Respuesta
Advertencias: Ninguna.
~•~
-Jueves-
Habían pasado unos días desde que mandó su carta, Amanda no era alguien particularmente ansiosa, pero los nervios de recibir una respuesta eran grandes.
—Hola Tenko— lo encontró caminando junto al castaño de ojos azules —Hola Ebisu.
—Amanda— el pelirrojo la saludo con un movimiento sutil de su mano —Ya es hora del club.
—¿Creen que respondieron?— atravesó el pasillo evitando ser llevada por las personas, al ser cambio de hora había mucha más gente.
—Me conformo con no ser insultado.
Al llegar al aula el hombre de las gafas sostenía la caja mientras la palmeaba sutilmente.
—Por fin llegaron— les señaló las bancas—. Tomen asiento.
Al estar disponibles tantos lugares los tres trataron de quedar juntos.
—Karin— el miembro más joven estiró la mano, era del mismo grado que Amanda, pero en diferentes grupos.
El profesor paseaba la carta frente a su cara —No seas floja.
—Los de tercero— Los varones más altos de la clase tomaron sus sobres, eran compañeros de aula pero no hablaban regularmente antes de estar juntos en el taller.
—Amanda— le estiró el papel con cierta diversión—, Pueden leerlas, tienen tiempo suficiente para escribir una respuesta que está vez leeré.
Se acomodó leyendo la respuesta del alumno que acogió por falta de parejas.
La de ojos cafés vió la estampilla, con cuidado rompió el sobre para sacar la hoja.
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"Hola Amanda.
Yo escogí este club por error, al menos no me quitará mucho tiempo.
Me gustan las motocicletas.
Odio esto de escribir, pero me divertí con tu carta. Eres una sinvergüenza."
-Draken
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—¿Cómo que sinvergüenza?— parpadeó un par de veces leyendo una y otra vez la frase.
—¿Te insulto?— Tenko dejó su lectura de lado para centrar su atención en Amanda.
—Creo que no, pero es un poco ¿confiado?— la castaña hizo una mueca —Como sea le voy a responder.
Tomó su bolígrafo y una hoja para redactar, ahora estaba un poco más intrigada. Después de su taller corrió sin descanso hasta la escuela de su hermano.
—Hola Kenji— lo observo jugar en el patio del colegio, mientras trataba de tomar aire.
—Señorita— una mujer de cabellos negros llamo su atención —Ya le había comunicado a su padre que la hora de salida es a las cinco, no cinco y media.
—Lo sé, pero papá trabaja, y yo salgo a las cinco— trató de escusarse.
—¿A cuántos minutos está su escuela?.
—Caminando es casi una hora— su tono era bajo, casi avergonzado.
La mujer la analizó, estaba sudando, y muy agitada como si hubiera corrido. Lo comprendió de inmediato, posiblemente tomaba atajos para llegar por su hermano lo más temprano posible.
—Se lo comentó porque Kenji pasa mucho tiempo esperando, puede ser peligroso— la más baja asintió en repetidas ocasiones.
—Hablaré con mi padre, talvez pueda cerrar antes— se inclinó llamando a su hermano con un gesto sutil.
Tomó su mano mientras conversaban sobre sus días. Amanda le compró un helado, y le felicito por su productiva jornada estudiantil.
—¿Tú que hiciste hoy?— habló el de ojos verdes.
—Pues le respondí a mi amigo por correspondencia— detuvo su paso al llegar al semáforo.
—Yo quiero hacer eso— el más bajo dió un saltito.
—Puedes escribirme cartas a mí— la mayor acariciaba su cabeza revolviendo su cabello.
—No es lo mismo, tú eres mi hermana— riño Kenji.
—Fijamos que no lo soy.
Su plática se detuvo al sentir una presencia detrás de ellos, era un joven alto y delgado. Amanda tomó con fuerza la mano de su hermano, lista para correr y de ser necesario cargarlo.
—Hola Hanma— el pequeño hizo un gesto con la mano.
—¿Ah?— el de ojos ámbar tiro la colilla de su cigarrillo—, Hola mocoso.
—Solo eres tú— suspiro aliviada.
—¿Pensaste que te asaltaría?— aún con su tono monótono habló sin ver a la castaña.
—Lo lamento, estaba distraída— alzó los hombros—, ¿Vas a comer con mi papá?.
—Si, la comida del viejo es buena— avanzaron en cuanto el señalamiento cambio.
No dijeron nada más, llegaron a la casa donde por detrás estaba la entrada a su pequeño restaurante.
Ambos hermanos se despidieron para abrir la puerta privada
El más bajo se sacó los zapatos corriendo a su cuarto para buscar unas cosas. Amanda preparo el baño para su hermano, mientras esté tomaba una ducha ella metía sus uniformes a la lavadora, el pequeño salió vestido para comer.
Salió unos minutos después para alcanzar a Kenji, lo encontró platicando con el de las manos tatuadas.
—Hola papá— caminó para jalar a su hermano a otra mesa—. Yo no tengo hambre.
—Yo si quiero Udon— Kenji apretaba los labios feliz.
—Claro campeón— Al escuchar eso la boca de Amanda se torció levemente, haciendo que Hanma se ahogara con su comida tratando de reprimir una risa.
—Kenji, no tardes mucho para que te ayude con tu tarea— regresó a la casa caminando hasta la sala—. Que cansancio— se dejó caer en el sofá sobando sus pies.
.
.
Pasaron horas dónde Amanda ayudo a su hermano, hizo deberes en el hogar, y ahora casi a las 10 pm, terminaba sus tareas de matemáticas.
—Amanda— el hombre mayor se asomo a su cuarto—, ¿Puedo pasar?.
—Adelante— dejó sus cosas de lado —La maestra de Kenji me reclamo de nuevo por llegar tarde.
—Lo sé, me habló ayer— se sentó al borde de la cama.
—Yo trato llegar antes, pero es físicamente imposible— suspiró rendida.
—No puedo cerrar tan temprano— agitó las manos desesperado.
—Tendremos que pagar su transporte— inclino la cabeza—. Le pediré dinero a mamá.
—¡No aceptaré el dinero de esa mujer!— su grito interrumpió a la más baja—. Eso jamás.
—No es por ti, es para Kenji— riño la castaña.
—Yo solo puedo cuidar de mis hijos— sentencio enojado.
Los gritos comenzaron a ser más altos.
—Deja de ser tan egoísta, no puedes recoger a Kenji— la menor empezaba a ponerse de mal humor.— Tenemos que pagar el autobús.
—¿Me reclamas por trabajar?— soltó indignado—. Perdón por darles una vida digna, para que tú puedas quedarte sin hacer nada.
—No fué lo que dije, solo acepta la manutención— sus mejillas se tornaban rojas por el coraje.
—No lo haré.
—Papá, deja de ser tan orgulloso— bajo su tono de voz—. No lo hagas por ti, ni por mi, hazlo por él.
—No me hables así— le apunto con el dedo—. Soy tu padre y debes respetarme.
—¿Es todo lo que dirás?— arqueó las cejas mientras mordía su lengua.
—Tú siempre tratas de ser un mártir— junto las manos con burla—, Puedes ser la víctima toda tu vida, hija.
—Tengo tarea— las lágrimas se asomaban por sus orbes—, Dejame terminarla.
Salió de la habitación azotando la puerta, no le importaba despertar a su hijo. Su padre no solo la dejaba de lado por ser mujer, tenía muchos defectos, entre ellos ser tan terco.
Kenji apareció en frente a ella minutos después.
—Deberías estar durmiendo ya— secó las lágrimas rápidamente para sonreírle.
—Hermana— caminó hasta ella—. No te sientas mal, papá a veces es muy grosero— La envolvió en su pequeños brazos—Yo te cuidaré, te lo prometo.
La de ojos cafés sonrió evitando derramar más gotas saladas.
—¿Te quedas conmigo?— se separó para cerrar su libreta—. Tengo miedo.
—Lo que sea por mi hermana— se acomodo en la cama de la joven—, Pero tu abrázame.
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"Estimado Ken.
No se a que te refieres con sinvergüenza, solo fuí honesta.
¿Draken es una especie de apodo?, No estoy juzgando, me parece original, pero me suena al sobrenombre de un delincuente.
A mí me dan un poco de miedo las motocicletas, pero se ven bien, ¿Has pensado en dedicarte a eso?.
¿Tienes hermanos?, Yo tengo uno menor, no se que preguntarte, la próxima vez te toca a ti."
-Amanda.
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