|CAPÍTULO 22|
Escapo.
Ella lo hizo en esta ocasión. Me empujó lejos, temblorosa y abrumada. Yo estaba igual ante el atrevimiento de besarla aunque no arrepentido porque me encanto. Quise acercarme, tomar su mano en un intento por disculparme. ¿De qué? Sino debería, repito, me fascinó. Pero SunTae fue más rápida y se marchó ante la atenta mirada atónita de nuestros dos amigos que no cabían de la sorpresa. Ahora ni el teléfono me contesta y mi preocupación es el doble ya que no tenemos en concreto sobre el proyecto que debemos exponer. Mi misión es perseguirla y gracias a la insistencia con que Jaehyun me permitió conseguí que Rosé me dijera dónde se encontraba nuestra amiga en común.
Así que, saliendo de entrenar, sin haberme cambiado, bañado y aún con la transpiración en mi piel me dirigí a la biblioteca. Mientras tanto en el camino, pensaba: ¿Cuál sería mi excusa ante mis fachas o que mi respiración se viera agitada? Bueno, tampoco es como si pudiera poner una excusa cuando tengo muy bien en claro para que la quiero. Debería definir mis límites. A esto me refería cuando decía que no quería espantarla. Ahora me ignora y yo ando como maldito acosador buscando por este enorme sitio entre todos los enormes estantes de piso a techo llenos de libro a la chica que me tiene loco.
En todo sentido.
La encontré. Está tratando de alcanzar un libro en particular y que aún con su altura no puede. Lleva una falda tableada gris que por su postura un poco inclinada hacia adelante hace que la tela oscile acortándose. De no ser por las medias azules que abrigan sus largas piernas estilizadas otro sería el cuento. Me acerco por detrás, sigiloso, mis manos suavemente sujetan su cintura para impulsarla a un lado. Su primer reacción fue la de girar pretendiendo darle un certero puñetazo al atrevido que consiguió ponerle una mano encima sin su consentimiento, pero al ver que se trata de mí, simplemente se quedó a un costado, quieta, mirando a cualquier otro lado que no fuera mi persona mientras con ayuda de mi índice y medio y de punta de pie sacaba el libro en cuestión.
—Aquí tienes.
—Gracias.
Aferra el libro entre sus manos contra su pecho, en una postura diría casi tímida que me sorprende viniendo de ella. Perdida en su abrigo blanco de piel de peluche. Muy su estilo. Pasa a mi lado ignorándome, su nombre sale en un suspiro cansado de mis labios que relamo y la sigo. Camina a paso apresurado hacia la mesa donde tiene sus pertenencias.
—SunTae, necesitamos hablar. —murmuro lo más bajo posible sin importunar su espacio personal. Bufa, guardando con total desorden sus cosas dentro de su bolso e intenta esquivarme cuando quiere pasar a mi lado otra vez— ¿Ahora serás tú quien me evite?
Lo digo lo suficientemente alto como para obtener no solo la atención de las personas en las mesas más próximas, sino el siseo de alguien mas. Ella cierra con fuerza los ojos, al parecer hablando consigo misma por como mueve los labios y después de un largo suspiro de hastío me toma por el cuello del hoodie arrastrándome hacia el interior de uno de los estantes más alejados y escondidos.
—No te estoy evitando. —me suelta. Ni siquiera me mira— Tengo mucho que hacer.
Me suena a excusa.
—¿Cómo que? —me cruzo de brazos. Si pensé que mi presencia podría amedrentarla pues no lo demuestra o le importa una mierda.
—No es tu asunto. —me gruñe entre dientes. Su labial es de un bonito rosa anaranjado— Hablamos más tarde —dice sacándome de mi obvio escrutinio a su persona.
Entonces como en las últimas cuarenta y ocho horas en que parece que mi valentía subió a niveles inhóspitos creyéndome el más invencible de todos, mi brazo izquierdo se apoya de uno de los estantes impidiéndole seguir en tanto mi cuerpo se inclina un poco hacia ella quien ni se inmuta por mi acción y con sonrisa socarrona le pregunto.
—¿Acaso te pongo nerviosa?
Su boca se abre soltando un irónico ja y rueda los ojos. Es difícil y me gusta que lo sea, porque no finge. Ella es muy difícil, complicada como un cubo de Rubix que debes armar en una hora estimada a menos que sepas los cientos de miles de opciones sino mueres.
—En tus sueños. —me responde, acida. A lo que mi estupidez hormonal de hombre interesado le responde risueño.
—En mis sueños suceden otras cosas.
—Maldit-to descarado. —uh, eso sí la descolocó. Puedo ver como su cuerpo se tensa y traga con dificultad.
—Bueno —me enderezo, suficiente de juegos—. Vamos a hablar en serio. Si no recuerdas teníamos un trabajo que realizamos juntos y que aún debemos exponer frente a toda la clase y gracias al amable profesor por ser sus alumnos más aplicados nos dejó de últimos. —me cruzo de brazos, teniendo su total atención— No nos hemos puesto de acuerdo quien explicará ciertas partes, cómo dividiremos los conceptos, quién iniciará, cómo lo haremos.
—Diapositivas —me interrumpe— tengo un borrador. Te lo pasaré, eres bueno con las gráficas y esas cosas, hazlo tú. Ya que ambos fusionamos dos temas en uni, inicias tú con el tuyo y me acoplo a ti con lo restante. Listo. Adiós.
Más difícil, más me gusta.
—Espera, debemos juntarnos, ayudarnos a estudiar, hacer un simulacro como si estuviéramos frente a nuestros compañeros, ¿te parece en tu apartamento hoy a la noche?
—¿Qué? ¿Por qué en mi apartamento?
—Tendremos más privacidad. —me encojo de hombros.
—Mejor en la biblioteca, aquí. Tenemos mucho material…
—La biblioteca está abierta hasta las nueve.
—…en una cafetería o una tienda de conveniencia entonces.
Me mira, fijamente, esperando que acepte.
—No quieres quedarte sola conmigo, ¿no? —suspira, está conteniendo el azotar mi cabeza contra la pared o golpearme, cualquiera de las dos me dejo. Ya se, me volví un idiota y me divierte más que ella no ceda— Te pongo nerviosa, admítelo.
—Antes de siquiera intentarlo la punta de uno de mis Manolo Blahnik color azul terminará dentro de tus bonitos ojos si sigues provocándome.
Automáticamente miró a sus pies, a unos llamativos tacones que hacen juego con todo su vestuario. No me queda más que hacer mi pequeña retirada.
—Que agresiva te pones por unas bromitas, bestie.
—Mira, —exhala, harta, su pulgar e índice sobre el puente de su nariz— le dije a Rosé sobre juntarnos con los chicos, ellos quieren ver el apartamento y los invite está noche. —mi cara debió decirle lo ofendido que me encontraba por enterarme al último por lo que aclaró— Te lo iba a decir, pero —desvió la mirada rodando los ojos— con tanto en mente se me pasó… —iba a preguntar a qué se refería, en cambio, su mirada asesina me manifestó que no lo hiciera y obedecí— Te espero en casa a las siete.
—Ahí estaré —sonreí.
Llegué minutos antes de las siete. Mi carismática y amorosa compañera que me recibió con brazos bien abiertos no hizo más que mangonearme desde el minuto uno para iniciar el estudio. No me queje. Al menos organizamos en tiempo record como daríamos la exposición y realizamos todo los cambios pertinentes para los gráficos e imágenes que íbamos a presentar. Y ya saben que adoro molestarla y ver cómo resopla de la frustración por tener a alguien tan guapo como yo divirtiendo su vida mientras en voz alta exponía su parte.
—Si no dejas de mirarme tan fijamente te clavo el lápiz en la yugular.
Sonrío, mi puño que sostenía mi cabeza por la mandíbula se dirige a tomar la taza con poco café bebiendo todo el contenido de una vez y dejo caer mi espalda hacia atrás contra el sillón. Suspiro irónicamente.
—Solo apreciaba la elocuencia de tu voz como si estuvieras haciendo un monólogo frente al público.
—La cuestión es que mi público —con su afilada mirada barriéndome de arriba abajo dice—: deja mucho que desear.
Resuello una risita. Mis codos hacia atrás se apoyan del tapizado del mueble en una postura altanera.
—Flaquita, lamentablemente tu monólogo no causa gracia y a mí me gusta el stand up.
—¿Te comiste un payaso o qué?
—Dos y de postre un ilusionista.
Deja de escribir, su ceño se frunce demasiado y me mira con exasperación.
—¿Qué te sucede hoy?
—Intento que me mires a los ojos sin sentirte incomoda o niegues lo que ocurrió entre nosotros. —respondo. Ella de inmediato esquiva mis ojos devuelta a los apuntes, traga y pretende que lo que acabo de decirle no le afectó mas de lo que realmente lo hizo. Puedo ver el evidente rubor sobre sus mejillas y aún así sabe cómo disimular su verdadera reacción. Entonces se levanta del piso y se dirige a la cocina fingiendo buscar algo. La sigo— Tampoco es para tanto SunTae, ¿puedes relajarte?, solo fue un besito.
Se gira bruscamente hacia a mí, arremetiendo.
—¿Un besito? —si sus ojos pudieran salirse de su órbita ocular lo harían en estos momentos en que parece poseída— ¿En serio, JungKook? Un besito le llamas a tu exploración lingüística.
—Tengo más experiencia en la lingüística, cuando quieras te lo enseño. —su cara se descoloca por completo, entonces añado con total despreocupación— Se hablar inglés, lo básico. Pero el japonés es mi fuerte.
Gruñe, me asesta un golpe de puño cerrado en el hombro que apenas logra moverme de mi sitio. Reírme parece que más la enfada así que sigue con los golpes —que son suaves— a mi hombro, brazos y pecho. La detengo sujetando sus muñecas con nuestras respiraciones algo agitadas. El silencio se hace mientras no puedo evitar mirar alternadamente de sus vidriosos ojos con algo indescifrables en ellos a sus voluminosos labios entreabiertos y viceversa. Ella no se mueve, tampoco se suelta de mi poder, ni dice nada siendo consientes que la proximidad entre ambos se hace menos con los segundos.
Su cálido aliento contra mi rostro me tienta indagar a qué saben sus labios está vez. El sabor de su saliva. Esa noche el cóctel frutal que estaba bebiendo invadió por completo mis papilas gustativas. Ahora es el bálsamo de fresa, la suavidad junto a la frialdad fugaz de la argolla que adornan sus belfos. Es un simple contacto de nuestros labios, nada más, y cuando contemplo su NO rechazo me adentro a lamer la superficie con la punta de mi lengua, a darme paso a su boca y está vez llevo la profundidad del beso un poco más allá cuando suelto sus muñecas y con ambos brazos que se ciñen alrededor de su cuerpo la acorralo contra la pared quitándole un agudo jadeo.
Automáticamente, sus manos acunan mi cuello. Yo arremeto contra su viscosa y caliente lengua con sabor a las fresas que comió antes. Muevo mi cabeza buscando una mejor posición, mayor profundidad. Mi derecha se enreda en las hebras de su sedoso cabello lacio impidiendo que se aleje. Su cuerpo se acopla perfectamente al mío elevando la temperatura y mi respuesta es apretarla un poco mas. Suelta un gemido ahogado cuando sus uñas se entierran en mis hombros y yo suspiro permitiendo que mi izquierda quiera explorar un poco mas allá.
—No, para, detente —la imagen de SunTae con ojos rebosantes de brillo y labios rojos e hinchados provoca una estampida de animales salvajes en mi estómago, ¿por qué se detuvo?— Esto no está bien, no lo está, es un error. —murmura con ojos cerrados.
—SunTae.
—Estás de acuerdo que solo fue un error, ¿no? —físicamente estamos a escasos centímetros, no obstante, en lo que respecta a nuestras emociones hay una completa desigualdad.
—¿Por qué estaría de acuerdo con eso? —retrocedo un par de pasos, disgustado— Yo sí quise besarte.
—Es imposible, nosotros no… quiero decir… fue un beso sin sentido, yo… —se calla cuando ve que mi expresión es sombría, aún así se las ingenia para no agachar la mirada aun cuando trata de no mirarme directamente— JungKook tú…
—¿No sentiste nada con el beso que nos dimos? —pregunto. A lo que ella abre y cierra los labios sin emitir sonido alguno, lo más seguro aturdida y sin una clara respuesta. Yo estoy que me desespero, dejándome llevar por mi emociones al sentir su rechazo de nuevo. Espeto— SunTae.
—No es eso.
—¿Entonces?
Se queda en silencio, con frustración peina su cabello con los dedos de ambas manos hacia atrás soltando un largo y profundo suspiro.
—Es solo que… —traga, relamiendo sus labios y luego mordiendo el piercing— me siento confundida. —no es una sorpresa, al menos no para mí— Si llegase a suceder algo entre nosotros sería extraño, además, lo del engaño es reciente aunque hayan pasado semanas. Y la gente va comenzar a especular.
¿Qué? No habla en serio.
—O sea que te importa lo que digan los demás si nos ven juntos.
—No —responde con tono cansado— ¿no lo entiendes, Kook? —hace una pausa y luego dice con tono condescendiente— ¿Qué tal si esto es solo una tonta atracción?
No sé que me molesta más, que sabía muy bien que esto iba pasar o que intente invalidar lo que siento hacia ella aún cuando no lo he dicho todo.
—En eso tienes razón, hay atracción física entre ambos, excepto que para mí no es tonta. Me gustas mucho, y ese beso hizo que anhelara más de ti. —sus ojos se abren como platos, consternada ante mi confesión. No la culpo, es la primera vez que una mujer que no fuera JiEun logró interesarme al nivel de dejarme llevar por mis desbocadas emociones y cometer sincericidio. Tampoco espero que me acepte o me corresponda. No espero absolutamente nada. Así que se lo hago saber apartando la mirada y despeinando mis cabellos— Mira, no voy a hacer nada, ambos sabemos lo que nos pasa. Si te hace sentir mejor, me mantendré alejado para que no te sientas incómoda, ¿está bien?
Ahora su ceño se frunce, parece confundida por mi decisión.
—¿Así de fácil?
—¿Tiene otra idea? Porque como amiga no puedo verte. —el silencio de segundos hace que mi corazón lata de una ilusión y esperanza que es demasiado obvia su respuesta— SunTae.
—Esta bien, lo mejor será que mantengamos la distancia. Al menos hasta que todo pase.
Ingenua.
—Bien.
—Bien.
Entonces el timbre del apartamento suena dando por terminada nuestra discusión aunque eso no disipa la enorme tensión que se creó. Sigue estando en el ambiente, tanto que SunTae en un susurro apagado me pide que atienda quien sea que haya llamado antes de perderse al pasillo que da a su habitación. Lo más seguro son los chicos que han llegado, pues al revisar la hora son un poco más de las nueve. Trato de calmarme, asegurarme que todo esté en orden cuando les doy acceso al departamento.
—¿Y SunTae? —pregunta Rosé luego de descalzarse y saludarme.
—En su habitación. —indico. Ella se pierde en el interior, YuGyeom y Mingyu con las manos llenas pasan a la cocina, admirando todo su alrededor, en cambio Jaehyun que aún sigue a mi lado hace una mueca extraña con sus labios cuando le miro— ¿Qué?
Bufa una risa y con gestos más explícitos señala.
—Tienes un poco de labial.
Un poco a escondidas de los otros dos rápidamente me limpio con la manga del hoddie. Jaehyun pasa riéndose. Ahora tenemos que fingir que no ocurrió nada y ser los amigos que somos ante los ojos de todos.
El JK se nos volvió salvaje. 🤭
Capítulo cortito y al pie para no hacerlas esperar.
Fue una semana de no dormir y de cuatro exámenes en las cuales dos aprobé y las otras dos sigo esperando nota. ✋🏻😔 La vida universitaria duele.
De todos modos, el último examen será el miércoles y después voy a estar un poco más libre para actualizar esos días. Nada. Eso. Y agradecerles una vez más el amor y apoyo que la historia recibe, por bancarme y esperar pacientes a una nueva actualización 🥺 eso me inspira y me alienta a seguir. Gracias ♥️
Qué tengan un bonito domingo. 😁🥰
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