ˏˋ🎈°•[ HAPPY SUMMER ]*⁀➷ೃ

❝  ― Quizá el provoca eso ❞

Campanas

La campana

La escuela

La escuela se acabó.

La campana retumbo en cada pasillo de la escuela municipal de Derry, un gran edificio de ladrillo de Jackson Street. Gritos de alegría se escuchaban por todo el lugar. Apaciguado por los alaridos unos pasos se escuchaban, Alaska se encontraba corriendo hacia su salón, pues la señora Douglas estaba dando las calificaciones.

Resbalando y tropezando llego al salón y tomo asiento en una de las butacas vacías que para su mala suerte se encontraba al lado de nada menos que Gretta Keene , Greta provenía de una familia rica aquellas que viven en la parte oeste de Broadway, podría vestir ropa bonita y cara, pero eso no la convertía en una buena persona.

Greta había sido, en varias ocasiones la artista detrás de los moretones que Alaska llevaba a casa.

Mientras Alaska evitaba a toda costa cruzar mirada con Greta, la señora Douglas habló.

- Ahora, por favor, acérquense conforme los llame por su nombre...

A medida que pronunciaba nombres los niños después de recibir su calificación caminaban serenamente hasta llegar a la puerta y echar a correr con gritos de felicidad.

Nombre tras nombre era pronunciado por la profesora, excepto el de Alaska

«Dios no puedo repetir el año, por favor no» pensó.

En ese momento escucho su nombre seguido de Ben Hanscom

A sus 15 años aquel chico tenía una barriga más o menos del tamaño de Nuevo México. Casi siempre usaba una sudadera holgada, así había sido desde el primer día de clases después de vacaciones de navidad. La rubia recordaba muy bien aquel día, Ben había llegado con una enorme sonrisa a la escuela con una de las camisetas que su madre le había regalado, pero su sonrisa se borró después de que Belch Huggins gritara a los cuatro vientos: « ¡Eh, miren! ¡Miren lo que le trajo Santa Claus a Ben Hanscom! ¡Un buen par de tetas! » La mayoría de los presentes estallaron de la risa y Belch había estado a punto de sufrir un colapso por tan graciosa broma.

Pero para la chica aquel comentario había sido todo menos gracioso. Sentía lastima por aquel chiquillo, si, podría tener el pecho algo grande pero ella creía que era como un lindo cachorro, tierno y suavecito.

Ambos chicos se acercaron, Alaska le dedico una dulce sonrisa al chico que respondió con un leve sonrojo; y a pesar de que habían nombrado primero a la joven Hockstetter, la señora Douglas se dirigió a Ben.

- Ha sido un placer tenerte como alumno, Benjamín - dijo al entregarle sus calificaciones.

- Muchas gracias señora Douglas.

Una voz burlona se escuchó desde la parte trasera del aula.

- Ay, graaacias, señora Douuuglas.

Ese era Henry Bowers, por supuesto. Debería estar un año arriba con sus amigos Belch Huggins y Victor Criss, pero estaba repitiendo curso. Ben y Alaska tenían la sospecha de que iba a repetir otra vez ya que la señora Douglas no lo había llamado aun y aquello era una mala señal.

A Ben eso le preocupaba pues si sucedía a él le correspondería parte de la culpa. La semana anterior durante los exámenes finales Henry había intentado copiarle pero Ben había enrollado su brazo en torno al examen negándole la vista.

En cuanto el chico tuvo en sus manos sus calificaciones tomó su mochila huyo del salón, agradeciendo mentalmente a los dioses que amparan a los gordos porque Henry Bowers, gracias al orden alfabético, no había salido primero del aula.

- Bien, ahora usted señorita Hockstetter - dijo la profesor mirando sus calificaciones - aprobaste.

La joven felizmente estiro su mano para tomar los papeles pero la profesora se los negó.

- Pero eso no significa que puedas estar feliz, si no fuera por tus buenas notas y la lástima que te tiene el director, tendrías que repetir el año por tu horrible conducta - al ver la chica  noto su mirada en el suelo - no te dejes contagiar por los malos hábitos de tu hermano.

Por fin entre las manos de Alaska se encontraban sus calificaciones, y al igual que Ben tomo su mochila y corrió lo más rápido posible fuera del aula. Sin prestar atención al camino avanzó hasta que su cuerpo se estrelló contra algo, o más bien, alguien.

- Lo lamento, Ben.

- No te preocupes Alaska - dijo el chico mientras se sacudía el trasero.

- ¿Es tu anuario? - Alaska miro la parte en donde deberían de haber firmas, pero que se encontraba en blanco - ¿Puedo? - preguntó mientras sacaba de su mochila un bolígrafo negro.

El chico solo asintió mirando hacia otro lado, sonrojado nuevamente.

- Listo, ¿puedes firmar el mío?

Ben levanto la mirada consternado, acaso había escuchado bien, Alaska una de las chicas más lindas de la escuela - o de Derry - ¿le había pedido que firmara su anuario? era todo un sueño. Torpe pero rápido saco un bolígrafo de su mochila y con la mano temblorosa escribió su nombre en el anuario.

Noto que había otras firmas, pero la que se robó su atención fue solo una, la de Beverly Marsh. «Desearía que ella firmara mi anuario» pensó. No lo malinterpreten, se sentía honrado de que Alaska escribiera su nombre en su anuario anteriormente vacío, pero Beverly, aquella chica era un sueño. Su sueño.

Al terminar ambos se dieron una sonrisa, pensando que sería la última vez que se verían hasta el próximo año y se marcharon por caminos diferentes.

- ¡Chicos, esperen! - grito cuando vio a sus amigos caminar deprisa hacia la salida.

Los cuatro chicos se detuvieron unos momentos hasta que la chica les siguiera el paso.

- ¿De qué hablan?- preguntó ella.

- De que Stanley se quedara sin pene - respondió Richie Boca‑sucia Tozier

La chica se limitó a reír en voz baja ya que en ese momento se encontraban pasando al lado de Henry Bowers y sus amigos, quienes les lanzaron una furiosa y penetrante mirada. Ella rápidamente se colocó al lado de Eddie - como si aquello sirviera de algo - para no tener que pasar junto a su hermano.

- ¿Creen que quiera firmar mi anuario? Tal vez escribir: querido Richie, lamento haber metido esa asquerosidad en tu mochila el mes pasado, que tengas un lindo verano.

La chica negó mientras reía de las ocurrencias de Tozier.

(...)

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Recuerda el toque de queda

Siete de la tarde

Departamento de policía de Derry

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Aquellas palabras que se leían en la entrada de la escuela.

Cuatro chicos se encontraban desechando sus libros bajo la atenta mirada de una rubia.

- ¿Saben? esos apuntes y libros podrían serle útiles a alguien - dijo la rubia acomodando su mochila sobre su hombro.

- Oh, vamos Alaska es la mejor sensación de la vida - habló Stan mientras terminaban de botar sus libros.

- ¡Si, como masturbarse la primera vez! - exclamo con emoción Richie.

- Dios, que asco - respondió Alaska con un gesto de desagrado - ¿Qué quieren hacer mañana?

- Empiezo a entrenar - respondió Richie mientras se colocaba la mochila.

- ¿A entrenar en qué? - preguntó Eddie.

- Street Fighter.

- Así quieres pasar el verano - preguntó Alaska - ¿Con un juego?

- Es mejor que estar con la mamá de Eddie ¡Ohh! - contesto burlón a la vez que alzaba su mano para que Uris se la chocara.

- ¿Y si vamos a la cantera? - pregunto el de rulos después de bajar la mano de Richie.

- Tenemos los b‑baldios-dijo Bill

Todos asintieron como respuesta.

- La mamá de Betty.

Todos dirigieron su mirada hacia el lugar que Eddie señalo.

- ¿Enserio espera que salga de la escuela? - Pregunto Uris.

- No lo sé - suspiró kaspbrak - como si Betty se hubiera escondido en las escuela estas semanas.

- Si fueras tú, tu madre también vendría todos los días a buscarte - dijo Alaska para después dirigirse hacia la madre de Betty.

Pocas fueron las veces en las que Alaska convivió con Betty, aun así fueron suficientes para que la joven le agradara.

- Hola señora Ripsom - saludo cuando estuvo cerca de ella, la mujer la miro con angustia - No, no la he visto.

La mujer regreso su vista nuevamente hacia la entrada de la escuela.

- Yo...yo quería darle esto - le mostró un pequeño brazalete rojo - Betty me lo dio la última vez que la vi, los hicimos en clase de artes y pensé que quizá desearía conservarlo.

La señora Ripsom miro con ternura a la chica y estiro la mano para tomarlo, pero rápidamente la retiro negando.

- Eres una chica muy dulce Alaska.

Aquello dio por terminada la pequeña conversación, y Alaska se retiró lentamente bajo la penetrante mirada del oficial Butch Bowers.

La rubia alcanzo a escuchar a Tozier disculparse.

- Lo siento Bill, perdida.

- Los baldíos no están mal - continuo con la conversación Alaska - ¿A quién no le gusta chapotear en agua asquerosa?

En ese momento sintió como alguien jalaba atrás su mochila, haciéndola chocar con Richie y Stan cayendo al suelo.

Era su hermano acompañado de sus amigos. Patrick se agacho a la altura de Stan y le arrebato su Kipá.

- ¡Devuélvemelo!- suplico Uris mientras intentaba quitárselo de las manos, pero Patrick lo arrojó hacia el autobús escolar.

- Déjalo en paz Patrick - enfrento la ojiverde a su hermano mientras intentaba ponerse de pie.

Sin embargo antes de que pudiera ponerse de pie para encararlo se encontraba nuevamente en el suelo, pues Patrick la había inmovilizado tomando con su mano ambas muñecas de la joven.

- Suéltame - exigió, pero fue ignorada - Por favor Patrick - el chico la miro con una sonrisa cínica para después lamer su mejilla y liberar sus muñecas bruscamente.

«Maldito cerdo» pensó.

Con ayuda de Eddie la chica se puso de pie.

- Perdedores - murmuro Henry cuando paso al lado de Bill, chocando sus hombros.

- ¡E‑eres un i‑idiota, Bowers! - grito Bill el Tartaja Denbrough.

- Cállate, Bill - le susurró Alaska tomándolo del hombro

- ¿D‑dijiste algo, B‑billy? - lo imito Henry - Tenías tiempo fuera este año por tu hermano. Se te acabó.

Detrás de los chicos el Oficial Bowers - padre de Henry - hizo sonar la sirena de su patrulla como advertencia su hijo, quien lo miró por un momento para luego regresar su mirada a la rubia.

- Este verano sufrirás, tú y tus amigos maricas - advirtió para después lamer su mano y restregarla en la cara del castaño y alejarse con sus amigos.

- Adiós, hermanita - dijo Patrick después de besar su mejilla burlonamente.

- Imbécil - dijo para sí misma mientras lo miraba reír con sus amigos.

Los Bower Gangs se subían a un auto azul, bajo la mirada de los perdedores, para después alejarse a toda velocidad.

- Ojalá él se perdiera - murmuró Richie sin quitarles la mirada de encima.

- Tal vez él causa eso - respondió Eddie.

La chica solo los observo, mientras pensaba que quizá no era bueno decir esa clase de cosas.

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