Conocerte (II)
Advertencias: Póngale condón que se nos viene.
*Adonis: Hombre joven de gran belleza física*
~Amanda~
-¿No hablarás con tu amigo?- la voz de Kenji me distrajó de mi labor limpiando la lechuga.
-El no me ha llamado, supongo que está ocupado.
-De acuerdo- esa es la ventaja de que mi hermano no preste mucha atención.
-¿La abuela te dijo que hiciéramos otra cosa?- al no obtener respuesta volví a llamarlo -Kenji.
-Perdón- sonrió dejando de colorear -Antes de irse mencionó algo de un amuleto... quiere que compres un amuleto para la protección, talvez dijo abundancia.
Rodé los ojos por su comentario -Bueno, vamos de una vez.
-Me duelen los pies- agitó la cabeza agotado -Olvidalo, yo te acompaño, debo cuidarte.
-Es tu culpa por correr- reí por su descaro -No te preocupes, puedo ir sola.
-¿Segura?- asentí y el sonrió -Gracias, el próximo mandado me toca a mi.
-No le abras a nadie, no salgas y no hagas travesuras- recogí las llaves junto al dinero de la barra.
-No soy un niño- infló las mejillas con enojo -Con cuidado.
Salí, el sol brillaba pero no llegaba a ser molesto, incluso en su momento me pareció radiante. Caminé por unos veinte minutos que me parecieron mucho menos.
Subí esas grandes escaleras y al llegar a el final de estas pude ver a un chico, algo, fornido sentado a un costado, sin intenciones de quedarme más avance hasta los amuletos. Todos me parecían lo mismo, algunos cambiaban un poco, como el de la protección vial, me decidí por el de la prosperidad. Significa desarrollo y en su momento lo creí curioso.
Escuché un suspiro largo y profundo, si pudiera escuchar la preocupación misma sin duda sería ese sonido. Giré y ahí seguía, ahora con su celular cerca de la oreja.
Mi teléfono sonó.
~•~
El teléfono de la castaña sonó fuerte llamando la atención del rubio que al ver a una niña decidió ignorar la coincidencia. Pero lo más extraño ocurrió después.
-Hola- ambos voltearon notando el ruido en el teléfono y a unos metros.
Amanda no podía emitir sonido alguno, se limitó a colgar la llamada y para sorpresa en el celular de Ken cortaron. Tragó en seco, si eso realmente estaba pasando se había equivocado, pues aseguraba que se trataba de alguien lindo, pero ese chico era un Adonis.
-¿Amanda?- al escuchar su nombre sintió una descarga eléctrica recorrer todo su cuerpo.
-¿Eres Ken?- la más baja no tenía idea de dónde saco el valor para hablarle.
-Hola, vaya eres más alta de lo que me imaginé- aunque el rubio intimidó a la castaña, su corazón latía rápidamente.
-Me pasa lo mismo- sonrió al ver que si se trataba de alguien amable -¿Qué haces aquí?.
-Vengo a este templo cuando quiero pensar- se puso de pie y en cuestión de segundos estaba frente a ella -Es un placer conocerte al fin- estrechó su mano.
-El placer es mío- sus mejillas estaba levemente rojas -¿Estabas pensando en tu amigo?.
Era extraño para ambos, conocer a una persona y no verla genera una idealización, pero cuando está supera tus expectativas tu propia mente no sabe cómo procesarlo.
-Si, el realmente nos ha dejado de lado- rascó su nuca con vergüenza.
-¿Ya lo platicaron?- no podía apartar la vista de aquel muchacho.
-No escucha razones, y pareciera que no quiere volver- señaló una banca dónde terminaron sentados y pudo observar más a detalle la figura femenina. No había morbo, solo fascinación.
-¿Te refieres a volver a tu pandilla?- sus ojos delinearon los labios de la mas baja, notó que solo tenía un lunar cerca de la barbilla -¿Tengo algo en mi cara?- avergonzada pasó sus dedos por su rostro.
-No- giró la cabeza evitando actuar más raro -Es solo eso, queremos hacer que vuelva con nosotros, somos familia.
La imagen que le regaló se quedó grabada en la mente de Amanda, quien la atesoró con ternura -Entonces hagan todo lo posible para que no este solo, incluso si no son amigos apoyenlo.
Ken sonrió de lado al ver ese lado tan maternal de la muchacha, le sorprendía que dijera cosas así de serias incluso en persona -No lo sé, eso implica hablar con alguien a quien no veo desde hace mucho. El podría hacer que Baji vuelva, pero no pondrá de su parte.
-Valdra la pena si lo intentas- alzo el pulgar pero su mano temblaba un poco -Dejale claro lo mucho que te importa tu familia.
Draken lo entendió a su manera, pensó que talvez le tenía un poco de miedo, o era muy tímida, pero aún así alzaba su pulgar con orgullo resultando en un león asustado. Soltó una sonora risa que atrapó todos los sentidos de Amanda.
-Gracias, es mucho mejor oir esos consejos de abuela en persona- acarició su estómago por reflejo.
-Yo debo irme- se puso de pie -Mi hermano me está esperando.
-Te acompañó- imitó su acción pero sin ser tan rígido.
-No hace falta, mi casa está cerca.
-No me da confianza dejarte ir sola- avanzó hasta las escaleras -¿No vienes?.
.
.
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-
Entonces será común ver tu cara por aquí- trató de aliviar el ambiente que se mantuvo tenso desde hace unos diez minutos.
-Si, a mi abuela le gusta tener amuletos- sus palabras eran torpes -Quiero decir que podremos vernos más.
Ken susurro que no fue audible para Amanda quien se obligaba a dejar de verlo.
-Esa es mi casa, gracias por acompañarme- estiró nuevamente su mano que fué envuelta de la misma forma.
-De nada, también te agradezco por escucharme- notó como la vista de la mas baja se clavo en su tatuaje -Te lo dije, un dragón.
-Es más estético de lo que creí- movió su mano rítmicamente para después soltarla -Nos vemos luego, Ken.
-Hasta luego, Amanda- se quedó ahí esperando a que la más baja entrará y cuando lo hizo camino en dirrección contraria.
-¿Quien era?- fué la primera oración de Kenji.
-Es mi amigo, Ken, el chico de las cartas- mostró el amuleto como distracción.
-Y el de las llamadas, y el de las risas y ahora el del templo- resopló -Despues seguirá mi lugar.
-¿Qué dices?- hizo una mueca -Es solo mi amigo.
-Que lindo amuleto- dejo de interrogar a su hermana al observar sus mejillas teñidas de carmín.
Porque amo los clichés y amo las interacciones torpes.
Gracias por leer.💗
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