YeonJun había salido de sus clases. Todo el tiempo estuvo acompañado de ese alfa y eso le enfadaba un poco. Hasta el más mínimo roce con algún omega le molestaba y estaba cansado de su actitud.

–Oye, ¿Puedes parar?. –Preguntó dejando de caminar y poniéndose justo frente al alto.

Soobin le miró curioso y sólo negó llevando su maletin hacia su espalda y siguiendo su camino. –Apurate. No tengo tú tiempo.

Ordenó y él omega sólo refunfuño queriendo golpearlo con su mochila en la cabeza.

Desde que aquel había llegado al vecindario, se podría decir, que era un chicle para YeonJun. Aún estuviera haciendo el más mínimo movimiento, ahí estaba como un perro guardián. Días anteriores tuvo un problema con el director pues uno de los alfas de campus de la escuela secundaria le dio un pequeño presente a YeonJun por su cumpleaños y Soobin le tiro aquello de sus manos siendo grosero y le golpeó la cara fuertemente.

Lo peor, sus padres le felicitaron. No entendía el por qué soobin era de esa manera ni el por qué, estaban atando sus padres su propio destino a alguien que no conocía y dudaba amar. Llegaron a su vecindario y fue ahí donde vio a aquel niño pequeño jugando con su pelota libremente al aire libre. Deseaba ir allá y acompañarlo, pero solamente al voltear para ver de nuevo a Soobin se encontró con su cara amenazante. Trago saliva y siguió caminando rápidamente hasta llegar al porche de su casa y empezar a sacar las llaves de sus bolsillos.

La pelota de Huening rebotó por el lugar y llegó a golpear los talones de YeonJun. El omega se dio la vuelta y vio la pequeña pelota sobre sus pies. Se agachó y la junto entre sus manos. Huening sonrió y se acercó rápidamente a su Hyung.

–¡YeonJun-Hyung!. –Grito fuertemente el niño de risos hasta llegar a su porche –Perdón, ¡no quería golpearlo!.

Choi rio y negó. Dio pequeños pasos hacia en frente para así devolverle el juguete, pero el brazo del Omega fue tomado bruscamente por Soobin. –Qué el venga.

Soobin habló en un susurro que hizo parar al más bajito. –¿No quiere jugar Hyung? –Preguntó Huening acercándose a por su pelota. –Podría jugar también su amigo...

–No. –La voz de YeonJun tembló y miró los ojos de Soobin, amenazantes y fríos –Y vete a otra parte –Tiro la pelota al suelo y se dio la vuelta para entrar a su casa junto con el alfa.

Ese día el corazón de Kai se había roto.