9 de Noviembre, 2000

Dibujaba en su libreta con dedicación y concentración, teniendo la cabeza de Ran en su regazo adormilado, ambos en el patio de la casa de los Takahashi.

Al ver que no tenía la atención de la chica infló sus mejillas arrebatándole el cuaderno.

—Espera, aún no lo término—dijo ella tratando de quitárselo sin tener éxito.

—¿Qué es?—pregunto intentando darle sentido al dibujo—Se me hace conocido.

—Es por que es la escultura de Louise Bourgeois—informó arrebatándole la libreta.

—Oh, te refieres a la araña que esta en Roppongi Hills—comentó hayandole la forma a la estatua—Si es muy genial, no sabía que era de ese tal Lois Borgois.

—Se dice Louise Bourgeois, pero si, es genial y por eso la dibuje—una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—¿Y que otros tienes?—quizo saber curioso al ver como se puso roja y abrazo la libreta—Estas sonrojada... Que linda~

Forcejeó con la chica hasta dejarla abajo suya y pasar página, se sorprendió al verse en el papel, con varias hojas y el fondo de su patio.

—La privacidad contigo parece que no existe—exclamó gruñendo, inmovilizada por el más alto—Por favor sueltame.

Ran tenía una sonrisita juguetona, dejó la libreta en el pasto y con sus manos acarició el rostro de la chica.

—Me gusta verte de esta manera.... Te quiero Momo-chan—la abrazo aferrándose a ella, pegando su cabeza a su pecho para escuchar su corazón—Eres tan cálida y abrazable como un oso de felpa.

—¿Qué tramas?—inquirió al verlo tan empalagoso.

Una de las cosas esenciales que tuvo que aprender la peli negra fue distinguir las sonrisas de su amigo, las cuales eran: las malvadas, las juguetonas, las que expresaban cariño, entre otras.

—Voy a ser pandillero—declaró sin más—¿Te nos quieres unir?

—No, es peligroso—respondió nerviosa—Pero quiero ser quien diseñe sus trajes.

—Entonces serás nuestra diseñadora personal.

Se separaron al escuchar la voz de Aoi llamándolos para que entraran a la casa, pues estaban en plena madrugada cuando salieron para platicar ya que la fémina no podía dormir. Se tomaron de las manos para entrar a la casa teniendo un leve regaño por parte de la mujer que se quejaba del frío.

Al entrar a la habitación guardaron silencio, esquivando a Rindou que dormía en una de las colchonetas que colocaron en el suelo para que pudiera dormir, en cambio, él mayor de los hermanos apesar de que también tenía su colchoneta se colo entre las sabanas de la chica, despertandola y por ende terminar en el patio hablando.

La razón del por que se quedaron a dormir en la casa de Momoka es por que los Haitani mayores habían viajado por su trabajo, y como prácticamente ya eran amigos de los Takahashi estos aceptaron cuidarlos por esos días.

—Oye Ran... Si quieren ser pandilleros eso significa que tienen que pelear contra otras pandillas grandes, ¿no?—le susurro para no despertar al menor de los hermanos.

—¡Mataremos a todos quienes se nos enfrenten, será divertido y gobernaremos Roppongi!

Unos niños a su edad soñaban con ser policías, bomberos, doctores, maestros, astronauta y demás... Pero Ran no parecía tener eso en mente.

La chica dudaba de su sueño comparado al de su amigo; se veía muy peligroso comparado al de ella.

—Por mi escuela pasan unos pandilleros a menudo—informó. No podía detenerlo pero lo apoyaría en cosas sencillas mientras que no corriera riesgo—Se ven mayores que nosotras y suelen molestar a unas niñas de mi salón, me dan miedo pero es un alivio que Aoi-san siempre va por mi.

—Decidido. Mañana le diré a la señorita Aoi-san que iré por ti y si veo a esos tipos los molore a golpes—anuncio triunfante por su plan tan "elaborado" que se le ocurrió ese instante.

—Das miedo Ran—le murmuro sorprendiendo al chico—Me alegro que seas mi amigo.

—Futuro novio también—bromeó siendo empujado de la cama por el pie de la peli negra.

Cuando dijo que iría por ella a la escuela pensó que lo decía de broma.

En la mañana se arreglaron y fueron a clases normal, pero antes pudo oír como Ran le insistía a la peli azul que lo dejara ir por ella, sabía que le diría que no pero para su asombro le dijo que si.

Pero apesar de eso no lo vió por lo que se resignó a caminar sola.

A unos metros de distancia había un grupo de motociclistas fumando en un parque, con temor a pasar por ahí mejor dió media vuelta para tomar otro camino aunque este fuera más largo, sin embargo, al dar la vuelta chocó con alguien, tirando las botellas de vidrio que tenía la persona contraria.

—¡Lo siento! ¡Lo siento!—se disculpó repetidamente bajando la cabeza, él chico con el que chocó portaba el uniforme de la pandilla del parque.

—Maldita niña—chasqueo la lengua soltando maldiciones por haber tirado el alcohol.

—Fue un accidente—mencionó intimidada, retrocediendo para escapar, pero fue detenido por la mano del mayor en su hombro.

—Tienes que pagarlo—la fuerza de su agarre aumentó como amenaza—Estas en esa escuela para niñas adineradas, debes de tener dinero en tu mochila—de un movimiento le quito la mochila, tomandola de muñeca para llevarla con su grupo—Oigan, esta niña tiro las bebidas.

Bruscamente la empujó quedando en medio de esos leones que la observaron molestos, recibiendo algunos insultos.

Tiraron todos sus libros buscando dinero o cosas de valor, unos ignorando su presencia y otros sin quitarle la vista.

—¿Que tus papás no te dan dinero mocosa?—cuestionó uno ellos al no encontrar nada en su mochila—No creo que te quieran.

Se rieron por el mal chiste de quien parecía ser el líder.

—Por lo menos mis padres me dan atención—no sabía de donde había sacado el valor para decirlo, pero había hablado antes de pensar y por eso se ganó un puñetazo en la cara.

De su nariz salía sangre al igual que su labio roto.

Lloró.

No sólo estaba siendo humillada por esos chicos que la rodeaban, se sentía cabreada e impotente ante el grupo, sabiendo que no importaba si se defendía, acabaría igual de mal viera por donde viera.

—Momoka-chan~ te estube buscando—se hizo notar la voz de un externo—Perdón por el retraso, quería darte una sorpresa pero no estabas—se abrió paso hasta llegar con la chica, se colocó en cuclillas con el ceño fruncido al ver su rostro—No llores Momo-chan, ya estoy aquí para protegerte.

Él ya sabía contra quien se enfrentaba, y confiaba plenamente en su habilidad de combate para matar al idiota que se atrevió lastimaste el bello rostro de su amada.

Rindou igualmente se abrió paso hasta llegar con ellos; luego de acompañar a su hermano mayor por su amiga y no verla este salió corriendo sin darle explicación, teniendo que seguirlo. Controló su respiracion y acomodo sus lentes analizando la situación.

Ambos se pusieron delante de la fémina, quedando cara a cara con el líder y sublíder de la pandilla que controlaba el área de Roppongi.

—Los mataremos—aviso serio.

Las estruendosas risas de los contrarios no duraron mucho, Ran de un golpe había logrado noquear al líder, por otro lado Rindou paralizó las articulaciones del sublíder.

—Y se hacen llamar pandilleros—bramo el de trenzas—Disculpate con Momo-chan—exclamó golpeando la cara del enemigo de su hermano para ayudarlo.

Esos no eran golpes de unos niños de su edad, los hermanos Haitani estaban matando a una persona.

La chica nunca los había visto de esa manera, furiosos pero también divirtiendose por lo que hacían, oyendo las súplicas de aquel tipo para que se detuvieran.

Murmullos de el grupo. Asustados no sabían que hacer o reaccionar, todos estaban impactados.

—¡Llamen a una ambulancia y a la policía!—grito uno.

Ya no era una pelea de adolescentes.

Otros en vez de quedarse huyeron.

Temblando en su lugar la peli negra se levantó caminando hasta sus amigos, impactada por la desfiguración de la cara del tipo que anteriormente la había golpeado.

—.... Ran—lo llamó en un diminuto hilo de voz—Hay que irnos.

Cuando el mencionado la escucho la volteo a ver con una sonrisa que asustó a Momoka.

Al verla reaccionó.

El sonido de las sirenas de la ambulancia los alertaron.

Ya era demaciado tarde....

Mi Internet esta en picada📉📉

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🥀