-Dos aves-
Advertencias: Tristeza, time skip de dos meses.
No saben lo que llore escribiendo la escena en el hospital, me produjo dolor físico.
~•~
-Abril-
El funeral de la pequeña Emma estuvo colmado de una tristeza inexplicable, la familia de Amanda la acompaño, no era muy cercana a la rubia, pero le gustaba pensar que si fueron amigas. Ken se inclinó sobre su abuelo.
"Yo quería proteger a Emma" era una disculpa.
Los chicos de ToMan no lo dejaron solo, incluso Mitsuya lo impulso a esforzarse más con el mismo. Fué durante este lapso de días donde Takashi se volvió un buen amigo de Amanda.
—¿Estarás bien?— le preguntó a Ken.
—Debo estarlo, no te preocupes y gracias por estar conmigo.
Así comenzó a visitarla casi del diario, y pasaban tardes llenas de vergüenza, y torpeza.
Ese día en particular Amanda iría al hospital para saludar a sus amigos mayores, sabían que Ebisu estría un poco deprimido por no hacer su exámen, así que preparo fruta picada en un bowl, le puso tapa y lo metió en una bolsa de tela.
—Yo te acompaño— su hermano asomó la cabeza por el marco de la puerta—. Será divertido.
—Vamos a un hospital, no hagas escándalo— sujeto su mano para salir de casa.
Caminaron por unos minutos hasta llegar a la parada de autobuses, al subir el menor comenzó a jugar con sus dedos. Amanda comprendía bien el dolor de Mikey, de haber muerto su hermano, ella misma se habría perdido.
Bajaron frente al hospital general de Shibuya, estaban en la pequeña recepción, dónde les pidieron algunos datos muy generales, el de ojos verdes daba saltitos de vez en cuando
—Mira, es Nishimiya-san— comentó el menor señalando al joven sentado en una silla, con ambas manos cubriendo sus ojos.
—Tenko, traje un poco de fruta para que comamos...
Estaba llorando, y quejándose en voz alta.
—Amanda...son cuidados de hospicio— gimió con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Por qué no me dijo?, Yo habría venido más veces...yo...dios... debió decirme.
—Lo siento mucho— trataba de contener sus lágrimas mientras sobaba la espalda de Tenko.
—No va a mejorar...Amanda, no sé que hacer— sorbió su nariz mientras reprimía un grito—. Le dieron el diagnóstico después de la operación.
—¿Nadie está con él?— miró el pasillo sin ningún otro ruido que el llanto del ojiverde.
—No— respondió mientras llevaba ambas palmas a su cara—. ¿Podrías ir a verlo?, No quiero que esté solo... pero yo no puedo.
—Claro— limpió aquellas gotas saladas y giró para ver a su hermano—. No digas nada, y siéntate aquí.
Asintió mientras la castaña daba pasos temblorosos hasta el cuarto donde estaba Ebisu. Abrió la puerta encontrando a un joven lloroso.
—¿Por qué estás paredes no son a prueba de sonido?— lamió una de las gotas que pasaba por su labio.
—No lo sé. Tenko ya me dijo sobre eso.
—No sabía cómo decirle, y cuando tuve la oportunidad, simplemente no quise hacerlo— jugaba con sus dedos—. ¿Cómo se supone que le dijera que moriré?.
La castaña ya era un desastre, sus ojos estaban cristalinos—. Tampoco lo sé, ustedes son mayores.
—Cierto— sonrió al ver su expresión—. No puedo obligarlo a esto, soy horrible.
—No lo eres— susurro caminando hasta la mesita para poner la fruta que llevó para comer con los tres.
—Lo soy, le dí una esperanza que claramente no debía— subió sus rodillas y hundió la cara entre estas—. ¿Qué clase de mala persona soy?.
—No eres una mala persona— avanzó hasta él, y le dió suaves caricias en la espalda—. Tenko está consternado.
—Seguramente no querrá verme— sollozó.
—¿Cuánto tiempo es?— se atrevió a preguntar.
—Dijeron que eran seis meses, pero después de la cirugía en febrero solo me dieron máximo uno, el estar vivo ahora es un milagro— susurró apenado.
Amanda sorbió su nariz aún dándole su apoyo—. Solo querías que hiciera su exámen, no creo que quiera...
—Debe ir a la universidad, tiene una gran vida por delante, debe avanzar.
—¿Cómo está tu mamá?— buscó un pañuelo por la habitación, y se adueñó del paquete cercano.
—Dios...solo quiero que todo acabe, es muy difícil para ella— admitió en voz baja.
En la sala de espera, el pelirrojo seguía llorando, una pequeña mano acariciaba su cabello, buscando darle consuelo.
—Lo siento, debo asustarte, campeón— limpió su cara para voltear a ver al niño.
—La están pasando mal— confesó el menor—. Todo esto es muy triste, tienes derecho a llorar.
—Gracias, Amanda tiene suerte se tenerte como hermano— sonrió sorbiendo su nariz.
—Se lo digo a diario— escuchó una risa por parte del más grande—, Pero, ¿Esto está bien?.
—¿Qué cosa?— se inclinó para escucharlo mejor.
—Dejarlo, no sé, si algo así me pasará, no quisiera estar sin Amanda.
—Bueno, es que es complicado para mí— cubrió sus labios que temblaban.
—¿No te da miedo arrepentirte?— Kenji pocas veces dejaba su actitud infantil—. Los novios se dan apoyo mutuo.
Se quedaron en silencio durante unos minutos—. Creo que tienes razón, debes darle apoyo a las personas que amas.
Se puso de pie apretando levemente sus orbes—. Vamos, pequeño.
Abrieron la puerta viendo así a los dos castaños llorar abrazados, no se dieron cuenta de que eran observabados.
—No quiero morir— Ebisu se aferraba a las ropas de la más baja.
—Lo siento, no sé cómo ayudarte— recargó su cabeza en sobre el hombro del mayor.
—Dios, ustedes controlense— Tenko soltó una carcajada muy forzada—. Un niño los está viendo.
—Por favor, vete— pidió el de ojos azules, escondiéndose entre Amanda.
—No puedo dejar a mi chosita de amor temblando así— mordió el interior de su mejilla—. Amanda trajo cosas para comer.
—Tenko— lo llamó la castaña.
—Desearía hacer más, pero ahora solo puedo comer con mi novio— alzó la mirada buscando retener las lágrimas que amenzaban con caer—. Y la tercera rueda.
—Dos ruedas— agrego el pequeño.
Todos soltaron una risa por su comentario, y Tenko pasó por completo al cuarto, abrazando a Ebisu, dejando uno que otro beso por su cabeza—. Esto es muy difícil para mí, necesito de mi chosita de amor.
El de bata asintió, y se alejó lo suficiente para ver la cara de Tenko y limpiar los rastros de lágrimas que había por sus mejillas—. Gracias.
—¿Debería sacar a los niños?— sonrió con segundas intenciones.
—Kenji está aquí, calma tus hormonas— sugirió Amanda mientras abría el Topper con fruta picada y otros ingredientes como miel.
—Yo quiero papaya— Ebisu sonrió pero recibió una mala cara por parte de Tenko.
—¿Cómo te puede gustar?— fué apoyado por el niño que agregó "da asco, sabe a lo que huele".
Comieron todos, incluído el más bajo que terminó conociendo mejor a los amigos de su hermana, y se presentó formalmente con Ebisu, que no paraba de repetir lo parecido que era con Amanda, claro, sin contar sus ojos verdes.
—Entonces vendremos después— al dar las cinco debían irse, ya eran las seis—. Hasta luego.
—Gracias por venir— susurró el castaño mientras Tenko se acomodaba junto a él en la camilla para descansar un rato.
—¿Debería traerte algo la próxima vez?— cuestionó parada en la puerta.
—Déjame dormir— gruñó el pelirrojo—. Hasta luego.
Se escucharon los pasos de ambos hermanos alejarse, pero Tenko no cerró los ojos, se quedó estático, viendo cómo Ebisu lloraba en silencio.
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—Que bueno que ellos se reconciliaron— dijo el más bajo que cargaba la bolsa con el topper vacío.
—Si— apretó los labios levemente—. Saber lo que le pasará, no lo hace menos doloroso.
El niño tomó su mano con fuerza, y siguió caminando. A los metros distinguieron una figura sentada frente al pórtico, era Ken, pero hablaba con la madre de Amanda.
—Hola niños— sonrió la mujer que era ayudada para poner de pie—. Les traje algunas cosas.
La castaña tenía muchas emociones dentro, apretó su puño libre mientras su hermano corrió directo a la mujer.
—Tu amigo es muy amable— el menor de los Suzuki lleno de besos su cara.
—Ken es genial, al principio me caía mal, pero de verdad es todo un hombre— comentó el de ojos verdes mientras la señora Daiki los dejaba pasar.
—Tranquila, no me dijo nada vergonzoso— Ken tomó su mano y la abrió lentamente para soplar sobre su palma.
—No es por eso— suspiró—. Este día han pasado tantas cosas, no tengo ánimos de pelear con ella, que raro.
—¿Te quieres quedar a comer?— pregunto la anciana que ya consideraba a Draken como parte de su familia.
—En realidad solo quise dejarle algo a Amanda, debo irme rápido— antes de soltar su mano dejo una carta sobre ella.
—¿Qué dice?— algo impaciente busco abrirla, pero Ken la detuvo.
—Espera a qué me vaya, por favor.
—Claro, supongo que debe ser algo privado— asintió y después pasó a la casa—. Nos vemos después, Ken.
Ya saben que decía la carta, no se hagan.
Capitulo dedicado a tsunamioscuro. Vegas_05x a ver si Wattpad me deja etiquetarlxs, sus comentarios me hacen reír un montón.
Ya publique la historia de Tenko, la encuentran en mi perfil bajo el nombre "Mr. Loverman".
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