
𝓢𝓮𝓰𝓾𝓷𝓭𝓸 𝓮𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓻𝓸
Advertencias: Síndrome de estrés postraumático, lenguaje vulgar (poquito)
~•~
Los ojos de ambos jóvenes se encontraron, la chica estaba sentada en el suelo, tratando de tomar aire, pero la mirada del más alto la asfixiaba.
Otra vez el chico le dedicaba una cara que no podía descifrar, así que Saori cayó en cuenta que le estaba hablando.
—¿Te he visto antes?, tú cara es vagamente familiar— terminó por decir el de los mechones rubios con una sonrisa extraña en el rostro.
—Yo no...— la joven incapaz de formular palabras. Terminó por ponerse de pie y comenzar a caminar con dirección a la salida del callejón, seguida por el chico, de reojo vió los cuerpos de los atacantes y pegó su cuerpo a la pared evitando siquiera estar cerca de ellos, recogió su paraguas que estaba tirado en la acera.
—Se te olvida tu mochila— el ojiambar la estiró logrando captar la atención de la chica, quien limpiaba sus lágrimas y trataba de acomodar su falda.
—Si... gracias— musitó casi sin aire.
—Esos idiotas se excedieron, te dejaron jodida— exclamó sin ninguna pizca de consideración con la chica.
Ella levanto la mirada, encontrándose con su cara, —Muchas gracias por...por ayudarme— recibió su mochila mientras le dedicaba una sonrisa forzada.
—He visto tu rostro antes, pero no lo recuerdo, debe ser porque es muy simple— respondió ignorando el agradecimiento de Saori.
La azabache ignoró ese último comentario, dándose la vuelta mientras avanzaba lentamente, tenía múltiples golpes y heridas en el cuerpo. Estaba inerte y ajena al mundo.
—Hasta para mí esto es de maricas, ven te cargaré— dijo el ojiambar caminando en dirección a la chica, sujetó su brazo.
Rápidamente la femenina soltó un grito ahogado, y se apartó. El chico no había ejercido fuerza en su agarre, por lo que quedó libre fácilmente, no podía culparla después de lo que pasó, sabía que cualquier tacto sería desagradable.
—Tranquila, ahora mismo me das más pena que ganas— escupió sin importarle los sentimientos de la chica.
La menor en un susurro le dijo que estaba bien, y que podía llegar a casa sola. El de manos tatuadas analizó su cara un momento, ni él sabía lo que pasó por su mente.
Soltó un suspiro, más bien una queja —Bueno, me aseguraré que llegues completa a tu casa— dijo para colocarse a su lado, arrebatandole el paraguas.
El camino fue silencioso, o casi, pues el gimoteo de la joven se escuchaba bajito, acompañado de los ruidos de la lluvia. La tensión era tanta que podías cortarla con tijeras.
—Yo...bueno, el otro día casi me atropellas— soltó Saori sorbiendo su nariz.
—Ahhh, ya sabía yo que ese uniforme lo había visto antes— respondió orgulloso —Sabia que no estaba loco— hizo que la más baja sonriera también.
—Ahí vivo— señaló el otro lado de la calle, ambos jóvenes se acercaron a la entrada de la casa.
~Cerca de Kisaki~ pensó el más alto—. Adiós— dijo entregando el paraguas a Saori, que lo retuvo tomando su manga.
—Llevatelo, está lloviendo— le inclinó el paraguas al de mechas rubias.
—No lo necesi...— fué interrumpido por la suave voz de la muchacha.
—Es que sigue lloviendo, y no puedo dejar que te mojes, después de lo que hiciste.
—Nada de lo que hice tiene que ver contigo, fue por diversión, además esas perras no eran la gran cosa— enunció de manera cortante, en un intento por hacerle saber que en realidad no era tan buena persona como ella suponía.
—Aun así me salvaste, y te debo una, gracias— se quedó pensando en su nombre, pero no sabía cómo se llamaba.
—Hanma Shuji, solo dime Hanma— respondió al notar la frustración en la cara de la femenina —Ahora necesito saber quién me debe un favor— tenía esa sonrisa característica de Hanma.
—Yo soy Saori Nakajima— se inclinó un poco. Después de insistir Hanma tomo el paraguas de la chica, la vio entrar a casa y se marchó.
La joven ya en casa , apenas cerró la puerta se dejó caer en el suelo, y las lágrimas se hicieron presentes otra vez, no era que tuviera mucho miedo a morir, pero se lograba dar una idea de lo que esos tipos le hubieran hecho si no hubiera estado Hanma. Dejo su mochila de lado, sacando sus cuadernos, solo el libro de matemáticas se había mojado, busco su celular y al encontrarlo ya tenía un mensaje de Hiromi.
Hiro
¿Ya llegaste?
Enviado: 8:30 pm
Solo alcanzó a teclear un "si" y se abrazo a si misma, se quedó así un buen rato, hasta que decidió tomar un baño, se sentía sucia. Quería tener la presencia de su hermano, su lugar seguro hasta ese momento.
En su ducha notó que tenía además de moretones y rasguños, una mordida en el muslo interno, no sabía en qué momento se la hicieron pero le dolía, no era solo su dolor físico, era peor, no podía explicarlo. De alguna manera eso le dejo marca en el alma.
Después de estar llorando un rato en la bañera, salió y se puso la pijama, reviso que la puerta y las ventanas estuvieran bien cerradas, estaba asustada. La había acosado otras veces, y nunca terminas de acostumbrarte, pero está vez la habían tratado de violar. Se envolvió en las mantas, y de quedó dormida, estaba cansada.
Al día siguiente se levantó a un poco más tarde de lo normal, había decidido no ir a la escuela, tomo su celular y le mando mensaje a Hiromi
7:49 am
No iré a la escuela hoy
Hiro.
7:50 am
¿Está todo bien?
7:52 am
Claro, solo son cólicos
Hiro.
7:53 am
Bueno, te paso los apuntes
el lunes, te quiero.
Saori se dispuso a prepararse su desayuno, comió con calma, y después lavo los platos, pocas veces podía darse el lujo de comer bien. Cuando estaba limpiando la cocina escucho su teléfono sonar, se acercó para ver que era.
Vió la llamada entrante de su hermano, suspiro, y tomó el teléfono.
Holaaaaa
Ay bueno, este es el episodio número tres, el tema que se trató en el capítulo lo trate de abordar con todo el respeto posible, y con un poco de mi experiencia, como persona que ha sufrido el acoso callejero.
Muchas gracias por leer. 💗
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