
32. » Día 130
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Esperó fuera de la habitación, apoyada sobre la barandilla de la escalera, con los brazos cruzados y la mirada perdida en el suelo. Brianna no parpadeaba, porque sabía, con la más absoluta certeza, que sí lo hacía se quedaría profundamente dormida. Afortunadamente, besar el suelo con su cara no se encontraba entre sus planes, así que se dedicó a recorrer cada una de las vetas que marcaban la madera.
Siguió al Soldado en silencio, afirmándose a la barandilla escalón a escalón, rezando por no caer y llevárselo por delante. Una imagen visual que su cerebro privado de sueño encontró más que placentera. Aquella idea retorcida vagó por su mente durante varios segundos, sin embargo, antes de que pudiese tomar una decisión sus botas se encontraron con el suelo de la recepción.
Percibió su voz, pero no pudo escucharlo, ni mucho menos entender su mensaje. Tragó hondo apretando las manos, tratando de acabar con ese inquieto hormigueo que la acompañaba. Brianna no podía más, y su cuerpo tampoco. Necesitaba aire, calmar el nerviosismo que invadía cada fibra de su sistema nervioso a punto de colapsar. Caminó hacia la puerta de aquel hostal sin importarle en lo más mínimo la opinión del Soldado.
Solo quería respirar.
Fue instantáneo, casi terapéutico, el aire frío, helado golpeando su rostro adormilado, sacudiendo su cuerpo agotado, cada músculo de su ser contrayéndose para luego relajarse lentamente. Observó al Soldado, aparentemente bastante entretenido con la mujer detrás del mostrador. Respiró hondo, dejando que el aire fresco y helado inundase sus pulmones una y otra vez...
ー Sinceramente, te hacía muy lejos de aquíー murmuró sobre su espalda. Su voz sonaba calmada, pero la tensión de su mandíbula expresaba lo contrario.
ー No pensaba escapar ー respondió tranquila ー Solo necesitaba un poco de aire fresco ー continuó mientras dejaba escapar el aire de sus pulmones.
ー Eso y un café ー Brianna abrió los ojos incrédula, encontrándose con un vaso de papel que asomaba por el lateral.
ー ¿Tengo que dar por hecho que no intentas envenenarme? ー espetó mirándolo directamente a los ojos. El Soldado no dijo nada, simplemente se limitó a dar un pequeño sorbo ー Demasiado dulce para mí ー hizo una mueca.
ー De acuerdo ー Brianna tomó el vaso y apartó la mirada dejando al Soldado con esa recurrente sensación de vacío cada vez que ella hacía eso.
ー Nos vamos ー afirmó alejándose, dando por sentado que ella lo seguiría sin objetar, tal y como llevaba haciendo desde que salieron del búnker.
Quiso aguantar, ocultar cualquier signo de flaqueza y mantener su orgullo intacto, pero después de dos horas de caminata y de un sinfín de pasos hacia un rumbo completamente desconocido, Brianna sintió la derrota sobre sus hombros.
ー Hey, Mercenario del Apocalipsis, ¿qué te parece un breve descanso? no sé, ¿para sentir que aún conservo los pulmones? ー espetó irónica, a unos metros atrás del Soldado, sin embargo él siguió caminando ー Un público difícil... ー musitó colocando las manos a cada lado de su cadera.
Diez minutos más tarde su destino empezó a hacerse presente, o por lo menos eso fue lo que pensó Brianna. Poco a poco los árboles nevados y la nieve espesa bajo sus pies se iban transformando en construcciones y asfalto en el que la nieve había sido desterrada hacia los lados. Y mientras el Soldado agachaba la cabeza para no ser reconocido, Brianna no podía ocultar la emoción que ese pueblo perdido en medio de la nada despertaba en ella.
ー Hemos llegado ー dijo de repente, sorprendiendo a la muchacha distraída que casi se tropieza con su espalda.
ー ¿En serio? ー preguntó incrédula, tratando de comprender de qué iba todo eso ー ¿Y ahora qué genio? ¿Nos ponemos a nadar? ー preguntó con burla, mirando hacia el océano congelado ante sus ojos.
ー ¿Quién ha dicho nada de nadar? ー resolvió avanzando hasta la entrada del puerto.
ー ¿Qué? ー preguntó confundida, aunque no tardó mucho en adivinar las intenciones del Soldado ー Pretendes llegar a Estados Unidos, ¿no es así? ー alzó la voz deteniéndolo de golpe ー Ese es el motivo de esta locura ー continuó firme ー y mucho me temo que nada bueno me espera en suelo norteamericano... mi único consuelo es que a ti tampoco, lo único que conseguirás es meterte en la boca del lobo.
ー Perfecto, ahora pórtate bien y simplemente limítate a respirar ー murmuró frente a frente al tiempo que tomaba un mechón y lo colocaba detrás de su oreja.
ー Estás completamente mal de la cabeza ー devolvió ella con la misma ironía liberando el mechón que él había colocado sin permiso.
ー Disimula... ー sonrió forzosamente antes de tomarla por el brazo y avanzar a paso ligero.
ー Tienes tres segundos para desenroscar tu gigante mano o soy capaz de ponerme a gritar como una loca aquí y ahora ー amenazó con la mirada furiosa, tan enfadada que él no tuvo más opción que soltarla y rezar por no salir corriendo detrás de ella en cualquier momento.
ー Dios... ー gruñó sobándose el brazo ー hasta un rinoceronte mide mejor su fuerza que tú.
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Era surrealista, y jamás pensó que en algún punto de su monótona y encerrada vida iba a verse envuelta en algo como aquello, sin embargo, ahí se encontraba, a bordo de un inmenso portacontenedores, atravesando un océano congelado rumbo a saber dónde.
Tenía que reconocerlo, aunque hacerlo supusiera echar sal a una herida que probablemente nunca sanaría. La triste realidad era que a pesar de todo, del desconcierto, de la soledad, Brianna jamás había sentido tanta libertad, tanta paz consigo misma.
Aunque en el fondo fuese consciente de que aquello no era más que un espejismo de lo que tanto deseaba y nunca tendría.
ー ¿Quieres dejar de marear la comida? ー el Soldado habló cansado de verla mover el tenedor aleatoriamente.
ー ¿Te das cuenta de que me acabas de convertir en una delincuente? ー preguntó apartando el plato de comida.
ー Come ー ignoró su pregunta volviendo a colocar el plato frente a ella.
ー Quiero decir ー y Brianna nuevamente lo apartó ー de entre todas las ideas remotas y retorcidas que podría llegar a imaginar, viajar en un portacontenedores ilegal era algo que no estaba en mi lista de posibilidades, me pregunto que es lo que transporta esta cosa, ¿drogas? ¿armas? ¿qué?
ー Si quieres respuestas come ー dijo cruzándose de brazos.
La joven bufó sonoramente rindiéndose ante su propia curiosidad. Dio un pequeño bocado bajo la atenta mirada del Soldado luchando por ignorar la repulsión que la comida le provocaba, pero todo tiene su límite y Brianna había llegado al suyo.
Se levantó corriendo, llevándose las manos a la boca mientras sus arcadas se hacían cada vez más intensas hasta que finalmente terminó vomitando en la primera papelera que encontró.
ー Tenemos que hablar... ー no había conseguido recuperar el aliento cuando la voz de su verdugo llegó a sus oídos.
ー No ー negó jadeante, aún afirmándose a esa papelera.
ー Tenemos-que-hablar ー repitió palabra por palabra. Fue entonces cuando alzó la cabeza, cuando lo observó y notó el pánico en sus ojos, cada poro de su cuerpo emanaba miedo, inseguridad, perdición.
ー ¿Sobre qué? ー lo sabía, o por lo menos intuía.
ー Creo que lo sabes ー dijo sin acercarse, apretando la botella de agua que llevaba consigo.
ー Ilumíname ー abrió los brazos irónicamente, luchando por mostrarse indiferente.
ー ¿Estás embarazada? ー preguntó de golpe al mismo tiempo que le lanzaba la botella de agua.
Rió nerviosa, llevándose la botella a los labios, acabando con el contenido de la misma en menos de dos minutos.
ー Contesta ー insistió con la mandíbula apretada, martirizándose a sí mismo mientras recordaba todas y cada una de las veces que se había acostado con ella, todas esas veces en las que su mente descansaba alejándose tanto de la realidad que olvidó un detalle fundamental.
ー No ー contestó después de un par de minutos, sin atreverse a mirarlo a la cara.
ー ¿Cómo lo sabes? ー su respuesta no fue suficiente para él, ni para calmar la ansiedad que lo atormentaba.
ー Solo... lo sé, ahí tienes tu respuesta ー quiso huir, escapar de ese interrogatorio antes de derrumbarse, sin embargo, el Soldado no parecía estar dispuesto a permitirlo.
ー Tienes que hacerte una prueba, ahora mismo ー rodeó su brazo deteniéndola frente a frente, observando la angustia en sus ojos.
ー No pienso hacerme nada ー gruñó soltándose de golpe, alejándose de él con el ceño fruncido.
ー Esto es un juego para ti ¿verdad? ー Brianna cerró los ojos al escuchar sus palabras ー Típica niña mimada e inmadura que no es consciente de su realidad ー la joven apretó los puños, tanto que sus uñas se clavaron sobre sus palmas y sus nudillos se tornaron blancos ー la hija de papá que huye de los problemas esperando que se solucionen por arte de magia, eres... ー
ー ¿Imbécil? ー habló interrumpiendo su absurdo discurso ー ¿estúpida? ¿qué es lo que soy? ¿eh? sigue, adelante, ¡sigue! ー gritó enfurecida mirándolo con absoluta decepción ー No soy ingenua, ni ninguna niña tonta que no es consciente de su realidad. Lo soy, de cada hora, de cada minuto y de cada mísero día que paso a tu lado en contra de mi voluntad, preguntándome a quién le he tenido que hacer tanto daño para que el universo me castigue de esta forma... ー tomó aire sintiendo un pinchazo en el pecho ー Siempre he sido consciente de lo que estaba pasando, mucho antes de que tu increíble cabecita decidiese sumar dos más dos. Yo he dejado que esto pasara, no tú... ー
ー ¿Y ahora qué? ー dejó caer los brazos derrotado.
ー No tienes de qué preocuparte, no hay ni la más mínima posibilidad de que yo esté embarazada ー tragó con dificultad.
ー ¿Y cómo puedes estar tan segura? ¿Cómo sé que esto no es otro de tus intentos de manipulación? ¿Cómo...?
ー Porque no puedo ser madre, ¿contento? ー apretó los labios tratando de controlar el dolor que aquello le estaba provocando ー Ahí tienes tu respuesta, puedes darle las gracias a HYDRA ー zanjó dándose la vuelta, escapando de él y de sus demonios internos.
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Entró al baño en silencio, luchando con todas sus fuerzas por calmar la ansiedad que atacaba su cuerpo, la desolación que decir aquellas palabras en voz alta había provocado en ella.
Se mordió el labio temblorosa, desesperada por no poder ignorar el dolor que sentía.
Abrió el grifo de la ducha y entró sin pensarlo, sin esperar a que el agua dejase de estar helada, completamente vestida, y solo cuando el agua golpeó su rostro Brianna se permitió llorar.
Lloró en silencio, ahogándose con su propia respiración desesperada, sintiéndose incompleta, más vacía que nunca.
Se deshizo de su traje empapado y dejó que el agua barriese con todo. Media hora más tarde, después de derramar hasta la ultima lágrima, Brianna decidió salir y enfrentarse, una vez más, a su realidad.
— Me pido la litera de arriba — murmuró impasible, prácticamente ignorándolo.
— Está bien — devolvió antes de entrar al baño, como si ver su rostro hinchado y enrojecido no fuese como una tortura para su conciencia.
Pasó horas despierto, mirando hacia la litera de arriba, pensando en ella y en el dolor que vio reflejado en su rostro. Sabía que estaba despierta, su respiración nerviosa la delataba.
"Yo he dejado que esto pasara, no tú..."
"Yo he dejado que esto pasara, no tú..."
Sus palabras se mantuvieron en su cabeza, como un bucle infernal, llenándolo de dudas e incertidumbre.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? — rompió el silencio a riesgo de obtener una respuesta para la que no estaba preparado.
— No... no puedes — devolvió apagada, deseando cerrar los ojos y olvidar el que hasta ahora había sido su secreto más personal.
— Está bien... — tragó hondo al escuchar su voz — Descansa...
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Jelow, perdón por el retraso 🤧
No será el mejor capítulo, pero es humilde 🥲
Gracias por seguir leyendo.
💞
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