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𝒙𝒊𝒊𝒊. 𝑻𝒆𝒂 𝒈𝒓𝒐𝒖𝒏𝒅𝒔 𝒂𝒏𝒅 𝒉𝒊𝒑𝒑𝒐𝒈𝒓𝒊𝒇𝒇𝒔: 𝒑𝒂𝒓𝒕 𝒐𝒏𝒆.

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CAPÍTULO CATORCE
¿QUÉ TIENE
LA PROFESORA TRELAWNEY CONTRA NEVILLE?
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LIZZA HABÍA DESCUBIERTO QUIEN ERA HAGRID. Era un hombre muy grande y robusto con una increíble barba negra y un tapado de topo. Aquel hombre fue quien había ordenado el traer el Montruoso libro de los monstruos. Fascinante.

Se despidieron alegremente y él le comentó que si en algún momento quería pasarse por su casa en los terrenos de Hogwarts lo haga.

El Gran Comedor se vaciaba a medida que la gente se marchaba a la primera clase. En ese momento Ron comprobó el horario y concluimos en que debíamos apuntarnos.

Terminamos lo más rápido posible el desayuno, nos despedimos de Fred y de George, y volvimos a atravesar el Gran Comedor.

Al pasar al lado de la mesa de Slytherin, Malfoy volvió a repetir el teatro pasado y yo al saber ya de que iba el tema le dediqué un mala mirada y el al verme aún con los aplausos que le dedicaban hizo una mueca.

El camino era largo y pronto mi respiración se agitó.

—Tiene... que... haber... un atajo—dijo Ron jadeando, mientras ascendíamosla séptima larga escalera y salíamos a un rellano en donde había un cuadro llenos de un campo verde.

—Debe averlo—dije en un suspiro cansado.

Harry me miró y me dio una pequeña palmadita de aliento. Le sonreí cálidamente por el gesto.

—Me parece que es por aquí—dijo Hermione, echando un vistazo al corredor desierto que había a la derecha.

—Imposible—dijo Ron—.Eso es el sur. Mira: por la ventana puedes ver una parte del lago...

Harry prestaba atención a algo en concreto, dirigi mi vista hacia allí.

—¡Pardiez! —gritó. Viéndonos a Harry, Ron, Hermione y a mi.

—. ¿Quiénes son estos villanos que osan internarse en mis dominios? ¿Acaso os mofáis de mi caída? ¡Desenvainad, bellacos!

Nos asombramos al ver que el pequeño caballero sacaba la espada de la vaina y la blandía con violencia, saltando furiosamente arriba y abajo. Pero la espada era demasiado larga para él. Un movimiento demasiado violento le hizo perder el equilibrio y cayó de bruces en la hierba.

Disimule una risita. Lo siento, pero daba gracia, el hombre se avergonzó como si nunca jamás nos hubiéramos caído en algún momento.

—¿Se encuentra usted bien? —le preguntó Harry, acercándose al cuadro.

—¡Atrás, vil bellaco! ¡Atrás, malandrín!

El caballero volvió a empuñar la espada y la utilizó para incorporarse, pero la hoja se hundió profundamente en el suelo, y aunque tiró de ella con todas sus fuerzas, no pudo sacarla. Finalmente, se dejó caer en la hierba y se levantó la visera del casco para limpiarse la cara empapada en sudor.

—Disculpe —dije aprovechando que el caballero estaba exhausto de pelear—, estamos buscando la torre norte. ¿Por casualidad conoce usted el camino?

El hombre del cuadro me observo con atención.

—¡Una princesa! —La ira del caballero desapareció al instante. Se puso de pie haciendo un ruido metálico y exclamó:¡Vamos, seguidme, queridos amigos, y hallaremos lo que buscamos o pereceremos en el empeño! —Volvió a tirar de la espada sin ningún resultado, intentó pero no pudo montar en el caballo, y exclamó—: ¡A pie, pues, bravos caballeros, gentil señora y Princesa mía! ¡Vamos!

Y corrió por el lado izquierdo del marco, haciendo un fuerte ruido metálico.

«¿Me había llamado princesa?»

Corrimos detras del hombre del caudro. De vez en cuando lo localizaban delante de ellos, para otros podía ser bastante extraño pero en un mundo mágico no lo era y te acostumbrada. Estaba amando Hogwarts.

—¡Endureced vuestros corazones, lo peor está aún por llegar!—gritó el caballero, y lo volvieron a ver entrando en otro cuadro.

Jadeantes nos encontramos con el aula o donde se suponía que era adivinación debían hacer un mapa para los próximos años o probablemente terminé en Beauxbâtons nuevamente.

—¡Adiós!—gritó el caballero asomando la cabeza por el cuadro de unos monjes de aspecto siniestro.—¡Adiós, compañeros de armas! ¡Si en alguna ocasión necesitáis un corazón noble y un temple de acero, llamad a sir Cadogan!

—Sí, lo haremos—murmuró Ron cuando desapareció el caballero— si alguna vez necesitamos a un chiflado.

—Vamos Ron nos ayudó, chiflado y todo—le reclamé.

—Sigo pensando lo mismo, esta loco.—dijo el pellirojo cabeza dura.

—Solo las mejores personas lo están.

—Oh comprendí esa referencia—dijo divertida Hermione.

Le sonreí y Subimos los escalones que quedaban y salimos a un rellano diminuto en el que ya aguardaba la mayoría de la clase. Había una placa con un nombre.

—Sybill Trelawney, profesora de Adivinación —dijo Harry— ¿Cómo vamos a subir ahí?

—La verdad espero que sea fácil—mencione.

—Si, estás subidas no son una broma—dijo el pelinegro divertido pero cansado.

La trampilla se abrió.

—Wow.—dije.

—Tú primero —me dijo Ron con una sonrisa.

—Claro, ¿las mujeres por primero, no?—dije sarcástica rodando los ojos.

El aula tenía el aspecto más extraño que había visto en mi vida. No se parecía en nada a un aula de Beauxbâtons, juro parecía un antiguo salón de té. Había mesas circulares redondas y pequeñas, se apretujaban dentro del aula, todas rodeadas de sillones tapizados con tela de colores y de cojines pequeños y redondos. Todo estaba iluminado con una luz tenue y roja.

—¿Dónde está la profesora?—preguntó Ron al lado de Harry.

De repente salió de las sombras una voz suave: —Bienvenidos —dijo—. Es un placer veros por fin en el mundo físico.

La inmediata impresión fue que se trataba de un insecto grande y brillante, probablemente seria la más extraña profesora que tenga en su vida.
La profesora Trelawney se acercó a la chimenea y vieron que era sumamente delgada, aparte que sus lentes tenían tanto aumento que hacía que sus ojos lucieran muchísimo más grandes de lo que eran. Era la profesora más extraña que había tenido, si que era diferente a Beauxbâtons...eh.

—Sentiense, niños míos, sientense —dijo, y todos se dirigieron torpemente a los sillones y se hundieron en los cojines.

Todos nos sentamos en la misma mesa. Harry me señaló un asiento a su lado y yo asenti y me dejé caer en el.

—Bienvenidos a la clase de Adivinación —dijo la profesora Trelawney, que se había sentado en un sillón de orejas, delante del fuego—. Soy la profesora Trelawney. Seguramente es la primera vez que me veis. Noto que descender muy a menudo al bullicio del colegio principal nubla mi ojo interior.

Nadie dijo nada ante esta extraordinaria declaración, era bastante sorpresivo de oír. Con movimientos delicados, la profesora Trelawney se puso bien el chal y continuó hablando:

—Así que han decidido estudiar Adivinación, la más difícil de todas las artes mágicas. Debo advertirles desde el principio de que si no poseen la Vista, no podré enseñaros prácticamente nada. Los libros tampoco os ayudarán mucho en este terreno... —Al oír aquello mis dos nuevos amigos miraron burlonamente a Hermione y en consecuencia los patee con mi zapato como pude. Realmente estábamos un poco demasiado cerca pensé mientras estaba apretujada contra Harry.

—Auch—se quejó Ron.

—Y eso ¿por qué?—pregunto Harry.

—Tu sabrás—le comente, Ron se hizo el superado al no ser mencionado.—Tu también sabrás pellirojo, no te salvas.

—Que violenta...

Fulmine a Ron con mi mirada y trago saliva.

—Gracias por eso—me murmuró Hermione.

—Hay numerosos magos y brujas que, aún teniendo una gran habilidad en lo que se refiere a transformaciones, hechizos y desapariciones súbitas, son incapaces de penetrar en los velados misterios del futuro —continuó la profesora Trelawney, recorriendo las caras nerviosas con sus ojos enormes y brillantes—. Es un don reservado a unos pocos. Dime, muchacho —dijo de repente a un chico, que casi se cayó del cojín—¿se encuentra bien tu abuela?

—Creo que sí —dijo tembloroso.

—Yo en tu lugar no estaría tan seguro, querido —dijo la profesora Trelawney.

Tragó saliva y yo observe la situación alarmada ¿era correcto esto? o ¿era solo para agragar misticismo a la situación? Esperaba lo segundo y que este bromeando.

«¿Por que lo asustaba así? solo era un estudiante, por favor»

La profesora Trelawney prosiguió plácidamente sin importarle aquel muchacho pelinegro.

—Durante este curso estudiaremos los métodos básicos de adivinación. Dedicaremos el primer trimestre a la lectura de las hojas de té. El segundo nos ocuparemos en quiromancia. A propósito, querida mía —le soltó de pronto a Parvati la chica que me odia y no es que yo sea exagerada, lo escuché hoy— ten cuidado con cierto pelirrojo.

Parvati desde delante nuestro le echo una mirada a Ron. Le saqué la lengua.

Si infantil de mi parte, pero me había caído algo mal desde que la vi burlarse sin conocerme y tampoco era que Ron la comería.

—Durante el último trimestre —continuó la profesora Trelawney— pasaremos a la bola de cristal si la interpretación de las llamas nos deja tiempo. Por desgracia, un desagradable brote de gripe interrumpirá las clases en febrero. Yo misma perderé la voz. Y en torno a Semana Santa, uno de nosotros nos abandonará para siempre. —Un silencio muy tenso siguió a este comentario, pero la profesora siguió su camino—Querida —añadió dirigiéndose a Lavender Brown, que era quien estaba más cerca de ella y que se hundió contra el respaldo del sillón «Ah dulce karma muggle.»— ¿me podrías pasar la tetera grande de plata?

Lavender dio un suspiro de alivio, se levantó, cogió una enorme tetera de la estantería y la puso sobre la mesa, ante la profesora Trelawney.

—Gracias, querida. A propósito, eso que temes sucederá el viernes dieciséis de octubre.— Lavender tembló y yo no estaba contenta por su sufrimiento. oh bueno solo un poco admiti.

—Ahora quiero que se pongan por parejas. Tomen una taza de la estantería, vengan a mí y la llenaré. Luego sientense y beban hasta que sólo queden los posos. Remuevan los posos agitando la taza tres veces con la mano izquierda y pongan luego la taza boca abajo en el plato. Esperen a que haya caído la última gota de té y pasen la taza a su compañero, para que la lea. Deberán interpretar los dibujos dejados por los posos utilizando las páginas 5 y 6 de Disipar las nieblas del futuro. Yo pasaré a ayudarlos y darles instrucciones. ¡Ah!, querido... —asió al muchacho pelinegro por el brazo cuando el iba a levantarse— cuando rompas la primera taza, ¿serás tan amable de coger una de las azules? Las de color rosa me gustan mucho.

«Y seguía con el llamado mismo ¿Qué le hizo el chico?»

Se oyó el tintineo de la porcelana rota. La profesora Trelawney se dirigió a él rápidamente con una escoba y un recogedor, y le dijo:

—Una de las azules, querido, si eres tan amable. Gracias...

—Oigan, ¿es normal que los profesores hagan eso con sus alumnos?

Ron me miró y comprendió a que me refería.

—Oh eso... es por que es Neville—y se encogió de hombros despreocupado.

Bufe y luego todos llenamos nuestras tasas y bebimos todo.

—Bien—dijo Ron, después de abrir los libros por las páginas 5 y 6— ¿Qué ves en la mía?

—Una masa marrón y empapada —respondió Harry. El humo fuertemente perfumado de la habitación lo adormecía y atontaba.

Lo mire expectante.

—¡Ensanchad la mente, queridos, y que vuestros ojos vean más allá de lo terrenal! —exclamó la profesora Trelawney sumida en la penumbra. Harry intentó recobrarse:

—Bueno, hay una especie de cruz torcida... —dijo consultando Disipar las nieblas del futuro— Eso significa que vas a pasar penalidades y sufrimientos... Lo siento... Pero hay algo que podría ser el sol. Espera, eso significa mucha felicidad... Así que vas a sufrir, pero vas a ser muy feliz...

—Si te interesa mi opinión, tendrían que revisarte el ojo interior —dije y Harry y Ron tuvieron contener la risa ante aquello.

—Hay una mancha en forma de sombrero hongo —dijo—A lo mejor vas a trabajar para el Ministerio de Magia... —Volvió la taza—Pero por este lado parece más bien como una bellota... ¿Qué es eso?—Cotejó su ejemplar de Disipar las nieblas del futuro—Oro inesperado, como caído del cielo. Estupendo, me podrás prestar. Y aquí hay algo —volvió a girar la taza—que parece un animal. Sí, si esto es su cabeza... parece un hipo..., no, una oveja...

La profesora se vino hacia nosotros. Tome sin querer el brazo de Harry, su aparición repentina me asusto. El solo dirigió su mano hacia la mía sin hacerse demasiados problemas.

—Déjame ver eso, querido —le dijo a Ron, en tono recriminatorio, y le quitó la taza de Harry.

Todos se quedaron en silencio, expectantes. La profesora Trelawney miraba fijamente la taza de té, girándola en sentido contrario a las agujas del reloj.

—El halcón... querido, tienes un enemigo mortal.

—Eso lo sabe todo el mundo —dijo Hermione en un susurro alto. La profesora Trelawney la miró fijamente y yo la miré impresionada. Según lo que me dijeron ella no haría eso.

—Todo el mundo sabe lo de Harry y Quien Usted Sabe.

Los tres le dirigimos una mirada impresionada aún más atónita.

La profesora Trelawney prefirió no contestar. Volvió a bajar sus grandes ojos hacia la taza de Harry y continuó girándola.

—La porra... un ataque. Vaya, vaya... no es una taza muy alegre...

—Creí que era un sombrero hongo —reconocio Ron con vergüenza y yo escondí mi risa hacia un lado. Harry sujetaba mi mano, supongo que trataba de darse consuelo de las predicciones.

—La calavera... peligro en tu camino...

Toda la clase escuchaba con atención, sin moverse. La profesora Trelawney dio una última vuelta a la taza, se quedó boquiabierta y gritó. Oyeron romperse otra taza; Neville había vuelto a hacer añicos la suya.

La profesora Trelawney se dejó caer en un sillón vacío, con la mano en el corazón y los ojos cerrados.

—Mi querido chico... mi pobre niño... no... es mejor no decir... no... no me preguntes...

—¿Qué es, profesora? —dijo inmediatamente un chico de cabello algo revuelto.

Todos se habían puesto de pie y rodearon nuestra mesa, acercándose mucho al sillón de la profesora Trelawney para poder ver la taza de Harry.

«Chusmas»

—Querido mío —abrió completamente sus grandes ojos—tienes el Grim.

—¿El qué? —preguntó Harry. Estaba claro que había otros que tampoco comprendían. El de cabello arenoso lo miró encogiéndose de hombros, y Lavender Brown estaba anonadada, pero casi todos se llevaron la mano a la boca, horrorizados.

Harry lucía algo confundido y quise tranquilizarlo, no sabía como.

—¡El Grim, querido, el Grim! —exclamó la profesora Trelawney, que parecía extrañada de que Harry no hubiera comprendido.

—¡El perro gigante y espectral que ronda por los cementerios! Mi querido chico, se trata de un augurio, el peor de los augurios... el augurio de la muerte.

Abri mis ojos con impresión. Yo lo veía bastante completo y sin riesgo alguno, bueno, al menos por el momento. Me anoté mentalmente mantenerlo a salvo. Trague saliva y tome la mano de Harry dedicándole un apretón. El me sonrió en una mueca. Aún estaba algo impactado, pero mejor debido a el Consuelo que le otorgaba.

Todos miraron a Harry; todos excepto Hermione, que se había levantado y se había acercado al respaldo del sillón de la profesora Trelawney.

—No creo que se parezca a un Grim —dijo Hermione rotundamente.

Trelawney examinó a Hermione con creciente desagrado.

—Perdona que te lo diga, querida, pero percibo muy poca aura a tu alrededor. Muy poca receptividad a las resonancias del futuro.

Un chico movía su cabeza tratando de comprender el poso de té.

—Parece un Grim si miras así —decía con los ojos casi cerrados —pero así parece un burro —añadió inclinándose a la izquierda.

Asenti, aquello no tenía una forma muy definida. El chico me miró y se sonrojo al parecer pensaba que no le estaban prestando atención. Me encogi de hombros despreocupada.

—¡Cuando hayáis terminado de decidir si voy a morir o no...! —dijo Harry algo entre enojado y algo asustado.

—Harry, cálmate, seguro no es nada serio—le dije en voz baja y enviándole un apretón en su mano nuevamente. Había comprendido que aquello lo tranquilizaba.

El suspiro.

—Creo que hemos concluido por hoy —dijo la profesora Trelawney con su voz más leve

—Sí... por favor, recoged vuestras cosas...

Todos estaban en silencio repentino por la ❝predicción❞. Hasta Ron había empezado a esquivar sus ojos.

—Hasta que nos veamos de nuevo —dijo débilmente la profesora Trelawney— que la buena suerte os acompañe. Ah, querido... —señaló a Neville— llegarás tarde a la próxima clase, así que tendrás que trabajar un poco más para recuperar el tiempo perdido.

Bajamos en silencio la escalera de mano del aula y luego la escalera de caracol, y luego se dirigieron a la clase de Transformaciones de la profesora McGonagall, la mujer que era jefa de Gryffindor.

Tardaron tanto en encontrar el aula que, aunque habían salido de la clase de Adivinación antes de la hora, llegaron con el tiempo justo. Todos seguían enviándoles mirada a Harry. Rode los ojos por esa acción: el resto de la clase no dejaba de dirigirle miradas furtivas, como si estuviera a punto de caerse muerto y para colmo el pellirojo lo observaba como si fuera un espectro.

Estaba concentrada en la sensacuin de calidez de la mano de Harry, el me la había tomado con timidez al sentirse tan mal y por alguna razón ni lo olvidaba. No prestaba atención a lo que la profesora McGonagall decía sobre los animagos y cuando ella se transformó ante los ojos de todos en una gata atigrada con marcas de gafas alrededor de los ojos casi nadie había prestado atención, incluso yo no lo había hecho.

—¿Qué les pasa hoy? —preguntó la profesora McGonagall, recuperando la normalidad con un pequeño estallido y mirándolos—. No es que tenga importancia, pero es la primera vez que mi transformación no consigue arrancar un aplauso de la clase.

Todos se volvieron hacia Harry, pero nadie dijo nada. Levante la mano junto a Hermione.

—Por favor, profesora.—exclamamos al mismo tiempo. Hermione me dirigió un gesto para que continúe, aún no olvidaba aquel favor de defenderla ante aquellos dos, aveces debíamos unirnos como mujeres, ya que ellos lo hacían apropósito.

—Acabamos de salir de nuestra primera clase de Adivinación y... hemos estado leyendo las hojas de té y...

—¡Ah, claro! —exclamó la profesora McGonagall, frunciendo el entrecejo de repente.

—No tiene que decir nada más, señorita Griffin y Granger. Decidme, ¿quién de vosotros morirá este año?

Todos la miraron fijamente.

—Yo —respondió por fin Harry.

—Ya veo —dijo la profesora McGonagall, clavando en Harry sus ojos brillantes y redondos como canicas

—Pues tendrías que saber, Potter, que Sybill Trelawney, desde que llegó a este colegio, predice la muerte de un alumno cada año. Ninguno ha muerto todavía. Ver augurios de muerte es su forma favorita de dar la bienvenida a una nueva promoción de alumnos. Si no fuera porque nunca hablo mal de mis colegas... —La profesora McGonagall se detuvo en mitad de la frase y los alumnos vieron que su nariz se había puesto blanca. Prosiguió con más calma: —La adivinación es una de las ramas más imprecisas de la magia. No os ocultaré que la adivinación me hace perder la paciencia. Los verdaderos videntes son muy escasos, y la profesora Trelawney...

—Lo sabía —exclamo Hermione.

Hermione se echó a reír y yo la seguí. Nos callamos y supe que no debería preocuparme por vigilar a Harry.

Aunque Ron seguía preocupado y Lavenda, si, Lavanda susurró: —Pero ¿y la taza de Neville?.

El punto es que la preocupación para algunos aún seguía, y hasta que tenga una prueba no creería en la adivinación. Llegamos al Gran comedor y cada uno tomó asiento.

—Ánimo, Ron —dijo Hermione, empujando hacia él una bandeja de estofado

—Ya has oído a la profesora McGonagall.

—Eso, no deberías preocuparte—secuende.

Ron se sirvió estofado con una cuchara y cogió su tenedor, pero no empezó a comer.

—Harry —dijo en voz baja y grave-tú no has visto en ningún sitio un perro negro y grande, ¿verdad?

—Sí, lo he visto —dijo Harry—. Lo vi la noche que abandoné la casa de los Dursley.

Aquello me dejó atónita, y abri la boca de la impresión y en cambio Ron dejó caer el tenedor e hizo mucho ruido.

—Probablemente, un perro callejero —dijo Hermione muy tranquila.

Ron miró a Hermione como si se hubiera vuelto loca y yo pensé que ojalá fuera eso.

—Hermione, si Harry ha visto un Grim, eso es... eso es terrible —aseguró—. Mi tío Bilius vio uno y... ¡murió veinticuatro horas más tarde!

—Casualidad —arguyó Hermione sin darle importancia, sirviéndose zumo de calabaza.

Bueno no me iba a meter en esta discusión, la cara de Ron me decía que probablemente discutírian.

—¡No sabes lo que dices! —dijo Ron empezando a enfadarse.

Vieron, lo predije y eso que no soy adivina. Harry me miró con comprensión, era la primera vez que los veía pelear.

—Los Grims ponen los pelos de punta a la mayoría de los brujos.

—Ahí tienes la prueba —dijo Hermione en tono de superioridad. Vamos esto estaba destinado a una pelea. Mordi mi labio con nerviosismo.

—Ven al Grim y se mueren de miedo. El Grim no es un augurio, ¡es la causa de la muerte! Y Harry todavía está con nosotros porque no es lo bastante tonto para ver uno y pensar: «¡Me marcho al otro barrio!»

Ron movió los labios sin pronunciar nada, para que Hermione comprendiera sin que Harry se enterase. Ja como si no me diera cuenta, los patee nuevamente, por insensibles.

—Oye Hermione, yo creo lo mismo probablemente solo sea un perro pulgoso.

Hermione asintió aún enojada, abrió la mochila, sacó su libro de Aritmancia y lo apoyó abierto en la jarra de zumo.

—Creo que la adivinación es algo muy impreciso —dijo buscando una página—si quieres saber mi opinión, creo que hay que hacer muchas conjeturas.

—No había nada de impreciso en el Grim que se dibujó en la taza —dijo Ron acalorado.

—No estabas tan seguro de eso cuando le decías a Harry que se trataba de una oveja —repuso Hermione con serenidad.

—¡La profesora Trelawney dijo que no tenías un aura adecuada para la adivinación! Lo que pasa es que no te gusta no ser la primera de la clase.

Acababa de poner el dedo en la llaga y eso yo que era nueva lo sabía.

Hermione golpeó la mesa con el libro con tanta fuerza que salpicó carne y zanahoria por todos lados.

—Si ser buena en Adivinación significa que tengo que hacer como que veo augurios de muerte en los posos del té, no estoy segura de que vaya a seguir estudiando mucho tiempo esa asignatura. Esa clase fue una porquería comparada con la de Aritmancia.

Ron, cuando ella se retiró dijo-Pero ¿de qué habla? ¡Todavía no ha asistido a ninguna clase de Aritmancia!.

—Solo cierra la boca Ron, ella se preocupa.

Y así me retiré en busca de mi rulosa amiga.

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-Gracias a las personas que votaron en la historia :)💞
-Por cierto actualmente hubo una reeee tormenta y se me quemó el módem así que si no traigo más capítulos ya saben ;), aunque trataré de hacerlo.
-Ya editado.

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