Cap.23- Cedric-tragedias.
Si, se lo que piensan.
Podrás decir: “Oh, Cedric es perfecto y hace todo lo que está bien en esta vida.”
Jejejeje
Jeje.
Pues, ¿Como te digo que ahora mismo me encuentro en un dilema?
Un gran problema.
Un gran enredo.
Una tragedia.
Estoy ahí, parado en el gran comedor con mucha gente observando curiosa a mi alrededor. Pero los demás no importan. Ya que me encuentro con Mae Clearwater enfrente mío.
Sus ojos azules que son grandes, resultan ser más grandes de lo que puedes imaginar.
Está callada y tiesa. Observando a mi dirección.
Además no necesito que diga lo que piensa, porque estoy seguro que lo sé. Yo mismo me contestó mucho gracias.
—Wow —susurra despacito.
Tragó saliva y cierro los ojos para enfrentar este momento.
—¿Y bien? —le digo curioso, ignorando mi problema —¿Querías decirme algo?
Ella mira despistada a mi lado y luego vuelve a mi sacudiendo la cabeza.
—Si, si. Mmh tu también tenías algo que decirme ¿No es así?
Aquí vamos momentos difíciles nos esperan y cosas peores vendrán según la Biblia muggle.
—Claro, pero tú primero Mae —dije tocando su hombro.
—De acuerdo, ah —ella mete las manos a sus bolsillos y al parecer despierta del trance incómodo en el que estaba hace un momento. —Se acabo, Oliver y yo terminamos. Es oficial.
En ese momento, todo desaparece, aquella atmósfera turbia se convierte en algo más privado. Mi corazón late con tanta fuerza que puede llegar a un paro cardíaco porque tengo estás tremendas ganas de vomitar el desayuno de la mañana y unas cuantas moscas que me trague sin querer en el partido de esta mañana.
—¿Que sucedió? —digo fingiendo preocupación.
Ella agacha la cabeza.
—Bueno, últimamente hemos tenido algunas peleas, nada que no se pueda solucionar, pero antes del partido discutimos de nuevo. Siempre se pone ansioso cada que va a jugar, no le preste mucha importancia. Sin embargo hoy en la mañana algo cambio y cuando acabo el partido lo fui a buscar, estaba triste de a ver perdido, enserio quise resolver las cosas pero... Ya no había nada que resolver ¿Sabes? —me dijo con tanto resentimiento que incluso partió mi corazón. —Asi que él solo me grito que lo nuestro había terminado y yo estuve de acuerdo. Rompimos. Y ni siquiera me sorprendió que no me sintiera culpable.
Obvio no te vas a sentir culpable, porque el culpable es otro.
¡YA SE QUE FUÍ YO, YA DEJA DE MIRARME ASI!
—Ay Mae, no sabes cuánto lo siento —dije con sinceridad. Enserio Mae perdona, yo soy el destruye hogares, la rata de dos patas.
—No es tu culpa. Relájate —me dice con una sonrisa. Ay, cómo le digo. —Te agradezco por escucharme. Además, tu también tenías algo que decirme ¿No?
Hice que ambos dudarán de su relación para que finalmente anduvieras conmigo, porque te quiero, me gustas, te necesito y quiero darte todo todo mi cariño.
Pero no puedo decirle eso.
Intentemos con: Me gustas y ahora que se que no tienes pareja quiero esforzarme contigo y demostrarte lo mucho que te quiero a mi lado. Procederé a cortejarte formalmente.
Eso suena bien.
—Últimamente, es decir, estos días descubrí algo de mi. Muy importante —suspire profundo. —Lo mucho que tenía ganas de tener una novia.
Esto parece tan gracioso, enserio. Aquí estoy yo, un hombre enfrente de una mujer.
Un hombre y una mujer, que muy probablemente se gustan.
Pero en circunstancias turbias.
Solo faltan los cerdos voladores caer sobre mi para terminar este mal día.
La cara de la Gryffindor se desvanece en color, primero está morada luego azul y al último verde.
—¡Y ahora me tiene a mi! —chilla con emoción Olivia.
¡Ah, Ups! ¡Que tonto! Se me olvidó narrar el plano completó.
Empecemos de nuevo.
Estoy ahí, parado en el gran comedor, con mucha gente que mira curiosa. Olivia me sujeta del brazo muy cariñosamente y Mae enfrente mío mirándonos incómoda.
¿Así está mejor? Creo que sí.
¡Obviamente no! Lo arruine todo. ¡TODO!
—¡Oh! ¡Wow! Entonces son una pareja y todo —rie nerviosa la castaña —. ¿Desde cuándo?
Abro la boca pero Olivia vuelve a interrumpir.
—Hace diez minutos exactamente, eres la primera en saberlo —Olivia suspira y por primera vez en diez minutos me suelta del brazo para acercarse a Mae —Escucha, no me agradas del todo pero lamento lo de tu y Oliver, eran una pareja tan linda que me provocaban vómito.
—¿Eso fue un halago?
—Para ella si —contesto.
—En fin, siempre creí que Cedric quería contigo o algo parecido —dice ella y siento una punsada en el corazón. Rápidamente volteo a ver a Mae quien me mira con intensidad pero no dice nada y ni siquiera sus ojos me apuntan algo —. O que tú tal vez quisieras con el. Sin embargo, todo termino de distinta manera. ¿No?
—Olivia, creo que no es el momento —le susurre.
Mae ya estaba más que cabreada y eso no me gustaba del todo.
—¿Disculpa? Yo no... —me mira luego sus ojos viajan a Dust —. Estaba en una relación yo si se respetar límites. Además, ¿Quieres tener la razón? No te la daré. Yo jamás estaría con Cedric Diggory.
Muy bien.
Pretendere que no dolió.
Soy un chico maduro con buena autoestima que no llorara por un rechazo. Estoy bien, me siento bien.
Soy inteligente, soy listo, soy importante y me amo a mi mismo, es suficiente...
¡Carajo! No puede con esto. No estoy mentalmente preparado. Soy un desastre en este momento.
Ya que me caiga el cerdo.
Y termine de matarme o por lo menos a mí pobre corazón apuñalado.
Dust se alza de hombros finalmente: —Mmh eso pensé. Tranquila, lo entiendo.
—Como sea, felicidades por lo que sea que tengan ustedes dos. Se lo merecen, sean felices —dijo Clearwater sin mirarnos a los ojos —. Ahora tengo tarea que terminar.
Ella se va, definitivamente se va del lugar. Pero sigue en mi pobre y destrozado corazón.
No sé lo que significó está conversación para ella, quiero decir, acaba de rechazarme indirectamente, fueron sus palabras, sin embargo una parte de mi, tenía esa esperanza, una mínima. Podría haberme esforzado. No soy Oliver pero tengo lo mío y ahora, jamas lo sabrá.
Y yo jamás sabré lo que es estar aún lado de Mae Clearwater cómo novio.
—Yo también tengo que irme —me avisa la morena que me hace volver a la realidad. —¿Te veo más tarde en la cena?
Ah, no me acordaba. Ya tengo una novia.
Que loco. Esta mañana me levanté con ganas de tener una novia Gryffindor y termino con una Slytherin.
A veces planeas una cosa totalmente diferente.
—D-De acuerdo.
Dust me da un apretón de mano y con una sonrisa se va del lugar.
Repasemos el día de hoy:
Gane un partido sin querer.
Conseguí una relación sin querer.
Fuí rechazado sin querer.
Y ahora vivo sin querer.
¿Santo Merlin, yo que te hice? Siempre susurro mis oraciones antes de dormir, pero cuando te necesito me dejas solo. Eres un egoísta ¡Oíste Merlin! Eres un mal hombre.
Creo que al final si soy guapo, porque la suerte del feo el bonito lo desea. Y yo quisiera tener suerte porque las cosas que quiero me salen mal.
Por un demonio.
Ya no tengo nada que hacer en el gran comedor, así que me dirijo a mi sala común donde probablemente mis compañeros sigan celebrando por la victoria involuntaria de hoy.
Herbert sigue con el regaliz de azúcar y Heidi plática con Liam, mientras Malcom sale del lugar con dos niños de primer grado vete tu a saber dónde.
Uno que otro me felicita por el partido de hoy, pero yo solo levanto la mano despejado de la realidad. Al fin, logro llegar a salvó al último sillón libre que hay en toda la sala común.
Puedo sentir lo cálido de la chimenea hasta aquí, y las charlas de las demás personas se escuchan alejadas. Aunque ni eso me quita de la mente las palabras de Mae sobre mí.
“Yo jamás estaría con Cedric Diggory ”
Auch, eso duele aún más.
—¡Uju! Viejo ¡Mi querido amigo! ¡Mi campeón! ¡Mi compadre! —Herbert sale de entre la multitud y llama mi atención. —¿Ya más relajado?
—Yo no... —Estoy a punto de contar mi cedric-tragedias cuando me tomo el minuto para observar a mi amigo. Trae una postura desaliñada —¿A caso estás bebiendo?
—¡Shh, es un secreto! —se tapa la boca con del dedo índice y trata de guiñar un ojo pero termina parpadeando —. Es un regalo de los Slytherin. Nos felicitaron por casi matar a Potter. Flynn se lo robó del armario de Snape cuando cumplían un castigo con el y está de lujo. Mira prueba. Tequila fuego de fénix. Echo en los Arisonsas.
—Por el amor de Merlin, Herbert. No deberías hacer eso.
Le quitó la botella de la mano mientras le sedo mi lugar en el sillón. Nadie más puede ver qué mi amigo está medio pasado de copas o nos meteremos en problemas. Así que guardo la botella detrás del sillón para que no sospechen nada y me pasó las manos por la cara por este día estresante de estiércol.
—Yo te quiero mucho, amigo. —Me dice riendo.
Cuando mi papá bebe de más, a veces mamá le da comida picante para que se le baje el alcohol del cerebro. Así que me enfocó en buscar siquiera un dulce con chile de la mesa principal para que disminuya el efecto.
Lo mas cercano que encuentro son unas bolas explosivas que estallan en tu boca. Literalmente hace puff por dentro. A veces las comemos cuando nos da hipo, probablemente esto ayude.
Mi amigo está hablando solo casi que durmiendo encima del sofá, esperando por otro trago de aquella sustancia, sin embargo llegó a tiempo y le meto unas cuantas bombas a la boca en contra de su voluntad.
—Yo también te quiero. Es por eso que recojo tu desastre.
—¿Por qué eres tan estirado?
¡Pum! Una bomba explota en su boca y el produce una mueca.
—¿Por qué eres tan arrebatado?
¡Pum! explota otra.
—Yo si vivo la vida. No soy tan amargado. ¡Por una sola vez relájate! Eras más divertido antes de volverte capitán del equipo.
Entonces así te pones con el alcohol.
—Mejor cállate y tengamos está discusión otro día. Cuando estés sobrio.
—¡Mejor toma conmigo y tengamos esa discusión ahora!
—Para nada muchachito —le extiendo una bomba —Ten toma esto y deja de estar molestando.
El rubio me obedece y lo mete bruscamente a su boca, claro con una mirada de odio acompañada.
—Definitivamente hoy no es mi día.
—¿Eh? ¿Por qué dices eso?
Ruedo los ojos y me cruzo de brazos negando.
—Te lo diré mañana, ahora concéntrate en sentirte mejor.
Fleet me lanza esa mirada de cachorro perdido. Es obvio que no puedo contra esa carita, que cabe recalcar no la hace muy seguido.
—Viejo, aunque este ebrio o incluso agonizando, yo siempre escucharé tus problemas. Eres mi mejor amigo. No eres mi hermano de la madre, pero me has demostrado lealtad.
Lo miro conmovido, por supuesto que sí.
—Joder, Herbert. Que gran amistad.
—Joder, si. Te amo compadre ven aquí.
El musculoso se para y me rodea con sus brazos, es impulso del alcohol seguramente, aún así el abrazo se vuelve recíproco y nos quedamos varios segundos. Hasta que se abre la gran entrada de la sala común y el pequeño de Malcom entra ofuscado.
—¡CEDRIC TIENE NOVIA!
Oh no.
—¿Qué? —Dice Herbert despegandose de nuestro abrazo —Por fin lo hiciste.
—¿Qué? —Reclama Heidi sorprendida —Por fin lo hiciste.
—¿Qué? —susurran todas las niñas ofendidos.
—¿Qué? —Me pregunto yo.
Creo que ahora sí me vendría bien un poco de ese tequila.
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