Sentía su cuerpo pesado y un, casi, asfixiante dolor es su zona baja; se sentía sucio y derrotado.
Mantenía sus ojos cerrados, intentando perderse de la cruda realidad.

-Buenos días, mi cielo -escuchó cómo susurraba en su oído- sé que estás despierto, amor.

Jungwon se encogió y presionó más fuerte sus párpados, como si haciendo eso pudiera esconderse de la presencia ajena.

-¿No vas a obedecer?

La voz grave del pelinegro logró erizar la piel del menor.

Con dolor, abrió lentamente sus ojitos miel, centrando su vista en el techo blanco de la habitación.

-Nos espera un buen día, mi cielo -canturreó el mayor- vamos a darnos una ducha.

Sin dejar que el pelinegro respondiera, el más alto se puso de pie y tomó entre sus fuertes brazos el pequeño cuerpo contrario.

Lo cargó al estilo nupcial y lo llevó hasta el baño de la habitación, donde se metió a la ducha y dejó al pequeño tocar el suelo.

Al momento de poner sus pies sobre las baldosas e intentar mantenerse por sí mismo, sintió una punzada en su cadera y en fuerte dolor en sus piernas.

El pelinegro gimió de dolor y abrazó su vientre, cayendo de rodillas al no soportar dolor.

Desde arriba, Heeseung lo miraba con una ceja alzada.

-Creo que se me pasó un poco la mano ayer -murmuró para si mismo- ¿puedes mantenerte en pie?

Jungwon lo miró con odio, apartando la mirada casi enseguida.

-Perdóname, cariño -se arrodilló para quedar a la altura del pequeño- mi intención era que lo disfrutaras tanto como yo, pero ya ves que no.

El pelinegro quería hacer algo al respecto. Quería golpearlo, gritarle que lo dejara libre.

-Y-Ya obtuviste lo que quieras -inició Jungwon- ahora déjame ir, por favor; te juro que no le diré a nadie, pero déjame irme, te lo suplico -rogó rompiendo en llanto.

Heeseung lo tomó de las mejillas e hizo que levantara su cabeza.

-Mi amor, ¿cómo es eso de que quieres irte? Si esto apenas va iniciando.

Con una sonrisa grande dio vuelta a la llave de la regadera y dejó que la fría agua cayera directamente sobre ambos cuerpos.

El menor gritó ante el cambio brusco de temperatura debido al agua helada.

Importándole muy poco al pelinegro las quejas del Pelinegro , inició con su labor de lavar el cuerpo más pequeño; limpió sus negros cabellos con shampoo con aroma a lavanda, limpió su cuerpo con jabón aromático, e incluso lavó sus dientes.

-Ya casi estás listo, amor.

Susurró Heeseung luego de enjuagar por última vez cualquier rastro de jabón que haya podido quedar en el cuerpo de Jungwon luego de aquella extraña ducha.

Gracias por leer<3

Un regalo por haber esperado,lo siento por tardar en actualizar<3

PRIS💫

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