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|CAPÍTULO 25|

“Solo quiero dar. Quiero darte todo lo que puedo dar. Todos mis impulsos más oscuros.
Y si quieres darme algo entonces da, vuelve a ceder”.
Give - Sleep Token.
•••


Me hubiera encantado que SunTae durmiera a mi lado lo que restaba de noche, pero posterior a ese… apasionado encuentro —y varios besos sin segundas intenciones más tarde—, tuvimos que recomponernos, arreglar el desastre en el que nos convertimos y volver a la fiesta como si no nos hubiéramos enredado un buen rato. ¿Qué si fue la cosa más loca que había hecho en mi vida? Sí, lo fue, impetuoso y desolador. Algo distinto que me condujo a intensas sensaciones y me dejo reflexionando en que sí me sentí así con nuestros cuerpos solo frotándose entre medio de impacientes caricias, no quiero imaginarme lo que sería si tuviéramos un contacto directo de nuestras pieles.

Lo que me lleva a pensar en otra cosa, y es que, SunTae tiene muchísima más experiencia que yo en el sexo. Lo cual me hace sentir inseguro, ¿qué tal que no llego a sus expectativas? ¿Qué tal que con su ex —aunque tóxico— el sexo era bueno? Aunque lo descarto de primera ya que ella una vez me contó que solía quedarse insatisfecha algunas ocasiones. No, JungKook, no deberías pensar en eso. Nada de comparaciones, lo de ustedes es diferente, sí. Lo ocurrido esa noche no deja lugar a dudas que hay una llama que poco a poco crece, y aunque ninguno volvió a mencionar aquello, es obvio que la situación cambió y la ¿amistad? Que tenemos se volvió más íntima.

De hecho, me agrada. Me tiene como idiota y SunTae no disimula el querer estar a mi lado en todo momento aún quiera parecer fría. Cosa que molesta enormemente a cierta persona que supuestamente aseguró la dejaría en paz. Tampoco me sorprende que trate de sabotearme cada que tiene oportunidad.

—No entiendo que fue lo que ocurrió. Estaba seguro que aquí tenía su pasaje. —yo sí sé, es obvio. No seas hipócrita Cha—. Lo siento tanto, JungKook.

Me mira con un fingido arrepentimiento mientras sostiene los boletos de tren en sus manos.

Parte del alumnado —las mejores calificaciones— fueron elegidos para asistir a un congreso médico en la ciudad de Seúl. Se supone que el coordinador de la carrera sería quien se encargaría de los pasajes y el hospedaje ya que serán dos días fuera. Ahora estoy observando con cansancio su actitud de completa inocencia excusándose con la profesora de su tonta falta.

—Eres un inepto, —espeta SunTae, quitándole la planilla de forma brusca, acción que él parece le sorprende—, por eso el grupo de organizaciones y eventos suele consultar todo esto. Porque no se puede confiar en personas como tú.

Ambos se miran fijamente, reprochándose el uno al otro. Aunque SunTae le agrega otras emociones negativas en esa afilada mirada.

—Señorita Kim.

—Es mejor que vayan, yo iré en el próximo. —acomodo mejor la correa de mi mochila con la intención de comprar un nuevo boleto, no me apetece que se arme un escándalo tampoco, entonces el profesor Oh que también nos acompaña me detiene con su mano en el hombro y dice:

—El próximo tren sale en tres horas, muchacho.

—¡Acabo de hacer la reservación de un nuevo ticket! —vocifera Rosé, llamando la atención con su teléfono en mano. Sonríe permitiendo que SunTae hombro a hombro mire también, YuGyeom a su lado se adelanta.

—Nosotros nos quedaremos con él.

—No se preocupe, yo estaré pendiente de mi compañero, sunbae. —colibrí entrelaza nuestras manos sutilmente— Cuando lleguemos al hotel haremos el check in de nuestras habitaciones. Porque supongo que mi compañero al menos eso hizo bien, ¿no?

A EunWoo no le gusta absolutamente nada lo que está ocurriendo. Ni la inmediata solución ni que su ex me esté tocando —o que siquiera respire—. Si supiera lo bien que encajan nuestras manos, nuestros dedos entrelazados, la suavidad de la piel fría de SunTae contra la mía ligeramente más caliente. Está vez sus uñas son almendradas de un rojo vibrante.

—Me quedaré con ustedes. —dice el profesor.

—No es necesario. —Rosé le entrega el teléfono a SunTae, parece indicarle algo en la pantalla— Tomaremos este mismo tren, solo falta que saquemos el ticket, es mejor que todos tomen sus puestos, nosotros iremos detrás.

Aún renuentes las dos autoridades deciden moverse, los demás despreocupados ya comenzaron a alejarse para subir. SunTae y yo vamos hacia una de las máquinas para adquirir el boleto y en cuanto lo tenemos trotamos hacia los andenes correspondientes.

—Toma, ve y siéntate, en un rato nos vemos.

No me da tiempo a nada cuando besa la comisura de mis labios y me da la espalda alejándose a paso apresurado con aquellas botas de caña alta con tacón porque antes muerta que sencilla. Solo la voz del parlante advirtiendo el último minuto para subir al tren me saca de mi sorpresa y me dispongo a tomar mi puesto en un asiento que da al pasillo en la sección económica. A EunWoo no se le ocurrió mejor idea que reservar lugar en la sección business para los veinte que supuestamente vamos, claro, excepto para mí.

Algo me dice que esto no es nada y llegando a Seúl me espera otra cosa.

Yoongi-ssi hyung.
Trata de calmarte, está bien
Lo que sientes, la confusión
Y las desordenadas emociones.
Supongo que ella debe sentirse igual.
08:25 a.m.

Le conté a hyung la situación con SunTae, de todos modos era imposible esconderlo cuando él y JiMin vieron nuestro primer beso. Según sus palabras ambos sabían que tarde o temprano algo así pasaría entre ella y yo. A decir verdad, me sorprende, yo no esperaba nada más. O eso creo. Le cuento lo ocurrido ahora, hace minutos atrás. Su respuesta me causa gracia cuando insulta magistralmente a Cha. No voy a tomarle importancia, es lo que él quiere, que reaccione de manera incorrecta y le responda.

Prefiero relajarme en estas dos horas de viaje. Con la capucha sobre la cabeza y los airpods escuchando música, estoy a punto de dormirme cuando percibo una nueva presencia sentada a mi lado. Apenas entreabro un ojo puedo ver a través de la pantalla del teléfono de SunTae que está tomando selfies.

—¿Qué haces?

—Es obvio, bebé, te saco fotos para luego chantajearte —revisa, sonríe como si hubiera hecho una travesura— o me las quedare de recuerdo aún no lo decido.

Me acomodo de costado, observándola. Sus voluminosos labios rosados brillantes por el bálsamo hacen una mueca de lo concentrada que está, mientras su índice se desliza por la pantalla táctil. Sus mejillas son de un color rosa pastel por la temperatura cálida del tren aún con maquillaje. Se muerde las uñas y yo me inclino por besar su mejilla. Es automático, le sonrió inocente cuando se voltea a mirarme espantada, con un color más rojo que antes en su nívea piel.

—¿Q-que por q-ue hiciste eso? —eleva su voz, diría que indignada, en las últimas dos palabras. Linda.

—Porque quise, —hago una pausa y luego agrego— bebé.

Hace una mueca de asco para luego rodar los ojos guardando su teléfono. Gira su torso queriendo darme la espalda. Resoplo una risita, es una mujer adulta pero sus pequeños berrinches me dan gracia y ternura.

—Flaquita, no aguantas nada. —no me contesta, se cruza de brazos y piernas, ignorándome. Con mi índice pico su espalda y ella se remueve sin responder, lo hago una vez más hacia su brazo y hombro, nada. Mientras contengo la risa voy enrollando en mi dedo un mechón de su lacio cabello es hasta que tiro de él que se voltea para golpearme, la dejo unos segundos y la detengo sujetando ambas muñecas para terminar a solo centímetros de su rostro— ¿Estás nerviosa, colibrí?

A través de sus pupilas dilatadas puedo ver como intenta no verme a los labios o directamente a los ojos, contrario a mí que mi único objetivo es saber que sabor de bálsamo eligió hoy. Niega con la cabeza de lado a lado, hace fuerza contraria pretendiendo soltarse y eso me da el impulso para besarla. Mmm, durazno. Me empuja, sin decir nada vuelve acomodarse en el asiento causando mi risa. El cuchicheo de unas ajummas sentadas en los asientos de enfrente llama nuestra atención. Nos juzgan con la mirada por ser unos exhibicionistas, me disculpo por incomodarlas, SunTae, en cambio, se apodera de mi brazo cual melosa y dice.

—Oppa, abrázame, tengo frío. —no te rías, no te rías. Sus uñas se incrustan en mis brazos a través de la ropa y susurra lo más cerca a mi oído pero lo suficiente alto para que las mujeres escuchen— Hazlo o no te dejare entrar a mi habitación está noche.

Lo hago. La aprieto entre mis brazos, ella se queja ante mi fuerza excesiva. Aprovecho también de besar su rostro entre risas, sigue quejándose con insultos. No le gustan las muestras de cariño. Largos minutos después la suelto apenas las ajummas se levantan más que escandalizadas y se van con un lo siento de mi parte más unas reverencias. La siguiente media hora mi divertido pasatiempo es molestar a SunTae.

Y robarle besos.

La diversión se acabó al llegar al hotel donde nos hospedaríamos sucediendo lo que me temía. No tenía una habitación asignada.

—Lo sentimos mucho. Ante la demanda el sistema ha tenido fallas y su reservación no se ha concretado. —explica la recepcionista con pena. Un colectivo suspiro sale, soy el único, todos los demás ya tienen sus tarjetas de acceso.

—Esto es inadmisible. —espeta SunTae, más que molesta.

—Señorita, ¿no hay manera que se quede conmigo? —pregunta YuGyeom— De todos modos y tengo entendido la habitación consta con cama matrimonial, no sería problema.

La joven niega.

—Lo siento mucho, señor. No podemos permitir el paso de alguien si no está registrado en el sistema. En serio lo sentimos.

Me estoy resignando a qué dormiré en la calle. YuGyeom y el profesor intentan una vez más hablar para buscar una solución mientras Rosé trata de calmar a una histérica SunTae. Por el rabillo del ojo veo a EunWoo junto a otro compañero acercarse, claramente ellos ya se acomodaron en sus respectivas habitaciones y por la fingida expresión de amabilidad en su rostro lo está disfrutando.

—¿Ocurrió algo?

—Al parecer hubo un problema con la reservación de JungKook.

Hace un gesto de sorpresa, gira para mirarme con total lastima y luego se dirige a SunTae.

—Como ves, está vez no fue mi culpa.

Ella suspira largo y tendido, conteniendo su furia para no golpearlo, ganas no me faltan a mí también.

—Aun así, te echaré la culpa a ti porque para lo único que sirves es para desgracias cada que te encuentras cerca.

La sonrisa en el rostro de Cha se esfuma al mismo tiempo en que sus ojos se abren con la furia emanando de ellos.

—Señorita Kim, señor Cha, por favor.

La profesora Hang les reprocha al acercarse en compañía de otros compañeros. Se supone que ni bien llegáramos al hotel, dejando nuestras pertenencias nos reuniríamos en la recepción todos juntos para partir al recinto en que se realizaría el congreso. Por mi culpa nos estamos retrasando.

—Me quedaré en un sauna, conozco uno que lo permite.

—¡No! No te quedarás en un lugar así, irás al departamento de mi familia. —sentencia SunTae y EunWoo más que indignado por tal decisión se impone ante ella.

—¿Permitirás a un desconocido entrar a tu hogar? ¿Qué dirían tus padres?

—Pues que es más que bienvenido, —uuuh, esa no se la esperaba, se nota en la inminente palidez que adoptó su rostro y en la tensa vena latente a un costado de su cuello— Kook, ya conoce la casa y mis padres están encantados con él.

Un cuchicheo general se escucha. Considero que nadie tiene ni debe porque saber sobre nuestra intimidad o la relación que nos ata, aunque está vez me complace que los presentes lo sepan. Ya tienen de que hablar cuando volvamos a Busan.

—¿Señorita Kim, está usted segura?

—Sí, sunbae, no se preocupe. —entrelaza nuestras manos— Deberían adelantarse, llevaré a mi compañero a casa de mis padres y de ahí iremos al lugar.

EunWoo está a punto de enfrentarnos, la profesora lo detiene… con más confianza de la debida al colocar una mano sobre su pecho. No escucho lo que le dice, SunTae me arrastra afuera del hotel, en la avenida detenemos un taxi y ella da la dirección. Llegamos en poco minutos, dejó la mochila en la habitación de visitas y rápidamente cambio mi ropa por algo más formal, SunTae aprovecha y también lo hace. Al salir pedimos otro taxi que nos lleva directo al Hospital General donde casualmente trabaja su tío SeokJin.

—Buscare a Rosé. —me suelta la mano. Está atestado de gente— Ve a la sala magna, nos veremos ahí.

Sigo su indicación. En el camino me encuentro a EunWoo, por desgracia. Es más que obvio que estaba esperándome.

—Te gusta hacerte el pobrecito con SunTae, ¿verdad? —frunzo el ceño. Sonríe con superioridad— No me sorprende viniendo de alguien como tú. —cruzo mis brazos sobre el pecho sin quitarle la mirada. A leguas se nota la frustración por no lograr provocarme. Lo que me detiene es el recuerdo de haber tenido a su ex novia en mis brazos entre medio de sus piernas—. Pronto se te va acabar la suerte, Jeon.

Mis labios se fruncen asintiendo a sus palabras, indiferente. Bufa y con un fuerte empujón a mi hombro se marcha. Estoy riendo por dentro cuando escucho el estruendo a mis espaldas. Volteo encontrando a EunWoo, mira de forma desdeñosa a un hombre mayor de traje al cual le expresa arrogante que mire su camino. Me acerco rápidamente para ayudar al hombre en tanto mi compañero se aleja pisando fuerte.

—¿Se encuentra usted bien? —es alguien mayor, sostiene mi mano y brazo poniéndose de pie con un gimoteo, su portafolio se encuentra en el suelo, lo levanto y se le entrego recibiendo su agradecimiento—. Disculpe a mi compañero, por favor, no ha tenido un buen día.

Hago una reverencia de noventa grados. Suelta una sonrisita deteniendo mi acción a medio camino.

—Ah, no te preocupes, muchacho. Estoy bien. Muchas gracias. —voltea a mirar por sobre su hombro, hay mucha gente caminando a nuestro lado— Será mejor entrar, la convención empezará en minutos.

—Claro, déjeme acompañarlo.

Ambos caminamos en silencio uno al lado del otro, entramos al enorme auditorio con profesionales de la salud que se dedican a la nutrición y alimentación. Apenas nos despedimos busco al grupo, YuGyeom con la mano en alto me llama en uno de los laterales del enorme salón, apenas me siento explicando el incidente, el evento comienza. Para mi sorpresa quien comienza es Kim SeokJin, Director Médico de la clínica y médico tratante de mayor rango. Al parecer, toda la familia de SunTae fue bendecida con esas clases de virtudes sociales, la gracilidad, elegancia y elocuencia con que se mueven y expresan.

Entonces sucede algo que hace a mi corazón bombear de un regocijo nato. Presenta al Director General del instituto de nutrición, vida y alimentación coreana, también Ministro de Salud en el gobierno, Jang DoIl, el mismo hombre que EunWoo empujó al piso y al cual ayude. Mi sonrisa se hace más grande al girar disimuladamente la cabeza hacia un costado admirando el rostro conmocionado de mi querido compañero, no se lo veía venir jamás, eh. Por un lado no debería alegrarme su desgracia por otro. Se lo merece.

Para rematar su desdicha y al termino de la charla este se acerca en compañía de Kim SeokJin a nuestro reducido grupo de cuatro. SunTae lo abraza con euforia, lo presenta y es cuando el mayor me ve.

—Oh, que alegría conocerte consciente al fin, JungKook. —reímos y nuestras manos chocan en un saludo ameno. Al siguiente mis ojos conectan con el ministro Jang— Ellos son alumnos de la universidad de Busan, los mejores de su generación.

El hombre extiende su mano y yo la acepto.

—Jeon JungKook.

—Jang DoIl. Es un placer para mí también saber el nombre de mi salvador.

Ante la curiosidad de algunos les cuenta brevemente lo ocurrido y como si lo invocaran Cha EunWoo se aparece junto al profesor Oh, ambos mayores al parecer fueron compañeros de universidad. Se abrazan compartiendo risas, luego EunWoo se presenta mencionando el nombre de su padre como si le ayudara pero el ministro pasa amablemente de él y se acerca a mi persona queriendo saber sobre nosotros.

—El Unu está con la vena a punto de explotar. —se mofa YuGyeom una vez nos sentamos en la mesa del restaurante. Finalizada la jornada el grupo decidió ir a un restaurante de pollo frito a cenar.

—No debemos darle tanta importancia. —me encojo de hombros— Da igual, de todas maneras no me puede ir peor.

—¿En serio? —se muestra ofendido, así que acerca para murmúrame— Amigo, EunWoo está así de afectado porque tú tienes todo de tu lado. —mi ceño se frunce en confusión— Casualidades de la vida, no lo creo. Lo que sí sé, es que te lo mereces. En cambio, un ser tan mezquino, egoísta y presuntuoso como Cha, no.

—Tú lo has dicho, solo fueron casualidades.

—Ah, a veces siento que te subestimas a ti mismo. —niega de lado a lado— Mingyu y yo concordamos en que eres ese tipo de persona que atrae todo lo bueno y bonito. No tienes maldad y que, aún cuando no pretendes mucho. Todo, de a poco se te va dando. —me mira— Eso eres tú, JungKook. Una persona con bonito corazón que todo lo puede. También inteligente, guapo y atractivo.

—¿Me estás coqueteando?

—Puede.

Sus palabras aunque me dan risa, hacen sentir calidez a mi corazón. Creo que me subestimo a mi mismo, tiene razón. A la llegada de mi persona hacia los demás y el afecto que provoco en ellos. SunTae sentada a unas dos sillas más alejada, riendo con Rosé y demás compañeras es prueba de ello. Tenemos pocos recuerdos de nuestra infancia juntos, excepto que la química es inigualable, como si hubiéramos sido destinados a conocernos y encontrarnos. Así que agradezco dejarme llevar con esto que comienzo a sentir y, por ahora, no tiene nombre.

—Al fin… El pollo frito estuvo delicioso, no hay de esos en Busan, hay que venir mas seguido a Seúl. ¿Debería medirme luego para no tener inconvenientes? —decidió acompañarme al apartamento— ¿No te apetece algo de café?

No ha dejado de parlotear, es otro rasgo que jamás se le fue. Cuando está feliz y de buen humor suelta diez palabras por segundo. Si se lo propone hasta podría llegar a ser una gran rapera y la falda que tiene me está volviendo loco.

—… porque aún tenemos tiempo hasta que deba volver con Rosé a la habitación y…

No le permito continuar. Atrapó sus labios entre los míos. Sus manos quedan suspendidas en el aire por segundos y poco a poco su cuerpo va cediendo al mío. Solo cuando empuña la tela de mi camisa para agregar un poco más de energía nos detengo. Escucharla agitada me pone… ansioso.

—¿P-por qué —traga— hiciste eso?

—Porque me apetecía.

Voy a continuar dónde lo deje y es ella quien nos detiene.

—Debemos hablar.

Oh oh, siempre que mencionan esas palabras no viene nada bueno.

—¿De qué?

Suspira haciendo una mueca con sus labios.

—Sobre lo que ocurrió esa noche. —trago, me pone nervioso el que considere rechazarme cuando hemos estado muy cerca. Y a continuación suelto en un suspiro desganado.

—Te arrepentirás de nuevo.

—No —contesta de inmediato, tomándome un poquito por sorpresa. Rueda los ojos al darse cuenta de mi apresurada suposición y me jala al sillón de la sala para sentarnos muy cerca al lado del otro—. Creo que te deje muy en claro mis intenciones, no habría accedido a lo que hicimos de lo contrario.

Evado su mirada de reproche. Sigo inquieto.

—Entonces, ¿de qué se trata?

—De un contrato de exclusividad. —esa no me la vi venir. ¿Qué? La seriedad en su rostro me permite entender qué está hablando en serio. Estoy en jungshock, curioso debo agregar también—. Si vamos a seguir con esto, exijo que se pongan ciertas reglas. Como por ejemplo que no veamos a otras personas, o siquiera aceptar invitación alguna de nadie. No me gusta compartir.

Ya veo por dónde va la cosa. No soy tonto, es más que evidente que el trato amable que recibí de la camarera en el restaurante donde cenamos no le gustó. O de la chica que se acercó estando en la convención para preguntarme de que universidad veníamos para luego de una amena charla recibir su número de teléfono porque dio la extraña casualidad que su hermano mayor es amigo de Yoongi hyung.

Mi silenciosa respuesta es acortar el espacio y ronronear cerca de su oído.

—Estoy de acuerdo, —sus ojos se cierran, lentamente mi mano sube en suaves pero apremiantes caricias por su muslo. Juro escuchar una leve exhalación— a mi tampoco me gusta compartir. Soy bastante egoísta.

La mano que tengo libre se desliza por su cintura, despacio sube recorre su espalda sintiendo erizarse para terminar con mi dedos enredados en sus cabellos a la altura de la nuca. Sus labios entreabiertos cerca de los míos me dejan reparar en su cálido aliento, de los cuales suspira un.

—Si sabes que soy bastante intensa.

—Me gusta la intensidad. —digo, bajando para dejar un minúsculo besito sobre la piel de su cuello. Aprovecho también ese momento de debilidad y me hago espacio entre sus piernas, con mi cuerpo casi sobre el suyo.

—Tambien me gusta tener el control. —sus manos vuelven a empuñar mi camisa a la vez que realiza involuntariamente un leve movimiento de roce de nuestras pelvis.

—Podemos llegar a un acuerdo. —mis labios contra su oído provocan que jadee despacito. Está poniendo resistencia aunque poco a poco va cediendo y la tengo justo donde quiero. Me detiene empujando mis hombros y sentencia queriendo verse firme.

—Me encanta estar arriba.

—A mí me va encantar verte. —jadea de impresión— Cállate, cerremos el trato de una vez.

Eso es todo para que su boca choque con la mía en un beso apasionado, uno que ocasiona que nuestros cuerpos se froten con necesidad. Permito a mis manos ser más atrevidas yendo directamente a apretar su trasero, de esa manera puedo demostrarle el desastre creciendo dentro de mis pantalones. No estoy pensando, no tengo noción, ni miedo ni las inseguridades que mencioné antes. Ella tampoco se cohibe de tocarme, de enredar sus piernas en mi cintura o de marcar el beso mientras sus manos bajando por mi torso pretenden llegar a la hebilla de mi cinturón.

Logra desprender el botón y bajar la cremallera. Sigue con mi camisa desabotonando la mitad, parece que le cansa y me arranca la tela por encima de la cabeza, ese pequeño lapso de distancia le permite a ella cambiar la posición inicial en la que estábamos y ahora la tengo moviéndose a horcajadas en lo que su lengua se acaricia con la mía. Nos estamos quedando sin aire, pero ninguno quiere parar. Es mi turno de desprender su vestido, de remover la tela para admirar su delicado brasier de encaje blanco. Mis manos pasan de sus piernas a sus senos, son pequeños, encajan perfecto en las palmas de mis manos, aunque la sensación de hacerla estremecer es todo lo que me satisface.

Entre susurros entrecortados me dice que vayamos a la habitación y con ella cargada entre mis brazos la llevo. Comienzo a caer en la realidad cuando sus pies tocan el piso y por voluntad propia desliza el vestido hasta caer a sus pies. Me besa mientras juega con el elástico de mis boxer. Mi corazón retumba como loco dentro mi pecho. Ella parece muy confiada, muy segura de lo que quiere y de lo que pueda suceder. Estoy comenzando a sentir nervios, a sudar, a temblar, sin embargo, rato más tarde, estamos en tan solo una prenda cubriendo nuestras intimidades es que quiero que pase.

—¿Kook, estás bien?

No puedo explicar en palabras lo que siento. Me obligo a contestarle moviendo despacio la cabeza de arriba abajo. Respiramos de manera agitada y aún no hemos hecho nada. Es momento, mi mano se desliza debajo de la almohada donde SunTae situó el condón y detengo el beso evitando sus ojos.

—Podríamos... apagar la luz. —con unas caricias a mi mejilla y cabello logra que la mire, sus pupilas están brillantes, dilatadas. Sonríe con ternura picoteando mis labios y extiende su brazo hacia la mesita de luz para tocar el interruptor dejando todo en penumbras. Me siento un imbécil por pedirle aquello, pero después de tantos años, volver a estar con alguien íntimamente, de este modo, me hace dudar de todo.

Entonces como si tuviera la solución, produce mi tranquilidad con sus besos y la profundidad de sus caricias. Se despoja de la única prenda que la viste, hago lo mismo colocándome el latex alrededor de mi dura erección. Vuelve a guiarme besando con dulzura mis labio. Mi cuerpo colmado de expectativa acoplandose al suyo parece encontrar ese deseado espacio y soltando un profundo jadeo me introduzco en ella. Joder, había olvidado por completo esa parte de enajenación que te produce el sexo.

La manera en que uno se mueve buscando el placer propio y como todo se vuelve mejor cuando tu compañera lo favorece. Ver el rostro sonrojado de SunTae sin expresión alguna sabiendo en realidad que lo disfruta ocasiona que mis caderas busquen más profundidad sin cambiar el ritmo lento. Que sus uñas se entierren en mi cintura luego de recorrer mi espalda y sus muslos tensos se aprieten a mi cintura es como una orden silenciosa pidiendo más. Yo quiero más, mi cuerpo lo pide, lo exige y ante el primer gemido que suelta la beso, mantengo las lentas y constantes embestidas. Codicio ir a fondo pero el límite ya está a tope y las paredes de su interior a mi alrededor me indican que esta alcanzando su frenesí.

Aumento la velocidad. Sostenido por mis brazos a los costados de su cabeza me permito observar el desastre que es, a los gemidos que suelta y como su rostro se desfigura a cada segundo. Me hechiza, me embeleza, me impone a que la lleve a la calma de su afiebrado cuerpo. Mi nombre saliendo de sus labios es lo último que admiro cuando me besa incontrolable y al siguiente la siento venirse cuando tiembla por completa. Fue el pronto indicativo a ser mi turno, de buscar la tan anhelada satisfacción para extinguir el fuego ardiente en mi interior. Por un breve instante me sentí fuera de mi mismo, lejos, impulsado hacia una clase de sensación inexplicable que solo entendí cuando volví a la realidad, entre los brazos de una SunTae que se dedicaba a acariciarme mientras recobro el aliento.

Holiwis
I'm back

Pero que tremendo ese final eh.


Desde ya les aclaro.
SI, van a tener mucho sexo, porque eso hacen las parejas sexualmente activas que se gustan. Es lo más normal del mundo aún cuando la gente quiere hacerlo ver cómo algo tabú o malo, lo cual es muy diferente de los conejos porque esos animales lo hacen para reproducirse. So, eviten el escándalo y disfruten el momentazo, y si les incomoda pues siguiente y ya, ¿quedamos así, criaturas del Señor?


Hablando del capítulo anterior, me encantan sus teorías, lo cual esta bien pero no tan bien. Ya sabrán cuando llegue el momento.


Bueno, eso es todo por ahora, me voy a desaparecer lo que resta de noviembre y volveré cuando termine el último examen así tendré mis vacaciones de la universidad. Cuídense mucho.
No olviden que les ailoveo.💕

💜💜💜

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