El anochecer apareció y criaturas demoniacas comenzaron a rondarnos mientras profundizábamos cada vez más en el interior del oscuro y frío bosque, según el chiquillo, su único amigo se encuentra en mal estado y no ha podido traerlo de regreso al pueblo, dado que, no tiene la fuerza suficiente para traerlo con él. No dudo ni un poco sobre la historia del chiquillo, pero algo no me cuadra, por ende, he decidido seguirle para ver lo que realmente se encuentra del otro lado del bosque.

—¡Odios los mosquitos! — se quejó el príncipe tan pronto se detuvo en seco, tras bufar para demostrar su descontento, arrastró la mirada hacia a mí y dijo—: Lee, necesito descansar.

—¿Ahora? — preguntó el chiquillo tras detener sus rápidos pasos. —No podemos...

—No sabía que tú también tienes como apellido Lee. Pequeño insolente, los adultos estamos hablando, ahórrate tus energías y quédate en silencio.

—Príncipe Hwang, no sea tan duro con él... — le pedí tras ocultar una risita tras percatarme del fatal estado en el que se encuentra Hwang. Al parecer, realmente necesita un descanso dado que, se ve sumamente cansado.

—Sí tanto te agrada, ¿por qué no te vas con él y me dejas en paz?

—Lo haré, claro que sí— me volví hacia el chiquillo y dije—: Vámonos. El príncipe descansará aquí, después volveremos por él.

—¡LEE MINHO! ¿A DÓNDE CREES QUE VAS, PEQUEÑO DESCARADO?

—Continuaré con mi camino, después volveré por ti— le grité de regreso sin dirigirle la mirada puesto que, ya estaba caminando detrás del chiquillo.

—¡Ven acá! — me ordenó con voz gélida.

—No.

—Minho...— de pronto, Hyunjin fue lanzado contra uno de los frondosos árboles y cayó directamente al suelo tras exclamar un grito de dolor que me ha atravesado por completo.

Rápidamente, desenvainé mi espada y caminé a paso rápido hacia Hyunjin para asegurarme de que aún sigue respirando, sin embargo, fui interceptado por un hombre cubierto de pies a cabeza, el golpe en la parte baja de la espalda me ha dejado algo aturdido; me levanté de suelo y miré hacia el desconocido, sonreí abiertamente y lo señalé con mi espada.

—¿Qué crees que haces, pequeña mierda? — solté con frialdad.

—No te haré daño si me das todo lo que posees— dijo el hombre con indiferencia.

—Ah, eres un completo estúpido— sonreí abiertamente.

—¿Por qué sonríes? ¡Estás a punto de morir! 

—¿Eh?

El hombre se acercó con movimientos rápidos hacia a mí e intentó apuñalarme con su espalda directamente en el corazón, sin embargo, mis movimientos son mucho más ágiles y rápidamente evité su ataque; le di una patada en el abdomen y cayó al suelo, coloqué la espada en su garganta y pregunté—: ¿Creíste que podrías contra mí?

—Claro que puedo— soltó con furia, de pronto, el chiquillo se acercó a mí con una daga con la clara intención de herirme, sin embargo, fui más rápido y tras degollar al bastardo, me giré hacia el chiquillo y lo apuñalé directamente en el pecho con mi espada.

Al ver caer el cuerpo del chiquillo sobre el suelo sin vida, me quedé estupefacto. ¿Qué demonios he hecho? y, ¿por qué no me siento mal? 

—Excelentes movimientos— dijo una voz masculina, rápidamente me giré hacia el hombre que camina lentamente hacia a mí y me sorprendí al encontrarme con su brillante mirada y expresión sombría. 

—No pensaba que el mundo fuera tan pequeño— me burlé mientras limpiaba mi espada para guardarla. —¿Qué haces por aquí?

—Es temporada de caza— se encogió de hombros. —Por cierto, ¿cómo está tu amigo? — señaló hacia el príncipe y rápidamente corrí hacia él para asegurarme de que sigue con vida.

—¿Hyunjin? ¿Estás bien? — le di unas cuentas bofetadas para traerlo en sí, de pronto, él me tomó de la muñeca e hizo una mueca de fastidio mientras preguntaba—: ¿Era muy necesario abofetearme tantas veces?

"Estaba felizmente golpeándote porque te lo mereces", pensé. 

—Solo intentaba...

—Como sea— murmuró. —¿Qué pasó?

—No mucho— sonreí abiertamente —Debemos irnos.

—Me duele...

—¿Qué te duele? — miré con atención su apetecible cuerpo en un intento de encontrar algún desperfecto que le podría estar causando dolor.

—¿Me estás comiendo con la mirada? ¿O estás buscando alguna herida?

Tragué en seco y regresé la mirada hacia el precioso rostro del príncipe más odioso.

—Estaba buscando heridas.

—¿En serio? — enarcó la ceja.

—Podría llevarte en mis brazos, ya sabes, por si te sientes muy mal.

—Puedo caminar— se alejó de mi agarre y se levantó del suelo con extrema elegancia.

—¡Ay! — el pelinegro se quejó.

—¿Qué pasa? — lo tomé de la cadera e intenté descifrar la ubicación del dolor.

—¡Nada! — me dio un manotazo para alejarme de él.

—Si te duele algo, dímelo.

—¿Continuarán coqueteando estúpidamente? ¿O desean regresar al pueblo para alejarnos del peligro? — habló el otro chico.

—¿Quién es él?

—Él es...

—Seo Changbin— se presentó. —Casi fui asesinado por Lee Minho.

Hyunjin me miró con curiosidad.

—Órdenes del emperador— me encogí de hombros.

El pelinegro ignoró por completo mis palabras y comenzó a caminar, sin embargo, cayó al suelo tras sentir nuevamente dolor.

—Revisaré tu herida, ¿puedes encargarte de buscar algo para cenar? — le pregunté a Seo. El chico asintió con la cabeza, sacó una daga de sus botas, caminó hacia la oscuridad del bosque en busca de alguna presa para cenar.

Tomé asiento al lado de Hyunjin y examiné con cuidado su pierna derecha que ha sido lesionada gracias al bastardo que intentó robarnos con la ayuda del chiquillo; cuando toqué la parte herida, Hyunjin no pudo evitar respirar con fuerza y definitivamente no pudo fingir que no le dolía en lo absoluto.

—Lo siento, ¿te lastimé?

El príncipe negó con la cabeza, sin embargo, su mirada me está diciendo «Eres un completo imbécil, ¿podrías ser más cuidadoso?». Ignoré su mirada y continué con mi labor de curar su herida antes de que se infecte y traiga más problemas de los que ya tenemos esperando por nosotros; Hyunjin se quedó en completo silencio durante todo el proceso de curación y agradecí en silencio, de lo contrario, hubiera usado la fuerza para mantenerlo tranquilo y en silencio.

—Lee...

—Cállate.

—¿Asesinaste...?

—Te dije que guardaras silencio.

—¡Necesito saber...!

—Hyunjin, te juro que, si no te callas, tendré que besarte para que guardes silencio — le advertí con tono perverso.

El príncipe asintió con la cabeza y miró hacia Seo, él se encuentra atravesando el cuerpo del venado que ha casado con palos de madera que han sido hechos por él mismo, después, prendió fuego y comenzó a cocinar.

—Deberías dormir durante unos momentos, cuando esté la cena te lo haré saber.

El pelinegro asintió y cerró sus ojos tras recargarse en un grueso tronco de árbol, me levanté del suelo y caminé hacia Seo.

—Parece que te gusta demasiado.

—No, no confundas...

—Vamos, Lee— se rio —, no soy ciego.

—Yo creo que, si lo eres.