Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|CAPÍTULO 29|

La conversación con papá no fue lo que esperaba. No conseguí que me dijera lo que realmente sucede. Solo supe, a través del administrador del gimnasio, que fue un malentendido con algunos papeles fiscales o algo así. Eso fue todo. Como mi madre, appa aseguró que discutieron por tonterías, las hablaron y ahora están muy bien. Aún así, presiento que hay algo más. Él siempre ha sido sincero conmigo, nunca dudó de mantenerme al tanto de cualquier inconveniente familiar, pero está vez, vaciló y siguió con el mismo discurso. Nada pasaba.

¿Estaré siendo yo el paranoico?

Mientras tanto Kim, aún con su mal humor después de haberme quedado a su lado esa noche. Decidió no asistir al viaje a Tailandia y me avisó, el día anterior, a horas, a través de un escueto mensaje el cuál solamente decía que cuidaría a su madre y que nos la pasemos bonito. Fin. Es todo, sin explicaciones, sin ampliación de por qué diablos hace y deshace conmigo. Y para rematar este insufrible cuento, me deja en visto con las dudas bullendo en forma de acidez ardiendo en la boca del estómago.

Tal vez porque soy el idiota que se lo permite.

Maldita sea, por permitir que me ponga de esta manera tan irascible. Completamente encabronado.

—Hola Jungkook-ie.

Mi cabeza es la que gira primero antes que mis ojos, lentamente, encontrándome con Kwon Eunbi sentada en el sillón al costado del mío. Tiene una sonrisa pícara en sus labios de color rojo mientras sus dedos juegan con el collar que lleva alrededor de su delicado cuello.

Me he mantenido alejado de los demás al llegar al aeropuerto, a todos nos han traspasado a una sala de espera vip.

—Hola.

—No estés triste, corazón, yo te cuidare durante el viaje así no te sentirás solito, ¿mh? —mi cabeza, así como mis ojos, vuelven a moverse, está vez hacia mi mano que es sostenida por la femenina, al estar un tanto inclinada, dejó –a propósito– el escote de su camisa, para nada discreta, lo suficientemente abierta para que se vea a la vista sus enormes pechos. Y discúlpenme, pero es imposible no mirar si ella a cada segundo los muestra sin vergüenza y con total orgullo. Me sonríe ampliamente y con un gesto de su mano lleva parte de su cabello detrás de sus hombros— Sabes, desde que llegaste me mantuviste intrigada. Eres tan lindo, atractivo y atlético, buen alumno y compañero. Si te soy sincera, envidio a SunTae-ssi por haberte ganado. —ahora soy un objeto, que bien, eh— Conmigo no seas tímido, oppa, tal vez este viaje ayude acercarnos.

Lentamente sin apartar la vista de sus ojos alejo mi mano de su poder.

—Estaré bien, gracias.

¿Qué estará haciendo SunTae ahora mismo?

¿Y si le escribo? No, lo más seguro es que me clave el visto.

Ah, la frutilla del postre para terminar esta tragicomedia. Adivinen quién más NO vendrá al viaje. Sí, adivinaron, Cha EunWoo. ¡Yei! Al parecer tiene pendientes muuuuuy importantes en Seúl, y qué casualidad que, él también a última hora decidió cancelar.

—Lo digo en serio, Jungkook-ie, —que no se había ido— puedes contar conmigo en lo que necesites. —ronronea mientras se levanta y está vez decide tocar sin pudor alguno mi hombro deslizar sus dedos por mi pecho e irse triunfante meneando su cabello y caderas.

Está loca.

Todos parecen idiotas mirando la escena. Cuando me percato lanzándoles una fulminante mirada rápidamente vuelven cada uno a lo suyo. ¿Por qué el temor? Si soy un amor. Ah, cuánta mierda debo soportar, mh. Maldita sea.

—¿Todo bien? —Jaehyun, con una sonrisa amable se sienta en el mismo sillón que mi compañera— ¿Quieres hablar de algo en particular? Sabes que puedes hacerlo. —niego— acaso… ¿Es SunTae?

¡Ja!

—¿Qué te hace pensar que lo es? No es eso, digo, aparte de básicamente ella ser quien me obligó, mejor dicho, me coaccionó a venir a este viaje poniendo dinero que tampoco me permite poner. O que maneja mi vida a su antojo, ahora también se da las de ignorarme sin siquiera comunicarme el porqué.

—Tienen un serio problema al parecer. —mira tú, no me había dado cuenta, puf— ¿Qué te molesta realmente, Jungkook? ¿Qué ella te avisará horas antes… —hace una pausa que se me hace dramática. No sé si lo hace por cautela o para retroceder en lo que quería preguntar en realidad—… o que EunWoo también se haya quedado?

—Ella puede hacer lo que quiera.

—¿Seguro? ¿Estás seguro que no sucede nada más? —no respondo, tampoco estoy seguro de nada. Solo del malestar general que tengo a causa de un cúmulo de cosas— Hay rumores.

Dice después de pocos minutos de silencio. Bufo.

—No me digas que crees en esas tonterías.

—No, solo veo lo que está a simple vista. —le miro, está serio— Últimamente SunTae y tú son uña y mugre. Corres a ella cuando algo le sucede y viceversa.

Claro, como que a simple vista mantenemos relaciones sexuales, estudiamos juntos y nos hemos contado intimidades de nuestras vidas y a futuro. Pero no tenemos la suficiente comunicación para saber qué le ocurre al otro. Cómo actuar.

Qué sentir. Qué siento, en realidad.

—Solo está en tu imaginación, Jae. —niego restando importancia. Por los altavoces anuncian que debemos estar en la puerta correspondiente a nuestro vuelo junto a otras indicaciones que no presto atención— Es el cansancio acumulado, el estrés de haber terminado los exámenes. Se me va pasar, mejor disfrutemos las vacaciones, vamos a divertirnos mucho.

Tomo mi mochila en mano sin esperarle y me acerco a los chicos. Yugyeom conversa con Rosé y otra compañera mientras Mingyu aprovecha el servicio comestible y va, creo, por su tercer sándwich. Eso sin contar las dos tandas de americano ice o los rolls de canela y galletas que comió anteriormente. Según él, los viajes lo ponen nervioso y la presión en el aire hace que su estómago sienta hambre. Todavía más con este en particular que serán de seis horas y largos minutos.

—Ya cambien las caras. Se supone que ya se terminó la época de exámenes y al parecer todos aprobamos. —me ofrece un muffin de arándano que niego, verlo comer tanto me antojó pero de algo salado— Que mejor viaje que este para festejar que hemos terminado la licenciatura.

Veo a Yugyeom cruzados de brazos rodar los ojos.

—¿Y tú, por qué la cara de perrito mojado?

—La secretaria de rectoría con la cual estaba saliendo le pidió un tiempo pero en realidad volvió con el ex. —suelta sin filtros Mingyu, y se queda estático con la boca abierta y el último pedazo de sándwich a centímetros.

—Chismoso, jamás volveré a contarte nada. Eres un chismoso. —reímos con Jaehyun. Pensé que la relación de mi amigo solo era pasajera, se ve que no y le está afectando— No me toques, mal amigo. Traidor. —Mingyu le hace ojitos, pucheritos incluso. El otro termina cediendo, no estará molesto tanto tiempo— Tampoco es que será muy de amigos ya que el nuestro aquí presente —rodea el hombro de Jaehyun— está a cada rato destilando corazones por los ojos y bruma por el otro.

—Ja, ja, que gracioso. ¿Envidia de que Rosé y yo seamos perfectos?

Rueda los ojos con fastidio recordándome a alguien.

—Ay, si, mira que envidia tengo. —dice sarcástico haciéndonos reír.

Durante el viaje me mantuve entretenido leyendo, también durmiendo o conversando con Yugyeom que era mi compañero de asiento. Al parecer, le nacieron sentimientos hacia la chica y la decepción solo hizo que se sintiera peor. Definitivamente no voy a pensar en ella, tomaré esto como vacaciones de todo el estrés y las responsabilidades. SunTae y yo no somos nada, por lo tanto puede hacer lo que le plazca y yo también. Excepto aceptar algo que venga de nuestras compañeras, desde que llegamos al hotel se han puesto muy predispuestas conmigo. Dan algo de miedo la forma en que me miran.

Si SunTae estuviera conmigo ni siquiera se atreverían.

Maldita sea, podrías dejar de pensar en ella.

—¿Jungkook-ie? —Eunbi sujeta mi antebrazo con ambas manos ocasionando que su cuerpo se junte con el mío— ¿Qué número de habitación te tocó? —no me deja contestar, me quita la tarjeta de la mano— Te tocó la 725, —se acerca todo lo posible y me susurra contra el oído— la mía es la 730. —y me guiña un ojo. Se ríe— Prometo que nos divertiremos.

Estoy por decirle muy amablemente que no. E incluso quitarle el brazo porque ya comienza a ponerse como garrapata melosa y me incomoda su confianza que yo jamás le di; entonces, de la nada, Joy aparece y sin miramientos la toma del brazo empujándola lejos.

—Seulgi, ¿puedes por favor llevártela? Ya comienza con sus espectáculos ridículos.

La susodicha se acerca rápidamente tomando el brazo de su amiga. Le reprocha en susurros pero Eunbi no parece hacerle mucho caso cuando se aleja molesta. Esa chica es rara. Y sino supiera su extenso prontuario de hombres diría que solo es alguien muy simpática y amable. Hasta el pobre de Mingyu cayó en un pasado en redes de ella afectando su corazón. Lo superó y ahora, siempre que ve a uno nuevo le advierte.

—¿Estás bien?

—¿Por qué no lo estaría?

—No le hagas caso a Eunbi, ya sabes cómo es. —asiento, restando importancia. Todos tienen su habitaciones asignadas y debemos acomodarnos— Disfruta la estadía, Kook.

Con una sonrisa amable se aleja, está cambiada. Se volvió algo reservada incluso estando en el mismo grupo que tenía junto a SunTae. Ah, flaquita, se nota el enorme efecto que dejas en las personas. Eres imposible de olvidar.

—¿Qué hacía Kwon Eunbi tomándote del brazo y susurrándote al oído? —pregunta Rosé con una expresión ceñuda. Es la primera vez desde que la conozco que la veo de esa forma. Tan seria.

—Amigo, te dije que no confíes en ella. Solo te quiere usar.

—Tú porque tienes experiencia de sobra, ¿no? —moleta Yugyeom abrazándole. Mingyu con un puchero en sus labios más que ofendido le quita el brazo.

—No hablaré de mi vida privada.

Nos movemos en dirección al elevador. Jaehyun abrazando a Rosé por los hombros, quien parece concentrada en su teléfono.

Mientras tanto los otros dos.

—Ah, pero bien que divulgas mis intimidades con todo el mundo.

—Yah, me siento ofendido. No somos todo el mundo, somos tus amigos, tus mejores amigos, quien como nosotros para aconsejarte. —al entrar los cinco y marcar el piso correspondiente a nuestras habitaciones ellos siguen discutiendo— O no es cierto, ¿JungKook? ¿Jaehyun? ¿Verdad que sí? —asentimos— Ves, mal amigo.

Solamente me rio escuchándolos. Veo en mi teléfono algunas notificaciones nada relevantes, aprovecho de avisarles a mis padres que hemos llegado bien. Cuando las puertas se abren cada uno se dirige a su respectiva habitación y da la casualidad que no tengo un compañero con quién compartir. Da la casualidad también que la compañera de Rosé decidió no venir.

Exacto, ajá.

Suspiro lanzando el teléfono sobre la cama perfectamente tendida antes de que cometa una locura y dejo la mochila también sobre esta. Observó todo alrededor, es espacioso e iluminando, tengo, —tenemos— vista hacia lo que es el jardín central del hotel y la enorme piscina rodeadas de reposeras y sombrillas. No me apetece salir en verdad, tampoco siento hambre y aunque dormí un par de horas en el vuelo, me sentaría mejor un baño  y meterme a la cama hasta el día siguiente.

No voy a molestarme en otra cosa. Tengo cinco días para disfrutar y olvidarme de todo el drama.

Sí, estoy seguro que la pasaré muy bien.

Hemos desayunado temprano. Dormir toda la noche de corrido me ayudó al jet lag y al ambiente templado del lugar. Pensamos en salir a turistear, según los chicos, hay sitios que desean mostrarnos a Rosé y a mí por ser nuestra primera vez. De hecho, todo lo que he visto hasta ahora me gustó. La ciudad de Chiang Mai es bastante pintoresca y más de una vez mis manos picaron por plasmarla en dibujo o pintura. Al final, gracias al caluroso clima húmedo decidimos usar la piscina del hotel que se encontraba medianamente vacía. Nos hemos divertido nadando, haciendo carreras y planeando lo que haríamos en los siguientes días de estadía.

Uno de esos planes que más me entusiasma y emociona es la del festival de luces de Yi Peng. Será mañana por la noche, justo en luna llena. Suele realizarse un ritual por parte de los lugareños y cientos de extranjeros forman parte. Lo más seguro es que todo el grupo asistirá. Recuerdo a SunTae hablar de ello un par de veces, describir lo hermoso que es cuando lanzan los faroles al cielo nocturno o las cajas adornadas con velas y flores sobre los canales de la ciudad. Su emoción hizo que averiguara absolutamente todo de ello. Imaginé el instante en que estuviéramos frente a frente los dos soltando a la par esas farolas pidiendo buenos deseos.

Ah, pues al parecer eso no sucederá y una vez más experimento la humillación silenciosa en mi interior al mantener tonterías en la cabeza.

—Deja el teléfono, Jaehyun. Rosé no se perderá si es lo que piensas. —recrimina Mingyu saliendo de la piscina. El otro le ignora, sigue muy pendiente de su teléfono y creo que exagera un poco, la rubia no es de ese estilo.

—Tiene razón, Jae. —digo, ladeando la cabeza apoyada en la reposera. Él resopla dejando el aparato en la mesa que tenemos en medio.

—Esta rara. No ha dejado de usar su teléfono.

Nos miramos con Mingyu unos segundos. Debe estar bromeando. Yugyeom dentro del agua llega a la orilla y empapa a nuestro amigo.

—Ayer me decías que eran perfectos, que les tenemos envidia y no sé cuánta tontería más. ¿En serio dudaras de ella?

—Tal vez este tan emocionada que le cuenta todo a sus padres. —dice Mingyu de forma inocente.

—Tal vez este hablando con SunTae. —digo, inconscientemente.

—Tal vez todas sus dudas se resuelvan ahora mismo. —sigue, Yugyeom, con una media sonrisa peinando sus cabellos hacia atrás. Ninguno comprende y él con un gesto de su barbilla nos pide que miremos detrás nuestro. Lo hacemos a la par observando a Rosé acercarse con una enorme sonrisa en sus labios y una nueva compañía femenina.

La única respuesta que tengo a qué este aquí es haberla pensado tanto, ¿La habré manifestado?

—Miren quien llegó.

—Hola, chicos, ¿me extrañaron?

Van a ella a saludarla. Parecen contentos de verla llegar. Sin prestarme demasiada atención lanza su bolso en la reposera vacía que está a mi lado, ¿qué hace ella aquí? Y con una diminuta bikini azul cielo que le queda demasiado bien, y que sino fuera porque tengo lentes de sol puestos sería demasiado obvio que la estoy comiendo con la mirada. Es decir, se supone que no vendría, que estaría cuidando de su madre.

¿Qué la hizo cambiar de opinión?

Apenas nos saludamos los chicos la acaparan con preguntas. Jaehyun recobró la sonrisa en cuanto su novia le explicó porque estaba tan pendiente del teléfono y un mesero llega de repente con un par de tragos.

—Es por parte de unas admiradoras del otro lado de la piscina.

Pronuncia en un pobre inglés que apenas logré entender. Todos voltean hacia la dirección que el hombre nos indica y efectivamente, hay dos chicas no coreanas disfrutando de las instalaciones al igual que nosotros. Sonriendo nos saludan tímidamente, Yugyeom y Mingyu son los encargados de beber primero agradeciéndoles con gestos y cuando estoy a punto de tomar el mío una mano delicada y de uñas naranja electrizante se me adelanta.

—Que lindas. —entonces, le dice al mesero algo en otro idioma— Puede decirles que son muy amables pero el de tatuajes está muy apartado. Muchas gracias.

¿Qué carajos dijo?

¿Habló en tailandés? ¿Desde cuándo habla tailandés?

¿De qué me estoy perdiendo?

El hombre me mira un segundo, sonríe divertido y asiente hacia ella para luego alejarse.

—Creo que la bebida me la trajeron a mí. —me inclino a ella. Incluso en un ambiente de piscina lleva plataformas del mismo color que sus uñas, una bandana en la cabeza y un pareo que deja poco a la imaginación por la transparencia de la tela.

Si se presta suficiente atención, el tatuaje que le hice queda a la vista. De la nada siento orgullo.

—Es de limón, no te gustará. —responde con simpleza arrugando la nariz en una mueca boba luego de beber para hacer un sonidito de satisfacción.

¿Qué se supone que sucederá? ¿Qué ella dirá, vamos y yo le diré, si? Está muy equivocada si piensa que cederé.

—Kook, ¿puedes ayudarme a poner bloqueador en la espalda?

No me da tiempo a negarme. Se hace espacio entre mis piernas cuando las abre con sus manos y se sienta lo suficientemente cerca, de espaldas, con la vista panorámica de sus prominentes caderas porque aún cuando ella es muy delgada… Debo destacar que tiene ciertas curvas que ocasionan que otras se acentúen. Es ahora en que también me doy cuenta que alrededor lleva una finita cadena, se extiende a lo largo de su torso, entre sus pechos y termina en su cuello.

Trago, accediendo a colocarle la crema sobre la piel que emana un aroma a vainilla y coco. Esa fragancia es nueva, me gusta.

No se mueve o aparta ni siquiera cuando termine, se queda en su sitio hablando y riendo con los demás sin permitirme tener un espacio congruente en el cual poder pensar en otras cosas que no sean sus curvas volviéndome loco. Sonaré como un total pervertido pero me acostumbré a tocarla cada que se me apetecía y tener vista en primera fila sin poder siquiera rozarla es un infierno.

—Subiré un momento a la habitación, olvidé mi teléfono.

—Yo iré contigo. —se levanta ella también— Olvidé mis lentes y algo para cubrir la cabeza de sol. Vamos.

Intento mantener la calma. Está jugando conmigo, si, es muy obvio. Cínica, sabe que puede provocarme, lo está haciendo adrede y lo peor es que lo disfruta cuando sonríe inocente. Y para acabar de rematar aparece Eunbi en una bikini igual de diminuta reclamando mi atención al detenerme cuando se sostiene de mis hombros.

—JungKook-ie, iremos al sauna con Seulgi, ¿no quieres unirte a nosotras? Podríamos hacernos unos masajes tailandeses.

—No puede ir. —responde SunTae empujándome hacia atrás y colocándose en medio. La expresión asombrada de Eunbi es icónica, creo que no pensó verla aquí.

—Oh, SunTae-ssi, que alegría que estés aquí, amiga. —todos nos dimos cuenta de lo falso que sonó eso— Pensé que estabas en Seúl con Nunu.

Tenían que nombrar al idiota aquel. No pienso quedarme a escuchar, sigo de largo mientras ellas siguen en lo suyo.

—Y tú cómo eres tan amable, te le lanzas al cuello como la gata en celo que eres.

No sé cuál fue la reacción que obtuvo nuestra compañera pero por los aullidos de sorpresa y risas supe que no fue tan buena. Seguí adelante comenzando a sentir mi mal humor activarse. De tan solo pensar que ellos dos estuvieron juntos, me da rabia. Vamos, creo a EunWoo capaz de todo. Incluso de usar lo que le ocurrió a la madre de SunTae para estar cerca de ella, teniendo el apoyo total de la abuela y así hacer alguna estupidez para poder recuperarla.

De nuevo, no entiendo porqué me carcome eso. Ella y yo no somos nada, pero los celos aparecen y comienzo a cuestionarme si lo que me pesa en medio del pecho se trate de otra cosa.

—¡JungKook!

Apenas logré colocar la tarjeta en la cerradura cuando SunTae aparece por el pasillo como si fuera a sermonearme de por vida. Escucho que dice algo más, algún tonto reproche de porque no la espere, y cuando la tengo lo suficientemente cerca la empujo contra la puerta abriéndola, la meto al interior dejando que se cierre detrás nuestro y la arrincono contra la pared para devorar sus labios.

¡Joder! Cuánto extrañaba besarla.

Mi cuerpo la aprisiona, mis manos sujetan su cabeza teniendo el control dejándonos sin aliento. Ella aferra sus brazos a mi espalda, rasguña un poco mi piel, lo necesario para sentirlo agradable.

—Te queda muy mal ser posesiva.

—Te recuerdo que tenemos un contrato de exclusividad. —susurra contra mis labios, sus manos recorren mi abdomen en descenso haciéndome estremecer— También te recuerdo que no podemos ver a otras personas.

—Lo recuerdo perfectamente. —comienzo a desatar la parte superior de la bikini lentamente y se la quito. Mis besos pasan de su mandíbula a su cuello, mis manos a masajear sus pequeños senos, esponjocitos y suaves, me encantan— No he roto ningún punto. Y si te refieres a lo de esas chicas, no tengo la culpa, solo fue un insípido trago, que te recuerdo a ti, lo bebiste en mi lugar.

Reclamo sus labios una vez más, su piel contra la mía se siente caliente, muy bien, con la temperatura en aumento cuando la volteo y entrelazo nuestras manos contra la pared. Le hago saber, atacando su cuello con pequeñas mordidas y lamidas la situación dentro de mis short al refregarme contra ella.

—Tampoco debiste permitir que Eunbi… —suelta un gritito parecido a un gemido cuando la nalgueo— ¡Jungkook!

—Lo siento, se me fue la mano. —sonrió. Su piel está erizada por completo. Ya fueron muchas palabras, vayamos a la acción.

—¿Qué estás haciendo?

Cruzo sus manos contra su pecho impidiéndole moverse y la obligo a caminar hacia la cama perfectamente tendida. Vuelvo a girar su cuerpo al mío aún apresando sus brazos. Si supiera las maldades que tengo en mente.

—Sigo molesto, mucho, tú sabes que has sido muy grosera conmigo, no comprendo la razón, tampoco pretendo que las digas. Así que voy a desquitarme contigo.

Puedo ver el exacto momento en que sus pupilas se dilatan y el bajo jadeo que suelta antes de lanzarme a su boca. Caemos al colchón sin cuidado. Ella abre sus piernas permitiendo que me acomode mejor, la luz diurna entrando a través de las cortinas traslucidas nos da indicios de lo que sucederá y ambos gustará. No voy a ser un hipócrita, la extrañe, extrañaba besar sus labios hasta ese ligero ardor o entumecimiento por los choques y mordidas. La manera en que nuestras pelvis encajan y se mueven buscando más fricción.

Estoy duro, en cierto punto duele, pero no me apetece salir de los preliminares, hay algo interesante en esto de tocarnos o acariciarnos que parece encender al otro. Es como si estando en medio del frenesí quisiéramos provocarnos al punto de llegar al límite y detenernos para solo torturarnos. Hay múltiples partes del cuerpo de SunTae que me fascinan, me vuelven alienado y de solo escucharla gemir contra mi oído apretándose aún más a mí cuando mis dedos se introducen en su intimidad me hacen sentir satisfecho. Pero esto es el principio.

Me toma por sorpresa que su mano se meta dentro de mi ropa comenzando a estimular la dura roca que tengo a punto de estallar. Nuestros gemidos se entremezclan, necesito aire pero no dejaría de besarla. Sin embargo, mi nublada mente anhela apreciar una sola cosa, así que rompo el beso contemplando como la mano femenina trabaja afanosamente deslizándose a lo largo de mi pene, sus largas uñas rozando mis pelotas, sus labios devorando mi cuello. A este punto solo quiero estar dentro de ella, sentiría, perderme.

Estoy tan extasiado que mi cuerpo accede a sus órdenes silenciosas al quitarme lo único que me cubre ocasionando que mi enorme erección salte. Es mi turno, solo tengo que desatar ambos nudos, acomodarla y fundirnos.

Supongo que mi mente aún estando en medio del caos decidió recordar que ante todo hay que protegernos. Maldigo el momento en que decidí no guardar los condones en la valija.  ¿Quién iba pensar que los necesitaría? Debería estar doblemente molesto con ella, pero lo estoy conmigo. Ella parece darse cuenta. Joder, si se viera a través de mis ojos. Alborotada, jadeante y esperando a que la haga mía. Habrá un ligeeeero cambio de planes.

—¿Kook? —gime mi nombre. Ah, si supiera que eso causó una corriente de electricidad recorriendo mi pene. Se ve confundida cuando abro sus piernas a mi gusto y sujeto sus manos por encima de su cabeza.

—Dije que me desquitare contigo, Kim. Así que lo haremos a mi manera.

Intenta removerse, mi fuerza es superior y en lentos pero certeros empujones la embisto. La mano que tengo libre se concentra en tocar uno de sus senos, en rozar su pezón con mi pulgar, uno de sus puntos más erógenos. Me froto contra su intimidad cubierta con ímpetu, la sensación de la tela que se fricciona contra mi miembro lo hace un tanto interesante, enloquecedor para mis sentidos. Ver su rostro desfigurarse del placer es todo un deleite que disfruto así como la reticencia que posee para soltar los ahogados gemidos atrapados en su garganta. Está conteniéndose y yo también. No es lo que quería pero se siente bien, de hecho, cuando aumento el ritmo y mi mano comienza a estimular su sexo siento la presión en mi bajo vientre. Está empapada, me aprieta. Pide impulsando sus caderas contra mi mano que acelere un poco más.

Y lo que mi flaquita quiere se lo concedo.

Inserto un dedo mas, curvando para también darle atención a su hinchado clítoris. Las embestidas se volvieron desordenadas, en medio suelto sus manos y estás se anclan a mi espalda al mismo tiempo que sus piernas se aprietan en mi cintura, gime, chilla contra mi cuello obteniendo su dulce punto de culminación, cierro los ojos perdiéndome en el aroma de su cabello y mi puño aprieta las sábanas cuando el clímax llega de una manera tan avasallante que mi cuerpo tiembla por largo rato.

¿Ya dije cuánto la había extrañado?

—¿Estás bien? —ella asiente, aún calmando su respiración acostada a mi lado— ¿No te hice daño? —negó, acomodándose de perfil para apoyar su mano en mi hombro. Entonces, sin haberlo previsto recibo un cachetazo de su parte— Auch, ¿por qué hiciste eso?

—Ay perdón, se me fue la mano.

—Me dolió. —rueda los ojos, fastidiada. Cuando creo que se alejara, me sorprende besando mi mejilla sin apartarse un solo centímetro de mi cuerpo. Sigo sensible de lo anterior, algo ido, eso no impide que sienta nervios por su acción cariñosa— ¿C-cómo se siente tu madre?

—Mejor. Aunque debe usar muletas, papá la asiste en todo lo que necesita, incluso a bañarse y vestirse. Así que no necesitan de mí ayuda, además quieren estar solos. —dice lo último con un tierno puchero en sus labios.

—¿Por eso viniste? —pregunto mirándole de reojo. Coloco un brazo debajo de mi cabeza como soporte.

—Por eso —hace una pausa hasta que me mira con seriedad hincando apenas la uña de su índice en la piel de mi hombro— y porque de fidedigna fuente supe que hay un par de mosquitas muertas pululando a tu alrededor.

Mh, le contaré a Jaehyun lo chismosa y calculadora que puede llegar a ser su novia.

—Así que, aparte de posesiva, me tienes controlado. Suena alentador.

Me hace reír, pienso burlarme de ella un poco más pero su veloz y sorpresivo movimiento al sentarse a horcajadas sobre mi pelvis y mecer sus caderas contra la mía para provocarme hace que pierda la cordura por unos segundos.

—Se siente bien, ¿verdad? —como estar en el maldito cielo. Si sigue así. No, de hecho, ya estoy comenzando a ponerme duro otra vez. Se inclina, dejando besitos por todo mi rostro y sujetando mis manos por encima de mi cabeza, susurra contra mis labios entreabiertos— Tenemos un par de largos minutos antes que se den cuenta de nuestra ausencia, mh. Tal vez desquitarte un poco más no te hará daño.

No estoy muy consciente que digamos con ella moviéndose de esa manera tan tortuosa de arriba abajo. Así que asiento, y solo dejo que haga conmigo lo que quiera.

💜💜💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro