꙳✧ 𝟎𝟏⌇the disappointment.
capítulo uno. la discusión.
LIZZA CON SU CABELLO PELIRROJO ondeando detrás suyo y sus ojos grises plata, caminaba inoptizando a los estudiantes que salían de sus clases, pero esta vez su belleza no era la única razón del llamado de atención. Ellos volteaban a verla. Susurrando a su paso ❝te enteraste❞ y otros decían ❝sí, sí. Antoine la engañó❞. Era la última noticia y ella la última en enterarse como siempre, después de todo nunca hacía caso a los rumores, pero esta vez deseo haber hecho caso a las advertencias.
Ella cursaba tercer año. Su novio, ahora apodado el innombrable, también lo hacía. Este romance o su salida había comenzado hace tres meses, tres meses en los que ella había caído completamente por el rubio de ojos azules. El era el típico chico inalcanzable de su casa y de su año; pero Lizza no quiso hacer caso a sus otras amigas, que sabían que él no era confiable para su amiga, pero ella sí hizo caso a la persona que menos debió. A la resbalosa de Fleur, quien por peor era dos años más grande y su prima. Por eso era la más escandalosa noticia de aproximandamente todo el año.
«¿Cómo se enteró?» pues simple en un intento de ir hacia el exterior se encontró en la sala a una joven de con mechones rubios callendole suavemente y otro rubio más.
«¿Cómo supo que eran ellos y que él efectivamente la engañaba?».
Ella como quien no quiere escucho la conversación, porque los imbéciles se encontraban en la puerta del pasillo de los dormitorios por la cual estaba por salir. Pero como vio muy extraño que ellos estén juntos en una sala a las cuatro de la mañana, sospechó y se intrigo. Razón por la cual fue lentamente hacía una costado, escondiéndose.
—Fleur, no aguanto más, quiero tocarte y besarte a cada segundo. N-no puedo estar más con ella... —la voz era un tanto conocida por la pelliroja y su corazón empezó a repiquetear contra su pecho.
—No tendrás que aguantar más, sólo unas semanas y luego ¡Pum! la dejas antes del baile de bienvenida de curso, para que ella esté tan decepcionada y triste que no quiera ir. Ahí yo tomaré el puesto junto al rey más hermoso, galán y apuesto que me pueda tocar —le contestó reconfortandolo, para acto seguido escuchar como los labios se juntaban una y otra vez, con ahínco, con ganas de devorarse mutuamente y el lado triste es que sintió que esa forma era la misma en la que él la besaba a ella.
Lizza no lloró, no quiso, en serio no lo hizo. Le dolía más el hecho de que su prima consertará todo ese plan malévolo para obtener la corona de reina que otra cosa, era estúpido y vacío. Y como si no fuera peor era su prima, ella era su familia, quien estaba en sus cenas familiares y con quien compartían habitación cuando se visitaban, había pensado que eran como hermanas. Pero, estaba aquivocada.
Eso le partió el corazón y en ese preciso instante en que cayó en cuenta de que ellos simplemente había salido a sus espaldas desde quien sabe en que momento. Se empezaron acumular lágrimas en sus ojos grises, siendo en ese momento más tormentosos que nunca, como el inicio de un furioso tornado. Por eso mismo iba a enseñarles una lección, nadie se metía con ella y se arrepentirían de sacar a relucir su carácter, el cual tenía lo mejor de dos países.
Debía enfrentar la situación, había dejado el tiempo transcurrir debido a su necesidad de digerir la situación y lo dejo pasar, sabemos que era inevitable no poder hacerlo del todo. Pero no podía hacer aquello, ya que al parecer Fleur alías perra-mala no había ocultado muy bien la noticia. Se había enterado de el último rumor, el suyo gracias a su amiga Letticia. Ella se enteró y le contó; y por ello la dejó precipitadamente hace cinco minutos para enfrentar a esos dos bastardos. Todos se habían enterado de la infidelidad porque la mayoría de los estudiantes los habían visto horas antes que ella. Ese mismo jueves tomados de la mano y dándose ocurrentes besos apasionados en cualquier lugar. Razón por la cual nadie podía negar que eran dos idiotas, idiotas descuidados. Dos idiotas más imbéciles de lo que imagino.
Bueno, pensó: «¿qué se esperaba de alguien quién a pesar de tener un profesor de ingles particular no lograba decir una simple palabra con R?». Y eso que visitaba frecuentemente a su familia que vivía en Londres. Pero, viendo el lado bueno al menos por eso ella se había enterado. Se dirigía con una mirada fuerte y pasos que retumbaban hacía el patio exterior, donde supuestamente tenían una reunión ❝secreta❞.
«Valga la rebundancia lo secreta que era» pensó burlonamente.
Lizza salió de la parte interior del castillo como si estuviera endiablada, furiosa. En su camino vio, ya a la espesura conocida del jardín, y concluyo en que había llegado a su destino. Podría recalcar lo hermoso de este y como era al verlo; pero en otro momento lo haría, ahora sólo le interesaban los dos individuos que yacían sentados en el borde de la fuente.
Ambos se dieron cuenta. Su prima agrandó sus celestes ojos girando su cabeza para ver a Antoine, también llamado el innombrable, susurrandole unas palabras inaudibles a sus oídos. Ambos se pararon esperándola.
Ella hizo una simple pregunta, ya saben probando el terreno.
—Así que ¿Con tu actual novio no te fue suficiente y quisiste probar las sobras de tu prima? —tuvo el descaro de sorprenderse pero ella no la dejaría hablar había esperado un tiempo, y era el momento de decirle sus ciertas verdades. —Para que actuar sorprendida o ¿no?, Fleur —dijo con desagrado, recordando que ella siempre fue así, solo que Lizza para entonces era demasiado pequeña saber interpretas las manifestaciones de una personalidad. Ahora también lo era, pero eso no significa que sea tan crédula como antes. Fleur siempre había tratado de resaltar y Lizza lo impedía, esto era el resultado de ello, el resultado de algo anunciado.
—No es mi culpa que me prefieran a mi, que a una remilgada niña que no sabe nada de la vida.
«Sí, claro que era eso. Obviamente».
—No será que te prefieren por conceder ciertos favores que yo no. Y también la simple actitud de que no te importe si están acompañados o no —mencionó con malicia pensando en todos los chicos con los que había visto que estuvo, siendo que estos últimos tenían pareja.
—¡Ja! —exclamó. —Eso quisieras huérfana —dijo satisfactoriamente, pues nadie sabía aquello y había una especie de idiota repudio para con las personas sin una familia de sangre después de todo eran una sociedad conservadora y clasista —así como lo oyen ella es una huérfana, mi familia le tiene tanta lástima —se pauso, para continuar contando a los demás que parecían interesados en una idiota forma de argumentar. —Vieron siempre le prestan atención y le regalan cosas, pero todos ¡todos! sabemos que es porque su madre está muerta y no tiene a nadie —y luego río fuertemente siendo seguida por algunas chicas. Los que no lo hacían sabían lo suficiente para que no les importará, pues ella era conocida y era amable con todas las casas.
¡Como se atrevía a decir eso de ella! ¡de su madre! quien había sido la mujer más hermosa y cálida que estuvo en su vida. La mujer que siempre la ayudó y que Lizza estaba segura no había muerto. Sintió un raro estremecimiento en su interior, como si la furia hubiera activado algo desconocido, algo dentro suyo de lo cual no tenía en cuenta.
Pronto el agua que descansaba en la fuente se movió para terminar arrastrándololos hacía adentro. Fue tan rápido que no supo exactamente que lo ocasiono. Fleur trató de levantarse, pero cayó de nuevo junto a su novio o lo que sea que sean, porque lo suyo no era nada oficial. Cuando lo logró se levantó saliendo de la fuente. Estaba tan mojada que de su ropa se escurría demasiada agua y se dislumbró que no era tan natural como ella decía ser. Porque tenía todo su maquillaje corrido y en consecuencia Antoine la miraba atónito. Lizza soltó una risa, pero al ver como Fleur la fulminaba con la mirada se interrumpió esa alegría inherente al engaño.
—¡T-tu hiciste esto!—gritó indignada.—¡Tu desgraciada! ¡como te atreves!
—Yo —me señale —no hice nada, es imposible o ¿a caso piensas lo contrario? —preguntó enmarcando una ceja. —Es realmente improbable que haya podido hacer esto con la mente y sin mi varita ¿no te parece? —dijo sarcásticamente.
—Ya lo veremos. Cuando Madam Maxime lo sepa y te eché de aquí, al fin estaremos mucho mejor —dijo con una sonrisa y su maquillaje totalmente corrido. No estaba en su mejor momento, el papel de loca le quedaba y Lizza no era la única que lo pensaba. Todos a su alrededor, aunque no lo digieran pensaban que era algo una situación muy extraña.
—Sí, ya veremos quién hace caso a quien —mencionó Lizza en advertencia.
Sin esperar más se dio la vuelta y en ese momento las lágrimas de rabia y decepción fluyeron sin reparo. No las pudo contener, fue demasiado para la joven y no quería que la vieran llorar.
Se dirigió hacía su dormitorio oyendo los gritos indignados de Fleur. No saldría de su cuarto a no ser demasiado importante.
«Así se sentía que te apuñalaron por la espalda... eh» pensó.
No quería pensar en ello, no más pensó, no quería gastar tiempo en ellos.
Seco sus lágrimas con su mano en un puño. Las palabras pronunciadas por ella le habían afectado cuando pensó que había superado la muerte de su madre. Podría ser que todos le regalaban cosas y la miraban más de lo normal, pero por que siempre demostraba su cariño y preocupación a ellos en su día a día; y Fleur solo conocía lo que ella había visto. Nada más. No la escuchaba llorar y a su voz perdiéndose contra su almohada. No, no lo hacía y ella no tenía a nadie que la consolará. Ni siquiera con quien ella vivía, su tutor.
Lizza no sabía es que mientras ella se retiraba los demás murmuraban atónitos ❝Lo viste, el agua los arrastro❞... al tiempo que otros decían ❝imposible❞, ya que podría ser que la magia sea real y totalmente normal, pero la imposibilidad sumado a lo extraordinario de aquella situación hacia que se preguntaran: ¿Quién era realmente Lizza Celine Griffin?
✧primer cap semi-editado. xd. Y no se olviden de darle a la estrellita.
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