|CAPÍTULO 18|
•SunTae.
Venir con papá a Seúl fue lo mejor que pude hacer hasta ahora. El ritmo ajetreado me sirve para, al menos, no pensar tanto. Me distraigo con todo lo referente a la galería y asisto en la muestra que traerá a muchos invitados del mundo del arte y el entretenimiento. Estos dos primeros días también me sirvan para decidir mis nuevos planes a futuro. Que no cambian mucho en realidad.
—SunTae.
Giro mi rostro hacia JaeWook cuando entra por la puerta del despacho, es el encargado de la galería y quien la administra mientras papá no está presente en Seúl. Es pintor y tiene una maestría en historia del arte. También es un gran amigo al cual estimo.
—Tu padre ya inició. Hizo las presentaciones correspondientes y siguen llegando invitados.
—En un rato estaré ahí.
—¿Puedo preguntarte algo? —asiento, él se recarga de la silla frente al escritorio— ¿Aún consideras hacer ese voluntariado en África?
Pues, dentro de esos planes a futuro, se suponía que luego de graduarme viajaría para realizar junto a un numeroso grupo de personas un voluntariado llevando alimentos y servicios de salud a las ciudades más necesitadas. Serían de unos seis meses a un año afuera. Volvería a Corea como prometida de EunWoo y con el tiempo nos casaríamos. Ahora no sé si agradecerle el haberme engañado. También hizo darme cuenta que estaba aceptando un destino que jamás me haría feliz y solo esperaba porque no veía otra cosa mejor en el camino.
Mi realidad es un papel en blanco ahora y no voy a negar que le temo al futuro.
—Estoy pasando por una situación algo complicada y no falta más que un par de meses para graduarme, así que, más que nunca anhelo irme.
—Tus padres entristecerán. —suspira.
Para ellos fue difícil la primera vez que se los comenté, aun así decidieron apoyarme con este acto de altruismo.
—Lo sé.
—Si crees que este viaje ayudará, hazlo. Todo lo que te propones siempre lo logras. Eres una mujer muy valiente.
—Gracias, Jae.
Me sonríe e incita una vez más a salir.
Las obras de arte están en sus respectivos puestos a lo largo del salón. Cada una de las creaciones poseen una placa enmarcada con el nombre del trabajo, el de sus dueños y el significado. Los invitados admirando recorren disfrutando de las distintas historias detrás. En el nivel superior de la galería un cuadro en particular que amo capta mi atención. Es de mis favoritas del extenso repertorio de Vante.
—Colibrí.
Abrazo a papá, el besa mi cabeza, JaeWook se acerca a nosotros comentando que hay tres o cuatro interesados en adquirir determinadas esculturas y pinturas. Eso significa éxito y felicito a ambos. JaeWook se disculpa retirándose cuando una de las artistas pide su atención
—Felicidades a ti también, mi pequeña colibrí. Eres mi más grande orgullo y nada de esto se vería hermoso sino fuera gracias a tu buen gusto. —aw, appa.
—Una foto de padre e hija por favor.
Esa voz.
—Claro que sí. —acepta papá. Me rodea los hombros y me gira. Es cuando lo veo.
Su cabello negro va peinado hacia atrás dejando sus masculinas facciones expuestas. Completamente de negro. Zapatos, pantalones holgados de vestir, camisa de botones debajo de una chaqueta de cuero que hace ver sus hombros mas anchos. Sonríe.
—Hana, dul, set.
¿Qué hace JungKook aquí?
•JungKook.
Una vez más admiro la magnificencia de lo hermosas que son las obras de arte. Cada pieza y cuadro contiene una historia, emociones plasmadas de diferentes maneras que logran que uno como espectador pueda percibir y experimentar su significado o incluso dependiendo de la situación personal, te llegue a emocionar. El cuadro frente a mí, de una bailarina de ballet sin rostro contiene demasiado.
La pintura nombrada en italiano “colibrì libero”, de Vante.
—Te agradezco el haber venido.
El señor TaeHyung se posiciona a mi lado en un traje sastre beige irradiando una excelsa elegancia.
—No hay de qué. —le agradezco con una leve sonrisa volviendo a contemplar el cuadro— ¿Cómo está ella?
—Un poco mejor, aunque decaída. —guarda ambas manos en los bolsillos de su pantalón— Al menos se mantiene ocupada desde que llegó. Apenas ha dormido.
—SunTae es fuerte, esto es solo una piedrita en el zapato, se la quitará y seguirá adelante.
—Buena referencia, teniendo en cuenta que mi pequeña colibrí apenas usa zapatos cerrados. —reímos suavemente— Veo que te gustó el cuadro.
—Es muy bonito. Es SunTae bailando, ¿verdad?
—Así es —en esas dos palabras se destila orgullo. No solo como creador de la obra, sino como su padre. Suspira— Su infancia y adolescencia fueron complicadas. Su madre y yo decidimos seguir una vida en constante movimiento que jamás nos detuvimos en asentarnos en un solo lugar y darle normalidad. SunTae jamás nos reprochó absolutamente nada, pero nosotros sabemos que pudo haber tenido algo mejor. —levanta una mano e indica con su índice— ¿Ves su figura? —asiento— cómo ella y su vestido de algún modo brillan en medio de un ambiente sombrío carente de emoción. Su pose limpia en punta, la elegancia de sus manos y cabello. Aunque no se note, se puede ver reflejado ese minuto de felicidad, de perfección y de mi colibrí teniendo paz. Es todo lo que anhelo en este mundo para mi hija.
SunTae merece eso y mucho más.
—Ella encontrará todo eso. Cosas mejores llegarán a su vida.
—Estoy seguro. —sonríe mirando unos segundos más el cuadro, luego voltea su cuerpo hacia mí apretando mi hombro y dice— Disfruta la muestra, JungKook. Llegado el momento te presentaré al señor Windsor, sabe que te encuentras aquí y está emocionado por verte.
Le agradezco una vez más y se aleja. Vuelvo al cuadro. Jamás la he visto bailar en vivo, sólo a través de videos que Ara me enseñó. Es impresionante la pasión y técnica con la que se mueve. JiMin también tiene un talento impresionante para la danza, pero ella. No lo sé. Simplemente remueve emociones. Volteo, al estar en un nivel superior puedo ver la reunión en planta baja, a la gente reunida junto a las obras en exhibición. Mi trabajo comienza cuando tomo algunas fotografías en el momento en que bajo. Hasta que veo a colibrí junto a su padre.
Va completamente de negro. Luce un vestido de mangas largas ceñido a su torso, la falda plisada levemente acampanada le llega hasta la mitad de los muslos mientras sus piernas abrigadas por medias se ven largas al llevar stilettos. Su cabello suelto cae sobre su espalda en ligeras ondas y su rostro se ve iluminado por el maquillaje en tonos rosados.
No me nota. Sonríe al asistente de su padre. Parece que les explica algo, luego este se despide y veo al señor Kim hablarle a su hija que ahora se encuentra de espaldas a mí. Ante la distracción me acerco a ambos con la cámara preparada en mano.
—Una foto de padre e hija, por favor.
Sus hombros se tensan. Vante, cómplice, me sonríe aceptando. La abraza los hombros, obligándole a voltear a mí y la mantiene cerca. Su expresión de asombro me hace gracia. Sus mejillas tienen un bonito sonrojo que la hacen ver tierna. Me acomodo levantando la camara y los enfoco.
—Hana, dul, set. —suena el click y la foto sale perfecta— ¿Quieren ver?
—Oh sí. —ajhussi se acerca, mira manifestando que le encanta, alarga su brazo llamando a su hija que aún me mira incrédula— Mira colibrí, salimos hermosos. Debemos enviárselo a tu madre después.
Se cruza de brazos acortando el espacio, su ceño se frunce y nos mira a ambos con recriminación.
—¿Qué sucede?
—¿De qué hablas hija?
—¿Qué hace JungKook aquí?
Inicia la misión: excusa planeada que no es tan excusa.
—No sé si recuerdas, pero a tu madre y a ti les conté que JungKook —su derecha aprieta suavemente mi hombro izquierdo— ganó un concurso de fotografía en el extranjero hace unos años atrás. Pues da la casualidad que el señor Windsor, creador del concurso está dentro de los invitados y cuando le comenté que el primer puesto también estaría presente me pidió conocerlo.
Entrecierra los ojos, no nos cree nada.
—Es más, creo necesario que tú, mi niña, como parte de la organización seas quien lo guíe, ¿qué te parece?
—¡Appa! —se queja.
—Eso es todo. JungKook te dejo en buenas manos.
SunTae se queja una vez más y él tan solo le besa la frente para fingir que alguien lo llama desde alguna parte. Yo finjo revisar las fotos tratando de no reír.
—¿Qué haces aquí?
—Ya lo escuchaste, soy un invitado especial. —elevo mi rostro. Ella rueda los ojos dejando caer parte de su peso en una pierna. Sus uñas terriblemente puntiagudas son de color negro— Debes tratarme bien, flaquita. Podría terminar siendo un famoso fotógrafo.
—No he visto ninguna. —miente. Lo sé, porque Ara me contó lo fascinada que quedó cuando le mostró mi trabajo. Además mamá súper orgullosa colocó la mayoría en cuadros por toda la casa, es imposible que no haya visto alguna— Así que permíteme dudar.
—Si sigues con ese mal humor te saldrán arrugas.
Intenta ignorarme colocándose de costado. Sonrío, elevó mi camara y comienzo a sacarle fotos. Se da cuenta, quiere tapar el lente con su mano, no se lo permito. Susurra por lo bajo una maldición. Gente a nuestro alrededor nos mira por nuestro tonto juego. Qué divertido es esto. Logra sujetar mi muñeca y me acerca todo lo que puede para susurrarme de manera amenazante.
—Deja de jugar, —emana un delicioso aroma a durazno— sígueme y te indicaré qué hacer.
Se supone que aparte de disfrutar la exposición, debería sacar fotos de la velada pero me veo en la problemática inconsciente que Kim SunTae es mi enfoque principal. Okey, debería dejar de buscar molestarla. No es el momento.
Una vez más estoy fascinado por las obras de arte en exhibición. Me recuerda que hace años atrás, antes de comenzar la universidad, mi gran terapia era dibujar o pintar. La pasión por la fotografía se agregó después. Tuve que desistir de los cursos cuando comencé el servicio militar a mis veinte, todo quedó en segundo plano. En las actividades rotativas dentro del centro fui parte de la cocina, de algún modo, me gustó cocinar para mis compañeros, aprender mas sobre alimentación y con mis problemas decidí lo que estoy estudiando ahora en la universidad.
—¿JungKook? —estoy admirando un cuadro en particular, tomando fotos a la artista creadora junto a su obra cuando escucho a SunTae llamarme. A pesar de la música jazz tranquila sonando a una considerable distancia de nosotros contribuye con el ruido de muchas voces entremedio— Debo llevarlo con papá para que lo presente con él señor Windsor.
La escucho decirle a alguien, luego suena la voz de JaeWook. Le sonrío a la artista halagando su trabajo, ella me agradece, hago lo mismo, SunTae vuelve a mencionar mi nombre, risas de personas reencontrándose con amistades al parecer, me volteo para por fin darle toda mi atención. Entonces sucede un malentendido cuando a uno de los mozos casi se le cae la bandeja con copas llenas de champagne al uno de los invitados chocarle sin querer. El chico intenta esquivar procurando que nada caiga, veo a SunTae sujetar del brazo a JaeWook para que no les caiga nada pero es a mí a quien le cae el contenido de una sola copa.
—Lo siento, lo siento mucho, señor. —el chico totalmente apenado hace una reverencia tras otra, niego, le manifiesto que no pasa nada y luego de dejar a un costado la bandeja con las pocas copas que quedaron de pie trata de ayudarme secando mi camisa con un paño— Lo siento, en verdad.
—Tranquilo, puede pasar.
—¿Estás bien? —me pregunta SunTae a mi lado sosteniendo la cámara. Al menos no se mojó. Tenemos todas las miradas encima. Le repito ahora a ella que solo fue un accidente y voltea al chico a decirle lo mismo, que no se preocupe. JaeWook le pide que vuelva al sector donde sirven el catering y recargue las copas, mientras con señas pide a otro limpiar el desastre en el piso.
—El señor Windsor no puede verlo así. —dice JaeWook. La verdad esa cuestión es lo que menos me preocupa ahora, SunTae está tan cerca intentando secarme que puedo sentir sus manos tocar los músculos de mi abdomen a través de la tela— Llévalo al baño y ayúdale, por favor.
Asiente, ella le entrega la cámara pidiéndole que la cuide bien. Sus dedos se entrelazan con los míos y me dejó llevar donde sea que quedan los baños. Pienso, ¿Cómo me ayudara? Se meterá conmigo al baño de caballeros o me meterá al de damas. Veo que nos desviamos hacia otro lado cuando subimos al segundo piso y abre una puerta que da hacia un despacho, cruzamos la habitación y entramos en un pequeño baño personal. Estoy demasiado absorto, ella me quita la chaqueta sin problemas que no capto cuando me exige.
—Quítate la camisa.
Abre el grifo de agua empapando aquel paño blanco que antes tenía el mozo.
—¿Qué?
Suspira con fastidio mirándome a través del espejo, con un gesto de su cabeza señala mi camisa. Apaga el grifo, yo aún consternado la miro acercarse peligrosamente. Me tenso.
—No puedes andar con la ropa mojada y sucia, —sus dedos van a los botones de mi camisa produciendo que mi piel se erice cuando comienza a desabotonar— y menos frente a alguien como el señor Windsor. Anda, te ayudaré rápido.
La detengo rodeando sus manos antes que llegue a la mitad. Siento mi rostro rojo, caliente y por el rabillo del ojo a través del espejo puedo apreciar mis orejas de igual manera. Ella parece nada inmutada, mi corazón late como loco, mi respiración está como loco, agitándose. Rueda los ojos, se suelta apurándome. No me queda de otra que quitarme la camisa por completo, se la entrego evitando mirarla a ella o al espejo. Me extiende el paño húmedo para que me limpie un poco y lo hago mientras escucho como ella se encarga de lavar mi camisa debajo del agua del grifo.
—No sé porqué te escandalizas tanto. Ya te he visto semidesnudo. —lo dice con simpleza, como sino fuera la gran cosa. Tampoco entiendo la razón de mi retraimiento. No es como que me está viendo el alma. Solo parte de mi torso desnudo, que a decir verdad, dio sus buenos frutos en el gimnasio.
Tiene razón. Decido que me relajare mientras ella termina ahora de escurrir la tela, colocando luego debajo del secador automático. Mi postura es la de apoyarme sobre el mármol cruzando mis brazos alrededor de mi pecho. Los tatuajes de mi brazo derecho tienen mi atención hasta que algo más lo hace. SunTae está distraída observando algo particular a través del espejo, inconscientemente mi rostro se ladea y lo entiendo. Es a mí a quien mira, desde la perspectiva en que me encontraba mi espalda se ve ancha y enorme. Okey, eso ayuda a mi autoestima.
—¿Terminaste? —me enderezo. Ella tiene toda su atención en la camisa que aún se sigue secando. La luz aquí dentro es tenue por lo que no me permite saber si lo rosita de su rostro es sonrojo o es parte de su maquillaje. Consideraré lo primero.
—Falta poco. —dice manteniendo una voz neutra— Ya casi terminamos. Appa tiene una plancha a vapor guardada, con eso sacaremos las arrugas y quedara perfecto.
Cuando termina sale del baño buscando el artefacto dentro de un mueble a un costado de la habitación. Lo enchufa, la camisa la cuelga y con mucho cuidado comienza a pasar. Recostado del marco de la puerta la observo en silencio, la falda de su vestido se mueve cuando ella lo hace así mismo su cabello. Juega con el piercing de su labio desplazando despacio la maquina sobre la tela dejándola impecable, cero arrugas.
—¿Qué tanto me miras? —pregunta causando que me tome pos sorpresa. Carraspeo negando, escondo parte de mi cuerpo cuando ella voltea a verme con una sonrisa ladeada.
—Haces eso con la argolla en tus labios cada vez que estás concentrada.
Me mira confundida frunciendo el ceño.
—Yo no hago nada.
Asiento.
—Sí, si lo haces. Tienes muchas mañas —salgo, me recuesto de la pared con las manos en mi espalda. Y mientras la descubro por medio segundo mirarme prosigo sin yo darme cuenta de lo que digo— Ruedas los ojos cuando algo te fastidia o molesta, frunces los labios cuando estas pensativa o insegura de una decisión. Te gusta el rosa, —miro hacia el techo pensando— apuesto que más de la mitad de tu enorme guardarropas constituye ese color aunque te vistas en colores neutros. Tienes demasiados peluches, eres bastante femenina aunque a veces suenes grosera. No te gusta el kpop pero si bailar las coreografías. Tus uñas, —enfatizo— cambias colores y formas regularmente según tu estado de ánimo. Colores claros o vivos, a veces con brillo cuando estás alegre y feliz. Oscuros o neutros, como ahora —señalo y ella se mira las manos— cuando estás de muy mal humor o tienes días malos. —entonces eso me recuerda— Ah, siempre vistes como si fueras a subir a una pasarela, con faldas o vestidos, tacones o plataformas, excepto en días frío en que usas jeans y…
Es aquí en que me doy cuenta que escupí sin filtros todo lo que mi mente registró de ella en el tiempo que llevo conociéndola. Y la impresión en ella es bastante clara.
—Jamás nadie me describió tanto. —ahora si, está sonrojada, aún así mantiene una postura de despreocupación que yo no podría porque ahora me estoy insultando por dejarme llevar. Idiota, idiota, idiota— Incluso sabes cosas que yo no.
—Soy bastante observador. —no pues, hasta yo me creí tremenda excusa, eh. Muy factible lo tuyo— Conozco muchos detalles de las personas que quiero y… —ay Dios, hasta un niño de siete delante de la niña que le gusta es más original que tú. Mejor cállate— Bueno, ¿está listo eso? Ya pasamos tiempo aquí dentro. Tu padre tal vez nos está buscando.
Y como si fuera mi salvación escuchamos unos golpes a la puerta, está se abre y la cabeza de JaeWook se deja ver preguntando si estamos listos. SunTae le dice que casi, él comienza a comentar algo mientras ella me ayuda a colocarme la camisa, me deja el trabajo de abotonar acomodando lo restante dentro de los pantalones, ella se mete al baño trayendo mi chaqueta en sus manos la cual limpia para luego ayudarme desde atrás a colocarme. Se situa frente a mí asegurándose que todo este en su lugar y nos empuja afuera.
Estoy aturdido, les sigo, ellos hablan ignorándome. Nos unimos a la multitud que sigue en lo suyo y SunTae vuelve a entrelazar nuestras manos arrastrándome a su lado hasta que llegamos frente a su padre y otro hombre con rasgos occidentales que habla un fluido ingles.
—Aquí, estamos. Perdón la tardanza. —se excusa la pelinegra con una sonrisa encantadora. Está vez no solo nuestras manos están entrelazadas sino que su mano libre rodea mi antebrazo.
—Un gusto al fin conocerlo, jóven Jeon. —veo la mano extendida del hombre canoso. Le correspondo. Su coreano es nítido a pesar de su acento— Vante me ha contado maravillas de usted y claro me enorgullece saber que su trabajo ganador fue parte de nuestra competencia.
—Se lo agradezco. Realmente es un honor para mí.
—¿Alguna vez ha pensado en publicar su magnífico trabajo? —niego con algo de sorpresa— Tengo entendido que también dibuja y pinta.
—Nada profesional, lo hago como pasatiempo.
—Pues lo que Kim me presentó es digno de admirar.
Estoy perdido.
Miro a SunTae a mi lado, ella manteniendo su sonrisa no sabe que está pasando, paso a ver a su padre quien toma la palabra.
—Hablando con tu orgulloso padre pude saber que los dos cuadros en el living de tu hogar fueron hechos por ti. —ahora entiendo— Me atreví a quitarle una foto y mostrarle a Rupert, espero no te moleste.
Le niego, tratando de sonreír. Inquieto. ¿En qué momento pasó eso? El hombre dice.
—Si decide ser parte de nuestro instituto de arte, una vacante le espera en la ciudad de Florencia. Solo debe seguir demostrando el gran artista que es.
—Lo tomaré en cuenta, muchas gracias.
Mi mano nerviosa tiembla, sin embargo, el apretón que la pelinegra le da me hace sentir más tranquilo.
La velada terminó muy tarde. SunTae y yo regresamos un rato antes a pedido de su padre. Me quedaría con ellos en el piso que tienen en Songpa-gu. Es un poco más chico que el de Busan, aún así cuenta con ese ambiente hogareño que caracteriza a la familia Kim. Me quedaré en la habitación de invitados mientras tanto. Suspiro sentado a orillas de la cama. Está noche fue una montaña rusa de emociones. Sucedieron tantas cosas que no sé con cuál iniciar. Me confunden. Me tienen en una nebulosa impidiendo que advierta mi alrededor.
—¿Kook?
—¿Eh?
SunTae está parada a un lado de la puerta abierta con las manos ocupadas. Me levanto yendo a ella. Está descalza, no se ha cambiado aún y su cabello está atado con un broche en forma de corazón.
—Te traje toallas limpias. —me las extiende, se las recibo agradeciéndole— El baño está al final del pasillo. Tomate tu tiempo, no te preocupes por papá, —junta sus manos adelante— cuando llama a mamá sus conversaciones son largas.
—Gracias. ¿Tú estás bien?
No hemos tenido tiempo de conversar tranquilamente. Ella se mantuvo ocupada toda la noche sin perder la sonrisa cuando su mirada era triste.
—Lo estoy, hoy fue bastante pesado así que mi cabeza está lo suficientemente agotada como para no darle lugar a pensamientos indeseados. —nos miramos fijamente diciendo más que las palabras— Estoy bien, Kook. —lo dejaré pasar porque también estoy agotado— ¿Y tú? ¿Pensaste en la propuesta del señor Windsor?
Sigo abrumado.
—No sé. Sí. Tal vez. Tengo mis dudas.
—¿Qué te da miedo?
Su mano toma suavemente la mía y con su pulgar acaricia mis nudillos.
—Que si decido aceptar, tendría que irme a Europa por tiempo indefinido. Eso significa dar a mi vida un giro de ciento ochenta. No veré a mi familia en mucho tiempo, estaré lejos de mis amigos, de...
De ti.
Mis pensamientos son puro caos.
—Tal vez sea bueno irse lejos, Kook. —me sonríe, tiene fe en mí— Vivir otro aire, nuevas experiencias para poder reencontrarte, saber quién eres. Piénsalo. Es una gran oportunidad y si es así. Podrás tener una vida de ensueños enseñando tus pinturas y fotografías al mundo entero.
—Es mucho que afrontar.
—Sabes que mi padre te apoyará, incluso podría ser tu inversor, tu guía. Nosotros te apoyaremos siempre.
—Lo pensaré.
Le digo exhalando. Ella acorta el espacio y besa mi mejilla acelerando terriblemente mi corazón. —Que descanses. —murmura. Suelta mi mano dejando frío a su paso y mi estómago se revuelve cuando la veo alejarse. Me siento un idiota al darme cuenta que no aparto los ojos incluso cuando hace segundos ingresó a su habitación. Mis manos tiemblan, preso de estás emociones que no sé que significan.
¿Qué me estás haciendo Kim SunTae?
Sentí demasiadas emociones escribiendo este capítulo. 🥺No sé porque se me hizo emotivo. Además, estoy soltando mucha info, depende de ustedes crear o no teorías 😌🤭
✨“Cuestion de peso” llegó a los 10K de vistas y es todo gracias a ustedes. En serio me hace feliz todo el amor que recibe aún cuando me estoy tomando mi tiempo por culpa de mi vida adulta.✨
GRACIAS
GRACIAS
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Doble festejo porque nuestro presidente, líder, destructor RapMonter está cumpliendo añitos.🥳🎉 Hagan stream a su trabajo.
Se les quiere. 💕
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