Recuperó la conciencia luego de un tiempo, no sabía a ciencia cierta cuánto exactamente, pero sí que no había sido poco.

Todo su cuerpo estaba entumecido y su vientre dolía horrores. Apostaba que tendría una hemorragia debido a la humedad que sentía entre sus piernas.

Quiso levantarse, pero, a cambio, recibió un golpe en la frente.

¿Qué?

Abrió lentamente sus ojitos, que se encontraban algo hinchados, y lo único que pudo percibir fue oscuridad.

Su respiración comenzó a acelerarse y la desesperación a invadir su pequeño cuerpo.

Comenzó a manotear a sus alrededores, pero todo el resultado fue el mismo.

Se encontraba encerrado.

Con desespero comenzó a golpear la tapa de aquella especie de caja.

-¡Ayuda! ¡Saquenme de aquí!

Gritó y golpeó cuanto pudo, pero sólo consiguió que tierra cayera sobre su cuerpo, estando aún dentro de aquella caja.

¿A caso aquel maldito lo había enterrado vivo?
Al tan sólo tener ese pensamiento rompió en llanto.

-¡Sácame de aquí! ¡Por favor! -sollozó fuerte- ¡No quiero morir aquí!

Sus uñas rasguñaron la madera y su garganta se desgarraba con cada grito; su cuerpo estaba cubierto de tierra, sudor, lágrimas y sangre seca.

Se aterró al percibir unas pisada acercándose.

-¿Ya has despertado, princesa?

Ese terror fue reemplazado por rabia.

-¡Jódete! -gritó, aún llorando.

Heeseung emitió un quejido en desaprobación.

-No me hables así, precioso; si no, tendré que aumentar dos horas más a tu castigo.

Jungwon tembló.

-P-Por favor, sácame de aquí -sollozó- prometo no hacerlo de nuevo, pero sácame -rogó.

-Sé que serás un niño bueno y no lo harás de nuevo. Voy a sacarte y tú no harás absolutamente nada, ¿entendido?

-¡Sí, sí, lo juro!

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PRIS💫