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|CAPÍTULO 4|

Es viernes, como está noche se realiza el partido de básquet contra el equipo de otra institución las clases se ven reducidas. De hecho tengo la suerte de solo tener dos materias por la mañana, el resto del día lo tengo libre y por eso estoy llegando a casa de sorpresa. Espero encontrar a alguien. Papá seguro está trabajando en el gimnasio, Ara en clases o en la academia de danza. Conozco el código de entrada así que ingreso. Me quito los zapatos y me coloco las pantuflas que están destinadas para mí. 

—¡Omma, hola! ¿Hay alguien?

Voy a la cocina, hay ollas sobre la estufa encendida. Huele muy bien, a comida casera de mamá. Levanto la tapa y rápidamente una voz autoritaria me detiene.

—Haras que salpique y se ensucie todo.

Devuelvo a su lugar y voy a ella abrazarla, me corresponde. Es muy pequeñita entre mis brazos e intenta darme el gran abrazo de oso que apenas logra realizar. Beso su frente y me indica que nos sentemos en la mesa un rato.

—¿Qué haces aquí, hijo?

—Vine a verles, tuve clases en la mañana y sabiendo que tendría la tarde libre vine almorzar con mi hermosa madre.

Se sonroja, se levanta para revisar la comida y yo decido servirme algo de jugo.

—¿Quieres que te prepare un batido de frutas bien frío? ¿O qué cocine algo especial para ti? Unas galletas de chocolate y avena para que lleves a la universidad. —niego y besó su mejilla—. JungKook, ¿has estado comiendo correctamente? No quiero que te saltes comidas. Si sabía que venías hacia las compras del supermercado para que lleves raciones.

La detengo.

—Omma, no hace falta. Tengo tres abundantes comidas al día, hay una tienda de conveniencia abierta las veinticuatro horas y tenemos máquinas con bebidas y snacks saludables. No moriré de inanición, créeme.

Me acuna el rostro con dulzura, su mirada es melancólica y maternal. Tal como Mingyu, piensa que estoy extremadamente delgado y debo comer más. Desde mi pubertad es un tema que aún sigo trabajando, para mí no es fácil. Pase de ser un niño obeso que comía de todo a toda hora sin control ni medida a estar en el proceso de la pubertad obsesionado por las calorías y el ejercicio. Luego, inconscientemente me saltaba comidas, me excedía en el gimnasio e intentaba hacer todo tipo de dietas absurdas que la mayoría del tiempo terminaban en atracones que lograban deprimirme más tarde.

Es cuando esa persona especial, la única mujer que deje entrar en mi vida me ayudó. Con ella me volví vulnerable y me permití hundirme. Gracias a ella también tuve el valor de contarle a mis padres la situación, ellos me creían porque lograba hacerles ver qué estaba bien cuando no era así y fue el comienzo de un largo y doloroso camino emocional que logré estabilizar. Ya no me obsesiono con estar horas encerrado en el gimnasio ni disminuir las porciones de comida, o de cómo se ve mi cuerpo frente a un espejo, o lo peor, la de compararme con otro. Aunque si reviso las calorías e intento no comer comida chatarra.

Por eso también decidí estudiar está carrera, para poder ayudar a otros. Uno de los futuros proyectos que tengo en mente es unirme a Yoongi hyung e intentar asistir a personas en lo mental y físico ante desordenes alimenticios u otros problemas.

—¿Quieres otro plato, mi amor?

—No, ma, gracias. —hizo kalguksu y bibimbap. Me sirvió un cuenco grande de arroz también. Hasta que no termine todo ella no se mueve. Hemos hablado mucho. Por ahora no tiene trabajo y está siendo ama de casa. Mencionó que tal vez tenga un puesto como profesora de yoga en el gimnasio ya que appa quiere abrir clases—. ¿A qué hora viene Ara?

—Oh —revisa la pantalla de su teléfono—, dentro de un rato debo pasar a buscarla. Queda a unos veinte minutos, ¿quieres acompañarme? Le va alegra muchísimo verte, cielo.

Acepto y nos preparamos. Hace mucho calor, extraño ir a la playa. Me deja conducir mientras me sigue contando los cambios drásticos de mudarnos a Busan. Es mucho más tranquilo, familiar y cómodo. Falta que nos acostumbremos al ritmo pero creo que será rápido. Llegamos temprano, aparcamos y mamá decide que iremos a sorprender a mi hermana que aún debe estar en clases.

Caminamos por los pasillos, hay varios salones con espejos en las paredes, música que se escucha desde la entrada. El salón más grande es donde Ara se encuentra con los demás. Ella hace danza contemporáneo, también algo de ballet. La última vez me comentó por mensaje que se anotó a la clase de hip hop que se impartía en el mismo lugar. Está decidida a convertirse en Idol o en bailarina profesional. Me atrevo a grabarla, mi hermosa hermana es talentosa. Está adelante de todo y se mueve con fluidez. La admiro.

Acaban minutos después, todo se convierte en un desorden de voces, risas y suspiros de cansancio. El que parece el profesor está felicitando a todos, sonríe con calidez a cada uno, estoy intentando llamar la atención de Ara. Lo hace cuando va en busca de su bolso y en segundos salta a mis brazos sin importar que sea vea extraño lo pequeñita que se ve rodeando a un rascacielos como yo. Está feliz se nota, no para de contarme lo mucho que aprendió en danza y todos los amigos que hizo en su nueva escuela. Entonces la presencia de quién es el profesor nos interrumpe. Saluda a mamá y luego vienen las presentaciones.

—He escuchado mucho de ti.

—Espero que cosas buenas.

Nos reímos. Entonces el chico le sonríe a Ara.

—Recuerda practicar los giros, no temas a arriesgarte. Si sale mal debes ser persistente hasta que salga.

—Sí, sunbae.

—Me alegro conocerte, JungKook.

—Lo mismo digo, JiMin.

Se despide una vez más. Y nosotros salimos para ir a por un helado. Mi hermana ahora quiere saber todo lo que pasó conmigo en estos días, cómo me fue hasta ahora, si conocí gente e hice amigos. Bueno, le conté sobre los tres dementes que me acogieron y hasta ahora no me permiten respirar. Incluso armaron un grupo de Kakao donde estamos los cuatro, y YuGyeom me presumió en sus redes cuando una mañana decidimos hacer ejercicio juntos. Eludí el tema de mi compañero de la infancia y su novia que a día de hoy nos asesinamos con la mirada.

Pues descubrí que ella es una de las alumnas con calificaciones perfectas, la primera en el cuadro de honor y la favorita de los profesores. Eso cambió cuando llegué yo. Al parecer competimos por el primer lugar y yo lo hice sin quererlo. Lo siento por ella.

Cuando llegamos a casa veo a Yoongi afuera de la suya hablando por teléfono mientras fuma y observa al perro salchicha de la familia corretear por el patio delantero. Me acercó a él esperando a que termine, me agacho para llamar la atención de Comodín y este corre a mí casi tirándome al piso. Quiere mi mano, le gusta morder y sus largas orejas hacen ruido cuando sacude la cabeza. Lindo.

—Te dije que sí, corazón. —rueda los ojos—. ¿Por qué ella tiene que ir? Nunca podemos tener una cita en paz, siempre tiene que estar cerca. —le da una calada grande y suspira exhalando todo el humo. Me mira, entonces puedo ver en su mirada como trama algo—. Llevaré un amigo... Pues si, si tú la llevas yo llevo a alguien más... No está a discusión.... Está bien, bebé. Nos vemos allá... Yo también.

—Sea lo que sea que vayas a proponerme diré que no.

Entrecierra sus ojos y guarda su teléfono en el bolsillo de su shorts.

—¿Cómo sabes que eres ese amigo?

—Porque te conozco, hyung.

Una última calada y lanza el cigarro en un basurero cerca. Comodín sigue correteando alrededor mientras sostiene una enorme rama en su boca.

—Anda, hace mucho no salimos. Desde que volviste no hemos tenido tiempo para vernos ni charlar. También porque he visto como presumes a tus nuevas amistades.

Ruedo los ojos.

—Tengo un evento de la universidad está noche.

—¿Durará toda la noche? —niego, pensativo—. Bien, entonces después nos veremos en el Biff Square en el bar de siempre.

No tengo salida así que acepto. De repente vemos como la cabeza del perro se sacude con fuerza destrozando un hermoso arbusto de rosales.

—A mi madre no le gustará esto.

Pues todo se volvió interesante en la segunda mitad del partido de básquet. Íbamos perdiendo considerablemente hasta que un tiro triple ejecutado por Jaehyun nos puso adelante en el marcador. La gente estaba eufórica gritando y alentando al equipo, el grito ensordecedor de algunas chicas coreaban el nombre de EunWoo y Jaehyun. Según Mingyu eran los mejores dentro del equipo. Por eso no entendí el motivo de porqué Cha comenzó a competir por tener la pelota todo el tiempo realizando pases demasiado arriesgados sin contar con la asistencia de sus compañeros. Típico de querer llamar la atención. Al final ganamos 60 a 58.

Todos van saliendo del recinto a paso lento, nosotros nos quedamos en el pasillo a un costado pues esperaremos a los otros dos a qué salgan del vestuario. Les comenté sobre la salida que tendría con Yoongi hyung pero se negaron ya que al día siguiente tenían sus propias actividades. Es entonces que la masa de gente se achica para salir por la enorme puerta con algo de apuro, el descuido de alguien soltando el material hace que vuelva a su lugar y en eso vemos como el metal golpea de lleno en el rostro de alguien, de nada más ni nada menos que de Kim SunTae que por cosas de la vida —nótese el sarcasmo— termina en mis brazos.

Se hace un revuelo, se aglomeran alrededor sin prestar ayuda y SunTae se sostiene el rostro quejándose. Me preocupa que se haya roto algo porque sonó duro el golpe. Con voz firme me hago a un lado con ella y la obligo a sentarse en una banca. Le pido a la rubia que la acompañaba que traiga hielo, Mingyu me tiende la botella de agua fresca que no abrimos e intento apartar las manos femeninas. Sujeto su rostro con suavidad revisando, al parecer solo se golpeó porque no se ve el tabique quebrado ni sangra. Lagrimea, le cuesta abrir los ojos.

—¿Estás bien? Dime, ¿te duele? Te llevaré a la enfermería, tranquila.

Niega, sostiene mi mano, al parecer se mareó. Estoy por ayudarla a levantarse cuando la voz de EunWoo suena fuerte y firme. Me empuja a un lado y comienza a preguntarle a su novia qué paso. La rubia a la cual pedí hielo llega con una compresa y la compañía de Joy, se quedan observando la escena de un EunWoo preocupado pero regañando a su torpe novia por golpearse, también que se le hinchara y le quedará un horrible hematoma.
Yo no sería tan basura de decir eso y menos a una mujer.

Se la lleva a quien sabe dónde. La rubia los sigue y Joy ofuscada —o eso me pareció— lo hace segundos después. Yo y mis amigos nos quedamos mudos después de la situación.

—Y así es como empieza una historia de amor.

Yoongi se ríe. Le conté lo sucedido con mi compañera de la universidad, él como siempre bromea un poco. Estamos en el bar al que veníamos cuando llegaba de Seúl en vacaciones. Es un pub que luego de las doce se convierte en discoteca. Estamos familiarizados con el ambiente e incluso conocemos al dueño.

—Ya se están tardando. —dice.

Hace más o menos media hora que estamos esperando y aún nada. Hablamos de tantas cosas que no le pregunté a hyung sobre su pareja. Revisa su teléfono, yo bebo de mi trago y cuando sale de las aplicaciones es que veo la foto de su fondo de pantalla. Yo conozco a esa persona que lo está abrazando de atrás.

—¿Qué? —se da cuenta que miro la foto y con orgullo dice:— ¿Te gusta? Salimos bien, ¿no? 

—¿JiMin?

Me mira sorprendido.

—¿Cómo sabes que así se llama mi novio? Jamás te lo he dicho.

—¿JiMin es tu novio?

—Sí, ¿qué tiene? No se por qué que te sorprendes, tú fuiste el primero en saber que soy homosexual.

Estoy por explicarle de dónde conozco al chico en cuestión cuando aparecen dos personas a nuestra mesa. A quienes estábamos esperando.

—¿SunTae?

Estoy doblemente sorprendido. Pero ella al parecer no. Es más, parece fastidiada de verme ahí.

—No sabía que al fin se habían reencontrado. —hyung la mira—. Nunca me lo contaste. Tú tampoco, Kook.

No entiendo nada

—No entiendo, hyung.

—Al parecer no todos recuerdan su pasado o a ciertas personas. —dice SunTae con lo que se me hizo, ¿resentimiento?

Yoongi resopla una risita. Tengo tres pares de ojos en mí.

—¿Qué acaso no la recuerdas?

—No es necesario que se lo digas. Solo fue una vez en la vida.

—Kook, ella es la niña que una vez te defendió en el parque del acoso de unos niños. Nuestra amiga fugaz, SunTae es esa niña.

Amonos... ¿A qué no se lo veían venir?

Mi YoonMin precioso... A qué eso tampoco se lo vieron venir, ¿o si? 😌😏

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