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08

Lamentablemente Ran y Rindou tendrían que pasar un año en prisión, sus padres habían pagado una gran suma de dinero en abogados y para que el caso quedará en silencio, pero no regresaron de sus viajes de negocios para verlos.

En cambio los padres de Momoka le prohibieron visitarlos o volver a hablarles, también despidieron a su cuidadora Aoi y contrataron una nueva para que la atendiera en lo necesitará.

La sacaron de la escuela y regresaron las clases en casa con maestras privadas, volviendo también las actividades extra que hacia en casa.

Podía ver la montaña de libros nuevos que tenía que leer, esperándola con cada segundo que pasaba, estudiando la mayor parte del día a órdenes de su madre; su padre intento ayudarla y eso los llevo a peleas constantes, su entorno familiar ya no era lo mismo y lo sentía.

Aveces se escapaba de su casa para ir a la de los Haitani, Ran le había dado la copia de las llaves una vez y las conservó para esos momentos en los que se escondía bajo las colchas del chico de trenzas que ya no estaba, pasaba por sus habitaciones silenciosas y que a poco se llenaban de polvo con cada día que pasaba.

Ese año se veía lejano.

Sus noches se volvieron frías por lo que dejó de dormir correctamente, convirtiendo esas horas de insomnio en hacer lo que le gustaba como lo era dibujar y practicar en diseñar ropa.

Había perdido personas muy importantes para ella.

Quería volver a verlos...

Fue despertando por la ruidosa alarma.

Al abrir sus ojos noto que no estaba en su habitación por lo que levanto rápido, mirando a su alrededor extrañada, en la mesita se encontraba un celular, pero era uno muy diferente a los que conocía, tocó la pantalla al cuadrito que decía apartar y la música del despertador se detuvo.

—Pero que esta pasando—murmuro confundida, deslizando su dedo en la pantalla inteligentes con curiosidad.

Una notificación llegó, recordándole que debía estar en esta lugar en media hora.

Se levanto de la cama observando la bonita decoración del cuarto, soltó un chillido al verse en el espejo; ya no era una pre-adolescente, sino una adulta.

Tocó su rostro y su cuerpo sin poder creerlo.

Iba a entrar en pánico pero otra notificación llegó por lo que miro.

—"Señorita Takashi, la estoy esperando fuera de su casa para llevarla a su estudio" —le comunicó la persona que tenía agendada como secretaría.

No espero más para cambiarse con lo que tenía en sus cajones y salir sin poder caminar muy bien por la zapatillas.

Su "casa" era más como una mansión en la que se perdió por unos minutos para salir a la calle donde la esperaba una chica con un vaso que le entregó.

—Buenos días señorita Takahashi, ¿hoy amaneció mejor?—le preguntó abriendo la puerta para que subiera.

—Mmm, ¿si?—respondio dudosa, subiendo al vehículo costoso.

—No se preocupe, hoy va a salir temprano, agende su cita al spa que ordenó y retrase las cita que tenía para el día 12 de enero—informó picando a la tableta, sentándose en el asiento de copiloto.

Miro su teléfono dándose cuenta del año, diecisiete años fueron los que pasaron, había viajado al futuro.... Si era más bonito que antes.

Lo primero que hizo fue buscar en sus contactos a los hermanos Haitani, pero no estaban.

—Disculpa... ¿Podemos pasar a un lugar antes de ir al estudio?—cuestionó apenada.

La señorita volteo a verla sin entender del por que su petición pero miro su reloj.

—¿A dónde quiere ir?

Terminaron en la calle donde vivía de pequeña, su casa estaba siendo demolida por lo esperaron desde lejos. Impactada solo pudo observar como la tiraban y se enteraba que desde hace años estaba abandonada al igual que las de sus amigos.

No comprendía que pasó en el lapso de diecisiete años pero una cosa si sabía, perdió total conexión con los Haitani y sus padres.

Quien sabe como término así pero ese no era el futuro que quería.

—Hanako-san, busca a Ran y Rindou Haitani, si logras contactar con ellos dímelo de inmediato—ordenó ya conociendo el nombre de su secretaria para regresar al coche, ya no podía soportar seguir en ese lugar que les traía recuerdos dolorosos.

Algo que si cumplió fue diseñar ropa y apoyar los nuevos que se unían a marca, parece que es lo único bueno en su vida aparte del dinero.

Masajeo el puente de su nariz cansada de recibir información de golpe, estando sentada en su escritorio con hojas regadas de cosas que no comprendía.

Tocaron su puerta y dio el permiso para que pasará, Hanako se adentro de inmediato extendiendole su tableta para que leyera.

—Se desconoce el paradero de Rindou Haitani... —comentó guardando silencio unos segundos—Ran Haitani esta muerto.

En la tablet se mostraba una noticia antigua del 2007 donde narra la muerte de varias personas, incluida Ran que murió gracias a dos disparos en el pecho. Leyó cada articulo que tenía sobre lo que pasó ese día y seguían sin creer que él realmente estaba muerto desde hace años.

Soltó el aparato de sus manos y limpio las lágrimas de su rostro.

—V-voy a salir—informó agarrando su abrigo para tratar del lugar.

—Señorita Takahashi, no puede irse así, los fotógrafos podrían verla y tiene trabajo por hacer—la detuvo.

—Necesito ir a su tumba—exclamó pasando su mano por sus mejillas para eliminar ese rastro de gotas saladas que escurrian.

La chica término por dejarla ir; tomó un taxi directo al cementerio en busca del nombre de Ran Haitani.

Y ahí estaba. Su tumba esta bien cuidada y con flores que adornaban un poco aunque ya están un su punto máximo, pronto se caerían sus últimos pétalos .

—Ran—sollozos salieron de su boca, cubriendola para parar su doloroso llanto.

En cuclillas pasó las yemas de sus dedos por el nombre grabado del chico que decía seguro que en futuro serían novios y que le compraría todos sus postres favoritos.

Claro que quería verlos, pero no de esta manera tan cruel e irreal que se sentía como un sueño.

¿Por que estaba ahí? ¿Cuál era el propósito de mostrarle su futuro si era horrible?

Se quedó sin su familia y amigos.

—¿Momoka-chan?—la llamaron por lo que reaccionó.

Una mano le apretaba el hombro sin ejercer presión, el color lila y largo del cabello del chico es llamativo como su traje, sostenía nuevas flores en sus manos, tardo unos minutos en darse cuenta de quien se trataba.

—.... Rindou-kun—susurro abrazandolo fuertemente triste y feliz por encontrarlo.

El jóven se tenso por su desprevenido abrazo, pero se relajo pasando sus brazos por su cuerpo para que soltara lo que tenía guardado.

No necesitaba entender para ver por que lloraba.

Los dos no lo superaban.

Ran estaba muerto.

¿Cuantas veces deseo volver a verlo? Ya ni recordaba cuanto le rogó al mundo.

Durante años quedó devastado e hizo muchas locuras por eso, cortando lazos con todos para lidiar con su pérdida, recordando cuantas veces esa dulce chica iba a su casa a buscarlo para saber como se encontraba, necesitando de él, pero nunca le abrió y pronto se alejo de ella

Ahora se encontraron después de diecisiete años por casualidad en la tumba de la persona que más querían en el universo, un hermano y un amigo.

Lo que se suponía que sería un bonito día soleado se volvió oscuro, las nubes lloraban junto a la peli negra sintiendo su dolor.

Cambiaron los flores por las nuevas y oraron por separado sin importarles la lluvia que los golpeaba.

—Vamos—tomó su mano para guiarla fuera del cementerio, subiendo al carro de Rindou para encender el calentador. No sabía que decirle, talves una disculpa era lo correcto luego de haberla ignorado por esos largos diecisiete años.

—¿Fue mi culpa?—inquirió queriendo saber si la muerte de Ran estaba relacionada con ella o no pudo impedirlo.

—En realidad fue mía, sí yo hubiera recibido esas balas como debía de ser Ran seguiría aquí—habló pegando su frente contra el volante.

Su hermano se había sacrificado por él y por eso murió.

El mundo de las pandillas evolucionó demaciado que ya nadie pensaba dos veces en disparar o atacarse, quien tenía más poder ganaba.

—Lo extraño tanto—murmuro deprimida, acurrucandose en el asiengo para cerrar los ojos.

Despertar de ese "sueño" fue fácil luego de cerrar los ojos.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🥀

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