
introduction
00.0. the fall of a queen
LA RUBIA VIO A la morena con un destello de decepción, a la vez combinado con algo de rabia en su mirada, varias emociones se colaban en sus ojos, pero así como lo se podían observar pocas veces, así desaparecieron en un instante.
—Toda acción tiene consecuencias. —Everly dio vueltas al rededor la camilla, donde una chica se encontraba atada con unas correas de cuero, las cuales comenzaban a dejar marca en las muñecas de la chica, y a cortarlas. —Y lamento informarte que tu acción tiene la peor consecuencia.
La rubia miró fijamente a la morena, su expresión estaba totalmente sería, sus ojos carecian de emocion como si de un robot de tratase, sin una pizca de emoción o rrepentimiento por sus actos, también adoptaba una pose rígida, y en sus manos valanceaba una pistola de dardos, no era la primera vez que la sostenía entre sus manos, así que para la rubia era muy fácil jugar con ella, y a la vez era un reflejo que había adquirido con el tiempo.
—Doctora...—Uno de los guardias que estaba detrás de Everly hablo, pero esta lo callo levntando su mano, para después darle una mirada, reprendiendole con ella, la mirada que Everly le envió que el guardia temblará ligeramente.
—No hay nada que me repugne más que una sucia rata. —Una sonrisa retorcida y algo sádica se poso en sus labios, mientras seguía balanceando la pistola entre sus manos, pero con más rapidez. —Y así mismo no hay nada más que me guste que hacerlos pagar, pagar por los pecados que comenten en nuestra contra.
La chica de la camilla se removió tratando de soltarse, haciendo que el cuero le cortara más, y algo de sangre saliera, la doctora le hizo una seña a los dos guardias detrás de ela, los cuales rápidamente se movilizaron , colocandose a ambos lados de la camilla, y con un simple asentimiento de Everly la desataron rápidamente, la morena trató de correr, pero lo fue imposible, ya que fue tomada en un segundo por los guardias, los cuales apretaron sus manos en los brazos de la chica, los cuales probablemente sufrirían marcas.
—Querida rata...querida rata, sucia traidora.—La voz de la rubia salio con burla, en su tonose podia apreciar la diversión. —Tienes dos opciones, morir o ir a laberinto. —la morena hizo el ademán de hablar, pero la rubia se le adelanto, claramente no estaba acostumbrada a que los demás eligieran, aunque fuera por ellos mismos. —Pero...me tomé el atrevimiento de elegir por ti, la mejor opción en mi parecer.
La doctora se puso aun mas derecha y rígida, abrio ligeramente sus piernas, sus manos dejaron de balancear la pistola, en su lgar la tomó con firmeza. Sus ojos carentes de emoción se transformaron en unos con una pizca de vacilación.
—Quedas condenada a ir a laberinto como exilio. —La pistola apunto al cuello de la chica. Las manos le temblaron ligeramente, haciendo que los giardias la vieran con sospecha, pero rápidamente se recopuso, haciendo notar su ahora, determinación por acabar su tarea. Everly puso sus dedos en el gatillo, aún sin apretarlo. —Traidora. —Dijo en un como un serpeteo de serpiente, las sílabas bailaron en la punta de su lengua.
El gatillo fue presionado con fuerza, y sin nada de vacilación en el momento, el dardo salió rápidamente, dando directo en el cuello de la morena, la cual soltó un jadeo, comenzando a perder la conciencia segundos después, dándole una mirada profunda a Everly, antes de perder la conciencia por completo.
—¡Llevensela! —La rubia exigió a los dos guardias que sostenía a la chica ya inconsciente, los cuales comenzaban a retirar los las correas, sin tomarme tanto interés a la orden que se les había dado, cada que exaspero a Everly. —¡Que no me han escuchado! —Everly volvió a gritar haciendo que los guardias respingaran por su grito, viendo como los veía furiosa se llevaron a la morena en ese instante, antes que se desquitara con ellos por su enojo.
Un suspiro salio de los labios de la doctora, mientras su mano se posaba en su sien masajeandola, el dolor que se presentó de la nada, le comenzaba a ser insoportable
—Se fue... —Un suspiro salió de su labios, algo tembloroso. —Era lo mejor. —Se auto convencio reicorporandose.
Everly se reincorporó al escuchar un ruido detrás de ella, girandose enseguida, logrando ver al castaño cargando a la morena, sabía la probabilidad que había de que pasara eso, pero no lo creía tan posible. Soltó un suspiro de cansancio, y vio al chico camuflando su momento de debilidad.
—¿Qué has hecho Everly? —El castaño le reprocho, el enfado se colaba en su tono, y sostenía fuertemente a Miryna en sus brazos.
La rubia soltó una risa, un risa maliciosa y algo retorcida, de esas que había aprendio a controlar hacia tiempo.
El castaño salió, y Everly se permito volver a bajar su guardia a tal punto que sintió sus ojos escosear, una parte de ella siempre se iba a odiar por eso, eso y todos los pecados que había llegado a cometer.
Everly sabía su karma iba a ser pesado, pero nunca pensó que ella, que nunca había creído en nada estaba apunto de rezarle a quien fuera que la escuchara por ayuda.
Su lugar, su laboratorio, ese espacio que había sido espectador de miles de atrocidades de ajenos, ahora la presenciaban a ella arrastrándose por el suelo, su bata antes blanca ahora era completamente color escarlata, y su piel palida, era casi del color de un papel, sus ojos se cerraban.
Estiraba su manos tratando de impulsarse del suelo para salir de ahí, pero entonces cuando estaba apunto se salir, sintió una pesada bota aplastar su caja torácica, haciendo que la poca fuerza que le quedará teminara.
Perdiendo la conciencia.
Sus ojos oceánicos se abrieron lentamente, percibiendo una tenue luz, su cabeza punzaba, y sentía su cuerpo entero doler, lo último que recordaba fue despertar luego de perder la conciencia, no sabía si había sido producto de la pérdida de sangre que había sufrido, o tal vez esas miles de dorgas que le habian administrado.
—Has despertó. —Levantó su cabeza al reconocer la voz, el rubio la vio con. —Doctora E...
Everly se levantó, pero sintió un tirón doloroso en su tobillo izquierdo, solto un jadeo de dolor, la rubia volteo a ver hacia abajo, donde encontró una cadena reteniendola.
—¿Qué mierda estas haciéndome? —La pregunta salio llena de odio, la chica podía sentir su sangre comenzando a hervir, y aumento más al votar a ver a su cuerpo, este estaba lleno de heridas, unas tenían sangre seca a su alrededor, otras cuantas tenían fresca, sin evitarlo formó un mueca, todas dejarían cicatrices, y todas le dolían.
—Solo...—El hombre simuló estar pensando lo siguiente que le diría. —Te regreso algo de tu propia medicina, doctora E. —Esté formó una sonrisa retorcida, tal como las que la rubia ponía.
—¿Has perdido la cabeza?
El hombre no dijo nada, solo se acercó a la rubia, la abrazo como lo había hecho miles de veces en el pasado, y tontamente la rubia se había dejado abrazar por el.
—Pudiste haber seguido con tu vida aquí. —El susurro hizo temblar a la chica, la cuál trató de apartarse, pero el agarre en ella se apretó. —Pero tenías que ser una desagradecida. —Everly sintió un piquete en su cuello, un jadeo de conmoción salio de los labios de la rubia.
—¿Qué mierda me vas a hacer?
—Nos traicionaste por ello, ahora formarás parte de ello...
La rubia comenzó la conciencia en brazos del rubio, el cual la apretó más contra el.
—Shh...—Le susurraba a la rubia. —Todo va estar bien, solo, tienes que aprender a no ser mala persona, una traidora.
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