Especial +18
Advertencias: Contenido sexual explícito.
Síndrome de Stendhal: Enfermedad psicosomática que eleva el ritmo cardíaco, produce vértigo, e incluso alucinaciones al ser expuesto a una fuerte sobredosis de belleza.
~•~
—¿Mal día?— la muchacha llegó casi arrastrándose.
—No cómo el tuyo— Ken preparaba la cena viendo cuidadosamente cómo su novia quitaba su calzado en la entrada y botaba el sacó de su traje por cualquier lado.
En otras circunstancias habría pensado que no era correcto, pero esa mirada cansada, junto a sus muslos cubiertos por las medias, oh dios, era hermosa.
—¿Pagaste la luz?— su maletín terminó en cualquier lado de su sala—. ¿Qué estás cocinando?.
—Si, todo listo. Preparé okonomiyaki— mostró su plato, en realidad esperaba que la joven llegará para cenar con ella.
—Que lindo...no tengo mucha hambre— desató su cabello para correr a su habitación y quitarse las ropas incómodas.
~Me tachará de un fetichista~ el más alto mordió su labio tratando de pensar con claridad ~Mierda, solo será una vez~. Camino hasta su habitación compartida para asomar la cara por el marco de la puerta.
La castaña comenzó con los botones de su camisa, pese a ser blanca no era transparente, y por si acaso usaba una camisa de tirantes encima de su brasier. Cuando terminó se inclinó para buscar alguna camisa de su novio, volteó encontrando al pelinegro mirarla totalmente fascinado.
—Se me pasó— corrió en su dirección para dar un salto y lograr dejar un beso en sus labios—. Te extrañe mucho.
—¿Puedes dejarte las medias?— pidió tornando el momento un poco más bochornoso.
—¿Te gusta cómo se ven?— titubeó un poco pero asintió—. ¿No quieres quitarmelas?.
—No, al menos por un momento más— se inclinó lo suficiente para besarla, su lengua se deslizó rápidamente hasta hundirse con la contraria.
—¿No tenías hambre?— preguntó al segundo en que su boca quedó libre.
—Si, pero quiero pasar directamente al postre— sonrió contra la piel de su mejilla para volver atacar sus labios.
Llegado un momento, la guío hasta la cama donde la mujer deslizó su falda quedando solo con las piernas cubiertas por la fina tela color negro, debajo de estás se filtraba el borde de su ropa interior en las mismas tonalidades. Ken paseó sus dedos debajo del broche en su espalda, Amanda jadeo sobre su cuello, en un intento por hacerlo continuar comenzó a besar esa zona.
—Pensé que no tenías hambre...
—Bueno, teniendo esta vista no puedo negarme— sus manos se clavaron en sus hombros fornidos mientras el más alto sonreía.
—¿Tienes prisa?— sus pupilas dilatadas solo eran prueba de lo necesitado que estaba—. Creo que yo tomaré mi tiempo.
—Claro— Amanda bajo su mano hasta la hebilla de sus pantalones para luchar con ella y así meter su mano dentro y frotar suavemente su miembro—. Yo también iré despacio.
El del tatuaje apretó los dientes pero no se negó, ni trató de frenarla, disfrutó el tacto de su palma, incluso tembló al ver cómo se deslizaba bajo su ropa interior para tocarlo directamente. Él estaba cayendo a pedazos.
—¿Te gusta?— preguntó tímidamente mientras aumentaba el movimiento de su mano.
—Ahora debo regresarte el favor— se apartó apenas lo suficiente para tener una vista del cuerpo de Amanda, sus piernas colgaban en la esquina del colchón. Experimentó el síndrome de Stendhal.
Con todo el pesar de su corazón pero desesperación de su mente, rompió las medias dejando ver sus muslos pero sus pies y parte de sus pantorrillas cubiertas. Era aún mejor que antes.
—¿Las rompiste?— se quejó pero el verlo siendo presa de la euforia no tenía precio—. Eran nuevas.
—Lo siento— aún embelesado por la textura de su piel dejo un beso en su muslo interno—. ¿Quieres que me detenga?.
—De todas formas ya están rotas— murmuró empujando la cabeza del contrario.
No tardó más en sumergirse para dejar mordidas apenas dolorosas en su entrepierna, una vez escuchó jadeos descordinados fue que retiro su ropa interior para comenzar a besar su intimidad, lamió los labios menores desde el clítoris hasta su entrada.
—Cariño, eres simplemente estupenda— dió la atención necesaria al pequeño pedazo de carne hinchado mientras Amanda movía las caderas levemente—. Mierda, eres tan difícil de llevar.
—¿Podrías apúrate?— se quejó pues se detuvo cuando estaba más cerca de subir la montaña rusa y culminar en el climax.
No hubo una respuesta verbal, volvió a lamer dicha zona, siendo consciente de que no debía usar los dedos pues no los limpió correctamente, así que solo podía valerse de la lengua y labios. Al sentir la presión en su cabello, entendió que Amanda estaba cerca y siguió así, hasta que hubo un quejido largo acompañado de espasmos en su abdomen bajo.
—¿Ya estás cansada?— sonrió con orgullo por dejarla desorientada—. Yo no estoy cerca de querer dormir.
Suzuki tragó saliva al escuchar sus palabras, apenas podía tener un pensamiento claro en su mente. Sin previo aviso termino con la cara pegada en las sábanas y la espalda arqueada, lo suficiente para separar su abdomen en un ángulo dónde anteriormente recibía una que otra nalgada.
—Eres la mejor, bebé, de verdad eres única— caminó hasta el cajón cercano para buscar un condón y así volver a su lado.
La cara de la femenina era totalmente color carmín, gotas de sudor bajaban por su frente, y apenas podía sentir sus extremidades cómo suyas. Incluso su corazón era de Ken.
Una vez puso el anticonceptivo en su longitud, se alineó en su entrada mientras la joven sostenía la respiración. Se tomó bastante tiempo en meter gran parte de él, no quería lastimarla.
—¿Se siente bien?— comentó con una sonrisa boba al mismo tiempo que se movía lentamente.
—¡Si!— puso los ojos en blanco al empujar en su dirección en un intento por sentirlo hacer movimientos más bruscos.
El más alto meció sus caderas logrando dar en cierto ángulo que tanto ansiaba Amanda, los gemidos se transformaron en sollozos. Pasaría mucho tiempo para que alguno de los dos notará que Draken dejó algo en el horno.
Bueno, no era la única cosa caliente en el departamento.
No sé escribir nsfw, una disculpa si da cringe, dios, tápate los ojos.
¿Les gustó?, La verdad intente poner algunos detalles pero soy bien penuda JAJAJA
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