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El inmenso deseo de saber sobre eso que Hyunjin tiene en su antebrazo no me ha dejado en paz durante todo el día, me encantaría preguntarle directamente, pero no puedo porque no me siento capaz de hacerlo; estoy cien por ciento seguro, de que, él me mandará directamente a la mierda tan pronto le haga una pregunta al respecto. Todo se está volviendo más difícil de comprender y me siento terriblemente estúpido a cada segundo que transcurre. Estoy seguro de que el Gran Maestro está muy molesto conmigo porque no le he puesto al día sobre los avances que llevo, pero ni yo mismo me siento seguro de contarle al respecto.
—¿Qué haces? ¿No planeas asegurarte de que todo está bien antes de entrar? — me preguntó Hyunjin con tono molesto.
Evité con todas mis fuerzas poner los ojos en blanco y caminé directamente hacia el interior de la mansión, tras asegurarme que todo estaba bien en el interior, salí y se lo dije a Hyunjin; el chico entró a la mansión y se dirigió directamente a la cocina.
—¿Otra vez comerás? — pregunté sin pensarlo y me reprendí en silencio.
—¿Qué hay de malo con ello?
—No hay nada malo— suspiré. —Iré a dar un rondín...
—Quédate aquí— ordenó. Detesto tanto su actitud cuando está envuelto en estrés, sin embargo, no puedo decir nada al respecto. Tomé asiento en uno de los taburetes y miré hacia la nada mientras el pelirrubio comía galletas.
Son las diez de la noche, lo único que deseo es estar dormido en estos momentos, pero no puedo irme hasta que Hyunjin me dé la orden. En algunas ocasiones, él suele ser tan estresante que lo único que tengo en mente es darle unos cuantos golpes que lo ayuden a recuperar el sentido.
—¿Sabías que soy alérgico a las personas estúpidas? — preguntó Hyunjin de la nada, por lo tanto, le pregunté de regreso—: ¿Cómo es posible que seas alérgico a ti mismo?
—Tenía el presentimiento de que dirías algo así. Pero, dejando eso de lado, no puedo negar que... — Hyunjin se quedó en silencio ya que, se escucharon unos fuertes ruidos que provienen del jardín.
—Ahora vuelvo. Iré a revisar que está sucediendo— anuncié tan pronto me levanté del taburete y comencé a caminar hacia la puerta. —No te muevas de aquí.
—Ten cuidado— murmuró Hyunjin y sonreí al escuchar sus palabras, a pesar de que lo ha dicho en tono muy bajo, he logrado escucharlo y eso me hizo sentir feliz.
Estaba caminando tranquilamente hacia la puerta principal de la mansión, cuando de pronto, la puerta fue abierta, las ventanas fueron quebradas y entraron varios hombres cubiertos de la cabeza los pies por un uniforme color negro.
—¡No se muevan o tendré que asesinarlos! — advirtió uno de los hombres. Dirigí la mirada hacia el otro lado y rodé los ojos tras encontrarme con la presencia de Hyunjin.
—¡Te dije que no vinieras!
—Y, yo no dije que acataría tu orden, ¿O sí?
Por dios. No es momento de discutir, sin embargo, a Hyunjin no le importa que se encuentre en medio de un posible secuestro.
—¡Arriba las manos! — gritó el hombre, acaté la orden al igual que el pelirrubio y el hombre se acercó a mí, me colocó de rodillas sobre el piso y se giró hacia Hyunjin. —Dame todo el maldito dinero que tienes en la bóveda o ambos morirán. ¿Qué esperas, hijo de perra?
Uno de los hombres me golpeó en el abdomen y caí al suelo, me dio otra patada y solté un quejido de dolor. Hyunjin rápidamente intentó acercarse a mí, pero fue retenido por otro hombre y lo llevó directamente a la bóveda. No sé exactamente cuánto tiempo transcurrió, de pronto, aparecieron nuevamente y lanzaron a Hyunjin a mi lado; los hombres tomaron las maletas llenas de dinero y salieron de la mansión sin decir nada más.
No puedo negar que todo ha sucedido tan rápido que me cuesta creer la nula participación que tuve, ni siquiera pude golpear a uno de esos bastardos y me estoy muriendo de frustración en estos momentos. ¿Qué esta pasando conmigo? Antes de entrar en la vida de ese pelirrubio, todo era completamente diferente.
—¿Estás bien? — le pregunté al pelirrubio tan pronto me levanté del suelo.
—Sí.
—Perfecto.
—Deberás de volver a tu casa.
—¿Qué? ¡No! — negué con la cabeza. —No puedo dejarte solo...
—Ve a casa. Ahora mismo.
—Pero, ¿qué harás?
—Hablaré con mi padre y le contaré sobre todo esto, él sabrá que hacer.
—Yo puedo quedarme...
—Lee Minho, vete ahora mismo— ordenó.
Sin decir nada más, salí de la mansión e intenté no regresar para darle una golpiza; definitivamente, ese hombre me hace perder la razón. No entiendo que ha sucedido, posiblemente esté molesto porque le han robado y no hice nada para evitarlo. Detesto tanto tener que estar en medio de dos bandos. Caminé por la acera hasta llegar a una camioneta oscura que espera por mí; me subí y miré hacia Changbin.
—Lo siento, tuve que usar un poco de violencia para que creyera que no eras parte de todo esto— Changbin se encogió de hombros.
—Esto no se quedará así— le aseguré.
—Yo sé que no— murmuró.
—Buen trabajo, Know— habló Wang.
—Hice lo que pude— me encogí de hombros.
—Yo también quiero que me marque el cuello ese chico— se rio Felix. —¿Qué tal besa?
—No tengo idea, acaso, ¿tengo una marca en mi cuello? ¡Claro que no!
—Wow, ¿qué pasa? — Wang preguntó —¿No es bueno en el sexo?
—¡Chicos! ¿No entienden que solamente estoy siendo su guardaespaldas, no su muñeco sexual?
Changbin chasqueó la lengua y dijo—: Deberías de serlo, estás perdiendo mucho tiempo.
Claro que estoy perdiendo mucho tiempo en hacer estas tonterías, no me queda mucho tiempo de vida y he decidido desperdiciar mis últimos momentos en acatar cada una de las ordenes que me da el Gran Maestro; no tengo ni la menor idea de que estoy buscando y eso, me hace sentir peor. Por otro lado, no puedo negar que amo mi trabajo, pero en algunas ocasiones, siento que nada es lo que parece y que, la maldita verdad saldrá a luz tarde o temprano y para entonces, me sentiré una completa mierda.
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