que no lo dejaría ir si le decida a donde iría.
Cuando la puerta se abrió se mostró a un Shinichiro preocupado al verlo, estar desaliñado no era común en Wakasa, rápido lo revisó por si estaba herido o marcado por otro alfa, se noto su alivio pero duro poco.
—Son las tres de la madrugada, ¿qué haces en la calle y alcoholizado?—más que una pregunta era un regaño.
—Te amo. Se mi alfa, Shinichiro—confeso directo. Ya no podía guardar más ese sentimiento y dolor en su pecho, él lo queria.
Y antes de que pudiera responder giro para vomitar, siendo auxiliado rápido por el más alto que soltó un gritito de la impresión y saliendo del shock.
Ninguno espero que eso pasará en un momento tan emotivo.
Luego de unos minutos el peli negro limpio la boca del omega con su playera blaca sin importarle que se manche con los restos de vómito.
—¿Mejor?—pregunto acariciando la espalda del chico ya más tranquilo—Vamos adentro, aquí afuera hace frío.
Wakasa fue ayudado a entrar al taller, yendo a la pequeña habitación que tenía, dejándolo sentado en un mueble mientras que el alfa se quitaba su sucia playera para ponerse una nueva.
Ambos estaban pensantivos y en silencio. Pensaban lo mismo.
La confesión.
—Yo... No sé que decir—rompió el incómodo silencio, extendiendo un vaso de agua al más bajo.
El omega jaló una sabana de la cama para rodearse con ella, aceptando el vaso que le daba el contrario, sentándose alado de Wakasa mirando a otro lado.
—Normalmente, aceptas a la persona o la rechazas—murmuro despacio, acostándose en el hombro del cálido alfa tan atento que no se negó a su contacto físico. Suspiro para seguir hablando—Me haces dudar Shinichiro. Soy sincero con lo que siento, nunca podría estar con otro alfa que no seas tú, no sé si mi celo te haya confundido con lo que sientes por que al final de todo eres un alfa que encontró a un omega afectado por su celo tan intenso...
Talvez debería aceptarlo. El alfa lo quería pero puede que no como una pareja permanente, eso explicaría por que lo ayudó en esa etapa de calor pero se negó a marcarlo, aunque fueran destinados no significaba que podría rechazar al omega.
Quería darse una auto respuesta para lo sucedido.
—Mentira. Eso no es lo que me pasó—negó repetidamente Shinichiro guardando la calma—Estaba desesperado por morder tú cuello y estar juntos, pero primero quería que estuvieras en tus cinco sentidos antes de hacerlo real, me sentiría egoísta si lo hubiera hecho sin tú permiso verdadero y no por el celo. Estar unidos es algo significativo e importante para mí, necesitaba que estuvieras lucido
—Así que era eso...—susurro sonriendo.
Shinichiro nunca dejaba de impresionarlo.
Lloró en silencio guardando todo el dolor que le provocaba su omega al no entender por que no lograba tener esa preciada marca, teniendo en mente que aun que lo consiguiera nunca podría formar una propia familia.
—Deberíamos dormir, mañana quiero que salgas conmigo a unos lugares—dijo el peli negro acariciando la espalda de Wakasa que de a poco iba cerrando los ojos—Con gusto aceptaré ser tú alfa...
Su cansado día había llegado a su fin.
Él Sano lo llevó a la cama y lo acostó a su lado para abrazarlo, de inmediato se acurrucaron juntos mientras las manos del alfa acaricianba la cara del omega con una hermosa delicadeza.
Nadie más que él llegaría a la altura de apreciar la radiante belleza de Wakasa.
Deseaba pasar incontables noches con aquel chico que sin darse cuenta le había robado el corazón desde mucho, oler su aroma dulce y formar la familia que quería, por que sí, Shinichiro le encantaría tener unos pequeños niños correr por la casa y que fueran criados con mucho cariño, eso dejaría orgulloso a su alfa. Ver crecer a sus cachorros con el amor de sus dos padres y no ser destruidos por la falta de esas dos figuras paternas. Su corazón se inflaba de solo pensarlo.
Beso la mejilla del Imaushi, durmiendo también de manera gustosa.
....
Para la mañana el peli blanco ya se había ido.
Asustado al no sentir la presencia de Wakasa lo alteró, buscando rastros del chico que desapareció de su taller.
El teléfono sonó.
"¿Cuál es el plan?"
Corto y directo. Dejó a Shinichiro más tranquilo y con el alma en su cuerpo, sabiendo que estaría en su casa posiblemente arreglandose.
"Rose garden, en dos horas" contestó con una sonrisa, dejando el teléfono para buscar ropa limpia, tenía que ir a la casa de su abuelo después y darse un baño antes de salir.
Al escuchar de nuevo el sonido de notificación salto para tomar el aparato emocionado por ver que respondió.
"¿Shibuya?"
Hay varios parques al rededor de Tokio, se sintió como un tonto al no haber aclarado, le escribió que sí y terminó la conversación.
Quería impresionar al omega pero dudaba que lo logrará sabiendo que este ya lo conocía casí a la perfección, no obstante, nada le impidió ir bien arreglado.
"Si, justo en la entrada"
Ya no recibió más mensajes. Necesitaba ayuda urgente de un profesional.
Emma. Su hermana menor.
No confiaba en nadie más que su pequeña hermanita para esa cita.
Al llegar a la casa tradicional su abuelo lo felicito por conseguir una cita con alguien, en cambio Manjiro se rió pensando que era broma, pero Emma le sonrió con emoción, siendo arrastrado por los dos niños a su habitación para buscarle un atuendo perfecto para su primera salida oficial con un omega sin ser rechazado.
—Wakasa-san es súper genial, entonces debes verte el doble de genial—sentenció el niño sentado en el sillón del cuarto de Shinichiro—Pero eso es imposible, no hay nadie más genial que él.
—¡No digas eso Manjiro!—lo regaño la fémina, siendo la décima vez que reprochaba al mencionado—Shini-nii irá preparado.
Primero fue obligado a tomar un baño, con la excusa de que le apestan los pies, cigarro, entre otras cosas que no tenían ningún sentido.
Emma fue muy considerada en peinarlo... Pero no quita que le pasó el cepillo tan fuerte que parecía arrancarle el cabello.
—¿Lo llevarás al parque de las rosas? ¡Eso es repugnante! Mejor vayan al cine y vean esa nueva película con muchas explosiones y sangre—grito Mikey quejándose.
—Dices eso por que tú quieres ir a ver esa película, aparte, no es para niños—le golpeo la frente al rubio con la palma de su mano.
Majiro infló las mejillas quejándose entre dientes.
—Hermano, ¿cómo lograste saber que Wakasa-san era tú destinado?—quizo saber Emma con curiosidad.
Una buena pregunta. Pero sentía vergüenza de si mismo y su lento descubrimiento, no quería contarle a los niños esa historia, todo fue gracias al Imaushi y su gran paciencia.
Pero...
—Es cálido, siempre lo fue a mí lado.
La respuesta fue más confusa para ambos infantes, y el corazón del peli negro golpeo su pecho con fuerza, sonriendo débil pensando en el chico.
Realmente se veía a lado de ese hombre, enfrentando toda adversidad en el futuro, formando algo puro y sincero, esperando a ser viejos con unos nietos a los cuales le contaría historias de la gran suerte de conocer al omega más increíble de su época.
Justo ahí, delante de él, estaba Wakasa Imaushi. Regalandole una sonrisa con un palillo de dulce en un boca, rodeado de bellas rosas viéndose lo más hermoso y magnífico del mundo.
Esperando y deseando con ansias pedirle que un día fuera su omega....
Día que nunca llegó.
Fin.
El inicio de un amor que apenas se creaba y tan pronto como llegó se fue.
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🥀
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