Fragmentos
Advertencias: Mención de violencia, homofobia, algo triste.
~•~
-Lunes por la tarde-
La más baja limpiaba su habitación, no tenía nada que hacer y su hermano tampoco quería jugar.
Si tuviera amigos probablemente les habría mandado mensajes, pero ahí estaba, sentada en el suelo revisando los libros que tenía apilados.
-¿Puedo pasar?- era la voz de su padre, ni siquiera noto cuando se hizo de noche.
-Me estoy cambiando- sentencio ignorando sus palabras.
-Puedo esperar- así pasaron cinco minutos en los que Amanda pensaba que le diría.
-Pasa- cedió levantándose del piso.
-¿Cómo sigue tu mejilla?- nerviosamente tomo asiento en la cama -¿Te duele?.
-Si me duele- evitaba mirar al hombre que lo causó.
-Lo siento mucho hija- mordió su labio con frustración -Pero no fué toda mi culpa.
La cara de Amanda reflejaba el cúmulo de ira, mientras el señor Suzuki daba su discurso del respeto.
-Cada quien tiene lo que se merece- termino tratando de aliviar su culpa -No merecías un golpe, pero si disciplina.
-Por favor, sal de aquí- apretó su entrecejo -No quiero hablar.
El hombre ahora convencido de su inocencia abandono la habitación dejando sola a la castaña.
Acomodó su cama para descansar, pudo sentir las lágrimas caer por su sien y las limpió con poca delicadeza.
-No te daré nada de mi- pellizco en muchas ocasiones su brazo buscando reenfocar sus emociones.
~•~
-Martes-
Sus primeras horas fueron bastante comunes, incluso tuvo tiempo libre que invirtió haciendo los deberes que la noche anterior dejo pendientes.
-Suzuki-san- una chica azabache le dirigió la palabra -Soy Karin del otro grupo, el profesor Nakamura me pidió que le prestes tu cuaderno.
-¿El mío?- pudo sentir miraba descaradamente su mejilla.
-Dijo que tus apuntes están completos- sonrió cálidamente tocando su hombro.
-Ten, espero que les sirvan- saco la libreta de su mochila.
-Nos vemos en el club- se despidió con una reverencia.
Amanda hizo memoria recordando que eran compañeras en el taller. Su revelación fué interrumpida por un quejido largo, era Tenko.
-Amanda- parecía estar llorando -Necesito ayuda.
-¿Qué ocurre?- se apropió de una silla para sentarse.
-Le dije que me gusta- apretó sus labios temblorosos -Me dijo que no, sin más motivos.
-Lo siento mucho- la castaña no sabía que hacer, o decir.
-Mamá tenía razón- rió amargamente -Nadie quiere a un marica.
-No digas eso de ti- acarició su espalda suavemente -No tiene razón.
El pelirrojo limpio sus ojos sonriendo -¿Me dirás qué te pasó en la cara?.
-No es algo importante- alzo los hombros con indiferencia -No te incumbe.
Eso causo estragos en el ojiverde -Si no quieres hablar de eso estás bien, pero no solo somos amigos para que me escuches llorar.
La castaña no respondió, solo contemplaba su cara -Eso hacen los amigos.
-Los amigos se aconsejan, se quieren, se preocupan el uno por el otro- acarició su cabellera castaña -Y se procuran.
-Fué en casa- soltó después de un silencio incómodo -Mi papá.
-Mierda- tocó su hombro tratando de mostrar apoyo -¿Quieres denunciarlo?.
-No lo sé, hoy no quiero llegar a casa- el pelirrojo sintió su cuerpo temblar -Pero debo hacerlo.
-Amanda, no comprendo tu situación- hablo con dificultad por el nudo en su garganta -Pero estaré contigo, y si quieres mandar todo a la mierda yo voy contigo.
-Gracias- las ganas de llorar la invadieron, por lo que rápidamente se lastimó el brazo.
-¿Qué demonios haces?- le dió un suave manotazo.
-Es para recordarme que no debo llorar- las palabras salían de la menor como si se tratase de lo más normal.
-Dios, solo llora si estás triste- se puso de pie para envolver su cuerpo en un abrazo -Si no quieres hacerlo pon una nota en tu bolsillo.
Permanecieron en silencio, de un momento a otro la situación se torno incómoda.
-Toma tu mochila- le indico al ver que faltaban minutos para terminar el receso -Haremos algo malo.
-No quiero saltarme la clase- lo interrumpió bruscamente.
-Vamos- la sacudió con fervor -Será solo un día.
En un momento de vulnerabilidad acepto saliendo del salón para recoger la mochila del más grande.
-Saltamos la valla de atrás- le indicaba todo su plan -Luego terminamos en los videojuegos.
Un llanto lo hizo parar en seco, justo detrás de los salones pudieron ver una figura hecha bolita.
-Esa voz- el pelirrojo casi por instinto corrió a verlo -Ebisu, ¿Qué ocurre?.
La castaña camino con cautela hasta los contrarios, se arrepintió de hacerle caso.
-No- su voz salía como un hilo -Vayanse...por favor.
-No pareces estar bien- el más alto le indico a la castaña que se inclinara junto a ellos.
-Te trate mal- alzó la cara dejando ver su rostro rojo, y los ojos hinchados -¿Por qué me ayudarías?.
-Porque me agradas- lo señaló -No quiero que llores.
-Por eso no puedo salir contigo- rompió en llanto nuevamente.
-Deja eso- Tenko exhalo aire pesadamente -Lo entiendo.
-No lo haces- ocultó su cara de nuevo -Y Amanda también está aquí.
-Pensabamos ir a los videojuegos- tímidamente Intervino en la plática -¿Quieres ir?.
Nishimiya golpeó su cara frustrado, era obvio que no.
-Tenko- hablo el de ojos azules -¿Tú odias los hospitales?.
-Mierda, claro que si- soltó una risa nerviosa.
-Y odias a la gente que se enferma- el joven de gafas nego con la cabeza -Me odias a mí.
-No te odio- acarició su frente.
-Tenko creo que deberíamos darle su espacio- Amanda dedujo todo en cuestión de segundos.
-Si te sientes mal te llevaré a la enfermería- ignoró el comedor la menor.
-Tengo cáncer- miro al pelirrojo -Por eso no puedo salir contigo.
El silencio reino unos segundos.
-Respeto tu respuesta- su tono era uno más serio -Pero no creas que te odio por estar enfermo, incluso después de rechazarme no me siento incómodo contigo.
-Podemos pasar una tarde linda- Amanda llamo la atención de los varones -Y puedes despejar tu mente.
El de ojos azules mostró una mueca para después soltar un lamento -No merezco ser su amigo.
-La amistad no sigue lógica- respondió la más baja -No necesitamos una razón.
-Me refiero a que ustedes son amables, y yo estoy defectuoso- sorbió su nariz.
-No es verdad- Tenko le dió un golpe en la frente -Si a esas vamos, mi mamá odia a los homosexuales, y a mi me gustan los chicos, en realidad también las chicas.
Los tres soltaron una risa por el tono en el que lo dijo.
-Mis padres son un asco, solo vuelvo a casa por mi hermano- agrego Amanda -Mi papá saca sus frustraciones en nosotros.
-Que hijo de puta- suspiró Ebisu poniendose de pie -Ese no es un defecto tuyo, tampoco el de Tenko, solo tienen malos padres.
-Menos el tuyo- el pelirrojo ayudo a ponerse de pie a la femenina -Ni una razón válida para rechazarme, Amanda tampoco lo haría- La joven hizo un gesto de asco -Eres mala.
-Si me gustas, pero no quiero atarte a mi- limpio sus gafas con la playera del uniforme -Voy por mis cosas, no tardo.
El de ojos verdes estaba sonrojado. Apenas desapareció de su vista abrazo a la castaña levantando su cuerpo -Le gusto, haré que también se guste a si mismo.
-Eso es lindo- pidió un poco de espacio para respirar.
.
.
El plan del más alto fué exitoso, tuvo que cargar a la menor para ayudarla a cruzar.
Los tres caminaban por el centro buscando un puesto de comida. Cuando lo encontraron cada quien pidió un plato de ramen.
-Somos tres dañados- Habló el pelirrojo -Podemos buscar una solución a nuestros problemas.
-Nada me puede hacer sentir peor- el de ojos azules tomaba sus palillos -Intentemoslo.
-Bueno, mi mayor problema es que me rechazaron- recibió una mala mirada por los contrarios -En realidad mamá es mala porque sabe de mis gustos, lo ve como la lepra.
-Bueno, tu mamá es homofóbica- la azabache buscaba las palabras más adecuadas -No importa lo que diga, es tu vida y puedes hacer lo que más te guste.
-Valor, eso me falta- el de ojos verdes la señaló -Eres buena.
-El mío es que tengo cáncer- Ninguno de los menores dijo algo por respeto -Hablen por favor.
-¿Hay algún tratamiento?.
-Si, pero tengo miedo- contesto metiendo los fideos a su boca -No sé, es extraño.
-También te falta valor- el más alto sonrió débilmente -Te daré del mío si hace falta, y sé que Amanda también lo hará.
-Será abrumador, y se que habrá días donde no quieras seguir- intervino la muchacha -Pero aferrate a algo, tienes el apoyo de tu familia, y el nuestro.
-Gracias- limpio sus ojos humedecidos para después tomar sus manos -Eso ayuda por ahora.
-Bueno, sigue Amanda- el pelirrojo tocó la mesa con emoción -Si no quieres denunciar a tu padre, nosotros lo golpeamos.
-Mala idea, no lo escuches- Ebisu soltó su mano centrando toda su atención en al joven -¿Tienes más familia?.
-Mi abuela materna- hizo un mueca -Pero no creo que hablar con ella me ayude.
-Puedes contarle lo que pasó- el de ojos azules miro con cierta tristeza su moretón -Y ella podría intervenir, no lo sé, hablando con tus padres.
-O se pueden mudar con ella- Tenko interrumpió su plática -Tus padres tienen la responsabilidad de apoyarlos, y así tú abue no gasta mucho.
La joven proceso la información, de echo era un buen plan.
-Gracias, eso se sintió bien- arqueó las cejas para comenzar a comer su ramen.
-Somos fragmentos que cambian constantemente, que se unen y separan- habló el de ojos verdes ganado la mirada de los otros.
-Podemos crear cosas hermosas con ellos.
No busco ofender a nadie con este capítulo, espero que no les incomodará.
En otras cosas, feliz navidad, los quiero mucho.
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