—¡Ah! — el gritito que soltó el pelinegro tan pronto sintió la gran necesidad con la que fue besado lo hizo sentir tocando las puertas del cielo. Deseaba tanto estar de esta manera, entre los brazos del único hombre que ha logrado sacarlo de quicio y en el que piensa a cada segundo que transcurre. Su lengua húmeda seguía tratando de entrar a mi boca, eventualmente tuvo éxito y pensé que este hombre tiene demasiada experiencia que me genera tantas dudas, pero no pensaré en eso por ahora.

No puedo negar que el pelirrubio es un excelente besador, aunque es violento, su lengua se mueve con fuerza al rededor de mi boca. Creó rápidamente sentimientos de excitación dentro de mí. La parte más extraña es que le estoy devolviendo el beso con la misma necesidad, como si esto fuese lo que me mantiene con vida y no estoy dispuesto a dejarlo ir otra vez.

Una vez que su lengua entró en mi boca, ajusté nuestras cabezas para que estuviéramos en una mejor posición para el intercambio de movimientos y de baba. Sinceramente, nunca había deseado tener a un hombre a mi lado como lo estoy haciendo ahora mismo; el pelirrubio es el único que ha logrado hacerme sentir tantas cosas extrañas a la vez y, me encanta.

Me dejé llevar por mi instinto y barrí mi lengua alrededor de su boca, experimentando su sabor dulce y apetecible. Me besó con pasión como yo lo hice y me sentí mucho mejor. El brazo del pelinegro rodeó mi cuello, presionándonos juntos repetidamente, antes de salir lentamente del apasionado beso que me ha dejado sin oxígeno.

—¿Te gusta esto? — preguntó el pelirrubio tan pronto nos separamos.

—¿No es obvio? — enarqué la ceja. —Pensé que te lo había dejado muy en claro...

Me acerqué al pelirrubio y pasé mi lengua desde su barbilla hasta la punta de su nariz, el chico suspiró y sonrió con perversión. Al parecer, le gusta que ponga de mi parte dado que, se ha vuelto más hambriento tan pronto llevé a cabo mi acción.

No perdió más tiempo y me volteó sobre el sofá, antes de agacharme, su boca fue directamente hacia mi cuello y chupó sin cuidado hasta que la zona que estaba siendo muy bien atendida, se volvió color rojo. Deslizó mi mano para desabrochar mi camisa y acepté gustosamente su acción.

Aparté el cabello de la frente del pelirrubio y enderecé mi espalda. —Puedes llevarme a tu cama, este lugar es muy incómodo— hablé.

El pelirrubio contuvo una risita, puso su gran mano para abrazar mi cintura, con fuerza, me levantó en sus brazos y me llevó cargando como una princesa y caminó a grandes pasos hacia su habitación.

Dentro de la recamara, el piso estaba cubierto con una hermosa alfombra, las cortinas también son elegantes y costosas, todo está perfectamente ordenado y eso, no me ha tomado por sorpresa porque siempre he creído que él es el maestro de la limpieza y orden. 

—Huele muy bien— solté inesperadamente.

—Se perfectamente que te gusta mi aroma— soltó con burla el pelirrubio. Me abrazó con fuerza y se acercó a mi oído—: ¿Sabes que es lo que deseo hacer contigo en estos momentos?

Mi respiración se volvió desigual tan pronto escuché esa pregunta con un tono extremadamente varonil que me arrebató los calzoncillos a causa de la excitación que me ha generado. —No lo sé— mentí —¿Qué tal si me enseñas? — pregunté con tono inocente.

El pelirrubio mordió el lóbulo de mi oreja y después, empezó a repartir dulces besos por todo mi rostro, esto me hizo sentir mucho mejor y cerré mis ojos para disfrutar por completo el suave tacto de sus deliciosos labios.

Todo lo que puedo sentir era como si estuviese siendo envuelto por una ráfaga de viento. Poco después, fui puesto sobre la cómoda cama y mi ropa desapareció en un tiempo record tras ser arrancada por el atractivo chico. Mi cuello se encuentra nuevamente bajo la tortura de una mordedura húmeda, caliente, pero muy dominante. Claramente, no pude evitar gemir.

Una de mis piernas fue levantada con fuerza y terminó sobre el hombro del pelirrubio. Cuando sus dedos entraron en mi agujero de mi entrada trasera, perdí por completo el control y grité—: ¡Aaaah!

—Espera un poco, bebé— me sonrió abiertamente.

Sacó los dedos y se giró hacia un cajón, sacó un lubricante que detecté con facilidad e intenté no rodar los ojos.

—Me lo ha dado tu amigo— se encogió de hombros, después se colocó lubricante en sus dedos y volvió a repetir la acción de hace unos momentos atrás. —Seré mucho más gentil— me aseguró.

—Ni tú te la crees— murmuré.

El pelirrubio aprovechó el peso de su cuerpo para presionar hacia abajo. Besó y chupó mis labios una y otra vez, como si no se sintiera cansado o abrumado. La parte inferior de mi cuerpo está en llamas desde hace tanto tiempo por el inmenso deseo que siento recorrerme por completo desde que me encontré por primera vez con esa mirada fría. Sin más tiempo que perder, abrió mis muslos y se inclinó para poder empujar en mi interior. 

Mis dedos apretaron con fuerza las sabanas que se encuentran debajo de mí, casi me arrancó las uñas con el movimiento que hice.

—Más...— pedí entre gemidos.

Sonrió de lado y empujó con mayor fuerza en mi interior y me sentí mucho más complacido. El atractivo hombre se movió con entusiasmo y rapidez. Mi erección está a punto de estallar y ni siquiera puedo darme placer a mí mismo dado que, me encuentro muy perdido en estos momentos.

—¡Más fuerte! — le ordené sin mostrar un poco de vergüenza.

El intenso empuje hizo que mis palabras cambiaran por gemidos de placer. Mis dos piernas cuelgan sobre el atractivo hombre que parece ser único. De pronto, sentí su mano sobre mi miembro y comenzó a masturbarme; después de unos minutos, un líquido se hizo presente y sonreí abiertamente tras dejar caer mi cabeza sobre la almohada. Ambos hemos llegado a nuestra liberación.

Miré hacia el atractivo chico y confesé—: Te amo demasiado, Hwang Hyunjin.

El pelirrubio me abrazó con fuerza y dijo—: También te amo demasiado, Lee Minho.