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|CAPITULO 1|

Ya saben lo que dicen, vida nueva... Lo demás no recuerdo. Bueno, el caso es que por más emocionado me encuentro de regresar a lo que fue mi ciudad natal, estoy que me cago de los nervios. No es fácil, Busan me ha dejado un amargo sabor de boca, mi infancia aquí fue horrible y parte de mi adolescencia en los veranos fue peor. Lo que se supone debió ser parte de mi buen crecimiento, solo fue razón suficiente para crear mis mas horribles traumas e inseguridades. Tal vez exagero. Tal vez no.

Agradezco la intervención de appa, de situarse frente a mi madre y tomar control de todo. La historia sería otra de no ser por él. En Seúl le ofrecieron trabajo en un gimnasio, primero como entrenador, con el pasar del tiempo terminó siendo la mano derecha del dueño y hoy en día es socio, conlleva varias franquicias a lo largo del país. A omma le ofrecieron trabajo en una primaria como profesora de educación física y se desempeñó tan bien que la economía se equilibró muy rápido lo que hizo un poco mejor ante la llegada a nuestras vidas de mi hermana, Ara.

Agi, dile a tu hermana que baje.

Asiento dejando una de las valijas a un costado y abro la puerta trasera de la camioneta. Me apoyo sobre el techo con mi antebrazo observándola. Está tan ensimismada en su teléfono con los enormes auriculares puestos que ni cuenta se da que estoy intentando llamar su atención.

—Monday, Tuesday, Wednesday, Thursday, Friday. Seven days a week.

No ha parado de cantar esa odiosa canción. Me tiene los cojones por el piso, sino es esa es la de 3D. De hecho, estoy pensando como es que mis padres le permiten escuchar esa música teniendo tan solo doce años. Le encanta y para rematar siempre estoy obligado acompañarla a los conciertos de cualquier artista de kpop. Toco su hombro, se voltea y me sonríe quitándose los auriculares.

—¿Ya llegamos, oppa?

—No, hicimos una parada técnica para dejarte en un orfanato.

—¡Yah! —su ceño se frunce y me rio— ¡OMMA!

Mamá sale al pórtico queriendo saber lo que sucede y papá desde la parte de atrás de la camioneta nos reprocha.

—Niños no peleen, por favor.

—Oppa ya no es un niño, —dice bajandose y colocando su mochila fucsia neón en su espalda— es un gorila gigante sin pelos.

—Y tú una seudo kpopie proyectando ser la próxima IU o Lalisa.

—¡Al menos yo tengo un IQ de 122!

—Ja —subo la manija de una de las enormes valijas para darme paso y digo tocando la punta de su nariz— 128, te gane.

Gruñe haciendo un pequeño berrinche, se dirige a nuestra madre quejándose, me rio y ella me reprocha por seguirle la corriente a la más peque. Ambos están acostumbrados a nuestras tontas peleas y deben admitir que ambos les salimos competitivos. Bastante.

Ayudo a ingresar algunas cajas y con mis bolsos subo al que será mi habitación durante los fines de semana. Hasta que consiga auto deberé quedarme en los edificios que la propia universidad les da a los estudiantes. Entro, todo sigue intacto como cuando era niño. Todo está limpio, solo hace falta ponerle mi toque personal y más maduro.

Miro a través de la ventana, apoyo mis manos sobre el alféizar y saco medio cuerpo cuando visualizo caras conocidas al otro lado de la vereda. Sonrío, al parecer se está dando una dramática discusión entre tres personas. Salgo de la habitación, bajo las escaleras pasando por el living e ignorando a Ara tirada en el sofá con sus auriculares puestos, a appa situando el enorme plasma a la pared y a omma que no la veo seguramente en la cocina. Salgo cerrando detrás de mí y con ambas manos en los bolsillos de mis rasgados jeans camino cruzando la calle.

—¡Ya te dije que no quiero verte, Yeonjun!

—Pero qué culpa tengo de que esa chica me haya hablado así.

—Le aceptaste la sonrisa cuando te daba el batido.

—¡Porque era la mesera!

El tal Yeonjun parece arrancarse los cabellos de color azul. YooNa solo lo ignora y más atrás Yoongi los observa con rostro cansado.

—¿Sabían que una sonrisa puede despedir endorfinas?, son las encargadas de producir positivas emociones —sonrie con malicia y dice— como el amor a primera vista.

YooNa dramatiza llorar y corre para entrar a la casa, el tal Yeonjun parece con la vena en el cuello a punto de estallar y a simple vista se contiene en reprocharle a hyung. Tan solo persigue a YooNa y la retiene en la puerta de la casa Min volviendo la discusión un murmullo entre ellos dos. Me acerco al pálido que está a punto de prender un cigarrillo.

—Nunca pierdes la oportunidad de molestar a todos los novios de tu hermana, hyung. —se me queda mirando a medio encender— Así jamás tendrás sobrinos.

Tira el humo hacia arriba, tiene una media sonrisa y se acerca.

—Este me está costando, pero les doy un par de meses y tendremos a YooNa soltera de nuevo.

Nos abrazamos emocionados de vernos después de tanto. Un grito nos saca de nuestro saludo y cuando me separo de Yoongi apenas me da segundos para procesar teniendo a Yoona abrazada con sus brazos y piernas a mi alrededor. Los hermanos Min son las únicas amistades que he conservado luego de haberme ido.

—Que emoción, que emoción, que emoción. No puedo creer que estés aquí. —se distancia, acuna mi rostro entre sus manos para mirarme y vuelve a abrazarme— No sabes cuánto te hemos extrañado.

Se baja. Tengo la mirada asesina del chico sobre mí, YooNa se da cuenta y lo jala del brazo.

—Oppa, te presentó a mi novio Choi Yeonjun, Yeon-ye él es mi hermano de corazón, Jeon JungKook.

—Un gusto.

—Igualmente.

Pues dile a tu cara que tu expresión de molestia dice todo lo contrario.

El teléfono de Yoongi suena, revisa la pantalla y antes de contestar le da una larga calada al cigarrillo antes de lanzarlo al pavimento y con la mano libre espantar el humo.

—No, no estaba fumando... Yo no miento. —sonrío ante lo obvio, YooNa rueda los ojos y con sus labios articula el nombre de la pareja de su hermano— Espera... ¿Qué?, otra vez saldrás con ella. Habíamos quedado en salir nosotros dos al cine está noche. —rueda los ojos, colocando todo el peso de su cuerpo en una pierna— Dile a Kim que deje de acapararte, esa me debe varias. —se queda en silencio un rato, al parecer lo estan sermoneando porque hasta aquí puedo escuchar una voz femenina— ¿Qué tal una sesión con un psiquiatra? Le vendría bastante... Si, si, ya entendí, más te vale. —una pequeña sonrisa surca sus labios— Que te diviertas, hablamos, corazón.

—Oppa está enamorado.

Lo sé, Yoongi quien parece corazón de piedra cayó redondito ante los encantos del amor. Diferente a mí que mi corazón de pollo enamoradizo jamás conoció lo que es el verdadero amor. Cosas de la vida. Estoy bien sin él de todas formas. 

A través de la página oficial de la universidad reviso los horarios dispuestos de mi carrera y memorizo las instalaciones del campus. Eso me va ayudar a encontrar mi espacio a tiempo. Cuando hable con el coordinador por teléfono me dijo que el representante de mi carrera, que es un alumno y el presidente de la clase —siento que volví a la espantosa secundaria llena de jerarquía— me daría la bienvenida y sería mi guía por el primer día.

Por el reflejo de la pantalla veo la silueta de alguien  pasar detrás, finjo no haberla visto. Me desperezo ruidoso, elevando mis brazos en alto, con mis piernas me impulso hacia atrás para girar la silla gamer y tomar a mi hermana por sorpresa. Grita y yo me carcajeo con ella en mis brazos.

—¡Me asustaste, oppa!

—Ara intentando asustar a oppa una vez más fracasa.

Hace un puchero. Cuál princesa en mis brazos me levanto y la llevo conmigo a la cama. Nos acomodamos uno al lado del otro, bueno, cabeza a cabeza. Ella pone los pies arriba apoyado de respaldar de la cama y los míos cuelgan a la orilla. Una de sus pequeñas manos rodea mi cabeza, su índice y pulgar juega con el lóbulo de mi oreja, cierro los ojos con mis manos sobre mi abdomen.

—Oppa.

—Dime.

—¿No estás nervioso? —ella es la nerviosa— Es la primera vez que me mudo a otra ciudad, iré a otra escuela, a otra academia, tendré nuevos amigos —suspira y siento su respiración golpear mi mandíbula— ¿Y si no les caigo bien?

Ara es lo que yo no pude ser de niño. Extrovertida y muy alegre. Es bastante independiente, también algo boca sucia pero eso nuestros padres no lo saben. Para ellos es la inocente niña luz de sus ojos. Si supieran que ha golpeado niños más grandes que ella por querer pasarse de listos.

—Les caerás muy bien, solo se tú misma.

—Que puto cliché.

—Ey, si omma te escucha hablar así te castiga.

—Lo siento. —nos quedamos en silencio otro rato. Ahora me está haciendo piojitos, me voy a dormir si sigue así— No tienes miedo de volver a reencontrarte con gente indeseable.

Sí, mucho.

Ella sabe lo que sufrí en mi niñez.

—Un poco —digo, abro los ojos, en el techo blanco se pueden ver algunas figuras de sombras por algún auto que pasó en la calle— No voy a negar que tengo nervios, pero recuerda que no soy el mismo Jeon JungKook que era de niño.

—Ahora estás bonito y las chicas se mueren por ti.

—Eso no es importante. —resto importancia, omma y Ara sueñan con que traiga una novia a casa, eso no pasara— Mis prioridades son otras. Terminar la universidad con honores, trabajar en una gran empresa o con appa y sobre todo ser feliz.

—Love Yourself, bro.

Me rio. Ruedo y beso ruidosamente su cuello, se queja e intenta con sus manitos alejarme, no puede, tengo más fuerza que ella. Pellizca uno de mis pezones a través de la camiseta y es suficiente para soltarla. Finjo escandalizarme, tenemos confianza, lo ha hecho un par de veces para quitar de encima a su empalagoso hermano.

Se pone en guardia para pelear. La imito, ambos somos 4°Dan en cinturón negro de Taekwondo. Hago el primer movimiento y ella lo esquiva. Babo. La engaño y termino levantandola sobre mi hombro, trata de hacerme desistir pellizcando mis costillas. Nos reímos, bajo por las escaleras con ella chillando que la sangre se le ira a la cabeza.

—Hijo, baja a tu hermana, le dará jaqueca después.

Giro con ella escuchando sus gritos e ignorando a appa. Ella me insulta. Un fuerte insulto que deja la escena en silencio.

—¡Jeon JungKook, baja a tu hermana ahora!

Grita mi madre apareciendo de la cocina. Lo hago, la peque se tambalea y la sostengo por los hombros. Le voy a tener que retribuir ya que fue mi culpa.

—¡Kim Ara lávate la boca, ¿de dónde has aprendido esa palabra? —rápidamente me señala con su índice, jadeo por la sorpresa y la traición e intento no reírme— Jeon JungKook, ¿qué te hemos dicho? Debes tener cuidado con lo que hablas delante de tu hermana pequeña. Es menor e inocente.

Ppfff. Sí, claro. Inocente.

—Querida, creo que es suficiente —appa siempre intercede por ambos— lavaran los platos sucios de la cena, limpiaran la cocina y sacaran la basura.

Bueno, no siempre.

Omma se sostiene el entrecejo harta, appa acaricia su hombro en consuelo. Le lleva una cabeza y media de altura pero ella es la que manda, él solo obedece porque la adora. Ambos se adoran mucho. Si algún día llega a mi vida alguien me encantaría que nuestra relación fuera parecida a la de mis padres.

—A cenar, niños.

Para appa siempre seré un niño. Aún cuando tenemos casi la misma altura y de igual gran contextura.

Voy a extrañarlos mientras esté en la universidad. Al menos este primer mes en que me dedicaré a solo estudiar para mantener mi impecable calificación. Tuve suerte que una de las universidades más importantes de Corea y de Busan me diera un cupo a mitad de la carrera. También porque el Decano fue profesor de mi madre en su juventud y tuvo consideración en hacer todo lo relacionado al pase en poco tiempo.

Estoy dentro de todo feliz, supongo, mi único temor es reencontrarme con personas indeseables. Tengo entendido que algunos de ellos estudian donde lo haré. Suspiro entrando a mi habitación luego de limpiar todo. No importa, no soy el mismo chiquillo débil, tímido e inocente de antes. Me forme, tengo carácter y no voy a permitir que nadie pase por encima mío.

Observo las valijas cerradas a un costado, no las voy abrir ni deshacer. Pasado mañana me voy directo. Solo tengo lo primordial a mano, después guardo lo demas. Mi atención se ve desviada a mi alrededor. Nuestra abuela mantuvo está casa mientras nosostros nos encontrábamos en Seúl. No ha cambiado mucho, todo está intacto. Mis pósteres de superhéroes, los dibujos que hacía en el recreo pegados en la pared, los stickers de algunas golosinas siguen aunque bastante desgastados.

No me dió tiempo de revisar los muebles —el armario y el escritorio— comienzo a abrir cajones uno por uno. Encuentro algo de ropa vieja y que no va quedarme nunca más. Algunas cajas con juguetes y otras cosas. Una de esas cae al suelo desparramando todo su contenido. Demasiadas chucherías dentro. Empiezo a levantar todo, uno por uno, reviso debajo de la cama y hay un par de cosas mas.

Uno de los objetos es una pequeña hebilla en forma de moño rojo. Me lo había dado una niña en el parque hace años atrás cuando me defendió de unos bullys, ni siquiera recuerdo su nombre, es extraño. Lo guarde mucho tiempo esperándola, luego entendí que solo fue una coincidencia de esas que pasan en un millón y en vez de tirarla a la basura o regalarselo a Ara me lo quedé, supongo que muy en el fondo anhele encontrarla y regresarle lo que por mucho tiempo fue mi amuleto de la suerte. Solo espero que ella se encuentre bien donde quiera se este.

Ella sería Min YooNa

La media hermana de JungKook: Kim Ara


Primer capítulo de esta historia. Siento un poco de nervios, es algo diferente de lo que hago, bueno no, pero lo es. Aparte no estoy acostumbrada a escribir en primera persona.

Cómo ya saben, la trama será lenta, tendrá su debido proceso y no habrá romance al instante ya. Pero creo que les va gustar a la larga. 😌

Que tengan un hermoso fin de semana.

💟💟💟

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