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𝙜𝙤 (五); 𝙫𝙞𝙨𝙞𝙤𝙣

Su teléfono sonaba insistentemente, lo cual perturbaba su sueño. Le pareció extraño escuchar su alarma esa vez, puesto que siempre solía despertar por cuenta propia, mucho antes de que la alarma sonara.

¿Será porque la noche anterior se durmió tarde admirando su obra de arte? 

Despertó feliz. Las comisuras de sus labios estaban muy elevadas. Hizo todo, cepillarse los dientes, ducharse, preparar su desayuno, con una tranquilidad afable que estaba pronosticando un buen día.

Dudó sobre meter su blog de dibujo ese día en su mochila, ya que no quería que su obra de arte se viera comprometida de ninguna forma. La había dejado ahí, sobre el escritorio, como esperando que alguien la mirara. 

De nuevo el repique de su celular lo sacó de sus pensamientos. Iba tarde a la escuela. Metió apurado el blog en su bolso como pudo y corrió fuera de su casa. 

En el camino habitual, saludó al señor del puesto de desayunos con una amplia sonrisa que iluminó la mañana como ninguna otra. Su andar torpe y apurado lo hizo tropezar con un par de personas, con los cuales se disculpó bastante apenado. 

Cuando finalmente pisó la cuadra de la escuela, la campana que anunciaba el inicio de las clases resonó en todo el barrio, presionando al omega a correr aún más rápido para poder llegar a su destino. 

Mientras llegaba a su salón, respondió algunos saludos de conocidos que realmente no conocía. La primera clase de aquel día: Artes. 

Entró al salón jadeando con algunas gotas de sudor sobre su rostro, para darse cuenta de que no había nadie. 

Algo confundido, acomodó su uniforme y se limpió el sudor, auscultando lentamente toda el aula. Efectivamente, aunque había sonado la campana, no habían ni profesor ni estudiantes. 

Se encontró un poco desconcertado, mirando de lado a lado y de punta a punta, buscando alguna pista sobre el paradero de su clase de arte.

—¡Hey! ¡YoungJae! 

La conocida risa de uno de sus compañeros de clase le llegó a los oídos. YoungJae volteó apenas escuchó su nombre, viendo a SeoHo correr en el pasillo hasta alcanzarlo.

—Buenos días, zanahoria. 

—Buenos días para ti también. Sígueme, la clase de hoy la darán junto a los alumnos de noveno grado.

YoungJae suspiró más tranquilo al saber dónde estaba su clase, porque su racha de asistencia perfecta no podía romperse, al menos no aún. 

—¿Y eso qué saliste de la clase? ¿A dónde ibas? —interrogó YoungJae, siguiéndole el paso al pelinaranja.

—Vine a buscar unas cosas en mi casillero y te vi en el salón desorientado como un canguro en el Amazonas —el chico soltó otra risa corta, que semejó más un suspiro.

—Gracias a Dios entonces. Casi me da un infarto. ¿El profesor ya llegó? 

—Aún no, dijo que iba a retrasarse un poco por el tráfico. 

SeoHo abrió la puerta del salón donde verían la clase, dejando pasar a Youngjae.

—Después de ti.

—Muchas gracias, seohoria.

SeoHo solo esbozó una sonrisa. La forma en la que le enseñaba felizmente su dentadura le recordó a la de JB, porque sus ojos también se volvían pequeñitos cuándo lo hacía.

Cuando finalmente entró en el salón, se quedó petrificado al ver que entre los alumnos de noveno grado estaban los ojos gatunos de JB. Sus ojos miraban un lienzo en blanco, en su mano había un pincel, un lápiz y papel de carboncillo.

Justo detrás de YoungJae, venía el profesor, quien entró con prisa.

—Buenos días hijos, el profesor Jung renunció así que por eso ambos grados tendrán que ver clases juntos conmigo hasta el final del trimestre —YoungJae inconscientemente se había sentado junto a JB, ya que fue la silla vacía más cercana que encontró—, los alumnos de octavo grado ya me conocen, pero los de noveno no. Me presento, soy el profesor Kim YoungJo y seré su profesor de artes hasta el final de este trimestre.

En ese momento, el profesor pidió a todos los alumnos de noveno grado que se presentaran. YoungJae prestaba mucha atención a lo que decían los demás. Se sentía como si fuera el primer día de clases, conociendo nuevos amigos y estando en un nuevo salón.

En algún punto se quedó abstraído mirando el pizarrón, apreciando la redondez del hangul y el trazo tan particular que dejaba la tiza tras de sí, que cuando escuchó el estruendo a su lado se sobresaltó.

JB, se había puesto de pie tan deprisa, que había terminado por tirar al piso su silla y los lápices que tenía en una pequeña mesa al lado del lienzo. Para cuando YoungJae miró, el chico estaba haciendo pequeñas reverencias y murmurando "lo siento, lo siento" mientras recogía las cosas del piso.

YoungJae se puso de pie, ayudándole entre pequeñas risitas, que junto con las de la clase formaban un murmullo ameno que puso a los girasoles de buen humor. Para cuando arreglaron el desastre, el chico se irguió, mirando un poco a todos lados para poder presentarse.

—Buenos días, mi nombre es Lim Jaebeom, pero todos mis amigos me dicen JB. Un gusto saludarte… ¡Digo, un gusto conocerlos! 

El chico, ya apenado por su torpeza, hizo una última reverencia y volvió a su asiento. Tratando de esconder su vergüenza —que se empezaba a notar en sus orejas enrojecidas levemente— ordenó los materiales que tenía al lado del caballete. 

—Bueno… —el profesor tajó el humor— Veo que todos tienen una persona a su lado, por lo que podemos dar inicio a la actividad de hoy. Van a tener que hacer un retrato de su compañero, me es indiferente la técnica o las materiales, háganlo a su modo. Evaluaré la creatividad que tengan, así que, no se enfoquen tanto en hacerlo "bonito" o "bien". 

El profesor Kim se sentó en su escritorio.

—Y ustedes también me evaluarán a mi. Yo también haré un retrato de alguno de mis compañeros de trabajo.

No faltó la pregunta.

—¿De cuál compañero profesor? —preguntó una de las compañeras de YoungJae, Mimi.

—Obvio que de HwanWoong, su profesor de matemáticas.

—¿Por qué usted siempre dibuja a HwanWoong? —Hyojung, una alumna del grado superior, interrogó inocentemente.

El profesor hizo un gesto pensativo durante unos segundos, dejando a la clase entera en suspenso.

—Porque su nariz grande me recuerda al tucán que tenía como mascota cuando era pequeño. Vamos, comiencen a trabajar o no les dará tiempo para terminar la actividad. 

YoungJae, quien había permanecido todo el rato atento a su entorno riendo y observando, cosa que era poco característica de él, volvió a su micro-mundo al notar el lienzo en blanco, la mesa llena de materiales y al chico torpe que estaba a su lado organizando los materiales por tamaño y color. Los pinceles de punta fina de un lado, los de punta gruesa en el extremo contrario. Los que tenían mango rojo estaban unos al lado de los otros, los lápices de colores que estaban de vuelta en su lugar formaban un degradado de tonos digno de ser admirado. 

Había permanecido relajado todo ese rato hasta que atendió a su deber como estudiante, notando que su compañero para aquella tarea era el mismo chico que había servido de modelo para aquella obra de arte que estaba bien guardada en su bolso.

YoungJae estaba un poco confundido acerca de cómo debía sentirse o cómo debía reaccionar, solo sentía su corazón latir ansioso en su pecho, todo lo contrario a la persona frente a él. O eso le parecía, por la parsimonia con la que iba y venía ordenando los pocos instrumentos que quedaban fuera de lugar.

Una vez más, se había quedado mirando demasiado tiempo.

—Si me miras con esos ojos me siento con un insecto bajo observación… —JaeBum suspiró, acomodando el pequeño pañuelo azul celeste que adornaba su uniforme.

—Lo siento… —YoungJae suspiró, tratando de calmar su corazón desbocado— Me siento un poco distraído estos días.

—No te preocupes, a mi también me pasa de vez en cuando —acomodó el caballete y la mesa, de manera que ambos tuvieran acceso a los instrumentos de trabajo— ¿Empezamos?

Otra vez estaba en las nubes, viendo el rostro de JayB. ¿Qué le estaba pasando? ¿Acaso se estaba volviendo imbécil, viviendo una especie de cliché trillado al enamorarse de un alfa cualquiera? Si, tal vez. 

—Sí, si. Empecemos.

—¡Está bien! Pero te advierto que no soy muy bueno en esto del dibujo… ¿No preferirías dibujar tu? Yo soy mejor en ser modelo. Ya sabes —alejó su asiento un poco, para que YoungJae pudiera apreciarlo mejor— sentarme aquí y quedarme completamente quieto es mi especialidad.

YoungJae se sintió menos presionado, soltando una carcajada. Vio de reojo como la sonrisa era contagiosa: JB también estaba enseñando felizmente sus dientes. 

—Está bien. Tú serás mi modelo. 









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Hola, sé que mucha gente no lee está historia pero, ¡Estamos organizando de nuevo los GOT7 FANFIC AWARDS! Espero que a alguien aquí piense en darle un vistazo al asunto por lo menos jejeje.

Aquí: got7fanficawards

Eso es todo. ¡Hasta la próxima actualización! (No se preocupen, será pronto).

—Avril.

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