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🏀⎡CAPÍTULO 5⎦

Cuando Jungkook salió de la Universidad fue directo a su casa, antes de ir a casa de Jimin se daría un baño y también estaba pensando en llevarle algo.

Taehyung le había dicho que estaba enfermo. Y el ya tenía la solución.

Llego a su casa, saludo a sus padres y se fue a su habitación para darse un baño, luego bajo y comió junto a sus padres. Ahora venia lo difícil.

— Mamá. — Dijo acomodando los trastes qué su padre había lavado.

— Dime Kookie. —

— Puedes preparar el té milagroso. — así le llamaba su padre al te que hacía su esposa.

Ya que, siempre que estaban enfermos por la gripe, el delicioso te que la señora Jeon preparaba, los hacía sentir mejor.

La señora Jeon lo miró por un momento, Jungkook ya se imaginaba a su madre haciendole muchas preguntas.

— Esta bien. — Dijo para empezar a sacar las cosas que ocupaba.


— Y... ¿Se puede saber para quien es? —claro que no se quedaría con las dudas.

Jungkook ya había terminado de guardar los trastes.

— Es para una persona especial. — Respondió.

— Oye, al menos tienes que decirme para quien es mi té secreto.

Jungkook se acercó a su madre, dejo un beso en su mejilla y sonrió.
— Prometo decirte.



— Esta bien, me conformare con eso.

Su madre siguió haciendo lo suyo. Mientras el té estaba, decidió ir a comprar unas cosas.




[🏀]


Cuando Jungkook llego a su casa, su madre le había dejado el té en un termo, había una notita que decía que estaba tomando su siesta de la tarde, y que le había dejado unas galletas de gengibre para su persona “especial"


Guardo las cosas muy bien, se despidió de su padre y salió de casa.

A mitad de camino, los nervios lo empezaron a traicionar.

Muchas cosas pasaron por su mente, y ninguna era buena. Pero ya era demasiado tarde para arrepentirse, una linda casa de color azul y blanco era el hogar de los Park.

Aun con nervios, toco el timbre, se miró para poder verificar que iba presentable.

Escucho unos pasos y dio una respiración honda. Jimin fue quien le abrió la puerta, estaba envuelto en una sabana amarilla, la naricita de chico estaba roja, y sus ojitos rojos.

— J-Jungkook... — Jimin jamas espero que el jugador estrella de su Universidad estuviera ahí, frente a su casa.


Y lo peor, él luciendo terrible, estaba en su peor momento y Jungkook estaba frente a él. Dios, sentía que sus mocos iban a salir y no podia permitirlo, no cuando tenía a Jungkook enfrente.


— Hola Jim. —saludo con una sonrisa. Jimin lucia tan tierno con esa sabana. — Tu amigo Taehyung me dio tu dirección, disculpa si molesto. -


—No. No te preocupes, pasa. — Jungkook paso a la linda morada.


Si por fuera era bonita y hogareña, por dentro lo era más.


— Dijo que estabas enfermo. Así que, vine a traerte unas cosas. — de pronto, se sintió tímido bajo la atenta mirada de Jimin.


— Oh, gracias. —Respondió Jimin.
— Aunque no era necesario.



— Quizás no. Pero mi madre prepara un té mágico. — Dijo mostrando el termo.
— Te aseguro que te sentirás mejor. Ella también mando unas galletas de gengibre.


Jimin tomo las cosas que Jungkook le daba, se le hacia un gesto demasiado lindo por parte del chico. ¿Es que acaso no podía ser más perfecto? Esos detalles solo hacían que su corazón fuera más rápido y, que sin duda, se enamorara más del peli negro.


— También te compre unas cosas yo. — Jimin tenía muchas ganas de avalanzarse hacia Jungkook y abrazarlo fuerte.


Pero se contuvo. Tampoco deseaba contagiar al chico. Aunque, eso más bien era una excusa, ya que, dudaba que un simple abrazo lo contagiara.

Pero los nervios siempre lo atacaban cuando tenía a Jungkook cerca.

— Gracias por todo. Creo que tomare el té ahora mismo. Huele muy bien. — Dijo Jimin.
— ¿Me acompañas a la cocina?


Jungkook asintió, siguió al chico de sus sueños.

Y si Jimin creía que con esos detalles Jungkook lo enamoraba más, cuando llegaron a la cocina y estaba a punto de abrir el termo, Jungkook se lo quito de las manos y lo hizo por él, le pidió que se sentará mientras él le servía el té junto a las galletas.

Jimin solo pudo suspirar más enamorado que hace unos segundos.


— Cuidado con tu boca, esta caliente. —le dijo Jungkook cuando puso una taza llena del líquido a Jimin.

Jimin sonrió, sostuvo la taza entre sus manos, soplo un poquito para darle un sorbo. Jungkook estaba atento a sus reacciones.

— Esta delicioso. ¿Que lleva? —Pregunto.


— Bueno, nunca me ha dicho los ingredientes mi madre. Dice que es un té mágico y secreto.


— Las galletas también están deliciosas. Gracias Jungkook. Eres muy amable.


Jungkook se sentó a su lado.

— No es nada, lo hago con mucho gusto. Además, dentro de poco tendremos el partido, y necesitas estar bien para animarnos.


— Bueno, tienes razón, pero también están los demás.


— Sí, pero, nadie es como tu. — Jimin se sonrojo, y Jungkook amo ese efecto que tuvo en el chico.
— Siento que tu eres un animador que nos motiva demasiado con tan solo tu presencia.



— Pero ustedes son buenos jugando.



— Y tu también, te he visto jugar. — Y no mentía. A Jimin le gustaba ese deporte. Pero, al final mejor quizo ser animador, como un pasatiempo.


Jimin sonrió, sabía que en ese momento debía estar hasta con las orejas rojas. Decidió mejor beber más del té.

Hablo con Jungkook un buen rato. La presencia de Jungkook y el té lo hacían sentir mejor. Esa cercanía que estaban teniendo solamente hacia que más mariposas salieran a la luz.

Cuando la noche empezó a caer, ya no estaban en la cocina, estaban en la habitación de Jimin.

Jungkook sentía que había dando un gran paso, y quizás después de todo, Yoongi tenía razón.

Pero para eso, necesitaba hacer muchas cosas más, cosas, donde Jimin estaría incluido.

Cuando se dispuso a irse, iban bajando las escaleras cuando la puerta de la casa se abrió. Eran sus padres.


— Jiminie. ¿Ya te sientes mejor cariño? —


— Hola mamá, papá, si, ya estoy bien.


— Oh, hola... — saludo a Jungkook.


— Jeon Jungkook, mucho gusto a los dos. — saludo Jungkook haciendo una reverencia a ambos mayores.


— Jungkook es mi compañero. —dijo Jimin. La señora Park no pasó desapercibido los ojos de enamorado de Jungkook.


— Esperamos verte más por aquí Jungkook. —Dijo el señor Park.


— Claro. —Respondió.


Jimin lo llevo hasta la entrada.

— Gracias por todo Jungkook. Y por hacerme compañía. La pase muy bien contigo.


— No fue nada. Espero verte mañana. — Ambos tenían una sonrisa en sus rostros.


Cualquiera que los miraba sería capaz de ver ese brillo en sus ojos. Lástima que ellos no.

— Bien, ve con cuidado y mandame mensaje cuando estés en tu casa.


— Esta bien. Entra ya. — Jimin tomo valor para la siguiente acción que haría.

Se paro de puntitas y dejo un beso en la mejilla de Jungkook. Este quedo embobado al sentir los labios de Jimin. Sonrió hacia él y, dejo un beso en la mejilla rojita del más bajito.

— Descansa.


Jimin entro a su casa con una sonrisa de oreja a oreja. Sentía que andaba en una nube llena de corazones, y Jungkook estaba igual.



[🏀]



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