EN UN MUNDO dividido por luces y sombras, era casi imposible imaginar que algo tan frágil como el amor pudiera unir dos realidades tan opuestas. Piltover, la ciudad de engranajes dorados y progreso reluciente, miraba siempre hacia abajo, donde Zaun se extendía como un laberinto de acero oxidado y neón parpadeante. Sin embargo, en aquel espacio entre ambos mundos, nació una historia que desafió las barreras del prejuicio.

Lira Astmoor era una ingeniera de Piltover, conocida por su habilidad para crear artefactos delicados con una precisión casi mágica. Su vida era ordenada, regida por el ritmo constante de las invenciones y las expectativas de una ciudad que valoraba el progreso por encima de todo. Nunca había considerado mirar más allá de las fronteras de su mundo perfecto, hasta que una falla en su último proyecto la llevó a buscar materiales en los rincones más inesperados.

Fue en un mercado clandestino al borde de Zaun donde conoció a Kael Lytton, un inventor local cuya fama en las profundidades de la ciudad subterránea se debía a su ingenio y capacidad para crear maravillas con piezas desechadas. Kael era todo lo que Lira no era: caótico, apasionado, y lleno de una energía que parecía irradiar incluso en los lugares más oscuros. Sus manos estaban marcadas por el trabajo, pero su sonrisa era tan cálida como la luz que faltaba en Zaun.

El primer encuentro fue casi un choque de mundos. Lira intentó regatear por una pieza única que Kael había fabricado, una aleación que no podía conseguirse en Piltover. Él, con una risa despreocupada, le propuso un trato: la pieza sería suya si accedía a tomar un té con él. Lo que comenzó como una negociación se convirtió en una conversación que se alargó hasta la madrugada.

Con el tiempo, sus encuentros se hicieron habituales, primero como aliados en la creación de inventos imposibles, y luego como algo más. Lira encontraba en Kael una libertad que nunca había conocido, y Kael veía en Lira una luz que iluminaba incluso los rincones más oscuros de Zaun. Contra todo pronóstico, se enamoraron.

La unión de ambos no fue sencilla. Lira enfrentó el juicio de Piltover, donde su relación con un hombre de Zaun era vista como una traición a los ideales de la ciudad. Kael, por su parte, soportó el escepticismo de sus compañeros en Zaun, quienes veían con desconfianza a una mujer de la superficie. Pero juntos, construyeron un espacio donde sus mundos podían coexistir, un taller improvisado en la frontera entre ambas ciudades.

Fue en ese taller, rodeados de piezas que contaban su historia, donde nació Elaine. Desde el momento en que la sostuvieron en sus brazos, supieron que ella sería diferente. Los ojos de la niña reflejaban la claridad de Piltover y la intensidad de Zaun, como si en su interior llevara ambos mundos.

Elaine creció con el corazón dividido entre luz y oscuridad, pero también con la certeza de que el amor puede superar cualquier barrera y aunque sus padres sabían que su camino no sería fácil sus padres estaban seguros de que su hija encontraría la manera de ser el puente entre ambos mundos. Realidades que parecen destinadas a estar separadas para siempre.

Las estrellas de piltover y las luces de zaun brillaban juntas aquella noche, como si el universo reconociera el nacimiento de una nueva esperanza. Elaine lytton solo era hija de dos mundos; era el comienzo de algo más grande, algo que cambiaría el curso de sus vidas y el de muchos otros.
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En el taller que unía dos mundos tan distintos, Lira y Kael contemplaban el rostro de su pequeña hija, Elaine. Cada rasgo de la niña era un recordatorio de la improbable unión entre la perfección luminosa de Piltover y la caótica creatividad de Zaun. Sin embargo, mientras el amor por su hija crecía, también lo hacía la preocupación.

Kael, con su espíritu práctico, sabía que Zaun no era un lugar donde Elaine pudiera crecer en paz. El aire cargado de toxinas, el peligro constante y la lucha diaria por sobrevivir no eran el futuro que deseaba para ella. Lira, aunque profundamente conectada con el taller y su vida junto a Kael, compartía sus miedos. Ambos comprendían que, por mucho que amaran Zaun, el lugar no les ofrecería la estabilidad que deseaban para su hija. Ambos comprendían que, por mucho que amaran Zaun, el lugar no les ofrecería la estabilidad que deseaban para su hija.

La decisión fue dolorosa. Despedirse de Zaun significaba abandonar no solo un hogar, sino también la esencia misma de lo que los unió. Pero el amor por Elaine era más fuerte que cualquier arraigo. Con lágrimas en los ojos, Kael apagó las luces del taller por última vez, mientras Lira sostenía a la bebé en brazos, prometiéndole un futuro lleno de posibilidades.

En Piltover, la transición no fue fácil. Aunque Lira era respetada por sus logros, la presencia de Kael, un hombre de Zaun, provocaba miradas de desaprobación. Pero juntos trabajaron para adaptarse. Lira retomó su posición como ingeniera en un prestigioso taller, y Kael, aunque extrañaba la libertad de su ciudad natal, encontró maneras de aportar su talento, reparando artefactos que otros consideraban irrecuperables.

Elaine creció rodeada de comodidades, pero desde muy pequeña, sus padres notaron algo extraño en ella. Había momentos en los que la niña se quedaba quieta, mirando fijamente a personas en la calle o incluso a sus propios padres, como si pudiera ver algo que los demás no percibían.

El día que su habilidad despertó por completo cambió todo. Tenía apenas cinco años cuando, en una visita al mercado de Piltover, Elaine tocó la mano de una anciana que pedía limosna en la esquina. Sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato, y empezó a llorar desconsoladamente. Al llevarla de regreso a casa, Kael y Lira intentaron calmarla, pero las palabras de Elaine los dejaron helados:

—Ella perdió a su hijo. Está sola y muy triste.—dijo entre sollozos.

Lira trató de razonar con la niña, pensando que quizá lo había imaginado, pero Kael reconoció algo más profundo. Las palabras de Elaine eran demasiado específicas, demasiado precisas para ser coincidencia.

Con el tiempo, la pequeña Elaine comenzó a describir cosas que no podía haber sabido: dolores, miedos y pérdidas de las personas que la rodeaban. Era como si pudiera ver el sufrimiento que los demás escondían, como si los cristales que Kael había trabajado toda su vida ahora hubieran encontrado una conexión viva en su hija.

Sus padres, incapaces de comprender del todo su poder, decidieron mantenerlo en secreto, temerosos de lo que Piltover podría hacer si descubría su don. Mientras Lira y Kael intentaban ofrecerle una vida normal, Elaine crecía con el peso de un mundo que apenas comenzaba a entender.

Aunque la decisión de mudarse a Piltover había sido para protegerla, con el tiempo, Kael y Lira se darían cuenta de que el destino de Elaine no podía ser contenido en los límites de una ciudad. En su interior latía un poder que conectaba el sufrimiento de los demás con una fuerza mucho mayor, una que no podría permanecer oculta para siempre.
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Lira y Kael observaban a Elaine desde el otro lado del cristal reforzado. Su pequeña hija apenas tenía cinco años, y su figura era tan frágil que temblaba bajo la fría luz azul que irradiaba de los cristales en el laboratorio. No entendía lo que sucedía, pero confiaba en ellos. Siempre lo hacía.

—No tenemos otra opción, Lira. Si la detectan, nos la quitarán... o peor —susurró Kael, apretando los puños mientras la culpa se dibujaba en su rostro.

—Lo sé. Pero cada vez que la veo ahí, siento que le estamos fallando como padres —respondió Lira, con los ojos fijos en su hija.

Los experimentos eran su única alternativa. Desde que Elaine había mostrado sus primeros destellos de habilidad, ambos habían comprendido el peligro. Su don con los cristales no solo era raro, era único. Los rumores de familias influyentes en Piltover y Zaun, dispuestas a todo por explotar habilidades así, no eran solo historias de terror.

Esa noche, las pruebas se centraban en su resistencia al contacto prolongado con cristales hextech inestables. Aunque se aseguraban de minimizar los riesgos, siempre había una posibilidad de que algo saliera mal.

—Papá... mamá... ¿cuánto falta? —preguntó Elaine con voz temblorosa, sus pequeños dedos extendidos hacia los cristales frente a ella.

—Solo un poco más, cariño. Aguanta —respondió Lira con una sonrisa rota, mientras Kael desviaba la mirada, incapaz de sostener la escena por más tiempo.

Cada experimento era una apuesta, un intento de protegerla y, al mismo tiempo, de entender sus habilidades. Pero con cada prueba, Lira sentía que se distanciaban entre ellos y con ello, la sombra de sus propios miedos: ¿realmente la estaban salvando o condenando.

Con el tiempo, los experimentos comenzaron a dejar cicatrices visibles en Elaine. En sus brazos y piernas aparecieron líneas translúcidas, casi como venas cristalizadas que brillaban débilmente en la oscuridad. Aunque parecían inofensivas, cada pulsación emitía un leve dolor que solo ella podía sentir.

—¿Por qué me duele, mamá?—preguntó un día, con lágrimas en los ojos mientras frotaba sus pequeñas manos contra sus muñecas.

Lira no tuvo palabras. Se limitó a abrazarla, sintiendo cómo el peso de su decisión se volvía insoportable. Kael, por otro lado, se sumergía más en su trabajo, buscando soluciones que nunca parecían llegar.

Emocionalmente, Elaine comenzó a retraerse. La niña que una vez corría por la casa riendo ahora prefería los rincones oscuros. Desarrolló un miedo irracional a los cristales, incluso a aquellos que antes usaba para jugar.

—No quiero tocarlos más... no quiero sentir eso otra vez—le dijo a Kael una noche, con su voz rota.

Kael se quedó helado. Sabía que cada experimento que realizaban erosionaba la confianza de Elaine en ellos. Intentó explicarle que todo lo hacían para protegerla, pero las palabras sonaban huecas incluso para él.

Las visiones también comenzaron a intensificarse. A veces, Elaine se despertaba gritando en medio de la noche, describiendo tragedias que no podían ser reales... hasta que lo eran. Veía los rostros de personas que nunca había conocido, sus gritos y sufrimiento cristalizándose en su mente.

— Esto es mi culpa... —murmuró Lira una noche mientras observaba a Elaine desde la puerta de su habitación, donde la niña dormía inquieta.

—Nuestra culpa —corrigió Kael, aunque su voz estaba cargada de un sentimiento de inevitabilidad.

El aislamiento de Elaine se profundizó. No tenía amigos, y cualquier intento de interactuar con otros niños terminaba en miradas de miedo o rechazo. Aunque sus padres la amaban profundamente, Elaine no podía evitar preguntarse si ese amor era suficiente para sanar las cicatrices que ellos mismos le habían causado.
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ELAINE Lytton , nunca entendió del todo su lugar en el mundo. Criada en Piltover por su madre, Liora Astmoor una mujer elegante y sofisticada, la pequeña fue educada en un entorno de lujo, disciplina y perfección.   Sin embargo, su padre, Kael Lytton, provenía de Zaun, y aunque había hecho su vida en Piltover, las historias que él le contaba sobre las calles llenas de caos, pero también de vida, despertaban una fascinación inexplicable en la joven.

Las noches en que su madre le hablaba de la brillantez y progreso de piltover contrastaban con las narraciones de su padre, sobre cómo las sombras de Zaun albergaban a los más fuertes y valientes. Era un tira y afloja constante, un choque de mundos que ella no podía entender completamente.

UN DÍA ,mientras paseaba por los límites de Piltover,  cruzó por accidente el umbral hacia Zaun. Ese fue el día en que conoció a Vi, Powder, Claggor y Milo.

En las ruidosas y oscuras calles de Zaun, los niños corrían sin preocupaciones, ajenos al mundo que se derrumbaba a su alrededor.

La niña observó desde las sombras, fascinada por su libertad. De alguna manera, todo lo que conocía en Piltover parecía vacío en comparación.

—¡Atrápame si puedes!—gritó una niña de cabello azul mientras sus hermanos la perseguían.

Una adolescente de cabellos rosados , lanzó una mirada desafiante a la infante desde la distancia, percibiendo su presencia de inmediato.

—¿Qué miras?—preguntó la chica, sus ojos grises  brillaban  con curiosidad.—Nunca te he visto por aquí—dijo observando con atención a la pequeña.

Elaine se sintió un poco nerviosa, pero su espíritu aventurero no la dejó callar.

—Soy Elaine, vivo en Piltover… nunca había estado en Zaun antes—hablo con timidez.

La mayor la observo por un momento, midiendo la situación ya que no confiaba en los de arriba .

—Piltover, huh…— murmuró, como si lo estuviera considerando. —Bueno, quieres jugar con nosotros. Porque si vas a  quedarte aquí, más vale que te unas—habló la chica suavizando su mirada.

Antes de que Elaine pudiera responder, Powder ya había tirado una roca hacia ella.

—¡A correr!—Grito la más pequeña del grupo

En ese momento, la infante se lanzó a la carrera junto a ellos, sintiendo una libertad que nunca había experimentado en los jardines y calles ordenadas de Piltover. Por primera vez en mucho tiempo, dejó de ser la niña perfecta que su madre quería que fuera y se entregó por completo al caos.
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│ aclaraciones  ┊

┊✦│ CREDITOS  a lol , riot games, Netflix y a los creadores de arcane ; cambios en la trama me pertenecen así como la vida de Elaine lytton y sus padres.

┊✦│ ESTA HISTORIA CONTIENE  MENCIÓN De violencia, experimentos, palabras malsonantes , consumo de drogas , sangre etcétera, si eres sensible por favor leer con precaución.

┊✦┊ ESTE ES UN FIC inspirado en la serie de Netflix Arcane del universo de league of legends así que mis más sinceras disculpas  si ven que el lore del juego no concuerda con el de la serie. Me estaré basando más en la serie que en el juego.

┊✦│ FANFICTION de Ekko el niño salvador porque lo amo, es mi personaje favorito al igual que muchos otros en la serie.

┊✦│ SU INTERES ROMÁNTICO es Elaine una joven de piltover que intenta encontrar su destino y donde pertenecer en medio de la guerra entre ambas ciudades sin saber que algo más grande le aguarda.

ᥫ᭡  ANNA'S NOTE ᥫ᭡ 

Hey bienvenidos , este es mi primer fanfic de arcane tenía muchas ganas de hacer una historia pero por momentos me bloqueaba y no sabía si lo que hacía estaba bien escrito o no .

Hace poco termine la serie y como soy muy imaginativa me puse a crear esta fic , claramente habrá errores ortográficos pero trataré de corregirlos , también pienso en volver a ver la serie para seguir el orden e incluir a mi personaje original Elaine .

No prometo actualizaciones muy seguidas ya que a veces me bloqueó y no escribo nada , aún así espero que le den una oportunidad a esta historia .
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┊Dedicatorias ┊

xElsyLight  has estado esperando por tanto mi  fic de Cristal Souls está aquí , dedico mi amor a Viktor y espero que nuestra amistad perdure . Gloriosa como una estrella brillante eres .

 -kir4man_  una escritora con talento y creatividad únicos, te dedico una pieza ancestral, el baile que has estado esperando .

H4namix Eres una maga de la creatividad, tu luz ilumina todo alrededor, acaso será lo que los dioses llaman musa , porque tienes algo que atrae a los demás . Única inspiración de mi jardín.

Y a todas mis chispas arcanas   espero que les guste.🎀

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Cristal souls |ᵃ ᵃʳᶜᵃⁿᵉ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜᵗⁱᵒⁿ|
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