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01

Advertencia a recalcar: Esta es una historia con contenido adulto, si eres menor debes ser consiente de ello.

¿Cuál era su problema?

¿Estaba tan ciego que nunca notaba sus más preciados sentimientos?

Años de conocerse y nunca lo contempló como su posible omega, eso le dolía ya que siempre trataba darle a entender sus deseos con su persona, pero es un idiota al que siempre iba tras las chicas omegas y estas lo rechazaban, lamentablemente y para su mala suerte así se enamoró, de ese idiota.

Justo ahora iba a su taller para ver su cara y apreciarla en silencio, tan obvio para sus amigos menos para ese chico que tenía una roca como cerebro.

No le sorprendía verlo charlar con una omega muy guapa y de estatura pequeña, como en ese momento, parecía tan interesada en su conversación y en el alfa que eso no le agradaba, debía interrumpir.

Se acercó en silencio al peli negro y con su dedo recorrió la espalda del contrario hasta llegar a la baja, ocasionandole un escalofrío y un grito al sentirlo, sonrió por su cometido.

—¡Wakasa!—exclamo sonrojado al verlo—¡No vuelvas a hacerlo!

Alzó sus manos en son de paz y retiro su paleta de su boca para darle una mirada coqueta a la chica que al verlo bajo la cabeza sonrojada y en sumisión; toda su vida lo trataron como un alfa y parecía uno, pero cuando apareció su casta se llevó la sorpresa de ser omega, y uno dominante, en un principio le molesto pero luego lo aceptó e utilizó a su favor para hacer grandes cosas, o así fue hasta que apareció Shinichiro, su alfa.

La conexión fue inmediata, pero él más alto ni lo sintió por lo distraído que era.

Claro que le dolió que su alfa no haya reconocido a su omega, pero por orgullo tampoco le dijo nada y así desde entonces.

—Hola, soy Imaushi—se presentó sonriendole de lado a la chica.

Se podría considerar un don que los omega puedan identificarse entre ellos, le gustaba ya que los alejaba de Shinichiro cuando se ponía enfrente de este como si estuviera dejando en claro su posición.

—U-un gusto—habló retrocediendo, soltando ligeras feromonas de miedo.

Grave error.

—Oye, ¿estas bien?—cuestionó el chico al darse cuenta de su miedo—No te preocupes, no vamos a lastimarte—se apresuró a decir agitando las manos nervioso.

Shinichiro es muy buena persona que se preocupa por todos, se controlaba exelente pero con los omegas se ponía tan nervioso ya que no quería intimidarlos por ser un alfa. Y con mayor razón, la mayoría de alfas son crueles y muy violentos con los pocos omegas que existen en la tierra, los tratan horrible que ellos mismos preferían arrancarse la vida que ser lastimados por ellos.

Metió la paleta devuelta a su boca y oculto sus manos en los bolsillos de su pantalón fulminando con la mirada a la fémina que terminó por despedirse e irse corriendo por el terror, victorioso sonrió débilmente.

—No puede ser, se fue—comentó entre lamentos—¡Es tu culpa Waka-san, tu presencia como alfa intimida a las chicas!

Debía recalcar que al peli negro apenas le funcionaban sus neuronas como para darse cuenta que en verdad no era un alfa, por que nunca noto que era un omega, quizá sea por que podía ocultar muy bien sus feromonas a su antojo.

—Tengo frío, dame tu chaqueta—bramo demandante ignorando sus quejas hacía su persona—Sólo vine a visitarte, pero ya me voy, veo que no quieres que interrumpa tus coqueteos con las omegas.

Su ciclo de celo iniciaría entre esos días y debía prepararse como siempre lo hace, pero el aroma de incienso impregnada en la ropa de Shinichiro lo tranquilizaba y lo disfrutaba para pasar sus días encerrado sin contacto con la luz del sol.

Él mal alto con cara de póker se quito su chaqueta para dársela al peli blanco que se la colocó de inmediato.

—Aún no me devuelves las otras cinco que te preste—mencionó suspirando rendido—Si tanto frío tienes debiste haber traído la tuya, ¿qué no te molesta el olor de otro alfa?

Negó con la cabeza sin mucho intereses, inhalando el aroma del alfa para recordarlo, pero fruncio
el ceño al detectar otro olor un poco desagradable para él.

—Tabaco—murmuro arrugando la nariz.

Definitivamente no le gustaba ese olor, cubría el verdadero de Shinichiro.

—Fume un poco antes de que esa chica apareciera—aclaró raspando su nuca nervioso, se sentía regañado por su amigo de baja estatura que lo atravesaba con su mirada.

Suspiro rendido, teniendose que conformar con la prenda y las pocas feromonas del alfa.

—Mañana temprano viajaré a visitar a mis abuelos, no nos veremos en un tiempo—informó con una ligera mentira. La utilizaría para pasar su ciclo de celo tranquilo, por lo que ya no vería a sus amigos hasta dentro una semana o dos para fingir que estaba fuera de Tokyo.

—Oh, entonces ya no podremos salir los tres juntos.

Era difícil que todos pudieran quedar cierto día, cada quien agarro su camino como adultos, por lo que es más complicado todavía para juntarse a convivir como en su adolescencia.

Se despidieron y Wakasa regreso al departamento en el que vivía sólo, iría con sus padres pero no quería molestarlos ya que le gustaba dormir a altas horas de la noche y también le gustaba el espacio para si mismo.

Como una rutina ya creada encendió la televisión para no sentirse sólo y fue a la cocina para prepararse algo para comer, cuando sostuvo el cucharón vió el temblar de su mano, la ola de calor estaba llegando a su cuerpo.

Su celo había iniciado.

Lo más tranquilo posible apagó la estufa y se echo en el enorme sillón para hundir su cabeza en la chaqueta del alfa, ligeros gemidos salieron de su garganta exitado, su omega se siente confundido y engañado por tener la prenda y no al alfa, se retorcia de dolor en busca de lo que necesitaba urgentemente.

Respiro profundamente, se acomodo en el sillón y colocó la chaqueta en su cara que la dejó caer hacía atrás, bajo su pantalón junto a los boxers húmedos por el presemen y lubricante natural que producía y dirigió su mano a su miembro erecto, se masturbo en un vaivén sumergido en sus propios jadeos profundos.

Frustrado por detectar el olor a cigarrillo combinado con el de Shinichiro lanzó con desperacion la prenda, se suponía que podía pasar bien sus celos con tan solo su aroma, sin embargo esta vez no podría hacerlo como las veces anteriores. Su omega ya no era engañado con su truco.

Entre chillidos acabo en su habitación, recolectando las demás prendas que se terminó adueñando para esas fechas, la mayoría ya no tenían el rastro de su alfa e incluso estaban impregnadas con las suyas, aun así las junto para frotarse contra ellas.

Buscaba la liberación y no era sufiente su mano en su miembro, por lo que dirigió sus dedos hasta su entrada para meterlos de golpe imaginando que era otra cosa que deseaba desde hace tiempo; soltó un gemidos y sollozos.

Esa fue primera vez que lloraba queriendo a su alfa.

Ya sabía quien era y espero tanto a que lo notará, ¿era acaso que fingía no saberlo? ¿no quería a su omega?

Quizá a Shinichiro solo le gustaban las mujeres de piel perfecta y delicadas, y no los hombres secos y fuertes como lo es Wakasa.

Admitía que no cumplía al cien con los estereotipos de oemgas, pero se supone que a su alfa no debería importarle... ¡Entonces por que no lo reclamaba como suyo!

Estaba herido, como si no estuviera cumplido cierta cosa que lo inquietaba....

Despertó de su trance al escuchar que tocaban la puerta, su alerta se activo pensando que sería algún vecino alfa que haya detectado su celo, asustado chillo haciéndose bolita en la esquina del cuarto con todas las chaquetas de Shinichiro, buscando protección en ellas en un acto desesperado del miedo, la puerta de la entrada fue tocada con mayor violencia. No quería salir y menos en esas condiciones.

Los golpes de la puerta pararon y lo desconcertó.

—Wakasa... Soy yo, dejame pasar—una suave voz llegó a sus oídos como un eco.

Pronto a pasos temblorosos se recargo contra la puerta de la entrada gimiendo, conociendo a la persona detrás de ella y su voz, la cabeza se daba vueltas y la piel le ardía por el calor.

—Omega, abreme—ordenó el alfa sin la necesidad de utilizar su voz de mando, en realidad era una pacífica.

La distinta tonalidad de la voz lo hizo correrse, dejando que el líquido escurriera por sus muslos desnudos.

Sin esperar quito todos los seguros y abrió la puerta, apenas lo hizo unos brazos lo envolvieron y fue directo a su cuello olisqueando su aroma de dulces de leche, no perdió esos segundos para enredar sus piernas en la cintura del contrario y restregarse con el cuerpo ajeno buscando fricción y quedarse impregnado con las feromonas de incienso.

El peli negro seguía oliendo al omega sin poder creerlo; había estado inquietó por una razón y decidió visitar a su amigo antes de que se fuera de la cuidad, pero en media trayectoria sintió algo diferente, como si alguien lo hubiera llamado urgentemente, al final término a donde quería ir en un principio y presenció el leve chillido de miedo, había asustado al omega por los bruscos toques que le dio a la puerta apurado por verlo.

—Shinichiro-kun—exclamó más que contento por que el alfa estuviera con él.

—Perdón—se disculpó abrazandolo y liberando sus feromonas para tranquilizarlo—No quise asustarte.

El cariño y amor con lo que lo abrazaba era verdadero, aun cuerdo de lo que hacía como para hacer ese acto y cerrar bien la puerta mientras lo cargaba.

—Te perdono... —bajó del más alto, guiandolo ansioso a su habitación donde mantenía ese desorden de chaquetas y cama desentendida.

Lo había soltado. Shinichiro apenas se daba cuenta de la playera blanca que tenía que cubría lo justo, dejándole la vista de sus delgadas piernas y el líquido escurrir por sus muslos, cubrió su boca y nariz por la vergüenza al entrar en razón de ese detalle.

Era jodidamente excitante la imagen.

Wakasa se acostó en la cama masturbándose frente al más alto, gimiendo, metiendo sus dedos a su entrada más que ludricada que succionaba sus dedos mientras con la otra bombea su miembro, el celo no era del todo culpable de su vulgar actuar, deseaba tanto a ese alfa que le estaba dando una lujuriosa invitación a que lo poseyera en todas las maneras posibles y que lo aceptara como su pareja y omega. Liberó más de sus feromonas de dulces de leche por el cuarto, atrayendo nuevamente a Shinichiro para que regresara a ese estado con el cual lo recibió.

Embriagado por el intenso celo del omega que claramente lo deseaba, se dejó guiar por los instintos primitivos que trató de mantener escondidos para no asustar a las personas. Se subió arriba del Imaushi, tomando su cintura con fuerza para empujarlo contra su pantalón, haciéndole saber lo que provocó.

—Nunca imaginé verte así—habló observandolo con sus ojos obscuros inundados en el erotismo de ver el cuerpo de su acompañante—Ni siendo omega—pasos sus grandes manos por la remarcada "v" subiendo lentamente por la caliente piel, detallando con las yemas de sus pulgares el abdomen ligeramente marcado hasta llegar a su pecho que subía y bajaba por su respiración irregular al ser tocado por el alfa—Ni mucho menos debajo mío—masajeo los pezones de Wakasa que reaccionó entre gemidos.

Pegó sus labios al estómago del omega, pasando su lengua por el abdomen firme del peli blanco que se estremeció y tensó mordiendo su labio inferior para callar sus molestos gemidos que salían por la reacción producida.

—No lo hagas, por favor—pidió limpiando el pequeño hilo sangre de los labios de Wakasa—Déjalos salir—metió su dedos a la boca chico que no tardo en chuparlos.

El de menor estatura empujaba sus caderas contra las del alfa sintiendo todo el miembro viril ajeno que era cubierto por el pantalón, siempre decían que los alfa estaban mejor dotados sobre los demás en ese ámbito y ahora podía confirmarlo. Wakasa lo quería adentro.

Aún con sus ojos desenfocados y llorosos por la excitación le regaló una coqueta sonrisa a Shinichiro, mostrando su atrevimiento y mucho más de ello gracias al celo, su omega contento de tenerlo con él y no sus ropas deja al descubierto sus más íntimos pensamientos y deseos.

Más que perdido el peli negro bajo sus pantalón, no necesito decirle que abriera sus piernas, Wakasa ya lo había hecho en un lento movimiento para que bajara esa playera que cubría su intimidad. Si Shinichiro pensaba que ya no podía ser más excitante lo que hacía el omega él salía con nuevos gestos y movimientos que le volaban la imaginación.

—Aquí, justo aquí—paso sus brazos por sus piernas para levantarlas y darle todo el exceso—Rápido.

Hipnotizado término de quitarse la ropa y dirigió su pene a su entrada completamente lubricada por su intenso celo; oía los dulces gemidos que salían de su garganta complacido por ser llenado, encajando perfectamente y sintiendo como el omega se adaptaba a la magnitud de su falo, contrayendose de vez en cuando, dándole una mayor sensación que Shinichiro podría venirse. Sin darle más tiempo para acoplarse formo un suave vaivén, mirando por primera vez y disfrutando el como se veía su miembro perdido dentro de las paredes del chico, pues no imagino estar así con su "amigo".

—Más, quiero m-más—rogó entre sus ahogados gemidos él omega, soltando sus piernas que rápido se acomodaron alrededor del torso del peli negro y sus brazos lo atrajo a su cuerpo, enterrando sus uñas en la blanda piel del contrario—Alfa.

¿Cómo no seguir los pedidos de Wakasa?

Shinichiro entregaría cuerpo y alma por ese omega, sus órdenes y caprichos serían complacidos por él, ya lo había decidido, tonto fue al no darse cuenta antes. Aumentó las embestidas abrazandolo, pegando su pecho contra el de Wakasa, oyendo sus gloriosos gemidos en su oreja en todo su esplendor, con su cabeza hundida en su cuello y arañandolo desefranado; el alfa beso su mandíbula y cuello, bajando hasta llegar a su cuello donde se concentraba la mayor cantidad de sus dulces feromonas que salían sin parar.

Por el contrario del Sano, Wakasa no podía soportar más, desde que entró había encontrado ese punto que lo hacia sentir tanto placer, ya creía que estaba en el cielo con cada estocada y sabía que no tardaría en llegar al orgasmo preciado.

Inconsciente o no, habló—Cachorros—esa palabra salió de su boca en un susurro junto con un chillido, se había corrido pero no paraba de repetir la palabra sin dejar que Shinichiro intentara separarse—Nuestros. Cachorros.

Por unos segundos el más alto se asustó, no lo soltaba y en verdad se aferró más a él esperando su nudo. Wakasa estaba en celo, no había utilizado protección y el omega le pedía cargar con sus hijos, eran jóvenes, claro que quería cachorros... Pero no era el momento.

Hoy no—sabía que su respuesta lo había herido más de lo estaba en un principio cuando llegó, pero era por el bien de los dos; como pudo salió soltando un ronco jadeo al igual que el contrario, sujeto sus piernas y las levanto por encima de su hombro para posteriormente meter su masculinidad en medio de sus muslos, empujando rápido y chocando con el miembro de Wakasa dándole un extra a su sensible cuerpo por el primer orgasmo.

Sollozaba. Con una rara combinación de tristeza y excitación, lo había hecho sentir que él no llegaría a poder con esa responsabilidad de llevar a sus cachorros.

Lágrimas y más lágrimas salían de sus ojos sin lograr de dejar de soltar sollozos combinados con los gemidos.

—Perdóname, perdóname, perdóname—repitió Shinichiro al sentir el cambio de sus feromonas—Te amo, perdón por ser un ciego. Prometo que llevarás mis cachorros algún día, Wakasa—lloró igual.

Se habían corrido, logrando el deseado orgasmo...

Dejó caer sus piernas y lo abrazo dejando salir sus feromonas para tranquilizarlo, dándole todo su apoyó, aun estaban las altas posibilidades que si quedará embarazado, pero el sentimiento amargo que le dejó cuando le dijo que no era más fuerte para Wakasa.

Debía corregir su error de inmediato, no quería que el omega se sintiera inútil o se pusiera mal por ese error que cometió.

Retiro su playera y dejó el espacio libre de su cuello y hombro para el peli blanco.

Que los alfas marcarán a sus omegas era un tema normal para todos, pero cuando un omega lo hacía con un alfa era algo completamente diferente, simplemente era algo que no se veía seguido, pero para Shinichiro era importante, un lazo compartido era hermoso y bello cuando se compartía mutuamente, sus sueños eran "absurdos" pero es lo que le hacía desear tanto una bonita familia con un omega al que pudiera respetar y estar juntos eternamente como en las historias de finales felices; no espero que ese alguien con el que podría compartir su vida era Wakasa Imaushi, pero hasta eso le agradaba la idea de estar con él, ya se conocían y se llevaban bien.... Sería muy agradable poder salir y ser marcado por el y sus feromonas, aunque estas duraban dos o tres semanas por lo que tenía entendido, pero no importaba, podía hacerlo las veces que él quisiera y se lo permitiría.

Como un pequeño niños sus ojos se iluminaron, apesar de su cara no expresaba mucho más que esas lágrimas.

El más alto se sentó en la cama dejando al contrario en sus piernas.

Y así fue como Wakasa marco a Shinichiro, un alfa que le había dado el permiso para hacerlo.

—Idiota—bramo el peli blanco acurrucandose en el pecho de ese alfa que lo había estado volviendo loco.

Es y será un gusto saber si les gusta esta nueva historia.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🌿



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