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一Todos los estudios te han dado bien, Hyunjin-ssi.

La Omega permaneció con la cabeza gacha mientras su madrastra revisaba todos los papeles de los resultados.

No sabía muy bien el porqué, pero tampoco le importaba. Le parecían muy innecesarias todas las visitas al médico, exámenes y estudios que le habían hecho en ese día y medio, sin contar con las declaraciones juradas donde había mentido descaradamente a los policías; diciendo que no sabía dónde estaba, que no conocía a sus captores, pero no le habían hecho nada y la habían tratado bien, cosa que se respaldaba por los médicos.

一Nada de signos de ayuno, ni deshidratación, ni heridas, ni torturas psicológicas 一la mujer se paseaba con sus tacones, y el ruido le taladraba los oídos a Hyunjin一. Todo está correcto.

一¿Entonces vas a dejar de joderme?一respondió, ganándose una mirada de su madrastra, pero no la intimidó ni un poco.

一Veo que tu actitud de mierda sigue ahí 一la mujer juntó los papeles con brusquedad一. Ya veo porqué te dejaron ir, eres siempre tan insoportable.

Hyunjin no se contenía en responderle mal a nadie, y muchos de sus pretendientes habían sido testigos de lo grosera que era la Omega.
Algunos lo tomaban con gracia, como Yerim, y otros ni hacían comentarios al respecto, como Heejin.

Pero esos últimos días, en los que había vuelto al mundo real, estaba de peor humor que antes.

Sentía frío todo el tiempo, salvo su cabeza, que parecía arder del dolor. Aún utilizando ropa de abrigo y con la calefacción prendida, se sentía congelarse a morir, además de que sentía su cuerpo cansado, y pasaba casi todo el día en cama.

Nadie se había dado cuenta aún, pero no tenía energías ni para comer, aunque se esforzaba por tragar unos bocados, comenzaba a sentirse mal en poco tiempo; aveces terminaba con náuseas, lo que la obligaba a parar, y terminaba dejando el resto de la comida.

La última comida que había podido digerir correctamente, fue la poca que había recibido el mismo momento en que llegó a casa de Heejin. Desde entonces, se había mantenido casi únicamente con líquidos.

Incluso Heejin le había comentado que estaba pálida, aunque ella había respondido que era su tono de piel normal, mintiendo descaradamente.

Además de sentirse enferma físicamente, su loba no ayudaba.

Quería volver al lado de su Alfa, sentir su calor y su aroma, que volviera a tocarla, a besarla, o sólo escuchar su voz. Intentaba no pensar mucho en ello, porque sólo la hacía sentirse mal.

Su olor dulce se había apaciguado demasiado, dejando paso a un fuerte olor a tristeza que tenía preocupados a todos en la mansión de la joven Jeon.

Hyunjin pensaba que su madrastra también estaba preocupada por ella, sólo que lo demostraba con todas las visitas al médico que le hacían ir, creyendo que le "habían hecho algo" en los días que desapareció.

Acostada sobre su cama en su propio cuarto privado, del cual no salía ni para comer (ya que le traían comida), ni para ir al baño (ya que contaba con el propio), Hyunjin había comenzado a cerrar los ojos por el sueño.

Dormir era lo que más hacía allí.

Escuchó los tacos de su madrastra acercarse, pero no se inmutó.

Frunció el ceño al sentir los fríos y finos dedos de la mujer tocar cerca de su cuello, en su collar.

Escuchó un pitido y sintió como si le hubiesen quitado un peso de encima.

Hyunjin abrió los ojos para ver a su madrastra, que ahora sostenía el collar entre sus manos.

La Omega llevó sus manos hacia su cuello, tocando su piel. Su loba comenzó a mover el rabo, contenta, y una leve sonrisa se estiró en sus labios.

一Ya elegimos a la joven Jeon como tu prometida 一habló la mujer, metiendo el collar en su bolso, para luego enganchar el mismo en su hombro一. Es de mala educación esconder el cuello a tu Alfa.

"Dímelo a mí" pensó.

La mujer no se despidió, y sólo salió de la habitación sin más.

Hyunjin rió un poco, con felicidad.

Esperó unos cuantos minutos para asegurarse de que la mujer no estaría en la casa y salió del cuarto, arrastrando los pies al caminar y sosteniendose de la pared para avanzar.

A parte de sentirse débil, había perdido su equilibrio; no podía permanecer de pie demasiado tiempo porque sus piernas le fallaban, pero hizo su mejor esfuerzo para llegar a la planta baja y hablar con Heejin, buscando ayuda para la duda que la carcomía por dentro.

Si bien le habían hecho exámenes de todo, lo único que se habían salteado fue sobre si había tenido relaciones sexuales en esos días. Principalmente, fue porque ella había negado haberlas tenido, mintiendo.
Y de nuevo, le creyeron.

Recordaba que en ese momento había agradecido poder disimular tan bien su dolor de trasero.

Pero al menos debía sacarse la duda de si estaba en cinta o no.

Como no podía salir de la casa, sólo le quedaba confiar en Heejin para que le consiguiera pruebas de embarazo.
Era media mañana, y suponía que la chica estaría en su cuarto, ya que solía pasar casi todo el día allí.

Llegó hasta el cuarto de la castaña luego de tardar más tiempo de lo normal en bajar las escaleras, para caminar por otro pasillo hasta llegar a la habitación.

Tocó la puerta, aunque al segundo golpe ésta se abrió, dejando sus nudillos en el aire.

Alzó la vista hacia el rostro de aquella chica pelinegra que no conocía.

Frunció un poco el ceño con confusión. No sentía el aroma de aquella chica, por lo que asumió que era Beta.

一Tú no eres Heejin 一dijo con obviedad.

La pelinegra no dijo nada, pero luego de mirar a cada lado del pasillo, tomó a Hyunjin por los brazos, metiéndola dentro del cuarto y cerrando la puerta. Antes de que la Omega pudiera hablar, la otra la empujó contra la puerta, haciéndola soltar una queja de dolor.

一Escucha, omega 一habló la pelinegra con voz grave, que no llegó a intimidar pero sí incomodarla一. Si vienes a mostrarle tu cuello desnudo a mi Heekki, ten muy claro que ella no va a marcarte-

一Si empiezas a decirme estupideces, mejor cierra la boca 一interrumpió Hyunjin, ganándose una mirada curiosa de la Beta一. No tengo el mínimo interés en tu Heekki, y mucho menos en que me marque.

La pelinegra la miró casi incrédula, con ojos muy abiertos.

一Ahora quítate de encima 一finalizó Hyunjin, mirándola con el ceño fruncido.

La azabache se alejó de ella, haciendo que Hyunjin relajara su postura automáticamente, respirando un poco agitada, y soltando el aire que no supo que estaba reteniendo.

Un poco mareada, se sostuvo en la puerta.

一O sea que... ¿No quieres-?

一¿Unirme a Heejin? 一Hyunjin negó一. Seré su prometida forzada, pero unirme a ella no está en mis planes. Sólo venía a pedirle un favor, pero veo que no está.

La pelinegra asintió.

一Lamento lo de recién, es que...

一Estás enamorada de Heejin, y estabas molesta por mi presencia. Sí, lo noté 一Hyunjin sonrió sarcásticamente.

La pelinegra apretó los labios, despeinó sus cabellos de forma nerviosa, y suspiró.

一Soy Kim Jiwoo 一se presentó.

一Kim Hyunjin, un gusto.

Jiwoo frunció el ceño, ladeando un poco su cabeza.

一Te veías más amigable en la tele 一comentó.

一La tele puede hacer ver a los políticos honestos, no creas lo que te muestren 一replicó一. Y considerando que sabes que puedo transformarme en lobo y que muerdo fuerte... No soy amigable.

Jiwoo pensó que la Omega no era muy educada.

La azabache notó la palidez en el rostro de Hyunjin, sus oscuras ojeras y el cómo sus labios tenían un tono más azulado de lo normal. La notó temblar, y cómo apoyaba su espalda completamente en la puerta.

一No te ves muy bien 一murmuró. Se ganó una mirada molesta por la Omega antes de que los ojos de ésta parecieron perderse, intentando ubicarse en parpadeos, que sólo lograron desorientarla, haciéndola caer hacia adelante.

Cayó sobre los brazos de Jiwoo, aunque no pudo escuchar lo que le decía antes de perder el conocimiento.

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P.d: Para aclarar, este capítulo ocurre al mismo tiempo de lo que pasa en el capítulo anterior.

P.d. 2: Hyunjin se comporta bien sólo con Jinsoul.