Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲 - 𝗜𝗫

Un mes después, la joven Dahlia vivía tranquilamente en la casa de los Byers como una más de ellos, sin tener que esconderse o hacer que Will mintiese. Después de todo lo que había pasado, y Joyce al ver el fuerte vínculo entre su hijo y la niña decidió que no era justo separarlos, y tal y como Hopper había adoptado a Once, Joyce había adoptado a Dahlia. Dahlia Byers.

Aunque para ella era un día como cualquier otro, todos los niños de Hawkins estaban preparándose para el baile de invierno, y Will tenía una sorpresa para su mejor amiga, ahora hermana.

—¿Por qué estás tan arreglado? —preguntó la rubia.

—¡Es el baile de invierno! Toda la escuela va a ir.

—Parece divertido —dijo con una expresión algo triste.

—Y por eso tenemos una sorpresa para ti —dijo Joyce trayendo una caja en sus brazos.

Lia no perdió tiempo y se abalanzó sobre la caja para ver que le había traído. Al levantar la tapa se encontró con un precioso vestido azul. Lo cogió y lo estiró para verlo por completo, y fue mucho mejor. Tenía un estampado floral en la falda de un color morado, y las mangas acababan con un encaje del mismo color. 

No pudo evitarlo y se lanzó sobre los brazos de Joyce para abrazarla, sabía que eso significaba que iría al baile.

—¡Muchísimas gracias! —dijo con entusiasmo— Es precioso.

—Y aún hay más —dijo con una ancha sonrisa.

La rubia miró en la caja nuevamente, además de ver algunos collares y pulseras se emocionó al ver unas bailarinas de color morado, el mismo tono que el del vestido.

—¿Puedo probármelo? —preguntó con un brillo en sus ojos.

—Pues claro, ve, quiero ver como te queda.

Corrió a su habitación, que compartía con Will ahora que habían puesto otra cama. Velozmente se puso el vestido y las bailarinas, junto a los accesorios que combinaban perfectamente con el conjunto. Al salir recibió una horda de aplausos por parte de sus nuevos hermanos y su ahora madre.

—Estás preciosa —dijo Joyce con orgullo—. Ven aquí para que te peine.

—¿A quién invitarás al baile? —preguntó mientras la peinaba.

—A Max, espero que me diga que sí —respondió jugando con sus dedos.

—Te refieres, ¿románticamente? —pregunto sorprendida.

—Sí, creo que me gusta —admitió en voz baja—. Y creo que a ella también le gusto.

—Está loca por ti —dijo Will mientras Jonathan le sacaba fotos, quien a todo esto se había quedado algo descolocado por las palabras de la rubia.

—Bueno, en ese caso seguro que dirá que sí —le sonrió. 

Su pelo no era muy largo para hacer muchas cosas, pero era suficiente para hacer una muy pequeña coleta detrás, dejando un par de mechones sueltos en la cara.

—Ya estáis los dos listos, venid para que os haga unas fotos —pidió Jonathan.

Después de algunos momentos vergonzosos en los que Joyce enseñó a los niños a bailar los llevó por fin al colegio, dejándolos libres durante las próximas horas no sin antes hablar en privado con Lia.

—Antes de que vayas quiero decirte algo.

—¿Hay algo mal? —preguntó la niña confundida.

—No, es solo que necesitas saber algo —se aclaró la garganta antes de hablar—. En este mundo hay gente mala, gente que cree que como las cosas siempre han sido de una manera tienen que seguir así, e intentarán hundir a todo el que sea diferente —empezó a explicar—. A lo que me refiero es a que en el baile verás solo chicos y chicas bailando juntos, porque es como siempre ha sido. Pero tú eres diferente a ellos, y eso está bien. No dejes que nadie te diga como tienes que ser.

Lia esbozó una leve sonrisa y besó la mejilla de Joyce antes de bajar del coche.

—No lo haré, gracias mamá —dijo, atreviéndose a llamarla así después de varias semanas viviendo con ellos.

Lia entró con nerviosismo por la puerta del gimnasio. Habían llegado precisamente cuando el baile lento había empezado. "Every breath you take". De pronto se percató de que muchos chicos del lugar la observaban con asombro. Pero esas miradas no le interesaban, solo quería una de toda esa sala.

La niña se acercó a sus amigos, quienes no estaban hablando demasiado. 

—Woah, te queda muy bien ese peinado —le dijo sinceramente Lia a Dustin, quien involuntariamente sacó una sonrisa.

—Me alegro de que alguien en esta sala lo aprecie —miró mal a sus amigos mientras lo decía.

—Max —Lucas sacó a la pelirroja del trance en el que estaba, pues realmente quería apreciar cada detalle de Lia en ese momento—. Hola. Uh... ¿Es bonito, no? ¿Quieres... Eh... Bueno no sé, ¿Los dos juntos?

—¿Me estás pidiendo un baile? —preguntó levantando una queja.

—No, pues claro que no. A menos que tú quieras —dijo con una sonrisa.

Max por dentro gritaba diciendo que no, que no quería bailar con él, pero su boca la traicionó y soltó un suave "Vale". Lucas la sacó a la pista y eso destrozó completamente a Lia. Poco después Will se fue con una chica y Mike comenzó a bailar con Once en cuanto llegó, así que solo quedaban Lia y Dustin.

—Quieres... ¿Bailar? —le preguntó el chico— Como amigos, obviamente.

Ella le sonrió y asintió, tomando su mano para ir a la pista. Se lo estaba pasando bien con el rizado, era gracioso y no paraba de soltar bromas, pero la mirada de Lia no se despegó ni por un momento de Max, y Dustin no fue tan estúpido como para no darse cuenta.

—Si quieres bailar con Max ve y pídeselo —la animó.

—Pero ya está con Lucas.

—Max quiere bailar contigo, no con él, hazme caso.

Mientras tanto, Max bailaba sin ánimos con su amigo, quien estaba perdidamente enamorado de ella. Y cuando quiso darse cuenta él estaba demasiado cerca suya, pero Max lo empujó con delicadeza cuando faltaban apenas unos centímetros para tocarse.

—Lo siento mucho, Lucas —dijo mirando al suelo—. No puedo hacerlo —sus manos se deslizaron de su cuello hasta quitarse de ahí—. No me gustan los chicos, perdón por no haberlo dicho antes, no sabía como.

Sinclair soltó un suspiro de rendimiento ante las palabras de la pelirroja. Aparentemente Dustin tuvo razón desde el principio. La miró sin perder esa tristeza y vergüenza que sentía.

—Está bien... Ve con ella —Max mostró una expresión triste—. Que disfrutes la noche, MadMax.

—Lo mismo, acosador —dijo con una leve sonrisa apenada.

Giró sobre sus pies y vio como la rubia también estaba acercándose a ella. Su corazón empezaba a latir muy fuerte, sentía que todos a su alrededor lo escucharían. Mordió su labio para evitar sonreír como una embobada, pues lo único en lo que podía pensar era en lo bien que combinaba su vestido con sus ojos. 

—Estás muy guapa —dijo Max una vez que estuvo enfrente de ella.

Lia sonrió nerviosa y miró al suelo para no hacer contacto visual.

—Tú también, Maxie —la pelirroja rió torpemente sin ser capaz de despegar su mirada de Lia.

Y para nada mentía. Le fascinaba que Max fuese la única chica del baile sin un precioso y largo vestido como el de las demás. Ese suéter oscuro junto a esos pantalones naranjas le quedaba precioso. ¿Acaso todo le queda bien? Pensó Lia.

—Eh... ¿No tienes pareja? —Lia volvió a mirarla.

—Estaba bailando con Dustin, pero no es con él con quien quiero bailar —admitió—. ¿Y Lucas? ¿No estabas con él? —preguntó con timidez.

—¿Con él? ¿En qué sentido?

—Nada, solo creí que...

—Está bien —la tranquilizó—. No me gustan los chicos.

A Lia se le colorearon las mejillas y su corazón saltó de alegría al escuchar eso. Maxine desarmó a la joven con solo cinco palabras. Ahora estaba completamente expuesta al mundo. Si alguien la miraba, se podía dar cuenta de lo que pasaba con solo verla.

—Aún quedan unos minutos de la canción... —dijo Max mirándola a los ojos antes de extender su brazo hacia ella— ¿Quieres bailar conmigo?

—Eres la única persona de este sitio con la que quiero bailar —dijo con una sonrisa.

La pelirroja asintió lentamente sintiendo como su corazón salía de su pecho y agarró la mano de Lia con fuerza. Max sonrió aliviada al ver que no había sido rechazada por la chica.

La llevó hasta un lugar libre y algo alejado en la pista y ambas volvieron a mirarse cara a cara. Max agarró ambas manos de Lia y las colocó sobre sus propios hombros, y después puso sus manos en la cintura de la rubia. Había algo de distancia entre ellas, todo porque Max aún estaba asustada. La canción había cambiado en algún punto del tiempo pero ninguna de las dos se había dado cuenta. Tal era el nivel de atención que se tenían mutuamente.

A pesar de haber intentado pasar desapercibidas las miradas se fueron clavando en ellas. La pelirroja las sentía por todos lados, como si la espiasen. Dahlia también las sintió, sin embargo a ella no le importaba si las miraban o no. Las dos se movían lentamente al ritmo tranquilo de la canción. 

El corazón de Lia se había relajado bastante en comparación a hace unos minutos, igual que el de Max. Ahora se sentían mucho más cómodas la una con la otra, como si se conociesen de toda la vida.

La pelirroja se fue acercando al rostro de Lia poco a poco, y las manos de la última pasaron inconscientemente de la nuca de la pelirroja a la marcada mandíbula de Max. Estaban cada vez más cerca, observando los labios de la otra con intensidad.

Las pulsaciones de Max aumentaban cada vez más. De verdad quería hacerlo, y mentiría si dijese que no le asustaba un poco hacerlo delante de todo el mundo. Pero ya no importaba, por fin, con todo lo que ella sentía en su latente corazón, se atrevió a atraer del todo a Lia hacia ella. La besó sin saber como hacerlo. Sintió lo que nunca había sentido con otra persona.

Por fin Dahlia Byers lo entendió todo. Supo exactamente como se sentía. Pudo expresarlo como quería. Todo gracias a la pelirroja. Todas esas dudas y preguntas que había tenido en algún momento sobre el amor quedaron resueltas en ese mismo instante.

Las dos parecían haberse puesto de acuerdo para separarse, aunque de verdad quisiesen seguir así de pegadas. Y aunque no hubiese sido un beso de película, sino un beso inocente y torpe, nadie podría acertar lo que estas chicas sintieron, y las dos podían apostar a que ningún otro beso con experiencia se igualaría a este.

Las pecosas mejillas de Max y Lia estaban rojas y sus respiraciones algo agitadas. Era curioso, pues simplemente habían pegado sus labios durante unos largos segundos. 

La rubia sonrió avergonzada y emocionada a la vez. Lo único que se le ocurrió hacer, fue darle el primer abrazo a la joven pelirroja. Su rostro se escondió en el pequeño hueco que había entre su cuello y el hombro. La pequeña sonrisa de enamorada la delató frente a todos. Aunque para Lia solo estaban ellas ahí, no existía nadie más.

—Gracias... —susurró contra el precioso pelo rubio de Dahlia.

Aunque ella no le hubiese contestado, no significa que no la había escuchado.

Will, Lucas y Dustin observaron todo desde lejos. Mike y Once estaban muy ocupados mirándose a los ojos como para percatarse de cualquier otra cosa que sucediese a su alrededor.

Mientras que Lucas se sintió dolido y traicionado por su propia amiga, Will y Dustin no podían contener el orgullo que sentían hacia sus amigas. 

Esa noche fue en definitiva la mejor que Dahlia Byers y Maxine Mayfield habían tenido desde hace mucho tiempo. 

Una chica perdió su miedo a mostrar lo que es. Otra, a sentir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro