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ˏˋ🎈°•[  WHAT YOU SHOULD NEVER SEE ]*⁀➷ೃ

Alaska, por favor ayúdame  















Eres mi sabor favorito, Alaska y siempre te voy a elegir.

Al escuchar aquellas palabras el corazón de Alaska no pudo evitar morir de felicidad. Él se lo había dicho, también estaba enamorado.

Ok, eso fue patético.

No, no, para nada — intervino rápidamente la chica Creo que fue lindo.

Ambos sonrieron con complicidad, como dos pequeños niños que habían comido galletas sin el permiso de sus padres.

¿Quieres venir conmigo? Daremos una vuelta en el auto de Belch Le propuso al salir del local.

Me encantaría pero hizo una pausa para darle una lamida al heladoVine con los chicos.

Claro, entiendo. metió sus manos a sus bolsillos y se interpuso en el camino de la chica En realidad no, quiero decir yo soy más cool que los perdedores. Solo mírame nena.

Lo tomaré en cuenta respondió riendo Bien, tengo que irme. Se preguntarán por que tardo tanto.

Intento irse pero Henry la detuvo jalando levemente su mano.

¿No olvidas algo, rubia? preguntó con inocencia señalando su mejilla.

Alaska se sonrojo y se acercó para besar su mejilla, pero Henry fue más rápido y giró su cabeza estampando sus labios con los de ella.

Henry le reclamó con las mejillas coloradas.

Él solo se encogió de hombros con burla, pues no había duda que ambos habían disfrutado del beso. Se despidieron finalmente y cada uno tomó su camino con una boba sonrisa en el rostro.

Ajenos a que alguien había descubierto su pequeño romance.







(...)







A ver si entiendo, ¿aparece de la nada para comerse niños por un año? Y ¿luego qué? ¿Se va a hibernar?

Quizá sea como... ¿Cómo se llaman, Stan? la rubia miró al de rulos mientras botaba a la basura lo restante de su helado.

Las cigarras respondió Los bichos que salen una vez cada 17 años.

Mi abuelo cree que este pueblo esta maldito habló Mike Dice que todas las cosas malas que pasan aquí se deben a una sola cosa, un ser maligno que se alimenta de la gente de Derry.

Pero no puede ser una cosa le interrumpió Stan —  Todos vimos algo diferente.

Puede ser, o quizá sabe lo que más nos asusta y eso es lo que vemos.

Alaska tiene razón, yo ví a un leproso. Era como una infección ambulante.

Pero no lo viste, porque no es real contradijo nuevamente el judío Nada de esto lo es. Ni el leproso de Eddie, ni cuando Bill vio a Georgie, ni la mujer que veo yo.

¿Y es linda?

No, Richie. No es atractiva, tiene la cara toda desfigurada.

Alaska notó como Stanley se alteraba, pero no era para menos. Todo lo que estaba sucediendo era nuevo y le aterraba como el carajo, lo único que la consolaba era saber que no estaba loca y que todas las cosas que estaban pasando eran reales.

Esto no tiene sentido la rubia poso su mano en la rodilla del chico para tranquilizarlo Son como pesadillas.

No lo creo, se diferenciar una pesadilla de algo real.

¿Tú que viste? ¿Viste algo también, Mike?

¿Vieron esa casa incendiada sobre la avenida Harris? —  Hizo una pausa para mirar a Alaska, quien tomó su mano en señal de apoyo Yo estaba adentro cuándo se incendió. Antes de ser rescatado, mis padres quedaron en la habitación junto a mí, estaban empujando y dándole golpes a la puerta intentando llegar a mí —  inconscientemente apretó con fuerza la mano de la rubia dejándole una marca roja Pero el fuego ardía, cuándo los bomberos los encontraron... la piel de las manos se les había derretido hasta los huesos.

Alaska miró con pena a su amigo, sabía lo difícil que era para él hablar sobre sus padres. Escuchó a Richie hablar pero no le prestó atención ya que su mirada de topó con Bowers y su pandilla lo cuál no era raro, pero lo que le sorprendió fue ver a Peter Gordon con ellos.

Peter Gordon era un niño rico de West Broadway era tan alto y delgado que en ocasiones lo confundía con Patrick. El chico frecuentaba a Bowers para molestar a los perdedores o para fumar a hasta que sus pulmones explotaran. Pero no era muy común verlo en público con ellos.

« Hay una reputación que mantener » decía.

Alaska frunció el ceño al ver a Patrick y a Peter alejarse de los chicos. « Dijo que es la única manera en la que tú vayas con él, la única forma en la que tú puedes flotar. » recordó lo que "Betty" le había dicho y la preocupación se apodero de ella.

Hey ricitos ¿A dónde crees que vas? Le gritó Richie al verla ponerse de pieIremos a casa de Bill.

Tengo algo que hacer, los alcanzo después.

Sin dar más explicaciones, corrió lo más rápido que pudo para seguir a su hermano.

« La única forma en la que tú puedes flotar... »







(...)







Llevaba mucho tiempo caminado y los pequeños botines de tacón que llevaba ese día no favorecían mucho su andar eso si le restamos la raspadura de su rodilla que minutos atrás se había hecho cuando intentaba ocultarse detrás de una cerca para que su hermano no la descubriera.

Apretó el paso al ver a Patrick girar en la calle Neibolt, se asustó un poco al verlo entrar a la horrible casa abandonada. Alaska caminó alrededor del único auto si es que podía llamársele auto abandonado que había en el lugar y se escondió dentro de el. Su hermano y Peter estaban sentados sobre unas viejas cajas de madera dándole un poco la espalda a la rubia.

El tiempo pasó y parecía que los chicos jamás se irían de aquel lugar, solo platicaban y de vez en cuando soltaban una carcajada, Alaska por su parte estaba aburrida y las ganas de orinar no le ayudaban. Había comenzado a desesperarse, apretaba sus piernas e intentaba pensar en otra cosa para evitar mojarse.

En ese momento la voz de Patrick se hizo nuevamente presente, sonó de una manera tan baja que Alaska apenas alcanzo a oírla.

Quiero enseñarte algo.

— ¿Que mierda dices?

Es algo bueno insistió Patrick.

¿Qué es?

Entonces el silencio volvió a hacerse presente.

La curiosidad de Alaska fue mayor y levanto la cabeza poco a poco hasta lograr mirar por el parabrisas roto. Pero oh dios, ojalá no lo hubiera hecho.

Patrick tenía una de sus manos entre los muslos de Peter y la otra entre los suyos. Con una masajeaba la cosa de Gordon y con la otra, la suya. Pero Alaska pensó que aquello no era masajear era más bien... estrujar; tiraba de ella y la dejaba volver a caer, una y otra vez.

Alaska sabía muy bien que estaban haciendo, lo había visto una vez en una película que habían pasado en televisión. Su madre había gritado como loca aquel día cuando la vio mirando semejante cosa, no podría olvidarlo.

« Se está masturbando, ¡Oh mierda! Sí que lo hace »

La rubia tuvo miedo, si ellos descubrían que los había visto hacer eso, no se limitarían  a hacerle daño; tal vez la matarían. Aún así no podía apartar la vista.

Peter miraba la mano de Patrick como si estuviera hipnotizado.

¿Quieres que me la meta en la boca? preguntó Patrick complaciente.

¿Eh? preguntó Peter, como arrancado de un sueño profundo.

Que si quieres que me la meta en la boca. A mí no me imp...

Alaska ahogó un grito al ver la mano de Peter estrellarse en la mejilla de su hermano, haciéndolo caer despatarrado sobre el pasto seco. Inmediatamente la chica volvió a esconderse, con el corazón amenazando en salirse de su pecho. Su vejiga latía dolorosamente, muy pronto mojaría sus calzones.

No me gustan esas cosas de maricas.

Sí que te gusto.

— ¡No me gusto! gritó Peter ¡Y si le dices a alguien que me gusto, te mato!

Se te puso duraapuntó Patrick Yo lo vi.

Unos pasos hicieron crujir las ramas esparcidas por el suelo. Alaska levantó la vista con los ojos dilatados, por el viejo parabrisas vio la nuca de Gordon quien estaba mirando a Patrick, pero si tan solo giraba un poco su cabeza descubriría a la chica.

Si se lo dicen a alguien, diré que eres un marica —  amenazó Peter Y luego te mataré.

— No me asustas, Gordon.

Si lo dices dijo Peter con voz amenazadora yo contaré lo que haces con los gatos y con los perros ¿Sabes que te pasara Hockstetter? Te llevaran a un puto manicomio.

Silencio.

Peter tamborileo los dedos en el capo del auto.

¿Me oyes?

Te oigo La voz de Patrick sonaba rencorosa y un poco asustada. Pero estallo ¡Te gustó! ¡Se te puso dura, jamás he visto una tan dura!

Sí, supongo que has visto muchas, marica asqueroso.

Peter se alejó abrochando el cinturón de su pantalón, Alaska lo vió pasar muy de cerca. Esperaría hasta ver a Patrick marcharse para salir corriendo lejos de aquel lugar, pero algo sucedió. Su mano resbalo haciendo que una lata de cerveza rodara hasta caer fuera del auto, revelando su escondite.

¿Pero qué carajos? Escuchó a Patrick acercarse ¡Tú! ¡Maldita mocosa entrometida!

La tomó por el brazo y a rastras la saco del auto, lastimandola en el proceso.

Patrick suéltame, te juro que no vi nada. Lo juro.

¿Oh en verdad? Perra mentirosa.

Su palma fue a parar en el delicado rostro de la rubia, dejándola aturdida. La arrastro dentro de la vieja casa, cerrando de golpe la puerta y dejándola caer bruscamente al suelo.

¿Ahora qué es lo que voy a hacer contigo? Maldita entrometida.

Patrick por favor, te prometo que no le diré a nadie le suplicó con lágrimas en los ojos No tienes de que preocuparte, no tiene nada de malo que te gusten los chi...

Un puñetazo en la boca le impidió terminar.

No soy un marica.

Antes de que pudiera golpearla otra vez unas risas se escucharon en el piso de arriba

Entonces también trajiste a tus amigos perdedores, Oh están completamente jodidos.

No Patrick, espera como pudo se levantó Tenemos que irnos de aquí.

Él la ignoro y subió hecho una furia al segundo piso. Alaska sabía que algo malo iba a pasar, podía sentirlo, podía sentir a Eso.

Subió lo más rápido que pudo intentando alcanzar al pelinegro, la madera crujía bajo sus pies amenazando con ceder en cualquier momento. Al llegar pudo ver a Patrick parado con el rostro completamente pálido y los ojos desorbitados. Alaska asomó su cabeza para observar lo que tenía asustado a su hermano. Era una nevera.

Una vieja nevera sucia, que Patrick pudo reconocer como suya pero ¿Cómo había llegado ahí? Se acercó lentamente, temblado a cada paso que daba.

Escúchame Patrick, tenemos que irnos ahora pero solo la ignoro.

Al estar lo suficientemente cerca, el penetrante olor a muerte inundó sus fosas nasales. Alaska sintió un escalofrió, como en las películas de terror, cuándo alguien trata de cruzar un bosque oscuro y solitario.

Patrick abrió la puerta, sin saber que esta le traería su muerte. El esqueleto de lo que una vez fue una paloma se encontraba dentro. En el cadáver no quedaba carne alguna y alrededor, pegados a las paredes interiores de la nevera, colgando del congelador, balanceándose de las rejillas, había decenas de cosas color carne que parecían grandes moluscos. Patrick vió que apenas se movían, aleteando. De pronto, una de aquellas cosas desplegó alas de insecto. Antes de que Patrick pudiera captar el simple hecho, el ser había volado pegándose a su brazo.

Comenzó a aullar mientras golpeaba aquella cosa pegada en su brazo, ya hinchada como una pelota de tenis. Alaska estaba petrificada, todo estaba sucediendo demasiado rápido como para hacer algo al respecto. Otra de las cosas voló pegándose a su pierna, el ardor era enorme. Ambos comenzaron a dar manotazos tratando de quitárselos de encima.

Al tercer golpe la cosa se abrió repugnantemente. La sangre, su sangre, le chorreo desde la rodilla perdiéndose en sus calcetas, pero la cabeza del bicho seguía prendida a su piel.

Ambos gritaron tratando de quitarse aquellas cosas de sus cuerpos. Cuando lo había logrado más sanguijuelas salieron volando de la nevera posándose en las manos, brazos y cuello del chico.

Alaska miró aquella grotesca escena pensando: « Esto no es real, es solo un mal sueño, no te preocupes, no es real, nada es real... »

Pero lo era, era muy real.

Aún desorientada, tomo la debilucha mano de su hermano dispuesta a salir de ahí. Pero al dar girar sobre sus talones lo vio ahí parado, era el, era Eso. Con su siniestra sonrisa.

Alaska no supo en que momento había soltado la mano de Patrick, hasta que escucho su desgarrador grito. Su cuerpo estaba lleno de aquellas sanguijuelas, la sangre chorreaba por todo su cuerpo.

Te lo dije Alaska, era la única manera en la que tú podrías flotaramenazó con lanzarse sobre ella pero fue más rápida y salió de la habitación.

Llegó a las escaleras resbalando con lo que creía era su propia orina. La voz de Patrick se volvió a escuchar como un leve susurro.

Alaska, por favor ayúdame rogó con las pocas fuerzas que le quedaban.

Pero no lo hizo, salió corriendo de aquella casa como una cobarde. Salvándose a sí misma, dejando a su indefenso hermano en las garras de Eso.











¿O no fue así?



















Aquí otra vez reportándome después de un mes, pido una disculpa como es mi costumbre pero me quedé sin ideas de como continuar pero aquí andamos de nuevo.
Gracias a las personitas que apoyan está historia, gracias por + 2K de votos en verdad gracias por tanto, perdón por tan poco <333

🎈 𝕳0𝖔𝖓𝖊𝖞𝖑𝖊𝖒𝖔𝖓








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