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CAPÍTULO ONCE
¿SER PELLIROJO ERA
ACASO UNA MODA?
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LITERALMENTE EL SILENCIO INCÓMODO SE PODIA PALPAR. Me entretuve mirando por la ventanilla el paisaje del bosque dándome la bienvenida a no solo un colegio si no otro mundo que podría descubrir. Abruptamente el carruaje se detuvo y el profesor Snape anunció.

—Es hora. Levántate niña.

Asentí. Le hize caso no por que me lo haya pedido si no por que quería llegar, ya había pasado bastante tiempo y debían ser al menos las cinco de la tarde. No quería cruzarme con estudiantes y estaba con demasiados nervios. Por eso mismo no pregunte como carajos mi equipaje estaría en mi habitación o donde sea que valla a estar.

—Vamos niña.— El caminaba enfrente mío indicandome el camino.—mantente cerca los dementores podrían atacar, están demasiado inquietos y no pueden diferir de una persona normal a quien es Sirius Black.

—Aja—conteste secamente. Recordé a ese hombre ❝sirius ❞, su simple mención me ponía los pelos de punta. Ese siriusin se mete en problemas siempre.

Luego de caminar por lo que suponía la entrada a Hogwarts al fin pudimos llegar dentro del castillo, su puerta era tan grande que probablemente una pandilla de Lucs podrían llegar a caber. Era realmente increíble e impresionante lo hermoso que era. Era muy muy antiguo y pude ver la magnitud del complejo. No había muchas palabras para describirlo. Yo había estado ya en el castillo de Beauxbâtons, pero eran diferentes.

—Explicare esto una sola vez. Las cuatro casas se llaman Slytherin, Ravenclaw, Gryffindor, y Hufflepuff. Cada una de ellas tienen sus propias cualidades. Mientras estes en Hogwarts, si aciertas en tus clases o en el colegio mismo conseguirás que la casa a la que pertenezcas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdas. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la Copa de las Casas. La Ceremonia de Selección en tu caso será en el despacho del director y tus horarios serán entregados en la mañana.—informó secamente dedicándome miradas de reojo.

El recorrido fue breve o al menos eso pensaba pues tenía la mente en blanco y todo paso tan rápidamente que no puede recolectar muchos datos. Los pasillos largos con un arquitectura llamativa me envolvieron sin poder divisar detalles, solo a grandes rasgos pude observar pasillos interminables y según Snape también la existencia de escaleras que se mueven por si mismas.

—Caramelos ácidos—dijo hacía una enorme estatua. Me volteó a ver y entendí por presentimiento que allí debía ser el despacho del director Dumbledore. El era un mago célebre en el mundo mágico no solo por su derrota a Grindelwald, si no por aparecer en los cromos de rana de chocolate. Una risita se me escapó ese señor era genial. Esperaba envejecer así.

El lugar era amplio con muchos cuadros que contenían figuras que se movían en ellos era algo curioso. Pienso que deberan ser los directores o algo así para estar aquí.

—Lizza bienvenida...eres igual a tu madre—dijo un anciano con anteojos de medialunas, cabello canoso largo y una túnica celeste. El era Albus Percival Dumbledore o... estaba la posibilidad de que alguien se halla colado al despacho. Si, alocado pero ¿por qué no podría suceder? No, no. De acuerdo. Olviden eso, hay protecciones en Hogwarts.

—Oh es ella—sonó una voz que no había reconocido. En el despacho estaba solo el profesor Snape y cuatro personas más. Uno era hombre de muy baja estatura quien me miraba algo impresionado y yo desviaba la vista. La siguente era una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda. Tenía un rostro muy severo, y el primer pensamiento de Lizza fue que se trataba de alguien con quien era mejor no tener problemas (recordaría aquello) y la última una mujer de aspecto bonachón y una túnica algo extraña, parecía que tenía la túnica algo manchada con lo que parecía tierra, se pregunto quiénes serían.

Concluí en que la voz que había escuchado no había provenido de ninguno de ellos. Mire a mi alrededor.

—Con que ella es la hija...he—la voz había venido de una de las obras pintadas. Era uno de los cuadros. El hombre lucia un aspecto serio y con ojos que parecían atravesarte.

—¡Oh lizza! no le hagas caso solo es Phineas Black, un antiguo director de Hogwarts, como todos los que están aquí.—menciono tocando su barba muy alargada ¿Se la peinaria?— Debes comprender que tanto tiempo podría llegar hacerlos expectantes de las visitas... Hogwarts es todo un misterio aveces.
»Los cuatro son los jefes de cada casa en Hogwarts y también profesores que estarán en algunas de tus clases. Están aquí para tu selección. Bueno sin más preámbulos, profesora Mcgonagall el sombrero por favor.—señalo el hombre.

La mujer de aspecto severo ahora conocida como Mcgonagall asintió y fue a buscar el mencionado sombrero.

—Sientate Lizza.—dijo el director  y me senté en un taburete frente a él.

La profesora Mcgonagall trajo el sombrero, era un sombrero puntiagudo de mago, estaba remendado, sucio y lo apoyó sin ninguna explicación en mi cabeza. El aspecto andrasojo era increíble y estoy segura de que mi padre no lo aprobaría.

—Mmm, Difícil. Muy difícil, no lo tenía tan complicado desde...—se interrumpió a si mismo—Llena de valor, lo veo, inteligencia y algo más, ¡Oh una parte divina! ¡no encontraba uno de ellos desde hace mucho!—la voz bajo— Hay talento, oh vaya, sí, y una buena disposición para con tus amigos, podrías ser muy buena en donde estoy pensando... esto es muy interesante… Entonces, ¿dónde te pondré?«En gryffindor, a Snape le molesta» me excuse.

—En Gryffindor, ¿eh? ¿ya molestando?. Bien la inteligencia de un ravenclaw la tienes solo que el valor supera tu gusto por el conocimiento—dijo la vocecita. «Si puede ser, pero quiero ir a gryffindor»— ¿Estás segura? yo veo una muy buena disposición para Slytherin seria un camino muy bueno para ti, tu madre también estuvo allí. Podrías ser muy grande, sabes, lo tienes todo en tu cabeza y Slytherin te ayudaría en el camino hacia la grandeza. No de acuerdo ya lo veo bien. Hasta yo dudo, pero estoy seguro de que mejor seas que seas ¡GRYFFINDOR!.

El sombrero fue levantado de mi cabeza. El director tenía una sonrisa plasmada en su rostro.

—Bien, profesora Mcgonagall llévala a su habitación.

Segui a la profesora a través de grupos bulliciosos, salimos del despacho y pasamos por pasillos hasta llegar al gran comedor. Había alumnos de todas las casas y todos miraron a la chica, más de uno suspiro. El encanto veela era así. No preste atención a nadie, solo dirigí mi mirada a un grupo de tres que charlaba en una mesa ataviada con estudiantes que traían sus mismos colores. Eran de Gryffindor. Un chico con gafas y alarmantes ojos verdes la miro curiosamente justo al tiempo de que alguien soltaba el comentario ❝¿No es una Wesley?❞ ❝No, es demasiado hermosa❞ y otro contestaba ❝Si tuviera una hermana así, lo sabría❞, seguido de un grito femenino del que debia ser el nombre del último, se escuchó ¡Callate Ron! y otras dos voces que en el mismo tono digeron: ¡Si eso callate Ron, los Weasley somos muy guapos sabes! y ¡yo soy el más guapo! y seguido de otro que le recriminaba. Solte una risa, mire y eran dos gemelos pelirrojos peleando. Al reír ese grupo en específico me miró. Les sonreí y ellos también aunque creo que algunos estaban demasiado sorprendidos para responder. El pelinegro boqueo y el pellirojo también. Ignorando todas las miradas específicamente una que me taladraba la cabeza desde otra parte, di otros pasos mientras buscaba en todo el comedor y mis ojos dieron con una cabellera rubia y ojos extrañamente plateados como los míos. El chico me miraba con seriedad. Le sonreí también y levantó las sejas con sorpresa y confusión. Segui mi camino hacía donde la profesora que hablaba con un alumno de mi casa que también era pellirojo. ¿Era acaso una moda?

Al acercarme me dijo—El es Percy, prefecto de Gryffindor te llevará a la sala común y te indicará dónde son los cuartos.

El chico sonrojado pero igualmente con el pecho hacia afuera luciendo una placa en la que se leía «Prefecto» con un brillo plateado, me dio la mano sacudiendola.

—Soy Percy Weasley, un placer conocerte. Yo te conducire hacia la sala común.—dijo ya soltando mi mano.

—Oh... eh, un placer también...conocerte, si.—Eran mis nervios hablando—¿De qué año eres?—pregunte curiosa por ahí me amigaba con él y no estaría tan sola y tenía un nuevo amigo y.... o callenme.

—De quinto..tengo un hermano de tu año se llama Ron. Te lo presentaré—menciono—¿Qué optativas elegiste?

—Solo un par, cuidado de las criaturas mágicas, adivinación, runas antiguas y aritmética. Solo eso.

—Si estoy de acuerdo en las últimas son la más necesarias. Adivinación es una pérdida de tiempo te lo digo.

—Oh yo tenía curiosidad por el asunto así que la tomé sin pensarlo mucho.

Subimos por la escalera de mármol. Estaba tan entretenida charlando con Percy que no me sorprendió al ver que la gente de los retratos nuevamente a lo largo de los pasillos, susurraban y la señalaban al pasar aunque los estudiantes también lo hacían. Ella suponía que era por que no es normal que una chica llegue atrasada al colegio y también que fuera transferida.
Percy mientras le preguntaba curioso por su acento la hizo pasar por dos pasadizos que daban a puertas ocultas detrás de paneles corredizos y tapices que colgaban de las paredes. Subieron más escaleras. Ella ya arrastraba los pies y, cuando le pregunto a Percy sobre el largo camino se detuvieron súbitamente. Unos papeles flotaban en el aire, por encima de ellos, y cuando Percy se acercó comenzaron a caer contra él.

—¿Percy que sucede?—
pregunte preocupada por que unos papeles en forma de bolas lo molestaran.

—Peeves—susurró Percy enojado—. Es un poltergeist.—Contesto el pellirojo que me caía bien. Levantó la voz—: Peeves, aparece.—No le hizo caso, si no que otro bollo fue a parar en su cara.

—¿Quieres que vaya a buscar al Barón Sanguinario?—Advirtio y una boca ancha, apareció, flotando en el aire con las piernas cruzadas.

—¡Oooooh! —dijo, con un maligno cacareo—. ¡Esta es la hija! ¡Qué divertido! De pronto se abalanzó sobre mi, pero lo esquive.

Percy sonrió—Buena esquivada—
y siguió amenazando al poltergeist—Vete, Peeves, o el Barón se enterará de esto—gritó enfadado Percy. Peeves hizo sonar su lengua en un bufido y desapareció. Lo oyo alejarse con un zumbido, haciendo resonar las armaduras al pasar.

—Ten cuidado con el es muy pesado más que los gemelos, aunque contra ellos solo puede mi madre—dijo Percy, mientras seguían avanzando— El Barón Sanguinario es el único que puede controlarlo, mencionalo si te molesta. Bien aquí es.

Al final del pasillo colgaba un retrato de una mujer muy gorda, con un vestido de seda rosa.

—¿Santo y seña? —preguntó. —Caput draconis —dijo Percy, y el retrato se balanceó hacia delante y dejó ver un agujero redondo en la pared.

En la sala común de Gryffindor, una habitación redonda y acogedora, llena de cómodos sillones la recibió.

—Wow es muy hermosa—le dije.

—Si lo es, mira allí son los cuartos, habrá un cartel con tu nombre en la puerta junto con el de tus compañeras. Fue un placer conocerte. Si quieres mañana podría acompañarte a el gran comedor, solo por si te pierdes.

Percy me condujo hacia los dormitorios y finalmente entré en la habitación que tenía los nombres: Lavander Brown, Hemione Granger, Parvari Paril y Lizza Griffin.

Se despidió de Percy y sin más la única cama desocupada la recibió, su equipaje estaba allí también, pero no lo pensó demasiado y cayó en un profundo sueño.

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—¿Alguien imaginaba a Snape dar el discurso?.