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|CAPÍTULO 21|

Me reuní con los chicos para almorzar. Está semana ha sido pesada. Exámenes, nuevo contenido y proyectos que entregar. Tenemos con SunTae uno pendiente por presentar pero solo asiste a la universidad para las clases, luego se marcha. Trata de evitar todo lo posible el campus y la gente, sobre todo después de lo que ocurrió hace unas noches atrás. No me dijo mucho, en cambio, SooYoung mantiene un perfil bajo mientras que EunWoo camina por los pasillos con sus enormes aires de grandeza y a nadie parece importarle en lo más mínimo.

—¿Ya tienen sus disfraces para Halloween?

—Falta un par de semanas, ¿por qué te apresuras tanto? —responde YuGyeom, Jaehyun le sigue sacudiendo de lado a lado la cabeza.

—Ni siquiera sé si iré. —digo, dejando los palillos a un lado del plato. Le envié mensaje a SunTae, debemos disponer un horario para estudiar lo que cada uno expondrá.

—¿Por qué? —Mingyu va por el segundo plato de kimchi, sus labios están rojos por el picante y aún le queda el ramen sin abrir— Es la oportunidad perfecta para disfrazarnos y hacer maldades.

Jaehyun resopla una risa.

—Claro, de hecho, eres tan macho que fingiremos que no le temes a quedarte solo en la oscuridad.

A lo que YuGyeom agrega con malicia.

—O que lloraste en el laberinto del terror cuando se hizo la feria a principios de año.

La expresión ofendida de nuestro compañero es tan notoria que a los otros dos les da gracia.

El departamento de eventos junto con la universidad prestarán una de sus instalaciones para festejar dicho acontecimiento. De hecho, SunTae está dentro de la organización, mencionó un par de veces que le estresa toda la cuestión, sobre todo las ideas sobre los disfraces. No me apetece la verdad asistir cuando tengo bastante que leer y avanzar.

Ellos siguen discutiendo. Mi teléfono a un costado de la bandeja de comida vibra con un nuevo mensaje y lo reviso. Es colibrí, me respondió con el link de una dirección y nada más. Lo abro, extrañado, está a unos minutos de la universidad en auto. Vuelvo a escribirle, preguntando qué es aquel sitio. Sim embargo, parece que ya no está en línea y deberé averiguarlo por cuenta propia.

—Debo irme. —tomo la bandeja con los platos vacíos para depositarlo en su lugar correspondiente. Me quedo una manzana, la comeré en el camino.

—También yo. —me sigue, Jaehyun. YuGyeom y Mingyu se quedan. Nos despedimos y salimos afuera. Hace frío, debería pasar a la habitación, buscar algunos apuntes y un abrigo más grande.

—¿Irás a ver el nuevo apartamento de SunTae?

Me detengo confundido, él también lo hace.

—¿Eh?

—¿No sabías? —abre sus ojos sorprendido, sus labios también pero no dice nada en concreto— Bueno, ayer por la tarde firmó contrato con la inmobiliaria de mi padre y según Rosé, hoy se mudaba.

—No me contó nada. —en ningún momento mencionó ese gran detalle. Ojeo el teléfono sin ninguna notificación— Me envió la dirección.

—Debe ser que con tanto en la cabeza no tuvo tiempo. —hace una pausa, sonríe de lado y murmura— ¿Recuerdas que Unu mencionó algo sobre su padre, mi padre y una supuesta competencia? —asiento— Pues da la casualidad que mi familia también está dentro del negocio de bienes raíces. El señor Cha considera competencia a la pequeña empresa que tenemos, por muchos años quiso asociarse con mi padre y tomar más poder. —no me sorprende— De hecho, la zona donde tú padre tiene su gimnasio le pertenece a la inmobiliaria de la familia Jeong.

—Sabes demasiado.

Sonríe, se acerca. Con uno de sus brazos me rodea los hombros arrimándome a su anatomía.

—Amigo, te sorprendería si te contará los interesantes pormenores que conozco, conocemos —enfatiza— de esa familia.

A mí también me gustaría conocer esos detalles.


El edificio de unos diez pisos aproximadamente queda en una calle de bajada bastante tranquila y alejada de la avenida ruidosa. No hace falta que llame, por casualidades de la vida me encontré a JiMin en el camino con bolsas de compras, así que mientras subímos lo ayude un poco.

—Al menos está más tranquila ahora que tiene su propio espacio sin correr el peligro de encontrarse a su ex o algún integrante de su familia queriendo obligarla o exigiendo a regresar en una relación sin sentido.

Cómo es obvio, JiMin sabe todo.

—Pero aún la persigue por la universidad cada que tiene la mínima oportunidad. —me observa fijamente, con una sonrisa extraña en sus labios. De reojo le miro y sus ojos se vuelven dos pequeñas medialunas cuando ríe levemente.

—Por eso te tenemos a ti.

Suspiro. Las puertas del ascensor se abren en el piso ocho facilitando el directo acceso a la puerta del departamento. JiMin lo abre sin problemas luego de teclear el código en el panel. #1197

—Voy a comenzar a cobrarle mis servicios de guardaespaldas.

Se ríe. Ingresamos a un pequeño recibidor donde dejamos el calzado. A un costado de la pared hay una puerta que al abrirse se convierte en un angosto closet para guardar abrigos entre otras cosas. Una cómoda en tonos blancos y un enorme espejo cuadrado empotrado a la pared. La gama de colores es en blanco, gris y solo algunos detalles en negro. Está muy bien amueblado, hay cajas en el suelo con objetos adentro aún por ordenar y acomodar.

La cocina, —pequeña pero bien equipada— es lo primero que te encuentras al ingresar. Separada por una isla de madera sigue la sala que es un poco más amplia, ahí se encuentra la madre de SunTae acomodando sobre un mueble debajo de la televisión de plasma en la pared portarretratos y adornos. Hay jarros de cristal con flores naturales. Huele a lavanda.

—Oh, bienvenido, JungKook. Te estábamos esperando.

¿Ah sí?

Giro mi torso a JiMin, está sacando los productos dentro de las bolsas para guardarlas dentro de los estantes o en la heladera, sonriendo.

—Esta muy estresada con todo. —niega. De una caja saca más portarretratos con la foto de una sonriente SunTae niña en su uniforme rosa de ballet— Pasa, está en su habitación ordenando su nuevo closet. Tal vez necesite ayuda. Anda, siéntete como en tu hogar.

—Gracias.

Dudo un poco, a pasos lentos camino por un corto pasillo que da a dos puertas, me encuentro con un cuadro colgado en la pared, una pintura de Vante. La primer puerta abierta llama mi atención, desde el umbral puedo ver el desorden. Peluches en el suelo, prendas de ropa en un largo perchero o desparramados en la cama, zapatos, bolsos y mas. Es como un mundo color rosa y blanco. Sale de algún lado con tan solo un hoodie rosa con el rostro de Patricio al frente que le cubre lo suficiente, medias blancas con pompones por encima de las rodillas y unas felpudas pantuflas en sus pies del mismo color.

—Ni una sola palabra.

Mis labios en una sola línea contienen una risa. Gruñe lanzándose a la cama entre medio de la montaña de ropa. Parte del buzo se le sube un poco revelando más piel junto a la corta calza de contención y debo apartar la vista cuando mi estómago da un extraño revoltijo. Carraspeo.

—Felicitaciones.

No me contesta, sigue enfrascada en su mundo con los ojos cerrados echada sobre la cama. Espero, pienso que si me adentro un poco, tropezare con algo y caeré al piso. Su mano golpeando la cama a su lado llama mi atención, vuelvo a dudar, sopeso dar el primer paso y ella con su voz casi en un chillido me advierte.

—¡Cuidado con mis Chimmy Choo! —señala a unos zapatos de tacón en verde con brillos. No entiendo cómo puede ponerse eso— Ten cuidado, apresúrate y ven acá.

Sigo, levantando los pies para no pisar nada. Al llegar me siento a su lado y ella no conforme tira de la capucha de mi sueter para que me recueste a su lado y así entrelazar nuestros brazos.

—Estoy estresada. —se queja casi lloriqueando— Ayer por la tarde firme contrato y me dieron las llaves. Tuve que venir a las corridas luego de la academia para escoger apartamento, omma vino a ayudarme, había uno más amplio pero no me gustó el tamaño del closet, demasiado chico. —se acomoda mejor colocando la cabeza sobre mi hombro. Yo entrelazo mis dedos a la altura de mi estómago mirando al techo y ahí me quedo quieto mientras no se detiene un segundo— Había otro, la iluminación era horrible, iba desistir. Le iba decir a papá que ya no quería mudarme y entonces encontré este. Lo ame, es todo blanco, puedo ponerle mi toque femenino, omma compró flores y quedo mejor. Lo único que no me gustó es la cocina, es pequeña, algo incomoda para moverme como quiero, Mimi dice que debo acostumbrarme, pero bueno. —no entiendo cómo no se quedó sin aire— ¿Qué te parece?

Levanta un poco la cabeza para mirarme, frunce el ceño ante mi expresión y ya no contengo la risa. Pasan varios minutos hasta que comienzo a calmarme, ella me golpea y se aleja.

—En vez de reírte deberías ayudarme.

Suspiro, calmando mi respiración. También me levanto y comienzo a doblar las prendas sobre la cama. Son demasiadas.

—Esta bien, flaquita. —no veo su reacción al darle la espalda— Si a ti te hace feliz, esta bien.

Llega a los segundos a mi lado imitando mi acción. Tiene un puchero adorable en sus labios.

—Desde antes que EunWoo y SooYoung se enredaran estaba pensando en mudarme, en darle a mis padres algo de privacidad. —de reojo nos miramos— Ellos obviamente no tienen problemas en que me quedé a su lado, pero yo necesitaba mi espacio. Busque algunos lugares que pudieran interesarme y encontré un par de opciones. —dobla una blusa de forma descuidadamente y termina lanzándola a la cama— Luego ocurrió lo que ya sabemos, me fui a Seúl por unos días, y si no te hubieras ido tan rápido —se cruza de brazos, reprochando— tal vez fueras el primero en saber que hoy me mudaba.

Por un momento me sentí ofendido. Ahora un idiota.

—Ah.

—Ahora por los daños y perjuicios a mi persona ayudarás con todo.

Resoplo, ella no se da cuenta del tremendo campo de batalla.

—A este paso tardaremos años, —me giro a ella, termino de doblar un vestido dejando sobre la pila ya ordenada— Ya me aburrí. Además tenemos que ponernos de acuerdo con lo del proyecto que debemos exponer.

Lloriquea, la voz de JiMin nos avisa que vayamos a la cocina por algo de beber y la obligo a salir. Su madre sonríe al verla enfurruñada, le sujeta el rostro peinando parte del cabello que le cae al rostro y besa su mejilla.

—¿Vendrás a mi fiesta de cumpleaños? —me pregunta JiMin al pasarme una taza con humeante té. SunTae se queja en balbuceos abriendo todas puertas de la alacena sin prestarnos atención. No entiendo qué está buscando.

—¿Cuál fiesta?

—Yoongi no te lo dijo. —niego— Ah, dónde tendrá la cabecita mi mandarinita dulce.

Doña amargada con complejo de Calamardo nos observa de brazos cruzados.

—Ahora vengo, iré a tomar cianuro.

Su madre le reprocha, la sigue de vuelta a la habitación y JiMin negando sonríe.

—SunTae no es la más cariñosa del mundo. Según ella le da vergüenza ajena todo eso de los apodos y demás. —gesticula despreocupado con la mano antes de beber un sorbo de su té—Con EunWoo eran dos témpanos de hielo. Espero que el que venga sea tan dulce que la haga la más cursi.

—¡Eso no sucederá jamás!

Grita desde algún lugar.

—Sun, ¿por qué te pones amargada?

—¡Yo no soy amargada!

Chilla, pisando fuerte. Tiene una tiara con diamantes falsos de colores sobre la cabeza y de su mano cuelga un bolso de diseñador. Con todo su guardarropas podría comprarme el auto de mis sueños. JiMin la ignora.

—Es este jueves en la noche. Iremos a cenar y luego a una discoteca. Estás más que invitado. —bebe otro sorbo escribiendo con su mano libre en su teléfono. El mío dentro del bolsillo de mis jeans suena con un mensaje— Ahí te pase la dirección de ambos sitios.


No hemos arreglado absolutamente nada para avanzar en el proyecto. SunTae no hizo más que quejarse del desorden en su nuevo hogar. Estaba pretendiendo contratar a alguien y su madre le dijo que como adulta debía ser ella quien organizará su nueva vida cotidiana. Al otro día en el almuerzo en la universidad volvió a estresarse porque debía llenar la heladera con alimentos, Rosé se ofreció a acompañarla a comprar lo necesario. También que la mesa de vidrio de su sala no era de su agrado, Mingyu le brindó la dirección de una tienda de antigüedades que conocía y con YuGyeom le ayudaron a escoger algo.

Ahora está feliz, su apartamento perfectamente a su gusto y su guardarropas a reventar. Sin embargo, para el cumpleaños de JiMin fue de compras no solo por su regalo sino que encontró un vestido para la perfecta ocasión. Uno que no deja de acaparar miradas por lo sensual que le queda ahora que nos encontramos en la discoteca iniciando en mí una amarga sensación en medio del pecho.

Y no son celos, para aclarar.

—Son celos. —dice JiMin ni bien llega de la pista de baile a la mesa junto a SunTae— Te queda tan bien ese vestido que todas te tienen envidia.

Sonríe ante el halago, su cabello suelto tiene ondas. Parte de sus compañeros y amistades de la academia están presentes, los amigos más íntimos de JiMin. Todos han sido amables, se divierten entre sí mientras que Yoongi y yo somos los únicos que se mantienen sentados. la verdad es que no me apetece bailar, tampoco es que fuera bueno en ello y ver a los demás hacerlo tan bien me hace sentir mal.

—¿Por qué la cara?

Otra cuestión es que SunTae no se despega de mi lado. Me ha presentado a medio mundo y yo como el idiota que soy por culpa de su vestido no he hecho más que estar de mal humor. No me entiendo. Me gusta verla divertirse pero no que la ronden otros especímenes masculinos, o que le inviten de beber como lo han estado haciendo durante la noche.

—Es mi cara normal.

Bufa, se sienta a mi lado cruzando sus largas y sedosas piernas apoyando uno de sus brazos sobre mi hombro para hablarme lo suficientemente cerca.

—Tienes cara de aburrimiento. —dice divertida. Para provocarme. Trago. Ella sonríe entonces al desviar la mirada por un segundo pareciera que vio algo desagradable porque su expresión va cambiando a una muy seria, se aleja y agacha la cabeza. Yoongi a mi otro lado codea mi costilla y al girar mi rostro comprendo el repentino cambio.

Cha EunWoo.

—¿Qué haces aquí?

—Por si no recuerdas está discoteca también pertenece a mi hermano.

SunTae rueda los ojos, parece dispuesta a alejarse cuando se levanta de la silla alta. EunWoo en cambio la detiene sujetándole del brazo, no sin antes observarla de manera lasciva. Ahora la tentación por querer arrancarle la cabeza a este tipo se volvió peor.

—Dame solo un minuto.

—Habla.

Mira en nuestra dirección, nosotros fingimos ignorarles, estamos atentos y escuchando.

—A solas.

—Aquí o nada.

SunTae una vez más se remueve para que la suelte y él lo hace a regañadientes. ¿Qué necesidad de tocar? Se burla.

—¿Acaso es tu guardaespaldas?

—Sí, también mi amante de fines de semana. —hyung a mi lado ahoga una risa. JiMin disimuladamente cubre su boca. Yo me mantengo neutro aunque ganas de reír no me faltan— Apresura, sabes que no me gusta la gente que da vueltas.

Por la expresión en su rostro y la tensión en la postura de su cuerpo, no le agrada absolutamente como le está hablando. Así que solo la mira y pregunta.

—¿Qué hiciste en Seúl?

Y ella con su característica delicadeza le responde.

—Tuve una apasionada aventura de una sola noche.

—De hecho fueron dos. —digo en voz alta para que me escuche. Juro que quise mantenerme al margen, lo juro. Pero la marcada venita en la frente de Cha manifiesta que está por explotar— El principal fue un pintor que le gusta plasmar desnudos femeninos.

—Ah sí, tenía un fetiche con el sexo kinky y la pintura óleo rosa. —a este paso él se va infartar, y nosotros a carcajear. Su rostro es digna de fotografía. SunTae en su faceta malvada y sarcástica prosigue— La pasamos tan bien. Kook no quiso unirse a nosotros, es muy a la antigua, guardándose para la indicada.

Maldita sea, en otras circunstancias quedaría de piedra, en esta no hice más que darle la razón. No sé da cuenta de lo patético que es al creerse semejante cosa. Vuelve a mirarla, está vez con una expresión llena de horror.

—¿Tú no eres así, SunTae?

—¿Cómo soy según tú? —pregunta cambiando por completo su humor. Incluso veo como su cuerpo se tensa— Te dejare algo bien en claro, EunWoo. No volveré contigo hagas lo que hagas, no me interesas, me aburres, me estresas, prefiero vivir en la miseria a estar un día más al lado de una persona egoísta e interesada como tú. —sisea— Pensé que me conocías lo suficiente como para saber que lo último que perdono es una traición, déjame en paz.

—¿Por qué lloras, entonces?

Ni bien termina de formular su pregunta, ella gira unos segundos su rostro, lo que me permite ver con claridad sus ojos cristalinos. Aún así ella mantiene su postura firme y altanera.

—Y todavía lo preguntas, siento impotencia y rabia. No hago más que aborrecerte. Sentirme una idiota por haberte querido tanto.

—Eso significa que aún lo haces, —la sujeta del brazo, con fuerza y la atrae lo más cerca que puede de su anatomía— que aún hay una oportunidad.

—Suéltame.

Estoy por levantarme y ser yo quien le haga entender que ella jamás volverá con él, entonces Yoongi es quien se mete primero para separarles.

—La dama dijo no. —sentencia. EunWoo no se aleja, sigue desafiante, respira acelerado. Le cabrea que no pueda llegar a su meta que es seguir jodiendo a SunTae— Sino es mucha molestia, te pido que te vayas. El ambiente se está arruinando por tu culpa. —bufa, está a punto de decir algo y hyung se le adelanta— Todavía mejor, Kook, lleva a SunTae a bailar.

No hace falta que haga ningún movimiento, ella entrelaza nuestras manos primero y me lleva a la pista. El rostro de EunWoo se transformó tanto que creí por un instante se le caería. No debería regocijarme pero lo hago.

Nos mantenemos cerca, nos movemos despacio al ritmo de Safety Net. Me aferra a su cuerpo, firmemente sujetada de mis brazos. No sé da cuenta que el simple contacto hace estragos en mi interior. Qué la manera en que las luces iluminan su rostro solo la hacen ver deslumbrante ante mis ojos. No creo contenerme más, aún cuando su entera atención sigue en otro lado.

—No deja de mirarnos.

—No.

—Ojala pudiera hacer algo para que le quede en claro que jamás volveré con él.

Ojalá yo pudiera hacer algo para calmar su estrés.

—A menos que consigas un nuevo novio, lo dudo.

—O alguno de una noche. —se voltea, su espalda contra mi pecho. Ojalá no note los latidos desenfrenados de mi corazón. O que mis manos van a su cintura, apretando con suavidad en un intento por sentirla mas cerxa— O te usaré a ti como me dijiste, aunque eso era una broma, ¿no? —bromea. No contesto, estoy comenzando a pensar en que debería lanzarme aún cuando obtenga un rotundo rechazo. O tal vez no. Se detiene al no tener una respuesta de mi parte. Estoy más pendiente de no apartarme y seguir disfrutándola. Se voltea despacio— ¿JungKook?

—Tal vez no fue una broma.

Sus labios se entreabren ante la sorpresa. No puedo dejar de mirarlos. Se muerde el piercing y la siento estremecer cuando mis manos viajan lentamente por su espalda.

—¿Kook?

—¿Mmhh?

—No cambiará nada entre nosotros, ¿verdad?

—No.

—Vamos a estar juntos como amigos, ¿no es así?

—Vamos a estar juntos. Eso es todo.

—Eso es todo.

Y sucedió, la bese, mi boca se estampó contra la suya, carnosa y apetitosa. No sé quejó, tampoco me apartó o me rechazó. Me correspondió situando su mano en la parte posterior de mi cabeza mientras su brazo rodeaba mi hombro. Que me diera acceso total permitió que mi lengua acariciara con vehemencia la suya. Que se volviera una pelea de estocadas por ver quién de los dos dominaba el beso que se volvió intenso. Ya no importaba si él nos miraba o no, si esto lo hacíamos para producir celos, al menos no en mi caso. Extrañamente me sentía bastante cómodo y extrañamente deseaba más de su sabor.

Mis brazos alrededor de su cuerpo la aferraron todavía más en un jalón posesivo y demandante. Su jadeó entre medio no hizo más que encenderme entero y una de mis manos empuña parte de su cabello a la altura de su cuello para profundizar aun más. Joder, me faltaba el aire y sentía mis labios arder. No sabía si era por la intensidad, el choque o las emociones bullendo en medio de mi estómago. Besarla solo acrecentaba más la confusión latente que tenía danzando en el pecho. Ese sinsabor de no saber si lo que sentía por SunTae era solo una atracción física o realmente había sentimientos importantes. Soy humano. Hombre. Ella mujer, una muy hermosa, inteligente e interesante que ha logrado con tan solo unas horas de conocerla en mi infancia jamás olvidarla.

Ambos respiramos agitados manteniéndonos unidos por nuestras frentes. El mundo siguió alrededor y nosotros perdidos en el otro. Me mira, sus pupilas parecen dilatadas. La miro, cómo será que me encuentro yo. No me contengo, vuelvo a besarla. Está vez no me corresponde de la misma manera, tampoco se aferra como hace minutos pero no sé aleja. Me sigue el beso aunque más tímida. Apoya sus manos sobre mi pecho y desearía que la tela de mi camiseta no esté entre medio obstaculizando. Ese tipo de pensamiento me hace creer que todo lo que siento va más allá de una simple atracción.

Solo queda averiguar si es mutuo.


¿Qué tul?

Vieron cuando leen algo o tienen en mente algo súper emocionante y luego lo plasman/escriben/dibujan, etc... Bueno, me pasó con el beso. No lo sentí tan emocionante 🤦🏻‍♀️ Ahora sí a ustedes si, es lo que importa.

Aquí la SunTae y el vestido en cuestión que dejo loquito a nuestro JK. 🤭✨

Bueno, sin más preámbulos, me voy. Tengo que estudiar. 🤓

Love ya 💋

💜💜💜

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