Collar
Advertencias: Ninguna.
*Saori entrando al chat*
~•~
-12 de febrero-
La castaña terminaba de vestirse, al hacer mucho frío optó por usar un pantalón de mezclilla negro junto a una camisa de manga larga color crema y encima llevaba un abrigó de tonalidades cafés.
—¿Llevas suéter?— el de ojos verdes asomó la cabeza por la puerta de su habitación—. No tardes mucho, y saluda a Ken de mi parte.
—¿Desde cuándo se llevan bien?— arqueó las cejas antes de tomar su celular, junto a una cartera y sus llaves.
—No hace mucho, me pareció algo interesante— corrió al cuarto de su abuela para envolverse en las cobijas junto a ella y ver una película animada.
—No me tardo mucho, les avisaré cualquier cosa— habló desde el pasillo para recibir un simple "con cuidado".
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El rubio cargaba un collar con un colgante de mariposa, lo compró días antes, pero al no poder dárselo prefirió salir juntos para entregárselo de una manera genial. Quedaron de verse en una cafetería cercana al centro de Shibuya, un era algo temprano por lo que podía caminar hasta allí.
"Es lindo saber que alguien compró algo pensando en ti" estaba tan distraído en sus pensamientos que no logró ver el cuerpo femenino que caminaba de espaldas.
—Fijate por dónde vas— dijo mientras la muchacha trataba de mantener el equilibrio.
Por un momento vió el verdadero temor en su cara—. Lo siento mucho.
No dijo nada más, siguió su paso unos segundos, incluso lo apresuró para pasar rápidamente entre la multitud.
La voz femenina se hizo presente nuevamente, aunque no pudo escucharla con claridad, la joven lo retenía sosteniendo su manga.
—¿Qué dijiste?— aún si trataba de ser amable, era algo que no se le daba bien, se inclinó un poco para escuchar esa voz chillona.
—Se te cayó tu collar— la azabache estiró la palma de su mano, dejando ver el colgante.
—Ya veo— pensó que talvez estaba siendo demasiado rudo con la chica—. Gracias.
—¡Kenchin!— la voz de Mikey sonó justo a lado de ellos.
—¡Ese estúpido apodo aquí no, Mikey!— gruñó en respuesta.
—¿Quién es esa?— sin ningún tipo de pudor señaló a la de ojos oscuros.
—Yo solo le devolví algo— le dedicó una risa nerviosa—. Creo que...
—Entiendo— le dió una sonrisa alegre para después dirigir su índice a la bolsa transparente que cargaba—, ¿Esos son dorayakis?.
—Si...¿Quieres unos?— arqueó las cejas levemente.
—¿Me darías uno?— sus ojos se llenaron de emoción.
—Claro— sacó uno de la bolsa para estirarlo al menor.
Para este punto Ken le quería gritar que se comportaba como un niño, en específico como uno muy tonto, a demás de reprender a la azabache por hablar y compartir su comida con extraños. Seguramente confundió a Mikey con un niño más pequeño.
—Tu amiga es genial, Kenchin— hablaba con sus mejillas llenas de comida.
—Ya debo irme, adiós— se alejo rápidamente de ambos, estar asustada era poco.
—Hasta luego— el de media coleta agitó su mano libre mientras veía como se alejaba—. Que bonita, olvidé preguntarle su nombre.
—Seguramente no le haría caso a un enano— era su manera de vengarse por hacerlo pasar vergüenza—. ¿Por qué estás aquí?.
—Vine a ver cómo estaba mi mejor amigo— sonrió manchando sus mejillas del relleno cremoso sabor chocolate—. ¿Qué harás?.
—Voy con Amanda— se dió la vuelta para seguir avanzando, había perdido mucho tiempo.
—Perfecto, vamos entonces— infló su pecho siguiendo al más alto.
—Es una cita, eso no te incluye— bufó para recalcar que de verdad no podía ir.
—Le caigo bien, no haré ruido— sonrió y por más que Draken lo pateó para que se fuera él ni se inmutó. Era una bestia.
Lo siguió un buen tramo pese a los gritos de Ken, que cada vez estaba más decidido a matarlo.
—Que bonita cafetería— susurró para después mirar fijamente una silla del exterior—. Ahí esta.
Corrió hasta la muchacha que terminaba de escribir un mensaje de texto—. Buenas tardes, Manjiro.
—Por favor, solo Mikey— siendo aún más descarado que antes se acomodó en la silla de enfrente.
—Lárgate— Ken le dió un golpe justo en la cabeza, y dirigió su mirada a la castaña que parecía asustada—. Hola, te ves muy linda.
—Gracias— tartamudeo un poco antes de fijar su vista en el herido—. ¿Estás bien?.
—Kenchin quiere que me vaya, porque le avergüenzo— sus ojos comenzaban a lagrimear—. Solo quise ser amistoso.
—Estas siendo impertinente— contestó el del tatuaje.
—¿Es por qué te preocupa Ken?— la voz de Amanda los hizo voltear a ambos—. No me molesta tu presencia, pero si estás por Ken creo que deberías decirle a él.
Dió un sorbo a su malteada que recién había sido entregada, sonrió al ver la boca de más bajo formar una pequeña "o". Draken sintió ese extraño calor florecer nuevamente.
—Perdón Kenchin, solo estaba preocupado por lo que te pueda pasar— eso logró incomodar a la menor, no es como que ella luciera como una secuestradora.
—¿De qué demonios hablas?— su respuesta fué la que Amanda habría formulado.
—Es que te vuelves torpe cuando están solos— sentenció antes de ponerse de pie y caminar hasta la muchacha—. Nos vemos después.
Plantó un beso en su mejilla como si llevarán toda la vida siendo amigos, pero aún así Amanda le sonrió de vuelta—. Adiós, Mikey. De verdad podrías quedarte con nosotros.
—Tengo otras cosas que hacer— le agradaba, según él era "buena chica".
—No deberías tocarla sin su...
—Vé a mi casa mañana, hablaremos de Kurokawa— dió unas palmaditas en su hombro—. Suerte.
Se alejó de ambos dejando aún más tensa la situación. Era como un terrorista que arroja una bomba y ve todo desde lejos, siendo un precursor y al mismo tiempo espectador.
—Te vé como su cuidador— La de ojos avellana fué la primera en romper el hielo—. No en un mal sentido.
—Lamento que sea tan extraño, el suele ser así con las personas que aprecia— justifico los comportamientos infantiles de su líder.
—Kenji se comporta algo similar cuando está celoso.
—No creo que Mikey este celoso— soltó una carcajada mientras se sentaba donde antes lo estuvo su compañero—. No tiene motivos.
—Tampoco mi hermano, pero el mismo me dió a entender su miedo por ser remplazado por ti— alzó los hombros restándole importancia—. Mikey pasa casi todo su día contigo.
Lo analizó unos momentos, era cierto, hacían muchas cosas juntos. Sabía que una de las cosas que más le daban miedo a Manjiro era está solo, no como quedarse un rato sin compañía, era más bien el estar en total soledad sin nadie a su lado.
—Tiendo a sobrepensar las cosas— le regaló una tímida sonrisa—. Disculpa.
—No, está bien, gracias— sonrió de lado y después pidió un café.
Pasaron la tarde hablando de casi cualquier cosa que se les ocurría, en general ya se tenían cierta confianza para tratar algunos temas. Amanda ya conocía el tipo de principios en los que Ken basaba su día a día, el ser un pandillero no evitaba que de hecho, fuera buena persona. Draken por su cuenta descubrió algunas tendencias "peligrosas" que la menor tenía, como el quedarse callada ante una situación incómoda, entre otras tantas, que vamos, no le disgustaban, pero sabía que idealmente no le hacían mucho bien.
Al terminar su cita ambos caminaba directo a casa de la más baja. Ken jamás fué cobarde, ni siquiera en las peleas, pero algo que pasaba al estar cerca de Amanda era volverse un poco torpe, apretó el collar que llevaba en el bolsillo, esperando el momento indicado, pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba cerca del templo, así era estar con ella, el tiempo pasaba volando.
—Puedo ir sola desde aquí— susurró antes de alzar la mirada—. Me divertí mucho contigo.
—No puedo dejar que andes sola— decido tomó la muñeca de la joven para no detener su paso—. ¿Qué piensas de los regalos?.
—Están bien, para mí no son algo necesario pero es una buena forma de comunicar algo en específico— sonrió al sentir el tacto de los largos dedos de Ken.
Detuvo sus pies de golpe, y giró sobre sus talones para quedar de frente—. Tengo un regalo para ti.
—¿De verdad?— un pequeño escalofrío recorrió su espalda, estaba muy nerviosa.
—Ten, por las postales de tus cartas pensé que te podrían gustar las mariposas— estiró su palma dejando ver el collar con el dije en forma del insecto.
—Es muy bonito— sonrió como acto de reflejo—. Me gusta mucho que pienses en mi.
—Te ayudo a ponértelo— en realidad buscaba cualquier excusa para apartar su mirada de aquellos ojos chocolate que le miraban llenos de brillo.
—Gracias, por todo— su tono fué tan bajo que hasta para Draken le costó escuchar.
—Ven, te llevaré a casa— envolvió su palma entre las suyas, siendo así arrastrada junto al más alto.
~Me gustas mucho, Ken~ aún no tenía el valor para decirlo, pero si de pensarlo, era un gran avance.
Así quedaron la banda que pensó que de verdad el encuentro entre Ken y Saori no me daba para más material (Puse esa escena por si escribía un fic EmmaxDraken, o por un OC) 🤡
Para los que no entiendan, tengo una historia de Hanma, y está chica con la que choca Ken es la protagonista, así recalcó que ambas historias ocurren en el mismo universo, y está depende un poco de la otra (si no la han leído, les recomiendo que lo hagan) <3
Gracias por leer*Desaparece otros días*
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