Día 1: Tiara
Advertencias: Contenido sexual destinado para un público adulto. Tiene relación con mi fic “Compromiso” en wattpad, pero no es necesario leerlo para entender esto.
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Chuuya miraba a Dazai frente al espejo con el marco de madera. Era increíble lo vanidoso que podía ser el rey a solas.
Se suponía que no debería verlo, solo entró a dejarle sus solicitud de un viaje corto al pueblo siendo acompañado por la guardia real, pero lo encontró jugando con una tiara, no era raro que el castaño tuviera una colección extensa de piedras preciosas, además que esa tiara debía ser la que le daría a su futura prometida -si aceptaba tomar una-.
—Que bonita es esta cosa —murmuró colocándola sobre su cabeza por unos segundos apreciando que le quedaba mejor que la robusta corona que usaba bañada en oro y con ornamentos tupidos—. Es más liviana que la corona…que envidia.
Eso obligó a que Chuuya se escabullera por la puerta en silencio para verlo de cerca, Dazai tenía razón, se veía hermoso. Chuuya se acercó sin importarle asustarlo—. Luce más delicada.
Dazai la quitó rápidamente de su cabeza tirándola al tocador—. Príncipe Nakahara, debes golpear la puerta antes de entrar deliberadamente, pude estar desnudo.
—Ojala lo estuvieras, sería menos repulsivo que verte jugar con la tiara —el pelinaranja se pegó a su espalda para no dejarle salida, y estiró su mano para recogerla—. Tienes razón, te ves bonito con ella.
Dazai no movió ni un músculo cuando Chuuya la puso nuevamente en su cabeza, su respiración se alentó al momento de verse tan sonrojado en el espejo, pero eso no era nada comparado a lo que Chuuya le haría por ser tal provocación. Antes de poder pensar en un insulto astuto el mayor besaba su oreja con delicadeza, y producto de las caricias soltó un jadeo que le fundió la coherencia a su amante.
Fue estampado contra el tocador para ponerlo a la mitad, sus pantalones fueron bajados sin consideración y sus muslos manoseados por el de baja estatura—. Chuuya, dejaste la puerta abierta —dijo con un tono más dulce que antes.
—¿No sería un pecado que te vean así? Querías que te viera con tu linda tiara…eso es lo que deseabas —murmuró al mismo tiempo que la dureza en sus pantalones se frotaba contra él—. Vamos, mira lo bonito que te ves así.
Dazai ya estaba retorciéndose contra su toque, para callarlo el otro empujó sus dedos dentro de su boca para ser chupados. El rey se lo tomó muy bien pues los succionó varias veces llenándolos de saliva. El momento esperado llegó, Chuuya sacó sus dedos y dirigió dos hasta su retaguardia, era una intrusión un poco incómoda pero soportable una vez estuvo un poco flojo.
El de ojos azules no le daba descanso, entre mordidas y besos en su nuca Dazai ya prácticamente le rogaba ser tomado. Chuuya le dió un beso en su espalda baja antes de retirarse para quitar sus prendas, en otra situación habría sido paciente, pero arrancó sus pantalones y se acomodó en su entrada.
Grueso y largo, empujó su miembro entre los muslos de Dazai logrando empujar el miembro del otro junto a sus testículos—. ¡Chuuya, apúrate! —pidió abrumado por la sensación, realmente había sido bueno esperando pacientemente por el príncipe.
Chuuya acarició algunos mechones de su nuca antes de tomarlo de la cadera para deslizarse suavemente dentro de él soltando un gemido por la presión en su propio pene, entrar en Osamu siempre lo dejaba suspirando—. Te ves jodidamente bien así.
Dazai dejó caer la cara entre sus brazos provocando que la tiara cayera a la fría madera donde su pecho era empujado con rudeza—. Tan lleno…Chuuya, lléname más —sus palabras se vieron interrumpidas al ser jalado por el cabello—. ¡Duele, duele! —y entendió la obsesión de verse a sí mismo mientras calentaba a Nakahara.
El mayor soltó su cabello para estirarse por la tiara—. Te dije que te ves bonito con esta cosa, entonces usala y mírate a tí mismo —sus suaves palabras se unieron a la delicadeza con la que el objeto fue puesto en su cráneo—. Tan hermoso así, el tiempo nunca es suficiente para apreciar con lujo de detalles.
Un fuerte empujón hizo que Dazai terminara aún más pegado a la madera y su miembro se viera atrapado entre sus muslos y la madera. Casi se viene con la fricción—. ¡Cógeme! —gritó cegado por el placer. De manera descarada empezó a mecerse contra Chuuya para conseguir lo que anhelaba y lo hizo peor.
Chuuya no fue lento, no le importó la poca preparación que le dió al castaño, quería, no, necesitaba vaciarse dentro—. ¿Si? ¿Puedo tomarte? —dijo sin aliento y como un halago, aunque se convirtió en un gruñido cuando Dazai bajó la cabeza nuevamente, pero antes de quitarse la tiara fue detenido por la mano de Chuuya—. Si quieres que te deje terminar, sostén esa preciosa tiara en tu estúpida cabeza.
A Dazai no le quedó de otra más que hacerle caso, recibiendo cada estocada y tratando de mantener la tiara llena de joyas no le quedaba mucho espacio para pensar, además que verse hipiar y sollozar por un hombre le fundió el cerebro—. ¡Más!
Chuuya soltó una risa junto a su oído, estaba maravillado con esa faceta suya—. Tu tonta cabeza solo sirve para verse linda ¿No es así, rey?, Mirate, rogando por mi.
Los halagos mezclados con los insultos lo llevaron a arquear la espalda. Chuuya ya suponía que estaba cerca y siendo tan hermoso no podía negarle un orgasmo,lo vió esforzarse por sostener la tiara todo el tiempo y por tratar de verse a sí mismo en el espejo—. Puedes correrte, hazlo, Dazai —esas palabras lo enviaron al borde pintando la madera con espesos hilos de semen que conectaban su miembro intacto—. Tu tierno agujero me aprieta tanto…eres adorable.
No pudo responder porque unos empujones más lo llenaron de chorro tras chorro de su amante. Abrió la boca sin emitir sonido alguno y cerró los ojos gozando de la calidez dentro de él. Chuuya lo dejó disfrutar de eso hasta que salió viéndose unidos por delgados hilos blanquecinos—. En verdad eres precioso con cualquier cosa que te pongas.
Dazai amaba su nueva tiara.
Le quité casi dos párrafos de pura obscenidad y corregí algunas malas palabras, pero me gustó el resultado final.
-Honey
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