Advertencias: Ninguna.

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Caminaba por la calle cerca al templo, hubiera acompañado a sus compañeros mayores a ver la película, pero por obvias razones de ser una cita ella sería como la tercera rueda.

Recordó vagamente como días antes el festival se llevó a cabo ahí mismo, fué todo un caos según las amigas chismosas de su abuela pues aseguraban que hubo peleas y hasta un herido de gravedad. Pero por supuesto que Amanda no prestaba atención a eso, no le interesaban los chismes.

Su mirada bajo hasta una pequeña piedra del camino que por instinto pateó desganada, odiaba caminar sola, al menos unas semanas antes lo hacía en compañía de su hermano.

Se congeló cuando vió como aquella insignificante piedra golpeó el zapato de un chico frente a el, tenía el cabello lila. Amanda rogó para que no lo notará, y si lo hacía que no le prestará atención, pero como está no es una historia fácil en realidad fué lo contrario.

El de ojos violetas la miró arqueando las cejas esperando una disculpa que obtuvo casi enseguida.

-Lo siento mucho, yo estaba jugando- No hacía falta decirle sus intenciones, el ya lo sabía.

Le dió un asentimiento para seguir su camino hasta las escaleras del templo donde estaban reunidos unos cuantos chicos que ciertamente parecían más grandes que Amanda.

Después de la terrible vergüenza le quedó ese sabor de boca amargo, cuando sabes que en realidad pudiste decir algo genial pero en su momento simplemente no se te ocurrió.

-Ya llegué- abrió la puerta encontrando a Kenji jugando junto a su madre, en la mesa estaba su padre viendo con cierto desden a los contrarios.

Empezó a rezar para sus adentros imaginando posibles escenarios donde terminaba siendo arrastrada.

-Hola hija, preparé un poco de yakitori- la anciana salió de la cocina directo al comedor con cierta burla.

-Hola- la castaña no sabía a qué lado mirar, ambos adultos clavaron sus ojos al escucharla.

-Yo llamé a tu padre- su abuela la sujeto de la mano haciendo que la siguiera -Tu madre llegó sola-

-Por eso debería irse- Katsumoto mostró una mueca de asco.

-Papá- la muchacha le advirtió con la mirada, en realidad se entendían muy bien.

-Ya lo sé, vine a verlos- la mujer dejo de acariciar la cabeza del ojiverde.

-Deberiamos poner horario de visitas- expresó la colegiala para después servir su comida y avanzar hasta el comedor.

-Yo puedo siempre- la mujer de aires casuales sonrió observando a su hija.

-De eso hablaremos después- Daiki acariciaba el cabello de Amanda -¿Todavía te duele la cabeza?-

Negó ganando una mirada despreocupada por el varón más grande, quien seguía con intenciones de pelear.

-Los veré mañana, lo digo para que no venga- sujeto la mano de Amanda dejando una suave caricia en la misma.

-Katsumoto puedes hablarme a mí- esa mujer habló de nuevo, causando náuseas en el padre de Amanda.

-Kenji, nos vemos mañana campeón- lo abrazo mirando de reojo a su ex esposa.

-Portense bien, no le den más problemas a su abuela- lo soltó mirando a la anciana -¿Tú estarás bien?-

-Claro, mis nietos son mi alegría últimamente-

Les regaló una sonrisa débil seguida del sonido de sus pasos hasta que se perdió de vista.

No pudo ver la cara de su madre después de comer, se dedicó a ignorar su presencia.

Capitulo corto porque la vacuna me tiene tendida en la cama jajajaja :((