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── ( 𝟭𝟲 )







ˏˋ🎈°•[ ICE CREAM ]*⁀➷ೃ

❝ -Eres mi sabor favorito, siempre te voy a elegir ❞




















Los perdedores se encontraban en medio del gran desfile de Derry, banderas, sombreros, globos y personas mostrando su poderío americano era todo lo que se podía ver por las calles.

Alaska miraba con recelo a todas aquellas personas que fingían quererse entre sí, cuando en realidad todo el mundo hablaba mal del otro. Por un momento sintió como si su cabeza fuera a explotar, podía escuchar lo que las personas a su alrededor estaban hablando, de una manera tan clara que parecían estar a su lado.


- Ya basta Richie, devuelve esa mierda.

La voz de Eddie la hizo volver a la realidad y con un leve mareo se acercó a su grupo de amigos.

- Dicen que encontraron su mano mordida cerca de la torre de agua - dijo Stan con voz temblorosa.

- Una vez le preste un lápiz.

- Es como si la hubieran olvidado porque Corcoran está desaparecido - Alaska levantó el cartel con la fotografía de Betty.

Enojada arrancó el papel y lo guardó en su mochila, pensando en lo que había pasado por la mañana.

- Patrick despierta a tu hermana, el desayuno está listo.

Sin dudarlo dos veces el pelinegro subió corriendo las escaleras para despertar a la chica, al entrar a su habitación la vio profundamente dormida, enredada en la delegada sábana con corazones rosas. Sus cabellos rubios caían por su rostro dejando solo a la vista su pequeña y rojiza nariz, sus labios estaban entreabiertos dejando escapar unos ligeros ronquidos. Se veía como un ángel.

Inconscientemente Patrick sonrió, no de manera perversa más bien una sonrisa sincera ( Pues quizá quería un poco a su hermana ) que rápidamente borró al darse cuenta de ello. Tomando el vaso con agua que se encontraba en la mesita de noche de la chica, se acercó hasta su cama para verter el frió liquido sobre su cara.

- ¿Pero qué? - Se sentó asustada sobre su cama - ¡Mamá! - gritó al ver a Patrick riendo frente a ella.

- Buenos días bella durmiente.

- Tú, maldito idiota, ¡voy a matarte!

Enojada se puso de pie para perseguir a su hermano, pero (Eso) él era más rápido y sus pies no (podían moverse) podían alcanzarlo, sabía que iba a perder (la vida) aquella carrera contra el chico.

Al estar a punto de llegar a la cocina, su madre se interpuso en su camino y les tomó a ambos por las orejas.

- Son las 8 de la mañana y ustedes dos ya están peleando - jaló de ellos obligándolos a sentarse en las sillas del comedor - ¿No pueden comportarse por cinco minutos como los hermanos que son?

- Lo siento mamá - dijeron en unísono sus hijos.

- Puedo escuchar sus gritos desde la casa de los Adams - era su padre que llegaba de su trabajo, entregándole su sombrero y saco a su esposa, tomo asiento junto a los chicos.

- Estos dos muchachitos - dijo señalado a Alaska y Patrick quienes mantenían la cabeza gacha - No pueden comportarse en ningún lugar.

- Chicos, sé que es difícil para ustedes llevarse bien - comenzó a explicar - Pero deben entender que ya no son unos niños pequeños y su conducta es simplemente ridícula. Ambos se quieren, cada uno a su rara manera. Pero lo hacen.

Alaska sabía que cada palabra que salía de la boca de su padre era correcta. No solo porque ella pensara que él era el hombre más inteligente que había pisado la tierra, si no que ella realmente quería a Patrick. No podía imaginar cómo sería su vida sin él.

Los viernes de películas serían la cosa más aburrida sin los tontos comentarios de Patrick sobre la trama o lo mal que actúan los personajes. Hasta extrañaría las pesadas bromas y las vergüenzas que le hace pasar frente a las personas.

Si algo le pasara a Patrick ella no los soportaría.

- No volveré a hacerlo papa, lo juro - miró a su hermano a los ojos - Lo siento, Patrick.

- Patrick ¿tienes algo que decirle a tu hermana?

- Sí, sí, yo también lo siento.

- Bien, ya que todo está arreglado creo que podemos desayunar tranquilos - dijo el hombre dando una palmada en el hombro de Alaska - Patrick, ayuda a tu madre a traer los platos.

Alaska iba a seguirlo pero su padre la tomó delicadamente de la mano.

- ¿A dónde crees que vas?

- Ayudaré a Patrick a traer las cosas.

- No, él puede solo. Tú tienes otro trabajo que hacer - dándole una sonrisa de complicidad la hizo agacharse un poco para susurrar en su oído - Hay una sorpresa para ti en mi maletín, está en la cochera.

- Gracias papá - susurró emocionada para después darle un beso en la mejilla a su padre.

- No agradezcas cariño, solo no le cuentes a tu madre. Es nuestro secreto.

Ella sonrió mientras se lanzaba a correr hacia la cochera, los regalos de su padre eran geniales. Pero siempre debían ser un secreto ya que la mayoría de ellos no eran del agrado de la su madre. Entre ellos destacaban sus vinilos de Kiss, Elvis Presley, Mötley Crüe, su Walkman y uno que otro libro que según su madre parecían haberlos escrito el mismísimo Lucifer.

Llego al garaje y se detuvo a limpiar sus pies descalzos, dejando caer las pequeñas hojas que se habían pegado en ellos. El sonido de latas cayendo al suelo la hizo levantar la vista.

- ¿Hay alguien ahí? - entre los estantes de su padre pudo ver una sombra - No es gracioso, salga de ahí o llamaré a mi padre.

Nadie respondía así que tomo una linterna de la caja de herramientas de su padre, con la mano temblorosa alumbró en donde la sombra se asomaba. Alcanzó a ver un pie pequeño pero este rápidamente se oculto con miedo.

« Es pequeño, seguramente es un niño » pensó.

- Lamento haberte asustado, no te haré daño. Lo prometo de corazón - trazó una pequeña cruz en su pecho - Me llamo Alaska, ¿estás herido?

- ¿A‑Alaska?

Esa voz, ella la conocía muy bien.

- ¿Betty?

La nombrada asomó lentamente la cabeza, sin salir por completo de su escondite. Su rostro estaba lleno de suciedad, su corto cabello estaba repleto de ramas y basura. Sin mencionar la gran cantidad de rasguños que tenía en sus brazos.

- Mierda Betty - se acercó a ella preocupada y la ayudó a sentarse en una de las sillas viejas que había ahí - Todos están buscándote como locos, tu madre está muy preocupada ¿Dónde estabas? ¿Alguien te lastimo?

Alaska creyó que Betty iba a responder sus preguntas pero en lugar de eso ella ataco con otra cuestión.

- ¿Dónde está Patrick?

Aquello sorprendió a la rubia, ¿Por qué quería saber dónde estaba su hermano? Jamás habían cruzado palabra alguna, ni siquiera habían compartido clase.

- ¿Qué tiene que ver Patrick en esto? ¿Él te hizo esto?

Ella negó.

- Va a llevárselo, eso lo dijo.

- ¿De qué estas hablando? No entiendo nada.

- Dijo que es la única manera en la que tú vayas con él, la única forma en la que tú puedes flotar.

Al escuchar eso no pudo evitar retroceder con miedo, al mismo tiempo que Betty comenzaba a retorcerse del dolor. Sus piernas habían comenzado a sangrar dejando a la vista enormes rasguños. Los gritos eran horribles, Alaska podía sentir su dolor a través de ellos. Aterrada intento escapar pero la enorme puerta se había cerrado, desesperada intento abrirla pero lo único que logro fue lastimar sus manos.

- ¡Ayuda! ¡Papá, ayúdame!

Gritaba lo mas fuerte que podía, a tal grado que sintió como su garganta se desgarraba. Pero nadie parecía escucharla, miró de reojo a Betty y lo que vio la dejo completamente helada. Sus piernas se habían separado por completo de su cuerpo, la escena era completamente grotesca, tanto que la rubia no pudo retener su vomito.

La pelinegra comenzó a arrastrase en su dirección, su rostro había cambiado por completo. Podría compararse con el de un zombie, gusanos salían de una de sus mejillas y un espeso líquido verde corría por debajo de sus ojos.

Alaska se dejó caer, apoyada en la puerta del garaje cubriendo sus ojos. Nuevamente estaba al borde de la muerte pero en esta ocasión nadie la ayudaría. Cuándo los fríos dedos de Ripsom se enrollaron en el desnudo pie de Alaska acercándola a su muerte, la puerta detrás de ella fue abierta haciéndola caer de espaldas sobre el duro suelo.

- Alaska ¿qué sucede? - exclamó su madre agachándose para estrecharla en sus brazos - ¿Por qué no abrías la puerta?

Ella no respondió y se limitó a abrazar a su madre lo más fuerte que podía mirando de reojo el enorme garaje que se encontraba vacío.

- ¿Se acabara algún día?

- Yo creo que va a terminar. Por un tiempo, al menos - Alaska prestó atención a las palabras de Ben.

- ¿Qué quieres decir?

- Revise mi investigación sobre Derry y enumeré los grandes acontecimientos - comenzó a explicar - La explosión de la herrería en 1908, la pandilla de Bradley en el 35 y The Black Spot en el 62. Y ahora los niños se pierden - hizo una pausa para mirar a todos - Me di cuenta de que esto sucede cada...

- Cada 27 años - concordaron al unísono Bill y Alaska.

Todos se mantuvieron en silencio, si lo que Ben decía era verdad y Eso sucedía cada 27años, librarse de él no sería algo fácil. Aún su cabeza no dejaba de dar vueltas sobre lo que le dijo "Betty", podría ser solo una distracción del estúpido payaso pero ¿y si no era así? ¿Y si Patrick en realidad corría un enorme peligro?

- Iré a comprar un helado, los alcanzo luego.

Los chicos asintieron separándose en distintas direcciones, al llegar la heladería Alaska se encontró con una enorme fila que esperaba con ansias su pedido.

- Mierda - bufó con molestia.

La fila tardaría varios minutos en avanzar y la paciencia de la chica ese día no era mucha. Miró su reflejo en el vidrio del local, las ojeras en sus ojos se marcaban cada vez más, no había podido dormir bien en las últimas semanas gracias a sus recurrentes pesadillas. Solo el café y un buen libro podía mantenerla despierta pues temía que al cerrar sus ojos aquellos brutales escenarios en los que Eso lastimaba a su familia o amigos se volvieran realidad. Su corto vestido dejaba a la vista los raspones que su bicicleta le había regalado, pero lo más notorio era la cicatriz en su pierna aquella que tenía gracias la cosa.

Dejando de lado eso, se veía bien. Se sentía bien. Había elegido su atuendo con mucho tiempo de anticipación, había arreglado su cabello con una bonita diadema de flores. Incluso se había puesto algo de maquillaje en el rostro ( no demasiado ya que no quería llamar la atención de su madre ).Era muy extraño que Alaska se sintiera linda con lo que llevaba puesto pero aquel día tenía algo diferente, tal vez era por el clima o quizás porque Henry Bowers estaría viendo el desfile.

Había escuchado a Patrick decir que iría a "ver" el desfile lo cual significaba que Henry también estaría ahí. Un leve sonrojo se hizo presente en sus delicadas mejillas al pensar en él, después de todo había caído en los extraños encantos del rubio.

Una risa completamente fingida y chillona rompió su burbuja en la que estaba metida, asomó su cabeza para ver por qué la fila no avanzaba. No necesito mucho tiempo para ver el problema. Era Maxine, la fastidiosa prima de Greta. Estaba coqueteando con el chico que se suponía trabajaba en el lugar. Alaska parecía no ser la única molesta por la interrupción de Max pero nadie hacia nada al respecto.

Dos, cinco, diez minutos y la fila no avanzaba en absoluto, estaba desesperada pero no tanto como su vejiga que parecía querer explotar.

- Disculpa, podrías hacerte a un lado - pidió amablemente llamando la atención de los presentes - Tenemos prisa y solo nos estas retrasando.

Maxine la miró de pies a cabeza y con una sonrisa de superioridad dio la vuelta ignorándola, como si no la hubiera escuchado. Eso fue la gota que derramó el vaso en donde se encontraba la paciencia de Alaska. Furiosa salió de la fila y con paso seguro se acercó a la chica.

- Mira, me importa un cacahuate si tu vagina está tan caliente y urgida de un flácido pene, pero vine aquí por un puto helado desde hace casi una hora y mírame aquí sigo - gritó fuera de si -Todo porque una estúpida con problemas hormonales le juega a la mamada con un chico lleno de enfermedades venéreas. Así que si quieres contraer sida puedes esperar a que termine su turno, pero deja de estorbarnos, Maxine.

La pelirroja quedó completamente sorprendida ante la actitud de la chica, mayoritariamente se comportaba como un corderito asustado siempre que estaba frente a ella. Al ver que tanto adultos como jóvenes habían comenzado a burlarse de ella, no le quedó más remedio que salir corriendo del lugar completamente avergonzada.

- Un helado con chispas de chocolate por favor, Rea - dijo para dirigirse al baño.

Después de liberar a su vejiga, se recargó sobre el lavamanos. No podía creer lo que había sucedido ¿de dónde saco el valor para revelarse? No lo sabía, pero se había sentido bien. Lavó sus manos y corto un pedazo de papel para secarlas.

- ¿Quién eres y que le hiciste a la cobarde Alaska que yo conocía?

- Henry

Era él, estaba recargado en la puerta sosteniendo un helado en su mano derecha. Alaska no pudo retener su suspiro al verlo, llevaba un pantalón que se pegaba a sus piernas, rasgado en las rodillas. Su camisa sin mangas dejaba a la vista sus delgados -pero bien trabajados- brazos y su cabello ¡oh dios santo! Era completamente perfecto.

- Tierra llamando a Alaska - la chica no se había percatado que Henry había avanzado tanto que ahora se encontraba frente a ella.

- Hola - dijo embobada.

- No respondiste mi pregunta, ricitos.

- Yo, bueno...Es que ella no hacía caso y me estaba orinando y ¡puff! De la nada estallé - explicó rápidamente.

- Tranquila - sonrió al verla tan nerviosa - Me agrada ese lado de ti.

- ¿De verás? - preguntóunto ilusionada, pero algo hizo clic en su cabeza - Espera ¿Que rayos haces aquí? Es el baño de chicas.

Él se encogió de hombros - No veo a nadie aquí, así que no veo cual sea el problema - se subió sobre el lavabo mirando a la rubia.

Buen punto.

- Esto es tuyo - le extendió el helado que traía con el - Dice "Rea" que la casa invita.

- ¿Rea? - preguntó tomando el helado.

- Así lo llamaste.

- Oh no.

- ¿Qué significa?

- Es una especie de abreviación de Gonorrea.

Henry estalló en carcajada al escuchar a la chica.

- Sí, sin duda alguna Alaska rebelde me gusta mucho más.

- ¿Más?

Bowers se acercó lentamente hacia ella haciéndola retroceder, la acorraló en una de las esquinas del lugar. Su corazón latía rápidamente y si no fuera por el ligero agarre que el chico tenía en su cintura lo más probable era que ya estuviera en el suelo.

- Creí que ya te había dejado claro el otro lo que sucede entre nosotros.

La rubia comenzó a tartamudear, diciendo palabras incoherentes que lograban sacar una sonrisa coqueta en Henry. Verla de aquella manera, tan sumisa a él le ensanchaba el corazón. Miró la mano de la chica, en la que el helado había comenzado a derretirse dándole una maliciosa idea.

Acerco sus labios a su mano y con suma lentitud posó su lengua sobre los delgados dedos de Alaska, con delicadeza comenzó a lamer las gotas de aquel postre.

Alaska se había quedado estática mientras la respiración se le cortaba, no podía creer lo que Henry estaba haciendo. No quería pensar en ello pero ¡carajo! Aquello le provocaba millones de sensaciones que jamásmbas en su vida había experimentado.

Mientras tanto, Henry estaba fascinado con lo que veía, las mejillas de porcelana de la chica estaban teñidas de un rojo carmín que le daban un toque perfecto de inocencia. Sus pupilas se habían dilatado y su pecho subía y bajaba cada vez más rápido.

Decidió que sus dedos ya habían recibido suficiente atención, cuándo vio una pequeña mancha de helado en la comisura de los labios de Alaska. Se incorporó y sintiendo la pesada mirada de la rubia posó sus labios en aquel lugar, dejando la zona completamente limpia, Y ya que se encontraba ahí no le fue difícil unirse en un necesitado beso con la chica, su chica.

Alaska tardó en reaccionar, pero no podía dejar que Bowers nuevamente la dejara en ridículo como la chica tonta e inexperta ( aunque en realidad si lo era ) así que recordando su anterior experiencia, respondió al beso, comenzó a dar pequeños besos en el labio superior del chico pasando de vez en cuando su lengua sobre ellos. No sabía si lo estaba haciendo de manera correcta, pero en una de las tantas películas que ella había visto -sin el consentimiento de sus padres, claramente- cuándo la mujer hacia eso al hombre parecía encantarle.

Y Henry no parecía ser la excepción, pues se había pegado más al cuerpo de la chica tomándola fuertemente de la cintura. Continuaron así por unos cuantos minutos hasta que Alaska sintió muy cerca de sus pechos las manos juguetonas del rubio.

« Tienes que detenerte, ¿o quieres tener tu dolorosa primera vez en un baño hediondo? »

- Henry - le llamo separando un poco sus labios - Mi helado, s‑se está derritiendo.

« Vaya, eres increíble para las excusas »

-Te compraré otro.

- Los chicos están esperándome.

Al oír eso Bowers se separó con molestia. Nuevamente esos tontos perdedores arruinaban el momento. ¿Porque prefería pasar tiempo con ellos antes que con él? ¿Que tenían ellos que no tuviera él?

- No los prefiero antes que a ti - respondió como su hubiera leído su mente - Podríamos pasar el rato juntos, todos. Pero tu orgullo es más grande ¿verdad?

Él no respondió, pero su silencio lo delato.

Arrancó un pedazo de papel y lo enrollo en el cono en el que estaba posado el helado.

- ¿Puedes detenerlo? - Henry lo tomó sin decir una palabra.

- Algún día tendrá que pasar, Henry. No puedo ocultar esto a mis amigos, aunque ni siquiera sé que es - cabizbaja volvió a lavar sus manos.

Henry la miró con atención, ¿Qué era para él Alaska? No era solamente una amiga, eso estaba claro. Pero no sabía de qué manera explicarlo, quería estar con ella en todo momento incluso se atrevería a pensar que ella podría ser la única mujer a la que vería cada mañana recostada a su lado.

Pero no podía decírselo de esa manera, no tenía el valor. El solo hecho de pensar en cómo se escucharían aquellas palabras al salir de su boca era completamente ridículo. Era complicado, tal vez para alguno de los perdedores decirle aquello a la linda chica sería fácil. Y eso era lo que le aterraba, temía que alguno de los perdedores diera el paso antes que él. Mike por ejemplo.

- Henry - con la punta de su dedo índice levantó su mentón para que la mirara a los - ¿Que soy para ti?

- Yo...- miró el helado en su mano y tomo una gran respiración soltando todo de una vez-Eres mi sabor favorito, Alaska y siempre te voy a elegir.




















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