Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝘀𝗲𝗶𝘀 - 𝗫𝗩𝗜

—Ha dicho que estaba construyendo algo —contó Once—. Que era todo por mí.

—Construyendo algo... —repitió Max—. ¿Se refería a los esclavos?

—Supongo —respondió Nancy

—Está creando un ejercito, como creíamos —afirmó Lucas.

—Sí, pero no lo ha creado para expandirse.

—Lo ha creado para detener a once —finalizó Will, quien estaba sentado en el sofá con Lia entre sus brazos.

El año anterior había sido la rubia quien había cuidado del chico. Había puesto en riesgo su propia seguridad porque no podía perderlo. Este verano habían estado más distanciados que nunca, pues Dahlia se pasaba el día con Max o con Once, y Will estaba centrado en recuperar a sus amigos. No iban a seguir separados más tiempo, se prometió proteger a su hermana a toda costa, pasara lo que pasara.

—El año pasado, ella cerró el portal. Eso lo ha cabreado mucho —explicó el azabache.

—Lo cabreó que te cagas.

—Y el azotamentes sabe que es la única que puede detenerle, pero si la quita del medio...

—Fin de la partida.

—Espera, ¿Y qué hay con Lia?, ¿Acaso ella no tiene los mismos poderes que Once? —preguntó Max con confusión.

—Dijo que después de matar a Once os mataría a vosotros —habló Lia con las palabras algo temblorosas—. Y que cuando lo hiciese, yo acabaría con el mundo a su lado.

—Ah, pues que simpático —dijo la pelirroja sarcásticamente—. Entonces ya no tienes que preocuparte para tus planes el año que viene, él se encarga.

La rubia no pudo evitar soltar una leve carcajada. Aunque al resto del grupo le podría haber parecido un comentario fuera de lugar, para Lia era la dosis de humor que necesitaba para salir adelante.

En mitad de la conversación, Nancy se acercó hacia la ventana, captando la atención de todos.

—¿Habéis oído eso?

—Son los petardos —dijo Jonathan sin creerse realmente sus palabras.

—Cuando hablabais, ¿Billy estaba aquí?, ¿En la cabaña? —preguntó Nancy girándose bruscamente.

Ambas chicas asintieron, y fue cuando todos se dieron cuenta de el desastre que se avecinaba.

—Sabe que estamos aquí —soltó Will de pronto.

Todo el grupo salió fuera de la cabaña, con la pareja mayor en cabeza, siendo los responsables de los chicos. Se quedaron expectantes, viendo si había algo raro ahí fuera, y cuando lo vieron, prefirieron no haber salido. Era como el monstruo del hospital, solo que esta vez era mucho más grande, y tiraba los árboles a su paso.

Mientras que los adultos buscaron armas para poder defenderse, los chicos se encargaron de tapar todas las puertas y ventanas con los muebles que había en la casa, Desde armarios hasta taburetes. Todo valía.

—Apartaos de las ventanas —ordenó Nancy cuando la barricada estuvo hecha.

Se colocaron en círculo, cubriéndose las espaldas los unos a los otros. Cada uno con un objeto en la mano que pudiera usar como defensa.

Al principio todo parecía muy tranquilo, lo cual solo hacía que el nerviosismo del grupo fuese más alto cada vez. Fue cuando las luces parpadearon que supieron que la criatura del azotamentes había llegado. La vajilla temblaba, igual que las manos de Lia, que estaban levantadas en posición de defensa.

De pronto, en mitad de la incertidumbre, un tentáculo entró en la casa, rompiendo una de las ventanas y los muebles que la tapaban. Este fue rápidamente cortado con el hacha de Jonathan, pero un fuerte golpe lo llevó al otro extremo de la habitación.

El monstruo fue directo a por él. Nancy lo intentó detener con su escopeta, disparando al menos tres veces, pero no hacía ningún efecto. Finalmente fue detenido por Once justo antes de que pudiera atacar a la mayor de los Wheeler.

La chica desprendió la "boca" del tentáculo del cuerpo, y este salió de la casa. Velozmente Lia se colocó espalda con espalda con Ce en el medio de la habitación, deteniendo a los tentáculos que entraban y haciéndolos pedazos. fue entonces cuando el azotamentes por fin pudo agarrar a Once, tratando de traerla hasta su boca.

Todos los presentes la agarraban de las manos, evitando que se la llevara, pero fue Lucas el que con su hacha logró liberar a la chica. Igual que las veces anteriores, la cosa se calmó, pero ya sabían que eso solo significaba que iba a venir otro ataque.

Tal y como se esperaba varios tentáculos interrumpieron en la casa, pero esta vez fueron dirigidos a Lia. No la atacaron de la misma forma que a Once, si no que se enrollaron alrededor de su cuerpo y la sacaron de la casa.

Lo último que pudo escuchar fue un grito desesperado de Max, y lo siguiente que supo fue que se encontraba cara a cara con esa asquerosa criatura. Estaba apresada y tenía sus manos pegadas a los costados de su cintura, sin poder moverlas ni un milímetro, de tal manera que no podía usar sus poderes para despedazarlo como había hecho anteriormente.

El monstruo le rugió, y una gran cantidad de liquido viscoso fue a parar a su cara. Pudo sentir como su cuerpo ardía debido a los químicos, y como la parte que había entrado en su boca bajaba por su garganta. Pero aún no estaba dispuesta a rendirse. Cerró los ojos con fuerza e hizo desaparecer los tentáculos de la criatura, solo que no habían desaparecido.

El instinto del azotamentes fue aflojar el agarre que tenía sobre Dahlia, creyendo que sus tentáculos de verdad habían desaparecido. Aprovechó ese pequeño instante para liberar sus manos y explotar todos los tentáculos que la rodeaban.

La falla de su plan fue que no había pensado en que hacer cuando la soltase, así que al caer sobre el tejado se quedó colgando de un trozo de madera que sobresalía. Este, no tardó mucho antes de ceder. Lia cerró sus ojos por inercia, dejándose caer sin ninguna esperanza.

Pero en vez de sentir el duro suelo chocando contra su espalda, se sintió rodeada en unos brazos que la sostenían. Al abrir los ojos se encontró con la expresión preocupada de Jonathan, quien la sostenía aún en sus brazos.

Sin soltar palabra corrió hacia el coche y la sentó en uno de los asientos traseros, y segundos después todo el grupo estaba en el coche en marcha, huyendo del azotamentes.

—¡Lia!, ¿Estás bien? —preguntó Max preocupada.

La rubia solo pudo asentir mientras sentía que todo a su alrededor daba vueltas. Empezó a ver manchas negras en la cara de Max y su mundo se volvió negro.

[...]

—Vamos, trae el algodón —pidió Max.

Lucas lo empapó con el químico y se lo dio a la pelirroja. Después de haber desinfectado la herida de Once, era el turno de su hermana. No había sangre por ningún lado, así que creyeron que solo se había desmayado.

La pelirroja acercó el algodón a la nariz de su novia, tal y como lo hicieron con Will el año anterior. Fue igual de efectivo esta vez, pues Lia abrió los ojos casi de inmediato.

—¿Donde...? —empezó a preguntar mientras su vista se enfocaba.

—Estás a salvo, estamos en un supermercado —explicó Jonathan.

—Te desmayaste en el coche —dijo Will.

La rubia miró a ambos lados para orientarse, pero no vio a nadie más.

—¿Y los demás?

—Están buscando a Dustin, nos ha hablado antes por la radio pero no se entendía nada —dijo Max.

—Ah... —no sabía que decir, solo que su estómago dolía como mil infiernos.

—Te hemos lavado la cara, esa cosa que el azotamentes te ha echado era ácida.

Lia se miró su reflejo en el cristal de la nevera, y se dio cuenta de que tenía manchas rojas en su rostro. Al mirar a Jonathan recordó como la había salvado, y no perdió tiempo en agradecérselo.

—Jonathan —el nombrado levantó la cabeza—. Gracias por lo de antes, me has salvado la vida.

—No ha sido nada —contestó quitándole peso al asunto—. Además, ahora somos familia, tengo que cuidar de ti.

Dahlia no pudo evitar sonreír ante eso. El sentirse cercana a su familia le hacía sentirse mejor. De todas formas su felicidad no duró mucho cuando sintió como su estómago se revolvía.

Sin darle tiempo a buscar un balde, se giró y vomitó junto a la estantería, soltando un liquido rojo burbujeante. Era la misma cosa que se había tragado antes. siguió vomitando hasta que se vació por completo, con la ayuda de Max, quien le sujetaba el pelo.

—¿Mejor? —le preguntó con una expresión compasiva.

—Sí, mucho mejor —dijo soltando una pequeña risa de vergüenza.

Entonces miró hacia su tripa y levantó un poco la camiseta que llevaba. Todos los presentes hicieron una mueca de disgusto, pues todo el abdomen de la chica estaba cubierto por moratones y marcas.

—Lia, ¿Estás bien? —preguntó Once, quien acababa de llegar junto al resto del grupo.

—Sí, no pasa nada —dijo levantándose—. ¿Habéis encontrado a Dustin?

La chica asintió, y ninguno perdió más tiempo en quedarse a hablar.


[...]

Una vez que llegaron a StarCourt no les fue muy difícil encontrar a Dustin y a su equipo, pues estaban siendo rodeados por unos hombres que vestían todos iguales. Y después de que Once los derribara con un coche, pudieron por fin reunirse y darse los abrazos que necesitaban.

—¡Lo has hecho volar como un Hot Wheel! —exclamó Dustin abrazando a sus amigos

—¿Lucas? —preguntó la hermana pequeña del nombrado con sorpresa.

—¿Qué estás haciendo tú aquí?

—Pregúntales a ellos, es culpa suya —dijo señalando a Harrington.

—Cierto. Totalmente cierto. Somos culpables.

—No lo entiendo, ¿Qué le ha pasado al coche? —preguntó Robin.

—Ce tiene súper poderes —explicó el rizado con total naturalidad.

—¿Disculpa?

—Lo ha lanzado con la mente, ponte las pilas.

—¿Ella es Ce? —preguntó Erika con entusiasmo—, ¿Y ella es Lia?

—¿Quienes son Ce y Lia?

—Perdona, ¿Quién eres tú? —interino Nancy.

—Soy Robin, trabajo con Steve.

—Descifró el código secreto —dijo Henderson orgulloso.

—Y descubrimos lo de los rusos y todo eso.

—¿Los rusos?, ¿Espera que rusos? —preguntó Jonathan sin entender nada.

—¡Los rusos! —repitió Steve.

—¿Esos eran rusos? —esta vez era Max la sorprendida.

—Algunos sí —respondió Erika.

—¿De qué estáis hablando? —Lucas.

—¿No habéis escuchado el código rojo? —cuestionó Dustin.

—Sí, pero no he entendido la mitad de lo que has dicho —Mike.

—Es que no quedaban Pilas.

—¿Cuantas veces te he dicho que ahorraras pilas?

—Pero al final ha salido bien, ¿No, Steve?

—¿Ha salido bien? Por poco morimos —le echó la pequeña en cara.

—Pero no hemos muerto.

—Pero nos faltó un pelo.

Lia desconectó de la conversación cuando vio a Once a un par de metros del resto del grupo. Tenía una expresión fatigada y se tapa los oídos con las manos.

—¿Ce? —la llamó justo antes de que se derrumbara en el suelo.

El resto del grupo se acerco rápidamente a ella. Mike no paraba de hacerle preguntas y de llamarla hasta que por fin habló.

—Mi pierna me mata —gimió de dolor.

Jonathan y Nancy le bajaron el calcetín para encontrarse con la terrible herida que el azotamentes le había hecho antes. Pero lo peor es que algo se movía debajo de su piel. Algo vivo.

—Es asqueroso —comentó Dustin.

—Habladle, que no se duerma —ordenó Jonathan antes de salir corriendo en busca de algo.

—Escucha, no tiene tan mala pinta —empezó a hablar Robin—. En mi equipo de fútbol teníamos una portera, Beth Wildfire, otra chica le pegó un patadón en la rodilla y se le salió el hueso de la rodilla. Una pasada.

—Robin —la llamó Steve—. No es el momento.

—Vale.

—Vale, escúchame, esto te va a doler un montón —advirtió Jonathan cuando llegó.

—Sí -dijo Once mientras lloraba.

—Pero tienes que quedarte quieta. Toma —le dijo mientras le tendía una cuchara de madera—. Quiero que lo muerdas.

Sin aviso previo para no hacerlo más largo, Jonathan empezó a cortar la herida con el cuchillo ardiendo. Los gritos de Ce no se hicieron esperar. Lia le dio la mano, y dejó que la apretara tan fuerte como lo necesitara.

Todo empeoró cuando Jonathan empezó a buscar el bicho con su mano. La cara de la castaña dejaba claro que era el peor dolor que había sentido nunca. Once soltó la cuchara, sin poder aguantar más.

—¡Para!, ¡Para! —le gritó mientras lloraba—. Puedo hacerlo.

Ayudaron a Ce a sentarse, y con sus poderes empezó a sacar ese bicho de su pierna. No pudo evitar gritar mientras lo hacía, y un crujido de un cristal alertó a la rubia. Por suerte pudo detener los trozos que habían saltado hacia ellos cuando la cristalera explotó en pedazos.

Cuando se volvió a girar, vio que el bicho estaba fuera de su hermana, y lo lanzó lejos de ella. Los gritos cesaron y el ambiente se calmó.

Fue cuando miró a la criatura que vio como alguien lo pisaba. Hopper.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro