𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘀𝗲𝗶𝘀 - 𝗩𝗜
—¿Estás seguro de que era Dart? —cuestionó Lucas.
—Sí, tenía el mismo dibujo amarillo en el culo.
—Pero si hace dos días era minúsculo —dijo Max asombrada.
—Y ya ha mudado de piel en tres ocasiones.
—¿Mutado? —preguntó Steve confundido.
—Mudado. Se deshace de la piel para crecer, como las orugas.
—¿Cuando vuelve a mudar la piel?
—Seguro que pronto. Entonces habrá crecido del todo, o casi. Igual que sus amigos.
—Ya, y van a querer algo más que gatos —finalizó Steve.
—Espera, ¿Un gato? —Lucas paró la caminata poniéndose delante de Dustin— ¿Dart se ha comido un gato? —cuestionó enfadándose poco a poco.
—No.
—¿Qué dices tío? Se comió a Mews —dijo Steve confundido.
—¿Mews? ¿Quien es Mews? —Lia la miró.
—El gato de Dustin
—¡Lo sabía, lo tenías tú! —acusó Lucas empujándolo un poco.
—¡No! —miró al resto de chicos en busca e ayuda, pero al ver sus caras confundidas dejó de mirarlos— Me echaba de menos, quería volver a casa —se justificó.
—¡Mentira!
—¡No sabía que era un demogorgon!
—¿Y ahora lo admites?
—Tíos, basta. Tenemos que irnos —saltó Max.
—¡A mí me importa! —gritó el moreno enfadado— ¡Has puesto el grupo en peligro y has roto las reglas!
—¡Igual que tú! —Lucas lo miró incrédulo— ¡Le has contado la verdad a una extraña! —dijo apuntando con la linterna, dejándola aturdida.
—¿Soy una extraña? —preguntó ofendida.
—¡Tú también le contaste todo a Lia! —acusó Lucas.
—¡No fue así! Ella ya había visto al Demogorgon, no había excusa que justificase eso.
—De todas formas tú también querías contárselo a Max.
—¡Pero no lo hice! ¡No se lo dije! Los dos hemos roto las reglas, estamos en paz —aclaró—. ¡En paz!
Mientras los chicos seguían peleando entre ellos Steve se dio cuenta de unos ruidos que provenían del laboratorio, unos rugidos.
—¡Tíos! —gritó para llamar su atención.
A pesar de las dudas de Max sobre ir al peligro, todos fueron hacia el laboratorio, sin un plan realmente, cosa que ponía nerviosas a las chicas. El hecho de ir al ojo del huracán no las apasionaba demasiado.
[...]
Después de encontrarse a Nancy y a Jonathan y que ellos entraran a buscar a Mike y Will, dos coches llegaron a toda velocidad y pararon delante de ellos. El oficial Hopper les hizo un gesto con la mano para que subieran al auto. Todos le obedecieron de inmediato. Lia se sentó en la ventana y Max a su lado. El coche acelero muy rápido causando que las espaldas de todos se pegasen al asiento. Lo único que sabían era que iban a la casa de Will, y que algo malo estaba pasando con él.
Sin poder evitarlo Max miró a la rubia. Tenía los vidriosos, a punto de llorar. Su mano agarraba su suave cabello mientras miraba por la ventana. Se la veía realmente mal. Con algo de timidez apoyó su mano izquierda en su hombro, y ella por inercia la miró.
—¿Estás bien?
Rápidamente Lia desvió la mirada y sonrió un poco sorbiendo su nariz. Suspiró y negó.
—¿Qué pasa?
—Es Will, si le pasa algo no sé que haré —dijo notando como más lagrimas se escapaban de sus ojos—. Él es todo lo que tengo, no soy fuerte o algo así, ¿sabes? Solo pensar en perderlo... —la volvió a mirar y carcajeó de vergüenza— Ahora soy yo la que te cuenta cosas —la risa de Max fue dulce y tenue para que nadie más que ella la escuchara.
La pelirroja abrió la boca para hablar, pero Lia simplemente se había vuelto a girar hacia la ventana. No le apetecía hablar en en momento. En parte lo dolió ese gesto, pero por otra parte entendió que no quisiera hacerlo. Se dio cuenta de que sus dedos rozaban los suyos, y se atrevió a acercarse un poco más. La rubia lo acepto. Ahora sus manos estaban más unidas, pero sin tomarse la mano del todo para no levantar sospechas en el coche, pero eso le valía.
Lia sonrió sin mirarla, a pesar de toda la situación, estaba contenta de tener a Max a su lado.
[...]
—No le han creído, ¿verdad? —preguntó Dustin apoyándose en la mesa.
—Ya veremos —respondió el jefe de policía.
—"¿Ya veremos?" —repitió Mike indignado— ¡No podemos quedarnos aquí con esas cosas sueltas!
—Nos vamos a quedar aquí a esperar refuerzos —Hopper se retiró, sin intenciones de discutir con un preadolescente enfadado. El resto se quedaron viéndole irse.
Después de un rato de silencio incómodo Mike llegó con un cubo azul en sus manos, preparado para motivar al grupo.
—¿Sabíais que Bob fue el fundador del grupo de imagen y sonido? Presentó una solicitud al colegió y luego hizo una recolecta para el material —hizo una leve pausa y luego se acercó lentamente a los niños—. El señor Clarke lo aprendió todo de él. Es una pasada, ¿no? —algunos contestaron con un vago "sí"—. No puede haber muerto en vano.
—¿Y qué quieres hacer Mike? El jefe tiene razón, no podemos detener a los demoperros —dijo Dustin.
—¿Demoperros? —pregunta Max rodando los ojos.
—Son perros, demogorgon —explicó mientras hacía gestos con sus manos—. Demoperros en compuesto, como un juego de palabras.
—Vale —lo calló Max.
—Cuando solo estaba Dart a lo mejor, pero ahora es un ejercito.
—Su ejercito —habló Mike de repente aún con la mirada perdida en el suelo.
—¿A qué te refieres?
Lia no tenía ningún tipo de interés en escuchar su conversación, así que en cuanto vio que Joyce dejaba a Will para refrescarse en el baño corrió a por su mejor amigo. El chico estaba tumbado en el sofá, inconsciente por alguna droga.
—Lo siento mucho —le susurró, a pesar de que no podía oírle—. Tenía que haberme quedado a tu lado. De verdad lo siento —se tomó unos segundos para controlar su respiración antes de seguir hablando—. Eres fuerte, sé que eres fuerte. No puedes rendirte. Tienes una madre y un hermano que te quieren muchísimo. Y tienes una hermana que está esperando a que vuelvas —para este punto Lia era un mar de lágrimas—. Por favor, no me dejes.
Incluso después de la absurda explicación de Dustin sobre los demoperros Lia seguía al lado de Will sin soltar su mano. La atención de Dustin se centro en ella.
—No creo que tu prima quiera volver a Hawkins otra vez —le dijo a Jonathan en un intento de broma.
—¿Prima? ¿Qué prima? —preguntó este confundido.
—Dahlia, sin duda no volverá a salir Michigan después de todo esto —continuó Lucas, lo cual entristeció a Max.
—¿Dahlia? Ella no es mi prima —negó con confusión—. ¿No es una compañera de clase vuestra?
—No, ella es un año mayor que nosotros, pero de todas formas no, no va a nuestro colegio.
—¿Entonces nadie sabe quien es esa cría? —preguntó Hopper, a lo que todos negaron.
Las miradas de todas fueron directamente a la pequeña niña junto a Will, que solo podía pensar en qué haría sin su mejor amigo al que consideraba un hermano. Hopper se acercó a grandes zancadas hacia la Lia, asustándole inevitablemente.
—Tenemos que hablar.
La sentaron en una silla con todos los presentes de la casa menos el menor de los Byers a su alrededor. No tuvo que pensarlo mucho para darse cuenta de que habían descubierto su mentira, y ahora temía lo peor.
—¿Quien eres? —preguntó Hopper seriamente.
La niña dudó en responder, ninguna de sus mentiras valía ahora, pero contar la verdad la aterraba, no quería volver al laboratorio ahora que había conocido lo que era vivir.
—Dahlia —contestó después de unos segundos.
—De alguna forma una cría de catorce años a logrado mentir a todos los presentes, y el único que te conoce está inconsciente.
Lia le echó un vistazo rápido a Will, no sabía que hacer ni que contestar.
—Voy a necesitar que colabores o estarás en problemas.
—La estás asustando —se quejó Max, al ver el miedo en los ojos de Lia.
Hopper hizo caso omiso a las palabras de la pelirroja y la siguió acribillando con preguntas, una tras otra. Lia había dejado de escuchar hace rato, su vista se tornó borrosa por las lágrimas que estaban preparadas para salir, podía escuchar las voces de los presentes discutiendo como si estuvieran debajo del agua. Estaba agobiada. Quería que parara.
—Para —pidió Lia, pero las voces no cesaban— ¡Para!
Antes de si quiera darse cuenta Hopper estaba en la pared contraria de la casa, tirado en el suelo con una cara de sorpresa e impresión que el resto de presentes en la sala compartían.
—Te dije que pararas —dijo mientras se limpiaba el hilo de sangre que bajaba por su nariz.
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