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ˏˋ🎈°•[ THE QUARRY ]*⁀➷ೃ

❝ -Me agradas Danny, creo que podemos ser muy buenos amigos❞













-Tenemos que volver a casa, es tarde.

El sol se estaba ocultando y los chicos parecían no tener horario para irse, sin embargo Alaska comenzaba a preocuparse por (Eso) la hora.

-Escucha, si tantas ganas tienes de volver a casa adelante-le dijo Patrick con indiferencia-Puedes irte sola y ya deja de joder.

- ¿Oh, enserio? Te recuerdo que ustedes, idiotas-señalo a los chicos-me obligaron a venir.

Patrick se acercó a ella amenazante, dispuesto a hacerla cerrar la boca de una vez por todas; pero un cuerpo se interpuso en su camino.

-Larguémonos de aquí.

Era Henry, el resto lo observo con duda. Bowers jamás regresaba a casa antes del anochecer pues era más conveniente llegar cuando su ebrio padre estaba completamente dormido, aun así nadie protesto y comenzaron a caminar hacia el auto.

-Gracias-susurró la chica por lo bajo.

-Espera-dijo Henry con superioridad- ¿Dijiste algo? No pude escucharte bien, ¿podrías repetirlo?

-Púdrete, Bowers-golpeó ligeramente el hombro del rubio, para después caminar a su lado.

Había sido una buena tarde, tan buena que había olvidado por completo lo sucedido en la cloaca.


(...)


Alaska se dirigía por décima vez a la cocina pues no podía dormir. Abrió nuevamente la nevera como si su contenido hubiera cambiando desde los últimos cinco minutos. Dándose por vencida se dejó caer en el sofá encendiendo la televisión, cada canal era la misma programación: una mujer de cabello corto rodeada de niños.

-Que estúpido-apagó el televisor y comenzó a subir las escaleras.

Pero algo la detuvo, la luz del baño se había encendido.

- ¿Mamá? ¿Papá?-no hubo respuesta.

Nuevamente bajo y se acercó a paso lento al baño, al entrar noto que la cortina de baño estaba cerrada y algo o alguien se encontraba dentro de la bañera, tomó una enorme bocanada de aire y la abrió de golpe. Un globo, un redondo globo rojo era el creador de la sombra.

Alaska lo observó y se dio cuenta que el hilo que colgaba se dirigía a la coladera, comenzó a jalar de el pero parecía no tener fin.

-Maldición.

Se había atascado en algo, miró a su alrededor y sobre el lavamanos encontró una tijeras; apunto de cortar el hilo escucho una voz.

-Alaska, ayúdame por favor.

Asustada dejo caer las tijeras. «Oh no, no otra vez. ¡No estoy loca!» Lentamente se acercó y miró el interior de la coladera.

- ¿H‑hola?

- ¡Alaska tienes que sacarme de aquí!

Esa voz, la chica conocía perfectamente aquella voz.

- ¿Betty? ¿Betty Ripsom?-preguntó con voz quebrada- ¡Oh, santa mierda! ¿Qué haces en la cloaca?

-Él lo prometió Alaska, me prometió dulces y diversión.

- ¿De qué hablas, Betty?-acerco su ojo a la coladera- ¿Quién te llevo?

-Él quiere que vengas con nosotros, dice que eres su favorita.

Aquello asusto a la chica y cuando intento retroceder millones de cordones se enredaron en sus brazos. Un segundo globo comenzó a salir de la coladera.

- ¡Ayúdenme¡ Por favor ¡Mamá!-gritaba lo más fuerte que sus pulmones le permitían.

-Ven conmigo Alaska, tú también puedes flotar. Siempre serás mi favorita-el globo explotó.

Una enorme cantidad de un extraño liquido negro y pegajoso cubrió por completo el cuerpo de la chica, quien gritaba desesperadamente por ayuda. La puerta comenzó a ser golpeada fuertemente.

« ¿En qué momento se cerró la maldita puerta? »

Repentinamente los cordones desaparecieron arrastrándose hacia la cloaca. El señor Hockstetter fue el primero que entró al cuarto.

- ¿Qué te sucede Alaska?-preguntó tomando la mejilla de rubia.

- ¿No lo ves?

- ¿Qué cosa?-cuestionó esta vez su madre.

« Estas jodidamente loca »

-Había una araña, una enorme araña salió del caño y por ahí se metió-respondió señalando la bañera.

-Esta casa es vieja, tiene cañerías muy profundas. No hay nada ahí-le dijo su padre acariciando su cabello-Vuelve a la cama.

Sus padres se retiraron del baño, dejando a la chica sola nuevamente. Una voz retumbo por todo el cuarto.

-Saluda a tus amigos, Alaska-la voz comenzó a reír descontroladamente-Morirán, morirán si tratan de detenerme.

Aún en shock se deslizó por el suelo, abrazándose a sí misma mientras negaba con la cabeza.


(...)


Morirán

Morirán

Morirán

- ¡Alaska, cuidado!

Un grito seguido del sonido de un claxon saco de sus pensamientos a la rubia que caminaba a lado de su bicicleta.

-Mira por donde caminas niña estúpida-reclamó el hombre del auto sin detenerse.

-L‑lo lamento.

-Oh rayos, ¿te encuentras bien?

-Sí estoy bien, gracias por salvarme Mike-se orillaron y chica recargó su bicicleta en un poste de luz.

Mike miró atentamente el rostro de la chica, había algo distinto en aquel angelical rostro. Debajo de sus ojos unas enormes ojeras formaban una media luna, la sonrisa que siempre cargaba con ella había desaparecido, sus ojos no tenían brillo alguno.

-Somos amigos ¿verdad?-la chica rápidamente asintió-Eso quiere decir que confías en mí.

-Claro que si Mickey, eres mi mejor amigo-respondió acariciando su mejilla- ¿Por qué lo preguntas?

-Te noto algo extraña, nunca estas así de distraída. Además te ves muy mal ¿Acaso no has dormido?

« Oh mierda »

-Estoy bien, simplemente no he dormido mucho. Por cierto me gustó mucho la tarta-intentó cambiar el tema de conversación.

-Oh ¿En serio?-había funcionado.

-Si, tienes talento para cocinar-le brindó una leve sonrisa para después acercarse a si bicicleta-Tengo que irme Mickey, veré a los chicos en la cantera ¿Quieres venir?

-No, no, tengo cosas que hacer. Disfruta de tu día.

La chica estaba apunto de subir a su bicicleta pero Mike la detuvo tomándola del brazo. Alaska lo miró confundida.

« Tienes que hacer algo idiota » pensó Hanlon.

Se acercó a la chica y con sus brazos rodeo su delicada cintura, uniéndose en un tierno abrazo.

-Hablaremos después, no me puedes persuadir todo el tiempo-susurró contra su mejilla-Puedes engañar a cualquiera, pero a mí no Alaska.

-Creo que me estoy volviendo loca, Mickey-el chico comenzó a separarse de su cuerpo, pero Hockstetter no se lo permitió-Espera, me gusta estar así, lo necesito.

La sonrisa en el rostro de Mike demostró cómo se sentía ante aquella declaración, estaba feliz, amaba estar cerca de la chica. Ambos disfrutaban del abrazo ajenos a lo que les rodeaba, ajenos a que un grupo de chicos los miraban furiosos desde el otro lado de la calle.

-Ese maldito negro está muerto.

La joven se despidió de su amigo y retomó su camino hacia la cantera.

(...)

Mientras más se acercaba a su destino los recuerdos de la noche anterior atormentaban su cabeza, había decidido usar un vestido floreado aquella tarde ¿su herida? Ya no era algo de qué preocuparse...

La chica continuaba sollozando en el cuarto de baño, sus padres no habían visto el líquido negro ni el globo lo cual confirmaba que la chica estaba loca. Se miró en el espejo y pudo ver que solo una parte de su cuerpo se encontraba intacta, libre de la extraña sustancia. Su pierna.

Era como si alguna especie de escudo hubiera protegido aquella parte, rápidamente retiro la venda de su pierna y un grito se ahogó en su garganta; la herida había desaparecido y en su lugar una extraña cicatriz se hacía presente.

-Tómalo como un regalo Alaska, tengo obsequios para ti si decides venir conmigo.

-No, no, ¡Sal de mi cabeza!-gritó.

"Eres mi favorita..."

-Oigan ¿Q‑Quién salta?-Preguntó Bill atrayendo la atención de sus amigos y la chica pelirroja.

-Yo primero-respondió Beverly.

-En tus sueños pelirroja, yo siempre salto primero-Alaska dejo caer su bicicleta para correr hacia la orilla y aún con su vestido lanzarse al agua.

- ¡Oh, maldición!-exclamó Richie sorprendido al igual que el resto.

Lo que la rubia había dicho era mentira, ella jamás saltaba primero de hecho esta era la primera vez que lo hacía sola pues siempre alguien la tomaba del brazo para hacerlo. Todos la miraban nadar.

- ¿Qué esperan, maricas?-les gritó mientras se sumergía en el agua.

Beverly fue la siguiente que saltó sacándole un suspiro a Ben, y así uno por uno se lanzaron al agua. Jugaban, se lanzaban agua, nadaban, se divertían todos en la cantera.

-Rayos ¿Qué fue eso?-preguntó Tozier alarmando a la rubia.

-Una tortuga-dijo Alaska después de mirar debajo del agua-Es solo una tortuga.

Después de unos minutos más en el agua, salieron para sentarse cerca de unas rocas. Alaska fue la última en salir, su vestido se había pegado a su cuerpo moldeando su delicada figura.

- ¡Santa mierda!

Exclamó Richie al ver que la ojiverde desabotonaba su vestido mostrando su ropa interior.

- ¿Podrían dejar de mirarme, idiotas?-dijo mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.

-L-lamento haber visto tu pecho, es que es muy grande. Q-q-quiero decir tu cicatriz es grande no tu pecho, aunque también es grande-la chica alzó una ceja-Mejor cierro la boca.

- ¿Qué te sucedió en el pecho?-le preguntó Beverly.

- ¡Oye! Podrías ser más discreta la próxima vez-le reclamó Stanley.

Los perdedores se mantuvieron en silencio, para la joven era algo incómodo y complicado hablar de su cicatriz. Sobre su pecho una irregular línea tomaba camino hasta perderse en su abdomen.

-Tranquilo rulos, algún día lo tendría que saber-dijo sentándose junto a Tozier en una de las duras piedras-Es mejor que lo escuche de mi boca.

-No tienes que...

- ¿Qué versión quieres escuchar?- interrumpió a la pelirroja- ¿La que mis padres te podrían contar o la que el viento cuenta?

Todos se mantuvieron en silencio esperando que la chica comenzara a explicar la razón de su cicatriz.

-Bien, mi madre te dirá que fue mi culpa por que estaba jugando cerca de las láminas de acero que papá tenía en el patio trasero, el viento te dirá la verdad-hizo una pausa para soltar un gran suspiro-Un par de hermanos jugaban en el patio trasero de su casa, un chico y una chica, Patrick y yo. Él quería saber si yo era real así que tomó uno de los cuchillos de la cocina y-con su dedo recorrió toda su cicatriz- Él no quiso hacerlo, fue un...accidente.

Un incómodo silencio se formó después de la declaración de la chica.

- ¡Noticias Ben, estamos de vacaciones!-gritó Richie para liberar la tensión en el ambiente.

La rubia observó como el de lentes revisaba la mochila de Ben y al verlo tomar el poema que había escrito se lo arrebato de las manos para volverlo a guardar.

-Dame eso, son cosas privadas Tozier-reclamó la rubia.

- ¿Y este proyecto de historia?

-Cuando me mude aquí no conocía nadie con quien salir-dijo Ben algo avergonzado-Y empecé a ir a la biblioteca.

-Ibas a la biblioteca ¿a propósito?-Richie miró extrañado a Hanscom.

-Si, las personas que les gusta usar el cerebro asisten a la biblioteca, Bocazas-Alaska le arrebato el cuadernillo para observar su contenido- ¿Estuviste leyendo acerca del viejo Derry?

-A sí que tú eres la otra persona que utilizo el libro.

-Me descubriste Benjamín-dijo riendo la rubia.

-Quiero ver-la pelirroja se acercó al grupo de chicos- ¿Puedo?

Alaska le entrego el cuadernillo negro a Beverly y se alejó para tomar su vestido, que se encontraba secándose sobre una rama. Seguía húmedo, pero prefería eso a que alguien la viera semidesnuda con cinco chicos a su alrededor y que su madre pensara que era una cualquiera. Cuando estaba amarrando las agujetas de sus zapatos un arbusto comenzó a moverse.

« ¿Es una puta broma? »

Esperó a que lo que sea que estuviera escondido detrás del pequeño árbol diera la cara, estaba con sus amigos y nada podía pasarle (o eso quería creer). Soltó una risa nerviosa al ver quien se escondía en aquel lugar.

-Eres solo tú ¿acaso quieres darme un ataque, pequeño?

Era una tortuga, no, no cualquier tortuga; era la misma que nadaba en el agua. ¿Cómo lo sabía? Simple, era una fuerte corazonada.

-Te llamaré Danny ¿Te gusta?-le preguntó tomándola en brazos.

«Ahora hablas con una tortuga, genial Alaska»

La chica miraba con curiosidad al animal, lo común que hacían las tortugas era esconderse en su caparazón cuando algo se acercaba pero esta no lo había hecho. Por un momento Alaska creyó que el animal la analizaba con detenimiento, sintió como sus pequeños ojos atravesaban su cuerpo mirando su alma.

-Bien, Danny. Vendrás a casa conmigo ¿Te agrada la idea?

Como si "Danny" hubiera comprendido sus palabras, movió sus patitas con gracia haciendo que la chica sonriera con ternura.

-¡Alaska! Vamos a la casa del niño nuevo ¿Vienes?

-Si, claro Eddie.

Rápidamente tomó el resto de sus pertenencias y con cuidado guardó a Danny en la canasta de su bicicleta. Jamás pensaría que la tortuga le daría muchas respuestas...





❧Voten y comenten☆



Nota de la autora:

Tomé el nombre de Danny de otro de los personajes de mi queridísimo Stephen King, los que leyeron o vieron el Resplandor entenderán la referencia ;)

✒𝕳0𝖔𝖓𝖊𝖞𝖑𝖊𝖒𝖔𝖓

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