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Cap.24-Dos mujeres un camino.

—Cedric tiene novia — señala Malcom.

Chismoso tenía que ser.

—No es lo que parece —dije sincero.

Aunque eso no es suficiente para calmar la expresión de mis mejores amigos que me miran estupefactos. Incluso reconozco la cara de Liam y Max hasta al fondo, quienes cuchichean cómo señora en mercado.

Heidi procede a cerrar los puños con fuerza y camina hacia muestra dirección. Su cara muestra lo furiosa que está, ni siquiera parpadea en todo el trayecto hasta enfrente mi.

—¿Me vas a explicar? —gruñe ella.

—Si, lo haré —asentí rápidamente—. Nada más que se sientan tranquilos les contaré la situación. 

—¡Sentirme tranquila! ¡Tranquilo el gato de tu abuela! —exclama la susodicha golpeando mi hombro con brusquedad. —¡Tu me explicas ahora jovencito!

—Ya te dije que lo haré, pero no ahora.

Herbert se rasca la cabeza y dice: —¿Por qué no me contaste nada? Nos acabamos de abrazar viejo, ¿A caso eso no significo nada para ti?

Miro con necesidad a Herbert para que se callé. Pero sin previo aviso procede a eructar, llamando la atención de la castaña que lo observa raro con un rápido toque de análisis.

—¿Has tomado Herbert? —el rubio asiente moviendo la cabeza —¡Ustedes dos!

Ya ni me da tiempo protestar porque la chica sube las manos hasta nuestra cabeza y de un movimiento rápido tira de nuestras orejas para dirigirnos a una esquina de la sala común. Dónde los presentes aún sigue presenciando la escena dramática. La verdad no los culpo, si esto fuera una película o un libro quisiera saber lo que pasa.

Guiño, guiño.

—¡Ay, mi orejita me la vas a lastimar!—reprocho dejando pucheros en mi hermosa cara.

—¡Deja de actuar como un niño inocente porque no lo eres, Diggory!

—¡Eres una brabucona! —Espeta Fleet, lo que ha Sido mala idea porque pasó de nivel furiosa a desquiciada. .

—¡Cállense! Ninguno va hablar hasta que yo lo diga ¿Entendieron?

—Si.

—Lo que tu digas, mamá.

—Herbert, no soy tu madre.

—Aych, pues con esa postura de señora que tomas, te pareces mucho a ella.

La cara de Heidi pronto se torna roja del coraje . Así que si nos da una buena golpiza, espero que Herb no sé queje del dolor.

Sujetó a mi amigo varón del hombro para evitar que siga diciendo ridiculez y media, así nos preparamos para los sermones. Mientras terminemos más rápido con esto, mucho mejor. 

La multitud aún sigue atenta por nuestros movimientos. De esto se da cuenta la castaña quien gira rápidamente alertando a su mayoría.

—¿Ustedes que ven? ¡Ya se terminó el show! Cada quien a lo suyo. La fiesta continuará después. —dijo dispersando a los alumnos o mejor dicho extras de mi vida —. Malcom, dije todos.

—Nah, yo me quedo, si no fuera por mi, jamás se hubieran enterado. Yo me quedo escuchando el chisme —se cruza de brazos. —Continua.

—Maldito enano chismoso —seña Fleet.

—Como sea —Mcavoy se cruza de brazos frunciendo el ceño —. Eres un embustero, Cedric. Un rompe hogares, Una rata de dos patas, Traicionero y egoísta. El día de hoy le metiste una paliza al pobre de Oliver. Lo dejaste como un gato bajo la lluvia. ¿No te fue suficiente con quitarle las tácticas de Quidditch? ¡También le quitaste su novia!

Pare su discurso haciendo gestos con las manos.

Ahora resulta que yo soy el culpable. Bueno si soy, pero no tanto.

—Enserio, no es lo que crees. Déjame darte un contexto de la historia real. 

La muchacha pone cada brazo a lado de su cintura en forma de jarra: —¿Tienes novia o no?

—Si. —afirmo, sin embargo Heidi enarca las cejas y me aproximó a seguir mis anécdotas —. Después del partido me encontré con Mae, dijo que tenía algo que decirme en el gran comedor. Así que como buen moso que soy, acepte y fuí cordial a la invitación. Ella y Oliver terminaron oficialmente la relación.

—¡Ajá! ¡Eres un embustero, roba maridos, rompe hogares, irrespetuoso, rata de dos patas, traicionero, aprovechado, oportunista!

Te faltó el Cedric al principio y finalizar con Humberto Diggory.

—Cielos, espere mucho este momento —Interrumpe mi igo ebrio, tapando su boca con las manos —. Me siento orgulloso de ti. El nuevo novio de Mae Clearwater.

—Eso no es para sentirse orgulloso, no de la forma en que lo hiciste —Heidi se cruza de brazos. 

—¿Me van a dejar terminar la historia o seguirán sus charlas internas? —figo enojado. Ninguno de los dos sigue hablando, así que continúo: —Antes de llegar al gran comedor. Me encontré a Olivia Dust llorando, su novio también la había dejado... Y una cosa llevo a la otra... ¡Les juro que no pude hacer nada!

—¿Diggory? ¿De que Ades me estás hablando?

—Olivia, ella es mi novia. No Mae.

A Fleet se le bajó el alcohol.

A Mcavoy se le bajó el coraje.

Ambos permanecen sin palabras.

Yo también me quedaría igual.

Resulto un tema demaciado turbio, un viaje demaciado largo para llegar hasta aquí. Pero bueno, las risas no faltaron. ¿Verdad?

—¿Olivia? ¿Olivia Dust Keets de Slytherin? ¿Se trata de ella?

—Si, la única Oliva Dust Keets de Slytherin que hay.

—Vaya Diggory, este capítulo de tu vida está muy bueno jiji —Malcom se frota las manos con malicia esperando la exclusiva.

—¡Cierra la boca metiche! —señala el rubio severo, luego se dirige a mi —. Dime ¿Que parte del plan no entendiste? Lo estudiamos todas las noches ¡Joder! ¿A caso eres tonto? La tarea era muy fácil. Mostrarte a ti mismo siendo el mejor hombre del mundo para novio y después pedírselo a Mae Clearwater, la castaña de tez pálida con los ojos azules más grande que hayas visto. No ir hacia Olivia Dust Keets de tez morena y súper cuerpazo que odia a la mitad de Hogwarts. Por Merlin ni siquiera se parecen en nada para justificar que te has confundido. ¡Lo que obviamente no pasó!

—Dos mujeres un camino —. Malcom empieza a tararear una canción y parece que baila salsa o algo por el estilo.

Herbert se toma la melena rubia y la sacude en forma de quitar su estrés por la situación o probablemente para distraer su yo alcoholizado. 

—Wow... Yo... No sé que decir —desde esa frase hemos perdido a Heidi —. Bueno, Olivia es muy linda físicamente, pero me toma por sorpresa. De verdad, es extraño. Jamás lo abría pensado. Tu y ella, no me lo imagino ¿Sabes? Es como decir que Mcgonagall y Snape están saliendo... No es necesariamente bueno ni malo, solo es turbio.

—¡Ay, ya se! —chille ansioso —. No ví una manera de retractarme.

—Eso te pasa por tener corazón de pollo.

Cielos, pero que frustrante.

Al menos los pollitos son lindos.

—Mas bien, le pasa eso por no saber decir N-O. —niega Malcom cruzado de brazos y por primera vez en el día estoy de acuerdo —. En fin, adoro los finales felices.

Pero soy un reverendo tonto, tontisimo, súper idiota.

Un gran cabeza hueca, llena de aire, Quaffle.

Eso soy.

—¿Y bien? ¿Que planeas hacer? —pregunta Heidi mas tranquila... Le dije que hiciera eso antes pero no me escucho, a fuerza tengo que contar el chisme para que esté contenta.

—Esperar a qué el escritor de mi vida lo resuelva. Supongo.

Ella resopla cansada.

—Ustedes los hombres son un asunto —dice —. Mejor ya me voy a meditar o terminar la tarea. Sus problemas me dan estrés y ni siquiera piensen que lo resolveré.

Por último se cruza de brazos, nos da una mirada acusadora a cada uno y se lleva a Malcom del lugar.

Herbert sigue buscando la botella sin mucho éxito y yo solo puedo observar a todos como si fuera la última vez que los veo de esta forma.

  ❆ ❆ ❆ ❆ ❆
   

Han pasado tres días exactamente desde que comencé mi noviazgo con Olivia. El domingo no salí de mi sala común para terminar la tarea. El lunes no tuve clases con ella y trate de evitarla por los pasillos. El martes quiso tomarme la mano mientras íbamos a clase de pociones pero Herbert me distrajo con una pregunta de Quidditch, así que me pude escapar. Mientras que el miércoles, solo fingi un resfriado. Por lo que estar solo en mi cama sirvió de mucho para pensar en lo que haría para resolver el gran embrollo en el que lamentablemente me metí.

Aún así tuve la suerte que el chisme de mi estatus sentimental no se propagara, resulta que Dust es muy discreta con su vida personal y casi no le cuenta nada a nadie, a menos que seas importante para ella, por otra lado, Herbert persuadió a todos los Hufflepuff que se abstuvieran de cualquier comentario sobre mi, y como es guapo, alto, músculo además de ser excelente con las ventas, le hicieron caso. No había chismes sobre nosotros en los pasillos. Así que eso me tenía más asegurado el poder limpiar lo que había ensuciado.

Tampoco he hablado con Mae. Desde ese día aunque compartamos unas cuantas clases, ya ni siquiera me saluda o me mira a los ojos. Eso me hace sentir un poco triste, porque en verdad no sé que esté pasando por su mente, pero el dejarme de hablar solo refuerza la idea de que me ha rechazado cruelmente. Incluso como amigo.

Es jueves por la mañana y estoy sentado solo en mi mesa del gran comedor, aún no hay tantas personas en él, por lo que me limitó a tener un desayuno en paz sin tratar de esquivar preguntas o miradas incómodas.

Pero claro, ya que esto es Hogwarts uno no puedo dar las cosas por sentadas.

—¡Tú! —alguien enfrente mío azota las manos en la mesa, haciendo que mi cereal salga volando fuera del tazon. Ah no, nadie se mete con mi Nesquik, eso sí que no.

—¿Que te pasa? —digo enarcando las cejas, así bien malo como el tipo americano Ice cube en sus video musicales de la televisión Muggle.

Es el ex novio de Olivia.

Oh no.

Se echa a reír.

—¿Eres el nuevo novio de Olivia?

Olviden lo que dice hace rato, al parecer el chisme se ha salido de la jaula.

Llamen a los Aurores, pronto.

—¿Que? —fingir demencia, la vieja confiable.

El tipo frunce el ceño.

—No lo creí de ti, Diggory.

Dejo mi cuchara en el tazón y me paro del asiento.

Esto se va a poner rudo, prepárense.

—¿De que hablas? Tu fuiste quien terminó la relación por andar con una chica de Gryffindor.

—¿Eso te dijo ella?

—Si, ¿Por qué? ¿Es mentira?

—Es verdad, pero no por eso tenía que tener un novio después de mi. ¡Cómo se atreve!

—Buena broma, ahora ya vete, déjame terminar mi cereal. Gracias.

—¡Cuál gracias! No es ninguna broma. Hablo enserio.

—Tenia razón —asiento convencido hacia el pelinegro —No eres más que un patán, Olivia se merece algo mucho mejor que tú, así que desde ahora déjala en paz. Ya tiene un remplazo de ti, soy yo. Somos novios no la vuelvas a buscar. ¿De acuerdo?

—¿Y si no? ¿Que vas hacer niño bonito?

Estoy harto de esta situación, ya se que no quería extender el chisme, pero Dust sigue siendo mi amiga y novia involuntaria, defenderla está en mis manos y es lo que haré. 

—Meterte una paliza —dije con firmeza, aunque es un poco loco porque ni yo me la creo, jeje.

—¿Tú? ¿A mí? 

—Claro. —Me sacudo tal cual boxeador antes de entrar al ring y alzo mis escuálidos brazos mostrando mi seguridad falsa. —Este de aquí se llama Cedric y mi músculo de la derecha, Diggory. No te metas conmigo. ¡Huah!

Muevete como un boxeador prodigioso. A un lado al otro, fluye con tus movimientos, Karate Kid 1, 2 y 3. El señor Mike Jagger me enseñó todo lo que se.

—¡No me hagas reír! Parece que ni siquiera has matado a una mosca.

¡Cómo lo supo!

En mi intento de ser malote, giro la cabeza unos cuantos grado hacia la puerta principal y divisó a mi gran amigo de toda la vida que puede partir una sandía con las manos.

El se aproxima a mi desesperado, pero antes logro sacar provecho a su físico.

—Bueno, yo no. Pero mi amigo de allá te meterá una buena paliza si se lo pido, eh —me cruzo de brazos feroz.

El rubio por fin llega a mi lado, ignorando el hecho que lo he lanzado a una pelea sin su consentimiento.

—¡Tengo noticias! ¡Creo que no te harán feliz, pero es sobre Clearwater! 

En ese momento olvidó mi disputa con el Slytherin.

—¿Que? ¿Paso algo?

—Mas bien, quien le va a pasar. No vas a creerlo. —me jala de la túnica para irnos a otro lugar pero le detengo —¿Que pasa?

Me rasco la nuca y señaló al pelinegro.

—Estoy en medio de una pelea.

—¿A quien te refieres?— pregunta incrédulo, hasta que gira la cabeza encontrándose a nuestro compañero de clases. Le tira una mueca —Lárgate.

—Es ex novio de Olivia —susurro.

Herbert toma su postura de brabucon. Es bueno tener amigos grandotes, si que si.

—Ah, hablas del tarado que la dejo por una niña de Gryffindor.

—Ese mero —Asiente retador.

—Entonces dijiste ¿Pelea? —Herbert se arremanga la camisa y el suéter mostrando sus fornidos brazos. Acción suficiente para asustar al oponente que fácilmente se retracta porque da la casualidad que es igual de enclenque que yo. —¿Comenzamos?

—Mejor me voy —dijo el susodicho entrecerrado los ojos —. Aunque esto no se termina aquí.

El pelinegro por fin se va y mi estrés con el también.

—Gracias, siempre me salvas de las peleas.

—No hay de que. Para eso están mi músculos ¿No? Ahora vamos a nuestra clase mientras te platico lo que sucederá. Heidi nos espera.

Corre como el viento tiro loco. 

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