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Sangre

Advertencia: Violencia intrafamiliar, estrés, lenguaje vulgar.

No por ser familia debes amar a quien te hace daño.

~•~

El viernes de la muchacha fué bastante ocupado, logró evitar a su papá,e incluso el sábado pudo hacerlo. Pero ahora en domingo era diferente.

Le pidió algunas cosas para atender el negocio, la muchacha hizo cada una de sus peticiones estaba cansada, así que cuando los clientes se fueron termino sentada en la barra.

-Voy a lavarme las manos- el hombre dejo de picar las cosas para ir dentro de la casa.

La castaña recargo su barbilla en la palma de su mano, estaba tan concentrada que no se dió cuenta de la nueva presencia.

-Te sangra la nariz- la voz del ojiambar sonó acabando con el silencio.

-Hola Hanma- rápidamente tomo servilletas para detener el fluido -Mi papá viene en un segundo.

La ignoro tomando asiento junto a ella, la razón era simple; ese era su lugar.

-¿Cómo estás?- su voz era graciosa por la falta de aire.

En respuesta obtuvo un "mm" y cayó en cuenta de que no hablarían. Era un cliente extraño, a veces iba del diario, desaparecía por semanas, pero de alguna manera era familiar.

-Ya volví- el mayor apareció viendo la escena algo extrañado -¿Estás bien?.

-Si, atiende a Hanma- desapareció de su vista casi corriendo.

-Amanda- el de ojos verdes vestía una bata blanca -Necesito ayuda para un experimento- La observo buscando información, se acercó a ella -¿Otra vez te salió sangre?.

-No es nada- nerviosamente cambio el paño para respirar hondo por la boca -Te ayudaré en seguida.

-Si te sientes mal ve a descansar, mañana vamos al doctor- Kenji camino hasta la cocina para darle un vaso con agua.

-Si pulguita- rodó los ojos con desinterés -¿De qué tu experimento?.

-Tengo que moler hojas con un poco de alcohol, después verlo bajo luz negra y meter un filtro de café- sus ojos destellaban de emoción.

-Vamos- reviso torpemente su nariz -Ya paro el sangrado-

Le ayudó a todo, más bien hizo todo lo difícil. Mientras el niño se divertía jugando alrededor de ella.

-Por esto prefiero las matemáticas- terminaba de limpiar los frascos que usaron.

Pasaron toda la tarde moliendo las hojas, pues no podían hacerlo en la licuadora. Kenji estaba en su cuarto poniéndose la pijama mientras Amanda acomodaba los utensilios.

-Quiero hablar contigo- la voz masculina la hizo saltar del susto.

-Si es por lo de Tenko no te preocupes- estaba por decir que lo perdonaba, pero el más alto le dió un sermón un poco distinto.

-Se que a tu edad eso del romance importa- se acercó más a ella -Pero no seas una fácil, y menos en mi casa.

-¿De qué hablas?- dejo su labor centrando toda su atención en el hombre.

-Hanma es un buen cliente, y no viene a qué le coquetes- suspiró frustrado -Así que no lo hagas.

-No lo hice- nego con las manos rápidamente -Me habló porque me sangró la nariz.

-Mientes igual que ella- si pudieras escuchar el alma de las personas, probablemente la de Amanda estaría crujiendo.

-Pensé que esto era porque te preocupas por mi- estaba atravesando una crisis -Pero solo lo haces porque quieres que sea tan infeliz como tú.

-Siempre tienes que ser el centro de atención- junto ambas manos -Lo siento, no solo se trata de ti, esto es porque te comportas como una puta, exactamente igual a tu madre.

-Tienes razón, no se trata de mi- apretó las manos evitando soltar lágrimas -Se trata de tus traumas con mamá.

-No tengo un maldito trauma- la señaló con el dedo -Pero sabes que clase de mujer es.

-¡Dios, solo admite que te duele que se fuera!- alzo la voz -Solo nos lastimas con todo eso de odiarla.

-¿Yo los lastimo?- el más alto hizo una mueca -Ella los dejo, como si fueran basura.

-Tú hiciste que se fuera- mordió su labio, en realidad no pensaba eso pero si enojo hablaba por ella -Con tus malos tratos, y tú terque-

No pudo terminar su oración, la mejilla le ardía y sentía el fino hilo color carmín descender por su labio. Le dió una bofetada.

-Amanda, lo siento mucho- trato de acercarse a ella para ver su mejilla -Yo no quería golpearte.

Nego levemente con la cabeza, y retrocedió unos pasos. Soltó un quejido sonoro, y alzó la mirada sus ojos cafés estaban cristalinos.

Volteó a la puerta donde su hermano estaba de pie, viendo todo con horror, su respiración se detuvo, y sintió una presión en el pecho.

-Kenji- su voz sonaba quebrada -Vamos a dormir, ¿Si?.

El más alto estaba nervioso, el sentimiento de culpa llegó de golpe al ver cómo sus hijos lo dejaban solo en la cocina. Trago en seco al sentir dolor en su mano, bajo la vista y estaba estaba teñida de rojo.

Los hermanos Suzuki llegaron hasta la habitación del menor, dónde Amanda tomo asiento en la cama, ignorando su propio dolor limpio las lágrimas del rostro de Kenji.

-Perdón- sollozaba preocupado -No pude mover mi cuerpo.

-No es tu culpa- acarició su cabello.

-Si, porque no te ayudo, por eso quieres desaparecer- al escuchar esas palabras la castaña abrió la boca -Porque eres infeliz aquí.

Las palabras no salían, su hermano la envolvió en un abrazo -Trabajaré si es necesario.

Amanda pensó una y otra vez en sus palabras, no sabía cómo sentirse.

-Pero por favor- la apretó con más fuerza -Vamonos, quiero que seas feliz.

Aún con las lágrimas rió asintiendo frenéticamente -Esta bien, pulguita.

Besó su frente para después soltarlo y limpiar la herida, un hematoma se formó rápidamente y su labio estaba abierto. Al salir del baño se encerró en su habitación, no le dió importancia a los llamados de su padre al otro lado de la puerta.

~Quiero desaparecer~

~•~
-Lunes-

La castaña trató de taparlo con corrector, en cierto modo el moretón no ya no era tan visible.

Bajo a la sala encontrando a su padre preparando el desayuno, ignoró su presencia mientras Kenji comía. Tomó la mano de su hermano y salieron camino a la escuela.

Al llegar a la escuela su día pasó con normalidad, pasó desapercibida como lo hacía constantemente. Pero el profesor Nakamura la llamó a la mitad de la clase.

-¿Qué te pasó?- señaló su mejilla -Puedo ver el golpe aún con el maquillaje.

-Tuve una pelea con mi hermano- se excuso rápidamente.

-¿No tiene doce años?- alzó las cejas -Si no quieres hablar de eso lo entiendo, pero como tu maestro debo avisar si sufres violencia.

-Estoy bien, si viviera algo así yo misma se lo diría- le regaló una sonrisa que de algún modo pudo tranquilizarlo.

-De acuerdo, confío en tus palabras- hizo un ademán -Hoy no puedo quedarme al club, tú serás la encargada.

-Hay otros chicos de tercer año- hizo una mueca de disgusto.

-Amanda, te doy el poder de hacer algo bueno y lo rechazas- trató de convencerla pero fué inútil -Solo revisa que estén en la caja.

.
.

-El profesor Nakamura tuvo que irse, dijo que tomemos las cartas, hagamos una respuesta y estén en la caja al final de la clase- repito sus palabras con cierta ansiedad.

La menor leyó la carta.

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Hola Amanda.

No tengo problemas si tus cartas son más largas, pero yo no soy muy bueno escribiendo cartas, creo que nunca lo hice.

Tengo un tatuaje que va a juego con el de un amigo, es vistoso pero me gusta, se ve genial.

¿Cómo va tu día?, Nunca me hablas sobre eso, pero tengo la impresión de que eres aburrida, de lo contrario no contestarías mis cartas.

-Draken

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Amanda dejo su respuesta en el contenedor apenas terminó de escribir.

Tenko tomó asiento frente a ella, para evitar una conversación incómoda escondió la cara entre sus brazos.

-Ebisu, estás muy distraído- el pelirrojo gritó al otro lado del aula -¿Estás bien?.

-No es nada- respondió nerviosamente mientras caminaba al escritorio.

-Oye- la agitó levemente -¿Te sientes mal?.

-Si, me duele la cabeza- contestó con un tono un poco irritado.

-Vamos a la enfermería- volvió a sacudirla.

-Se me pasará en unos minutos- suspiró cansada.

-Si tú lo dices- arqueó las cejas, sentía angustia -Odio los hospitales y la enfermedad, pero te puedo acompañar.

-Estoy bien Tenko- alzó la mano mostrando el pulgar.

-Bueno- acarició su cabeza una vez más para relajarla -Descansa, yo llevó esa mierda a dirección.

Amanda cerro los ojos obteniendo un poco de paz, que apenas llegar a casa se iría.

No importaba lo mucho que tratará de ser feliz, por el momento las circunstancias eran malas, y la hacían odiar cada día más que el anterior.

Lo único que la anclaba a seguir despertando era Kenji, desde la separación de sus padres se volvieron más cercanos.

Amanda solía decir "No importa si estamos enojados, cuando tengamos que estar juntos lo haremos". Ella era la única que si acaso podría comprender a su hermano, pero incluso cuidar de él era desgastante.

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Estimado Ken.

¿Qué te tatuaste?, tengo la idea de un león, o una serpiente, no sé porque, pero solo lo creo.

Hoy es un día bastante tranquilo, no hubo mucho ruido así que está bien. No tengo muchos ánimos de escribir, pero te contaré de como reprobé literatura.

Era un ensayo sobre la familia, y al parecer no soy buena plasmando ideas.

Cuéntame algo de ti, yo soy aburrida pero tú pareces interesante.

-Amanda
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