𝘗𝘢𝘳𝘵 𝘛𝘸𝘰: episode I
Siempre he pensado que el verano me sentaba bien, aún prefiriendo el invierno y la nieve, me gustaba ponerme vestidos de colores pastel y camisetas de tirantes.
Mi madre solía decirme cuando era pequeña que el verano hacía que se me iluminara la sonrisa, y que por eso le gustaba.
Me hubiera gustado saber qué pensaría Jungkook de esto.
A mediados de julio mis pinturas habían optado por acabarse todas al mismo tiempo, por lo que no me quedaba de otra que dejar mi nostalgia de lado y salir al calor abrasador de Corea a por unas nuevas.
Mi tienda de confianza estaba en el centro, tenía todo lo que un artista necesitaba siempre que quisieras, tenía todo tipo de cosas, incluso marcos para colgar los cuadros que hicieras. Lo que me recordó que debería comprar un marco pequeño para el dibujo que me dio Jungkook.
Entré a la tienda y compré todas las pinturas que me faltaban más un marco tamaño folio de color dorado.
Al lado de la tienda de arte había una tienda de música, en el escaparate tenían guitarras y altavoces, además de otros instrumentos musicales, y podías ver el interior; me gustaba verlas, porque significaba que nunca aprendería a tocar un instrumento en mi vida. Había un piano grande de color negro en medio de la tienda, brillaba a la luz del sol, y era tocado por un chico, un chico pálido y con el pelo largo y oscuro que parecía estar tocando realmente bien el piano.
Entré a la tienda con el ánimo de escuchar lo que tocaba.
La melodía del piano me inundó por completo, de no ser por el chico nunca habría entrado a esta tienda. No supe diferenciar la melodía, y aún así me acerqué más al chico para felicitarle por tocar tan bien.
Esperé a que la canción acabara, y cuando acabó, el chico suspiró pesadamente y se levantó del asiento.
— Tocas bien— él me miró.
La forma de sus ojos se asemejaba a los de un gato, y así en persona parecía aún más blanco que antes, tenía el pelo negro un tanto largo, una pequeña nariz redonda y un lunar a un lado, un lunar pequeño y casi imperceptible, y aún así lo vi.
— No me halagues, me he equivocado en una nota— su voz era grave y parecía malhumorado.
— Igualmente has tocado bien— le dije — Me ha gustado— Su mirada me enterró tres veces bajo tierra y luego quemó la tumba.
— No deberías elogiar los errores — entonces pasó por mi lado y se marchó de la tienda.
— Que chico más grosero— murmuré.
— Entonces has conocido un chico guapo que toca el piano pero que es un grosero.
— Bae-Jun, hazme el favor de dejar de repetirlo, ya lo has dicho como tres veces.
Las chicas y yo nos habíamos reunido en el apartamento para ver películas y pasar la noche juntas, o a este paso, el verano.
El plan de ver la película donde Park SeoJoon salía sin camiseta había dejado de ser una opción cuando les mencioné mi encuentro con el chico grosero del piano.
— Si alguien se me hubiese acercado y hubiera elogiado la manera en la que toco el piano o en mi caso la guitarra, aunque me hubiera equivocado, le habría dado las gracias — dijo Yuri comiendo la comida que habíamos sacado para la película.
— Deja de comer- le dijo JiEun.
— Es posible que solo tuviera un mal día— habló BoAh.
— Mi pequeña y dulce BoBo— habló Bae-Jun abrazándola por los hombros— No ha tenido un mal día, es un capullo grosero que no sabe aceptar un cumplido— Todas miramos mal a Bae-Jun— ¿Qué?
— No digas groserías.
— Hablando del chico grosero— JiEun cruzó las piernas en el sofá y abrazó un cojín— ¿Cómo era?
— Guapo— contesté, y la morena me miró mal.
— Genia— dijo de mala gana.
— Tenía la piel blanca y el pelo negro— Bae-Jun me cortó.
— Todos los que te gustan tienen el pelo negro— dijo.
— Claro, son coreanos, mejor busca un coreano moreno— dije.
— Yo conozco un coreano moreno— murmuró BoAh.
— Prosigue con la descripción— exigió JiEun.
— Tiene ojos gatunos, quiero decir, parecen los ojos de un gato.
— ¿Cómo los míos?— preguntó Yuri.
— No, tu tienes ojos de víbora— dijo Bae-Jun burlándose, Yuri le dio un puñetazo en el brazo.
— A mí me gustan tus ojos— le dijo BoAh a la chica.
— No hay nada más destacable, es alto, pero un poco menos que Jungkook. Tiene las manos bonitas — acabé de explicar.
—Es pianista— volvió a murmurar BoAh.
— Joohyun, mi amor— comenzó Bae-Jun— Para ti todo el mundo es alto— mientras ella reía como una desgraciada, yo la miré mal.
— Bien, suficiente, te largas de mi casa.
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