Anécdota
Advertencias: Problemas intrafamiliares.
~•~
-Miercoles-
El rubio estaba solo el la sala de audiovisuales, llegó antes. Para ser pocas clases dos compañeros ya habían dejado el club, el también podía hacerlo, pero algo le llamaba la atención.
La idea de hablar por medio de cartas le parecía bastante "a la antigua", y en el fondo tenía interés por su nueva amiga si así le podía decir.
Poco a poco llegaron el resto de los integrantes.
-Ken- el del bigote mostró una sonrisa -Es una sorpresa que sigas aquí-
Puso las cartas en su escritorio -Pasen por ellas-
La vió encontrando la estampilla de una mariposa azul, no le dió importancia.
~Es como una anciana~
Reprimió soltar una risa, tomo el bolígrafo listo para contestar.
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Hola Amanda.
Puedes llamarme solo Draken.
¿Eres una especie de alma vieja?, ¿o solo te gusta hacerte la interesante?.
Cómo sea, básicamente cuido de mi mejor amigo, el si es todo un mocoso que come, duerme y vuelve a comer.
Contarte cualquier estaría bien. Estoy en una pandilla, es más bien como mi familia, nos apoyamos los unos a los otros.
En realidad el futuro no es algo que me dé miedo, siempre y cuando estén las personas que quiero.
-Draken.
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La dejo en la caja para salir, escribirla le tomo una media hora, podría hacer cualquier cosa con su tiempo libre, por ejemplo recoger a alguien.
-¿Kiyomasa?- el más bajo saltaba feliz de un lado a otro.
-Esta en las filas de la ToMan- rodó los ojos ignorando su actitud infantil.
-Comprame un dorakayi, Kenchin- agitó la mano señalando un puesto frente a el.
-¿Cómo es que le das miedo a las otras pandillas?- le dió un billete para que consiguiera sus bocadillos.
Siguieron con su camino hasta que dieron con una escena bastante patética para muchos. Un joven siendo molido a golpes, pero para ambos rubios era más que eso, la voluntad siempre hace la diferencia entre deseos y planes sólidos.
Siendo el vice-comandante y miembro fundador de la Tokyo Manji sentía profundo asco por toda la situación de las peleas clandestinas. Nadie más entendía el verdadero valor de estar en una pandilla.
Acabaron con el problema fácilmente, incluso Manjiro se dió el lujo de humillar un poco a su subalterno.
Se llevó un extraño sentimiento al ver que su compañero Mikey invitó a un tal Takemichi a ser amigos. Tenía años que nadie despertaba su interés.
Su rutina termino en la tarde, llegó al lugar donde vivía, ayudo con algunas tareas simples, cambiar bombillas, sacar la basura, etc.
~•~
-Miercoles por la noche-
Estaba en casa terminando de picar algunas cosas que ocupaba para la cena.
-Amanda- su hermano la llamo desde la puerta -¿Estas bien?-
-Claro- le dedicó una sonrisa -Papá no está, tendrás que comer lo que haga-
-Estas sangrando- le apunto con su dedo la palma de su mano.
De esta brotaba un hilo fino color carmín, la castaña no sabía en qué momento se hizo el corte, tampoco le dolió antes de ser mencionado. Ahora ardía un poco.
-Maldición- dejo su labor.
-Hermana- las lágrimas se hicieron presentes en los ojos verdes.
-Tranquilo, no es nada grave- trataba de calmar a su hermano -¿Puedes traer el botiquín?-
Salió corriendo por lo solicitado, casi se cae pero eso no lo detuvo, llegó en cuestión de segundos.
-Solo voy a desinfectar esto- explicaba cada uno de sus movimientos esperando que su hermano dejará de lloriquear.
Terminó de poner la venda, no sabía nada de primeros auxilios así que solo hacía lo que su instinto le decía.
-¿Ves?- riendo puso la mano frente al menor -No me pasó nada-
El ojiverde salto a sus brazos -Me asusté, perdón por ser inútil-
-No digas eso, cada día me apoyas tanto- recargo su barbilla en la cabeza del más bajo -Incluso ahora me ayudaste pulguita-
-No me llames así- frunció el ceño.
-Lo siento, pulguita- se alejo de el riendo -Terminaré esto-
.
.
La alarma sonaba como siempre a las 6:40 de la mañana, Amanda se levantó con un quejido.
Camino hasta el baño, dónde lavo su cara, después regreso a levantar a su hermano. El castaño jamás podía despertar por si solo, así que lo sacudió un par de veces.
Preparó el baño para el, mientras ella bajaba a la cocina para calentar lo que sea que hubiera en el refrigerador, aún con los ojos cansados preparo té y los almuerzos de ambos hermanos.
Kenji apareció en la cocina bañado y listo para desayunar, mientras el lo hacia ella tomo su ducha, puso su uniforme.
Este día no escuchó los gritos de su padre, algo extrañada se acercó a su cuarto para tocar un par de veces, al no recibir respuesta giro el pomo para encontrar la cama exactamente como el día anterior. No durmió en casa y tampoco llegaba aún.
Bufo frustrada, últimamente apenas lo veía deambular por su vivienda.
-Vamos Kenji- tomo su mochila ignorando que no desayunó.
El más bajo tomo su mano listo para salir. Al llegar a la escuela de su hermano espero hasta que cruzo la puerta.
Apenas dejo de verlo corrió a el colegio, como siempre llegaría tarde. Logró entrar antes de que cerrarán la puerta.
Su jueves no tenía nada de especial, incluso en el almuerzo se quedó dentro del salón revisando los deberes que hizo la noche anterior.
-Amanda- una cabellera peliroja se asomo por la puerta del aula -¿No tienes amigos?-
-No- sonrió tratando de disminuir el impacto de su respuesta.
Tenko medito su respuesta por unos segundos, Amanda le resultaba linda pero sin ser destacable, antes del club jamás la notó.
En realidad Amanda convivía bien con sus compañeros, pero eso eran, solo compañeros de clase. En cuanto sonaba el timbre su presencia era nula, prefería ir enseguida por su hermano, esa era de las razones por las que no tenía amigos cercanos.
-Almorcemos juntos- tomo una banca de enfrente para quedar cara a cara con la castaña.
-¿Por qué quieres estar conmigo?- centro su vista en el bento que preparo en la mañana.
-Porque eso se ve rico- señaló el cangrejo de la lonchera -En realidad me agradas-
Sus ojos se abrieron más -Puedes comer si quieres- ignoró su comentario.
-Yo traigo fruta y avena- puso su recipiente al frente -Come tu también-
-Gracias, Tenko- pico la sandía con un palito que estaba en la bolsa -¿Cómo está Ebisu?-
-Todavía no se presenta- reposo la cabeza en sus palmas -Creo que está enfermo-
-Espero no sea nada grave- cerro su cuaderno -Su amiga por cartas también estará preocupada-
Platicaron otro rato, Amanda le platico de manera general como era su día a día, y Tenko narró a lujo de detalles como terminó viviendo solo con su madre que para su mala suerte, era homofóbica. Su plática termino por el timbre.
-Entonces nos veremos en el taller- recogió sus cosas para después salir.
~No es tan engreído como pensé~
.
.
Amanda terminaba de hacer su respuesta, el chico era tan interesante que no podía evitar preguntar más cosas de el.
Sonó la campana, y así Tenko salió del edificio junto a ella.
-Puedo acompañarte- se señaló a si mismo con entusiasmo -¿Vas a recoger a tu hermano?-
-Le pagamos el autobús a casa- nerviosamente nego -De verdad puedo ir sola-
-Al menos unas calles- tomo sus hombros haciendo que empezará a caminar.
El el camino platicaron cosas triviales, Amanda descubrió la razón por la que Tenko termino enamorado de su compañero.
-Esa es mi casa- señaló la vivienda de dos pisos -¿Quieres pasar?-
-Estoy bien, mamá debe volverse loca- rió bajito.
-Te dije que estaba bien si no me acompañabas- se escudo algo angustiada por meterlo en problemas.
-No te preocupes, eso hacen los amigos- se despidió con un gesto de mano para desaparecer de su vista.
Entro a casa, si padre estaba atendiendo el restaurante con una mala cara, hasta para los clientes era incómodo. Su hermano ya estaba cambiado y comiendo, suspiro aliviada, el ya no tendría que esperarla solo bajo el calor.
Sus deberes no le tomaron tanto tiempo como esperaba, limpiando la sala pudo ver unos envases de cerveza, tocó su entrecejo fruncido tratando de relajar su mente.
Durante mucho tiempo su padre bebía, una de las razones por las cuales su madre los abandonó era que cuando se emborrachaba se volvía más agresivo. Lo dejo cuando tuvo que dedicarse a ellos, no por amor paternal, debía demostrar que era mejor que aquella mujer.
La noche cayó rápidamente, su hermano ya estaba dormido, lo arropo y al estar libre bajo a la cocina buscando algo ligero para botanear.
-Hola papá- pasó junto a el hombre sentado en la sala.
-¿Quién era ese tipo?- su pregunta descolocó a la más baja.
-¿Qué tipo?- ya en la cocina buscaba algo de fruta en la nevera.
-El que te trajo a casa- bufo con cierto enojo.
-Es un compañero de la escuela, se llama Tenko-
-Ahora haces lo mismo que ella- soltó haciendo que Amanda asomara la cabeza -También eres una cualquiera-
No dejo tiempo de explicaciones, se levantó subiendo a su cuarto.
La cara de Amanda reflejaba enojo, y mucha vergüenza, no estaba apenada por hacer algo malo, pero sentía pena por tener un padre así de negligente. Se supone que los padres son quienes deben cuidarte más que a nada, pero incluso ella reconocía el daño que le hacían. Su nariz comenzó a sangrar, trato de detener la hemorragia con una servilleta, pero fue en vano, una gota carmín cayó a su pecho manchando su pijama.
Suspiro tratando de retener lágrimas rápidamente se dió un pellizco, metió las cosas al refrigerador y apagó la luz.
Disfrutó mis vacaciones como si fueran las últimas, recomienden fanfics chidos.✨
Si ven alguna falta de ortografía háganmelo saber, gracias por leer.
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