𝒙𝒙𝒊. 𝑻𝒉𝒆 𝒃𝒐𝒈𝒈𝒂𝒓𝒕 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒄𝒍𝒐𝒔𝒆𝒕: 𝒑𝒂𝒓𝒕 𝒕𝒘𝒐.
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CAPÍTULO VEINTIUNO
OJOS ELÉCTRICOS
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LIZZA SE INDIGNO POR AQUELLO, PUES SU AMIGA NO TENÍA CULPA ALGUNA. Sí, sabía que tampoco estaba del todo bien tomárselo contra Ron, pero en su defensa Hermione había tenido extrañas apariciones y desapariciones hasta el momento. Le preocupaba esta situación y su instinto se lo recordaba.
Hermione no contestó y Lizza pensó que había desaparecido nuevamente, no la vió. Justo cuando pensaba en ello, que coincidencia. Ron miró a su alrededor, pues su amiga castaña no había contestado había caído en cuenta de que ella no estaba con ellos.
—¿Dónde está Hermione?
La pelirroja se volteó buscándola con la mirada, al mismo tiempo que Ron y Harry quienes también lo habían hecho. Divisaron a Hermione en la puerta del Gran Comedor viendo a los estudiantes pasar. «Okey eso no era normal, anotado».
—Venía detrás de nosotros —dijo Ron, frunciendo el entrecejo. Draco los adelantó, flanqueado por Crabbe y Goyle y dirigió a Lizza una sonrisa y desapareció. Draco había empezado a mandarle cartas con horas de reunión, que mayormente ocurrían en la noche y ellos hablaban durante varias horas.
—Ahí está —dijo Harry.
Hermione jadeaba un poco al subir las escaleras a toda velocidad. Con una mano sujetaba la mochila; con la otra sujetaba algo que llevaba metido en la túnica.
—¿Cómo lo hiciste? —le preguntó Ron.
—Eso —dije hacía ella frunciendo el ceño y apoyando a Ron.
—¿El qué? —preguntó a su vez Hermione, reuniéndose con ellos.
—Hace un minuto venías detrás de nosotros y un instante después estabas al pie de las escaleras.
—¿Qué? —Hermione parecía un poco confusa—. ¡Ah, tuve que regresar para coger una cosa! ¡Oh, no…!
En la mochila de Hermione se había abierto una costura.
—Hay por Merlín, son demasiados libros —dije mirando la gran cantidad—Te ayudo —declare y comenze a juntar lo que había caído.
—Oh, gracias Liz.—agradeció.
—Eso hacen los amigos.—dije. Vamos eran solo unos libros caídos, ¿quién no hacía eso por sus amigos?
Ella sonrió cálida y luego su atención fue con el otro pellirojo del grupo.
—¿Por qué llevas encima todos esos libros? —le preguntó Ron con extrañeza.
—Ya sabes cuántas asignaturas estudio —dijo Hermione casi sin aliento—. ¿No me podrías sujetar éstos?
«La pregunta era ¿Cómo iba a las clases, si eran tantas en un solo día?»
—Pero… —Ron daba vueltas a los libros que Hermione le había pasado y miraba las tapas, mientras yo sostenía también algunos —. Hoy no tienes estas asignaturas. Esta tarde sólo hay Defensa Contra las Artes Oscuras.
—Ya —dijo Hermione, pero volvió a meter todos los libros en la mochila, escapando, por que si, su nueva amiga ocultaba algo. Entrecerre los ojos hacía ella.
—Espero que haya algo bueno para comer. Me muero de hambre —añadió, y continuó hacia el Gran Comedor.
Eso fue raro.
—Oye deja de mirar así —dice Ron.
—¿Como?—pregunte aún mirando el camino por donde se había retirado Hermione.
—Eso—dijo señalándome con su dedo.
—¿Que?—dije con extrañeza.
—Eso, que haces con tus ojos.—menciono.
—No, no se de lo que hablas.—
—Mira los pones así—a chino los ojos.
Y reí.
—Oh listo ya esta, ¿no quieren comer?—menciono Harry viendo la situación, sabía que sus amigos amaban la comida y eso que a Lizza la conocía desde hace unos cuantos días.
Ron luego tampoco pudo dejar el tema en paz y preguntó.
—¿No tienes la sensación de que Hermione nos oculta algo?—pregunto Ron aún con sospecha.
Los tres sabían que algo sucedía, solo que no sabían el que.
❪...❫
AL LLEGAR A LA CLASE DEL PROFESOR LUPIN SE DIERON CUENTA DE QUE NO SE ENCONTRABA EN EL AULA QUE SE DICTABA DEFENSA CONTRA LAS ARTES OSCURAS. Todos se sentaron, y Lizza saco sus libros, pluma pergaminos, y estaba hablando con Harry cuando por fin llegó el profesor. El profesor tenía el cabello castaño peinado hacía un lado y llevaba una túnica algo desarreglada. El sonrió vagamente y puso su desvencijado maletín en la mesa.
—Buenas tardes —dijo—¿Podrían, por favor, meter los libros en la mochila? La lección de hoy será práctica. Sólo necesitarán las varitas mágicas.
Todos se miraron con tal extrañeza que me pareció más raro aún. ¿No era acaso normal?. Bueno en Beauxbâtons era de esa forma ¡Oh! ¡No quería acordarse de lo que había pasado! Si, se preguntó que estarían haciendo sus amigas, ellas no habían contestado las cartas que había mandado. Realmente ella quería mantener el contacto, pero la décima carte se envió y ni una respuesta fue devuelta.
—Bien —dijo el profesor Lupin cuando todo el mundo estuvo listo— Si tendrían la amabilidad de seguirme…
Con interés y junto con los demás alumnos, nos pusimos de pie y todos salimos del aula siguendo al profesor Lupin. Éste nos condujo a lo largo del desierto corredor. Doblaron una esquina. Al primero que vieron fue a Peeves el poltergeist, que flotaba boca abajo en medio del aire y tapaba con chicle el ojo de una cerradura. Peeves no levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estuvo a medio metro.
Entonces sacudió los pies de dedos retorcidos y se puso a cantar una monótona canción:
—Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin…
Ella quería saber por qué ese apellido le recordaba a algo, pero solo un fragmento le venía a su mente, haciéndole recordar un poco a su madre. Cuando había escuchado por primera vez el apellido, una memoria fugaz había aparecido.
Hoy al parecer era el día en que cosas insólitas ocurrían y esto último que había pasado en su mente lo comprobaba. De pronto todos miraron de inmediato al profesor Lupin para ver cómo se lo tomaría. Ante su sorpresa, el mencionado seguía sonriendo.
—Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves —dijo amablemente—. El señor Filch no podrá entrar por sus escobas.
La pelirroja no había conocido al conserje, aunque muchas personas lo habían mencionado cuando ella charló con ellos. Y tampoco lo vio en sus salidas nocturnas, el rubio la acompañaba con extrama cautela, por lo que tampoco se habían cruzado.
Ella pensaba que nadie se había dado cuenta hasta ahora de mencionadas salidas.
Aparte sus pesadillas vivas hacían que quisiera salir más seguido.
Obviamente Draco estaba encantado con ello, decía que tendría tiempo para advertirle como alejarse de ciertos pretendientes que no sabía que tenía. Ambos disfrutaban de su compañía, pues charlaban de cualquier cosa.
En la actual situación Peeves no prestó atención al profesor Lupin, salvo para soltarle una sonora pedorreta. El profesor Lupin suspiró y sacó la varita mágica.
—Es un hechizo útil y sencillo —dijo hacia nosotros, volviendo la cabeza— Por favor, deben estar atentos. —Alzó la varita a la altura del hombro y dijo—¡Waddiwasi!—apuntando a Peeves.
Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado del agujero de la cerradura y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; éste ascendió dando vueltas como en un remolino y se alejó como un bólido, zumbando y echando maldiciones.
—¡Chachi, profesor! —dijo Dean Thomas, asombrado.
«¿Qué significaba expresión?» se preguntó Lizza.
Sep, ella no era de allí y aveces algunas palabras habían sido olvidadas con el tiempo.
—Gracias, Dean —respondió el profesor Lupin, guardando la varita—¿Continuamos?
Todos seguimos nuevamente al nuevo profesor unos con respeto y otros con desagrado. Los condujo por otro corredor y se detuvo en la puerta de la sala de profesores.
—Entren, por favor —dijo el profesor Lupin abriendo la puerta y cediendo el paso.
La sala podría ser un aula común y corriente según lo mostraban, pero Lizza divisó el pelo negro espeso de su conocido profesor de pociones.
Cuando el profesor Lupin entró y cerró la puerta tras él, Snape dijo:
—Déjela abierta, Lupin. Prefiero no ser testigo de esto. —Se puso de pie y pasó entre los alumnos. Su túnica negra ondeaba a su espalda. Ya en la puerta, giró sobre sus talones y dijo:
—Posiblemente no le haya avisado nadie, Lupin, pero Neville Longbottom está aquí. Yo le aconsejaría no confiarle nada difícil. A menos que la señorita Granger le esté susurrando las instrucciones al oído.
Eso era demasiado, ya lo había mencionado, pero ¿por qué lo molestaban tanto? literalmente solo eran niños. O bueno algunos siempre eran más maduros que otros (y no, ella no se consideraba una fruta)
Neville se puso colorado y Lizza tenía un enojo que parecía que iba a salir y caminar.
El profesor Lupin había alzado las cejas.
—Tenía la intención de que Neville me ayudara en la primera fase de la operación, y estoy seguro de que lo hará muy bien.
El rostro de Neville se puso aún más colorado. Snape torció el gesto, pero salió de la sala dando un portazo.
—Ahora —dijo el profesor Lupin llamando la atención de la clase y se acercó al viejo armario donde los profesores guardaban sus abrigos y demás. Se sacudió.—No hay por qué preocuparse —dijo con tranquilidad el profesor Lupin cuando algunos de los alumnos se echaron hacia atrás, alarmados—. Hay un boggart ahí dentro.
Oh, ya sabía que eran, nunca había visto ninguno. Hasta ahora.
—A los boggarts les gustan los lugares oscuros y cerrados —prosiguió el profesor Lupin— los roperos, los huecos debajo de las camas, el armario de debajo del fregadero… En una ocasión vi a uno que se había metido en un reloj de pared. Se vino aquí ayer por la tarde, y le pregunté al director si se le podía dejar donde estaba, para utilizarlo hoy en una clase de prácticas. La primera pregunta que debemos contestar es: ¿qué es un boggart?
Levante la mano, pues yo lo sabia.
—Es un ser que cambia de forma —dije — Y puede tomar la forma de aquello que más miedo nos da.
—Yo no lo podría haber explicado mejor —admitió el profesor Lupin con una sonrisa, realmente sentí que conocía de algún lado a ese hombre.
—El boggart que está ahí dentro, sumido en la oscuridad, aún no ha adoptado una forma. Todavía no sabe qué es lo que más miedo le da a la persona del otro lado. Nadie sabe qué forma tiene un boggart cuando está solo, pero cuando lo dejemos salir, se convertirá de inmediato en lo que más temamos. Esto significa —explico el profesor mientras algunos estaban asustados— que ya antes de empezar tenemos una enorme ventaja sobre el boggart. ¿Sabes por qué, Harry?
Harry, quien se encontraba a un lado mío pensó y luego largó en forma de pregunta:
—¿Por qué somos muchos y no sabe por qué forma decidirse?
—Exacto —dijo el profesor Lupin. Y Hermione quien estaba bastante emocionada por contestar bajó la mano algo decepcionada.
—Siempre es mejor estar acompañado cuando uno se enfrenta a un boggart, porque se despista. ¿En qué se debería convertir, en un cadáver decapitado o en una babosa carnívora? En cierta ocasión vi que un boggart cometía el error de querer asustar a dos personas a la vez y el muy imbécil se convirtió en media babosa. No daba ni gota de miedo. El hechizo para vencer a un boggart es sencillo, pero requiere fuerza mental. Lo que sirve para vencer a un boggart es la risa. Lo que tienen que hacer es obligarlo a que adopte una forma que ustedes encuentren cómica. Practicaremos el hechizo primero sin la varita. Repitan conmigo: ¡Riddíkulo!
—¡Riddíkulo! —dijeron todos a la vez.
—Bien —dijo el profesor Lupin— Muy bien. Pero me temo que esto es lo más fácil. Como ven, la palabra sola no basta. Y aquí es donde entras tú, Neville.
Bueno, al menos el era amable con Neville. Por ahora era uno de los que no lo trataba diferente a sus demás alumnos.
El armario volvió a sacudirse h me preguntaba que sería lo que me daría más miedo. Realmente no pensaba en algo en específico y no se me ocurría que podría llegar a ser.
«¿Serian las alturas?»
—Bien, Neville —prosiguió el profesor Lupin—. Empecemos por el principio: ¿qué es lo que más te asusta en el mundo?
Neville movió los labios, pero no dijo nada.
—Perdona, Neville, pero no he entendido lo que has dicho —dijo el profesor Lupin, sin enfadarse. Neville miraba a un lado y otro, estaba espantado con la idea.
Luego dijo en un susurro:
—El profesor Snape.
Eso era bastante acertado, pues el trato de Snape era muy muy malo con él. Y no me sorprendía. Todos rieron, menos yo y obviamente el profesor, que parecía pensativo.
—El profesor Snape… humm… Neville, creo que vives con tu abuela, ¿es verdad?
—Sí —respondió Neville, nervioso.
—Pero no quisiera tampoco que el boggart se convirtiera en ella.
Eso también era preocupante.
—No, no. No me has comprendido —dijo el profesor Lupin, sonriendo—. Lo que quiero saber es si podrías explicarnos cómo va vestida tu abuela normalmente.
«Oh esto va a ser más divertido de lo que pensaba»
—Bueno, lleva siempre el mismo sombrero: alto, con un buitre disecado encima; y un vestido largo… normalmente verde; y a veces, una bufanda de piel de zorro.
—¿Y bolso? —le ayudó el profesor Lupin.
—Sí, un bolso grande y rojo —confirmó Neville.
La señora tenía un gusto extravagante. Eso estaba asegurado.
—Bueno, entonces —dijo el profesor Lupin— ¿puedes recordar claramente ese atuendo, Neville? ¿Eres capaz de verlo mentalmente?
—Sí —dijo Neville.
—Cuando el boggart salga de repente de este armario y te vea, Neville, adoptará la forma del profesor Snape —dijo Lupin—. Entonces alzarás la varita, así, y dirás en voz alta: ¡Riddíkulo!, concentrándote en el atuendo de tu abuela. Si todo va bien, el boggart-profesor Snape tendrá que ponerse el sombrero, el vestido verde y el bolso grande y rojo.
Todos reímos. Por Merlín tenía que ver esto.
—Si a Neville le sale bien —añadió el profesor Lupin—es probable que el boggart vuelva su atención hacia cada uno de nosotros, por turno. Quiero que ahora todos dediquéis un momento a pensar en lo que más miedo os da y en cómo podríais convertirlo en algo cómico…
Yo no sabía que me daba más miedo. Me encogi de hombros, lo enfrentaría llegando el momento.
Todos estaban pensativos y Ron cerraba los ojos mientras murmuraba.
—Arrancarle las patas.
¿Así que le tiene miedo a ese arácnido? Ujum.
—¿Todos preparados? —preguntó el profesor Lupin.
No lo estaba, pero lo intentaría.
—Nos vamos a echar todos hacia atrás, Neville —dijo el profesor Lupin—para dejarte el campo despejado. ¿De acuerdo? Después de ti llamaré al siguiente, para que pase hacia delante… Ahora todos hacia atrás, así Neville podrá tener sitio para enfrentarse a él.
Nos retiramos hacia atrás dejando a un Neville muy nervioso a la espera del boggart.
—A la de tres, Neville —dijo el profesor Lupin, que apuntaba con la varita al pomo de la puerta del armario—. A la una… a las dos… a las tres… ¡ya!
Un haz de chispas salió de la varita del profesor Lupin y dio en el pomo de la puerta. El armario se abrió de golpe y el profesor Snape salió de él, con su nariz ganchuda y gesto amenazador. Fulminó a Neville con la mirada.
Neville se echó hacia atrás, con la varita en alto, moviendo la boca sin pronunciar palabra. Snape se le acercaba, ya estaba a punto de cogerlo por la túnica…
—¡Ri… Riddíkulo! —dijo Neville. Se oyó un chasquido como de látigo.
Snape tropezó: llevaba un vestido largo ribeteado de encaje y un sombrero alto rematado por un buitre apolillado. De su mano pendía un enorme bolso rojo.
Eso fue genial y no odiaba a Snape, solo no le gustaba como daba sus clases y su odio injustificado contra todos. Se que no me trataba mal, pero a otros si.
El boggart se detuvo, confuso, y el profesor Lupin gritó:
—¡Parvati! ¡Adelante!
Parvati avanzó, con el rostro tenso. Snape se volvió hacia ella. Se oyó otro chasquido y en el lugar en que había estado Snape apareció una momia cubierta de vendas y con manchas de sangre; había vuelto hacia Parvati su rostro sin ojos, y comenzó a caminar hacia ella, muy despacio, arrastrando los pies y alzando sus brazos rígidos…
Ugh, esa chica de nuevo, por ahora no había vuelto a hablar con ella. Aunque sabía que chismorreaban de ella junto a Lavanda.
—¡Riddíkulo! —gritó Parvati. Se soltó una de las vendas y la momia se enredó en ella, cayó de bruces y la cabeza salió rodando.
—¡Seamus! —gritó el profesor Lupin. Seamus pasó junto a Parvati como una flecha.
—¡Crac!—Donde había estado la momia se encontraba ahora una mujer de pelo negro tan largo que le llegaba al suelo, con un rostro huesudo de color verde: una banshee. Abrió la boca completamente y un sonido sobrenatural llenó la sala.
Era una banshee.
Esta emitió un sonido ronco y se llevó la mano al cuello. Se había quedado afónica. ¡Crac! La banshee se convirtió en una rata que intentaba morderse la cola, dando vueltas en círculo; a continuación… ¡crac!, se convirtió en una serpiente de cascabel que se deslizaba retorciéndose, y luego… ¡crac!, en un ojo inyectado en sangre.
—¡Está despistado! —gritó Lupin—. ¡Lo estamos logrando! ¡Dean!
Dean se adelantó ¡Crac! El ojo se convirtió en una mano amputada que se dio la vuelta y comenzó a arrastrarse por el suelo como un cangrejo.
—¡Riddíkulo! —gritó Dean. Se oyó un chasquido y la mano quedó atrapada en una ratonera.
—¡Excelente! ¡Ron, te toca!—Ron se dirigió hacia delante ¡Crac!.
Algunos gritaron. Una araña gigante, de dos metros de altura y cubierta de pelo, se dirigía hacia Ron chascando las pinzas amenazadoramente. Ron estuvo un momento paralizado pero entonces...
—¡Riddíkulo! —gritó Ron. Las patas de la araña desaparecieron y el cuerpo empezó a rodar.
—¡Tu turno Lizza! —gritó el profesor Lupin de pronto, el bicho se acercaba en mi. Pero eso ya no era así.
Un hombre con cabello algo largo, barba y ojos espeluznantemente eléctricos me miraba fijamente. Parecía que me quería fulminar. Se acerco hacía mi a un paso lento, era una cazador ante su presa.
Tenía una enorme musculatura y el miedo se hizo presente. Mis piernas temblaban, trate de mover la varita, pero no pude.
No podía moverme. El hombre tenía un rayo en su mano derecha que lanzaba pequeñas chispas azules. Me eché hacia atrás y tropeze.
No podía apartar la mirada. Sus ojos demostraban odio.
Entonces, el profesor se puso frente a mi dándome la espalda y un ¿orbe?, bueno un orbe blanco apareció y el pronuncio:
—¡Riddíkulo!
Harry se aproximo a mi preocupado y me tendió la mano. Aún no podía moverme.
—Vamos Liz, tranquila—pronuncio.
Aunque quisiera reaccionar no pude, era como estar atrapada.
El pelinegro junto al profesor me trataron de levantar, pero como no pudieron por alguna razón que no puede distinguir en mi estado. Con cuidado Harry me tomó alzandome, justo como una princesa.
Apoye mi cabeza contra su pecho, no lo había notado, pero tenía lágrimas en mis mejillas.
—De acuerdo, Harry lleva a Lizza a la enfermeria, algo esta pasando. Rápido.—eso escuche por última vez.
Holis, tanto tiempo. Buenos vengo a comentar el hecho de que para que se
suba el otro capítulo, este, al menos debe exceder las doce estrellitas. Esto es más bien como para que yo me pueda arreglar con los tiempos.
Igualmente con todas las tareas que tengo va ser difícil de actualizar, pero voy a tratar.
Dejando eso de lado, mando preguntitas xd.
—¿Que piensan que significa ese boggart? ¿las salidas con Draco? ¿Quieren un mayor acercamiento con Harry?
Eso es todo, besos.
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