Advertencia: Ninguna.
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Miró por la ventana observando como caía un poco de nieve. Desde hace unos días Ken la visitaba, y por raro que parezca ya no le era incómodo, jamás conoció a un amigo como es el. No tuvo mucha compañía pues cuidaba de Kenji la mayoría del día, y en general las personas le consideraban aburrida. Ahora es distinto, Tenko, y Ebisu le hacen sentir querida, y encontró a una persona fantástica, encontré a Ken.
-Amanda, llegaremos tarde- su hermano la llamó desde el pasillo -Ponte dos abrigos.
-Si mamá, tu también ponte la bufanda- alzó la comisura derecha de sus labios -. Ve a desayunar pulguita.
Al salir de casa se cubrieron con un paraguas y aunque el camino era el mismo de siempre les parecía mas ameno, incluso el pequeño jugueteaba con sus pies. Cuando llegaron a la escuela de Kenji ya era un poco tarde, por lo que Amanda tuvo que correr antes de que cerraran la puerta, no lo consiguió, pero Nakamura intervino por ella.
Su jornada escolar fué más corta debido a la nieve, y se les asigno algunas tareas por el periodo navideño.
-Hola- caminó hasta la pareja que almorzaba en la cafetería -Es bueno verte, ¿ya te sientes mejor?.
-Un poco mareado, pero me perdere los exámenes si vuelvo a faltar- sonrio débilmente.
-¿Estarás con tu abue? - el pelirrojo asomó la cara que antes intentaba hundirse en el cuello del castaño -Nosotros pasaremos navidad juntos.
- ¿Qué dices?- arqueó las cejas con incredulidad.
-Mi mamá lo invitó hace unos días en el hospital, pero no creo que lo dejen ir- sentenció con indiferencia que ocultaba desilusión.
-Me dejara ir, en dado caso que me lo prohíba saldré por la ventana- sonrió descaradamente -. Tendré que quedarme unos días contigo, posiblemente hasta semanas en tu casa, y como soy muy despistado podría llegar hasta tu cuarto…
-Tenko no ira con nosotros, ¿Tu madre no te llamo?- ignoró al más alto que rogaba un poco de su atención.
-Si, pero Kenji prefirió estar con nuestra abuela- imitó la acción del ojiazul centrando su atención en la comida frente a ellos.
-¿Me ignoraran hasta que me vaya?- al no recibir respuesta intentó de nuevo -No me ire de todas formas.
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-La cena esta casi lista- exclamó Daiki -Kenji, ayúdame con los platos.
La castaña terminaba de limpiar algunos utensilios de vidrio utilizados para la ensalada y demás preparaciones, el ruido en su teléfono casi hace que rompiera uno de los mismos -Hola.
-Hola Amanda- aclaró su voz torpemente -¿Te la estas pasando bien?.
-Algo así, me toca limpiar platos- se desplazó hasta la sala aun con las miradas de sus familiares -¿Ya cenaste?.
-Acabo de llegar a casa de Mikey- suspiro -Pero me estoy arrepintiendo.
-Aun estas a tiempo de llegar para la cena- sonrió de oreja a oreja -Pero supongo que no tienes opción.
~•~
-No podría llegar sin invitación- el joven estaba de pie frente a la propiedad de los Sano.
-Pero si te invité, y mi abuela ya preguntó dos veces por ti- su respiración era tranquila.
-¿No era una invitación solo por cortesía?- su expresión denotaba sorpresa.
-Era una invitación real- se carcajeo un poco -. Incluso mañana te recibiremos.
Las palabras no salían, ni un sonido en realidad. Estaba muy nervioso, y sus mejillas tenían un peculiar tono rojizo, su cara estaba calida pese al frío que rodeaba la ciudad, podría ser el calor mas agradable que jamás experimentó.
-¿Ken?- lo llamó de nuevo -¿Me oyes?.
-Si, me gusta tu voz- soltó sin pudor alguno -Perdón, ¿Qué dijiste?.
-Puedes comer con nosotros mañana, saluda a tus amigos por mi.
-Yo no se que responder…creo que…
-No debes aceptar si te resulta incomodo- su risa nerviosa sono tan diferente que incluso Draken notó la diferencia.
-Te vere mañana, hasta luego- su tono serio logró intimidar a la más baja que se repetía una y otra vez que hizo mal en insistir.
El del tatuaje dudó en tocar la puerta, tenía luz verde para visitar a la castaña, pero sería una ofensa dejar plantados a sus amigos, especialmente después del arreglo con los black dragons. Al final golpeó la puerta y lo recibió un rubio de baja estatura.
-Hola Kenchin, pense que no vendrías- habló con dificultad por el dulce que comía -Pasa.
Pasaron el portico hasta la habitación principal donde Emma servia los platos, y su abuelo se lavaba las manos.
-Hola, que bueno que pudiste llegar- comentó la más baja acomodando algunas cosas en la mesa -. Pensé que tendrías planes.
-No, creí que Amanda bromeaba cuando me invitó a cenar con su familia- estaba avergonzado, tanto que la de ojos ambar se percató enseguida.
-Mikey, termina de servir- retiró el mandil que vestia -Voy a lavarme las manos.
-Me voy a quemar- gruñó con un puchero en su cara -No tardes.
El de tatuaje ni se inmutó, aun pensaba en lo mal que debió quedar al responder tan amargamente. Ken no era lo que se le considera alguien amable, más bien taciturno, pero sabia muy bien como se debía reaccionar a ciertas propuestas, antes de darse cuenta ese tono brusco salió de su garganta, y le causaba rubor toda esa situación tan bochornosa.
Emma mi niña, te extraño mucho.
Gracias por leer, pueden dejarme dudas, preguntas y lo que quiera. <3
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